Yo creo que si crecí poniéndole una cara a la palabra «pérfida», esa cara era la de Marcia Cross. Y la culpa fue de Melrose Place, sí. Y tal vez por eso para mí, y para todo el mundo, Bree Van De Kamp siempre fue eso: la pérfida incomprendida de Mujeres desesperadas.
(Ojo: no confundir con Kate Walsh, que esa es la otra pelirroja «mala», la de Sin cita previa).
Realmente, puede que entre Melrose Place y Mujeres desesperadas pasara menos tiempo del que seguramente recordáis: la primera dejó de emitirse en 1997 y la segunda comenzó en 2004. Pero, claro, MP había empezado en -atención- 1992 y la segunda terminó en 2012. De manera que entre la primera Kimberly Shaw y la última Bree Van De Kamp hay 20 años de diferencia. Y eso sí que es tiempo.

Cross en ‘Melrose Place’
Durante esos 20 años, aparte de estas dos series (obviamente) participó en proyectos tan interesantes como Everwood o incluso algún cameo en series de éxito como Ally McBeal, pero después de Mujeres desesperadas se hizo francamente difícil seguirle la pista, ya que su actividad se redujo de manera bastante drástica y, aunque sí ha tenido algunos papeles recurrentes (Quantico, The Edge of Sleep) no ha vuelto a tener un papel protagonista en ninguna serie, lo que en nueve años y en una actriz del tirón de Cross se hace extraño.
Seguramente por eso, a mucha gente con el ojo atento que la reconociera, se le hizo extraño verla de repente el año pasado en la última temporada de You interpretando a la abogada Jean Peck: un papel secundario absolutamente prescindible que habitualmente se le da a profesionales con mucha menos trayectoria.
Desde que «está acabada» y «ya no gusta» a que «es muy difícil trabajar con ella», las opiniones y/o rumores acerca de por qué ya no vemos a Marcia Cross en pantalla son varias, pero lo cierto es que Cross, sencillamente -y como tantas otras mujeres- se vio en un punto obligada a decidir entre su carrera y su maternidad.
Poco antes de terminar Mujeres desesperadas nacieron Savannah y Eden, sus hijas mellizas, cuando Cross cumplía 45 años. Ese fue el primer evento personal que relegó su carrera como actriz a un segundo plano.
El segundo es que Marcia está entregada a su activismo: el cáncer de ano. En 2018 reveló en una entrevista que había estado ocho meses en tratamiento para este cáncer, en aquel momento en remisión, tras una detección temprana a raíz de una revisión ginecológica.
Por el tipo de cáncer que es, contaba ella, los pacientes no suelen hablar de su condición porque «les genera vergüenza», y decidió hacer algo al respecto. Dijo en la revista People que «sabía que la gente sufría y se sentían avergonzados» y, en 2020, declaró para Coping:
Al principio no portavoz del cáncer de ano. Quería seguir adelante con mi carrera y mi vida. Pero mientras pasaba por ello, leía repetidamente sobre personas avergonzadas, escondiéndose, que mentían sobre su diagnóstico. Y, por otro lado, cómo los doctores no se sentían cómodos hablando de ello. Además, a las mujeres no les dan el tratamiento adecuado que luego necesitan. No les dicen cosas como que tu vagina puede desarrollar cicatrices. Y que tienes que hacer cosas para cuidarte después.
Cross descubrió, durante su activismo, que el cáncer de ano está relacionado con el VPH (virus del papiloma humano), que a su vez se relaciona con otros tipos de cáncer, como el de garganta que, precisamente, había sufrido su marido ocho años antes.
En definitiva, que Marcia tiene sus propias y buenas razones para tener la interpretación en un segundo plano.