Hubo un tiempo en que el canal de Historia, no os lo vais a creer, hablaba mucho de Historia. Mejor o peor documentada, no voy a entrar en esa pelea. Pero Historia. Luego llegaron los aliens y la compraventa de chatarra y lo siguieron llamando Canal Historia porque se ve que Canal Compraventa de Chatarra no tenía buen marketing (o lo mismo los del Teletienda ya se lo habían adjudicado, que todo puede ser).
La cuestión es que fue esta una nueva era para el canal, para la historia y para la televisión en general, porque los intereses de la audiencia dieron un giro a nuevos horizontes por explorar. Y ahí estamos ahora: viendo coches con tuneados imposibles que aquí ni las ruedas te pasarían la ITV y Forjado a fuego, ya sabéis: por si un día necesitamos forjar nuestras propias armas.
Y los culpables de todo este despropósito yo creo que fueron ellos: los Harrison y su casa de empeños en Las Vegas, cuyas peripecias de compra y venta de todo tipo de reliquias fueron llevados a una docuserie titulada originalmente Pawn Stars y traducida como El precio de la Historia (o La casa de empeños, según dónde lo veas).
En Pawn Stars tenemos a tres generaciones de hombres de una misma familia: Richard (fallecido en 2018), Rick y Corey Harrison, y un cuarto chaval que era puro personaje: Austin Russell, conocido familiarmente como Chumlee (o Chum). Y a lo largo de los muchos años que El precio de la Historia ha estado en antena (comenzó a emitirse en 2009) llama mucho la atención de los fans más fieles y de los espectadores más ocasionales el tremendo cambio que han experimentado en este tiempo, precisamente, los dos miembros más jóvenes del personal de esta casa de empeños: Corey y Chumlee.
Corey Harrison, el menor de los tres Harrison y nieto del fundador de World Gold & Silver Pawn Shop (Richard Benjamin Harrison, a quien mencioné antes) nació en 1983 -dejadme anotar que es un gran año para haber nacido-, por lo que tenía «solo» 26 años cuando la televisión internacional hizo de él una suerte de estrella del rock.
En estas 19 temporadas hemos visto cómo Corey, que ya parecía tener un profundo conocimiento del negocio familiar cuando empezó la serie (había empezado a «trabajar» en él con nueve años, puliendo la joyería), ha ido cada vez cobrando más relevancia en el funcionamiento tanto de la empresa como del propio programa. Dueño de una parte del negocio, desempeña labores de gerente y muchos de los conflictos que se han presentado en pantalla han tenido que ver con su debilidad por ciertos artículos caros, especialmente si son a motor y sobre dos ruedas.
El hecho de que sus imberbes mejillas ahora luzcan una poblada y cuidada barba, sumado a la enorme pérdida de peso que ha tenido desde aquellos comienzos hasta hoy ha hecho que, por un lado, hayan dejado de llamarlo «Big Hoss» y ahora lo llamen sólo «Hoss» y, por otro lado, que cuando tú lo pillas haciendo zapping no sepas si estás viendo El precio de la Historia o Hijos de la anarquía.
Austin «Chumlee» Russell es compañero de fatigas y amigo desde la infancia de Corey Harrison. Donde Pawn Stars hizo del pequeño de los Harrison una rockstar (supongo que por aquello de ser el hijo del dueño), la misma hizo de Chumlee el pardillo oficial de Las Vegas. Eso sí: el tipo de pardillo que sabe de cromos y juguetes y al que «es imposible no cogerle cariño».
Su mote, por cierto, se lo pusieron cuando tenía 12 años por su supuesto parecido con Chumley, la morsa de Tennessee Tuxedo and His Tales.
No ha estado, a pesar de su presunta ingenuidad, exento de polémicas. Hace unos años fue arrestado por tenencia ilegal de armas y drogas (marihuana y metanfetaminas) y acusado de abuso sexual. Se reconoció culpable y, aunque libró la cárcel, fue condenado a tres años de libertad condicional y obligado a asistir a terapia.
En estos años cada vez se ha hecho más patente su absoluta capacidad para su trabajo, en el que es experto en juguetes, videojuegos, máquinas recreativas y zapatillas de baloncesto. También ha compartido en directo momentos como su compromiso y su operación de manga gástrica, responsable de parte de los más de 70 kilos que Chum ha perdido desde que empezara el programa, junto a, cuenta él, una alimentación sana y deporte regular.