Elena Alonso Asensio – Responsable de Comunicación de Fundación Renovables
«Yo no puedo pensar igual que el ministro de energía de Suecia. Tendré que pensar como el ministro de Energía de España”, dijo la semana pasada Álvaro Nadal en el Senado. Para ser exactos (o exacta), primero llegó a decir “de Economía” pero rectificó enseguida. Sería porque estaba pensando en costes y en precios, en abaratar el recibo de la luz a los consumidores españoles que es lo que más le importa, al menos así lo dijo en varias ocasiones, aunque hay que señalar que no parece tener mucho éxito en la tarea.
Y se le vio realmente preocupado por esta cuestión, tanto que pintó la situación de la siguiente manera: “España no tiene acceso a fuentes de energía baratas, no tenemos la hidroeléctrica del norte de Europa, especialmente de los países nórdicos, ni tenemos al acceso al gas noruego ni al gas ruso. Tenemos que comprar el gas de Argelia y eso hace que de entrada todos los costes energéticos en España sean más caros que en otros países. Tampoco tenemos el mismo desarrollo de nivel industrial que otros países y todavía tenemos 3.700.000 parados”.
Así las cosas, nuestro ministro de Energía señaló que después de los objetivos medioambientales (¿de verdad?), la máxima prioridad en la política energética del Gobierno es siempre el abaratamiento de los costes.
En fin, todo sumas y restas. O más bien sólo restas y con resultado negativo porque ante este panorama Nadal dice que aunque nadie duda de que es positivo introducir Energías Renovables, hay que hacerlo cuando la tecnología esté suficientemente desarrollada para no incrementar los precios (Ignora, pues, que hoy ya son más baratas). Bueno, para eso es ministro de Economía. ¡Uy! Perdón, de Energía. Ahora he tenido un “lapsus” yo.
Precios, precios, precios. Hay dos cosas que no comprendo de sus argumentos. Y tengo que decir que intencionadamente voy a obviar la cuestión del gas. Quizás peco de ingenua, no sé, pero no entiendo por qué deberíamos envidiar la hidráulica de los nórdicos. Por un lado, ha sido precisamente esta energía la que encarecido la factura de abril, aunque parece que esto tiene que ver más con cómo tenemos organizado en España el mercado de la electricidad que con la fuente de energía en cuestión.
Nosotros sí tenemos, además de agua, otras energías autóctonas, un sol que sí que debe ser la envidia de Suecia, y cada vez más viento
Sea por esto o no, por otro lado, no debemos cansarnos de recordar que nosotros sí tenemos, además de agua, otras energías autóctonas, un sol que sí que debe ser la envidia de Suecia, y cada vez más viento. Así que ya tienen algo en común los ministros de energías sueco y español: ¡energía barata y propia!
A veces pareciera que el fin –abaratar el precio- justifica los medios –estancar el desarrollo de renovables-. Exigir lo contrario no es pedir imposibles y, además, es rentable. Desde la Fundación Renovables hemos presentado un documento con más de doscientas propuestas para una Transición Energética Sostenible “justa” tanto desde el punto de vista social como económico.
Por ejemplo, en el caso del carbón, es el mercado el que quiere cerrar las centrales porque no son rentables –mientras que las renovables cada vez más-, y, por otra parte, en 2016 sólo el 5% del que utilizamos en España para generar electricidad fue autóctono. Es decir que el carbón nacional no tiene futuro pero, insistimos, nosotros defendemos que las zonas mineras no deben ser abandonadas, que el cambio hacia un nuevo modelo se debe hacer de manera social y económicamente justa, lo que por otra parte de ningún modo debe significar instalarnos en el inmovilismo.
La Fundación aboga por una “transición”, con toda la carga que esta palabra implica, es decir, planificación, calendarios, voluntad, objetivos vinculantes. Como circula por redes, canal actual de la que fuera la sabiduría popular que antaño se difundía “de boca en boca”,: “Cuando escribes un deseo y le pones fecha, se convierte en un objetivo; cuando divides tu objetivo en pequeños pasos, se convierte en un plan y un plan respaldado por acciones se convierte en realidad”. Necesitamos un plan, pero España no lo tiene.
Quiero decir, que aunque el Gobierno ignore los planteamientos de la Fundación porque que defiende, entre otras cosas, el cambio de estas tecnologías frente a las formas convencionales de obtener energía, o algunos puedan calificar sus propuestas de idealistas, éstas tienen bastante más sentido común y son bastante más realistas que la actitud de Nadal de anclarse en el pasado. Nosotros sí estamos en la senda de la Unión Europea y de los informes de solventes organizaciones internacionales que apoyan que una mayor penetración de renovables es posible.
Nosotros sí estamos en la senda de la Unión Europea y de los informes de solventes organizaciones internacionales que apoyan que una mayor penetración de renovables es posible.
Aquí es muy importante, y me congratulo de que Nadal llamara la atención sobre ello, que no centremos el tema solo en la electricidad, donde por cierto es fácil confundir al consumidor con un discurso que hable de precios y facturas, que a veces muy poco tienen que ver con la fuente que se ha utilizado. Quiero decir, tenemos una oportunidad de combatir el Cambio Climático y sus impactos a la hora de acometer un cambio de modelo en cosas tan importantes como por ejemplo cómo nos movemos y cómo nos calentamos. Es necesario aumentar la presencia de las renovables en estos dos ámbitos, además de electrificarlos. Y en este punto, sí quiero mencionar al gas. No es la solución. Seguiríamos liberando emisiones que contribuyen al Cambio Climático.
Sí lo es el autoconsumo compartido, pero eso prefiero dejarlo para otro artículo, en el que me gustaría hablar de cómo esta modalidad y las microredes contribuyen a paliar la pobreza energética. Es maravilloso lo que algunos países están haciendo al respecto para permitir el acceso de la energía a mucha gente que carece de ella. Los resultados los he podido comprobar en mis años de voluntaria en la Fundación Energía sin Fronteras.
Vale, no somos Suecia pero ¿Somos Europa? ¿Qué papel estamos desempeñando en los trílogos (diálogos entre el Consejo, la Comisión y el Parlamento) que debaten los nuevos objetivos europeos de eficiencia y renovables estos días?
En todo caso, vale, no somos Suecia pero ¿Somos Europa? ¿Qué papel estamos desempeñando en los trílogos (diálogos entre el Consejo, la Comisión y el Parlamento) que debaten los nuevos objetivos europeos de eficiencia y renovables estos días?
Nadal explicó en el Senado que todo el Consejo aprobó en su momento un objetivo de renovables del 27% para 2030 –que el Parlamento ha elevado después al 35%, no se nos olvide-. Añadió que “luego los países que estamos desarrollando nuestras estrategias, estamos manteniendo posturas con un cierto grado de flexibilidad y España es un país que está mostrando una flexibilidad en el objetivo de renovables pero, nuevamente, vinculándolo siempre a que también tiene que tener una presión el Parlamento y el Consejo por aumentar las interconexiones porque si no nos van a hacer la vida extraordinariamente difícil”.
Espero entender mal ¿No estaremos utilizando nuestro futuro climático como moneda de cambio, verdad? Eso Suecia sí que no lo haría, quizás esa es la principal diferencia y no las fuentes autóctonas. El problema, señor Nadal, es que en Europa empiezan a hablar de nosotros como la “Polonia del sur”. Y eso hablando de energía le aseguro que no es ningún piropo.
Hemos creado un breve vídeo que aclara un poco todo este tema de las energías renovables:
https://www.youtube.com/watch?v=66dPESILDV8
Si a alguien le interesa esta muy interesante, un saludo.
31 mayo 2018 | 09:57