Hugo Morán Secretario para la Transición ecológica de la economía de la CEF-PSOE
La sequía que venimos padeciendo desde 2014, en coincidencia a su vez con el encadenamiento de tres años excepcionalmente cálidos del clima global, no es sino el anticipo de lo que serán las condiciones de vida normales en un futuro que ya se nos ha echado encima con todas sus consecuencias.
España ha convivido históricamente con la sequía como un fenómeno recurrente y, confiado el país en su secular experiencia, sigue utilizando para gestionar aquella un manual cuya planificación no ha sido acompasada a la nueva realidad global del cambio climático. Ese hándicap supone una seria amenaza para la seguridad y la estabilidad de la nación en el medio plazo. Es urgente abordar una Ley de Transición Hidrológica sólidamente asentada sobre bases de certidumbre científica, que asegure la sostenibilidad del recurso, el equilibrio territorial, la cohesión social y el desarrollo económico.
No será porque no nos lo hubiesen advertido. Todos los análisis y prospectivas del Panel Intergubernamental de Naciones Unidas venían alertando de los efectos que el cambio climático va a desencadenar (ya lo está haciendo) sobre la disponibilidad de recursos hídricos a nivel global; y señalaba específicamente a España como la región europea más vulnerable frente a la sequía y la desertificación.
Pero no sólo tenemos abundantemente diagnosticadas las consecuencias del cambio climático, sino que también han sido identificadas con absoluta certeza las causas que lo aceleran, y estas no son otras que las que se derivan del uso de fuentes energéticas fósiles como alimento del patrón productivo que alumbró la revolución industrial, y que ha pervivido hasta nuestros días.
Salvo los últimos recalcitrantes negacionistas, ciertamente estimulados por la actitud de Donald Trump, quien ha decidido excluir a su país del concierto internacional rubricado en París, podemos hablar de un consenso prácticamente unánime en el objetivo de descarbonizar el Planeta. El debate se centra ahora en una variable en absoluto menor, cual es la del calendario y los ritmos con que debe acometerse el reto.
El reto de la transición hidrológica
Ahora bien, con independencia de que la hoja de ruta sea capaz de anticipar los tiempos de la transición energética, lo que no va a producirse es una vuelta al pasado hidrológico que conocimos. Sabemos que es posible evolucionar hacia un nuevo patrón energético ambiental, social y económicamente sostenible; que disponemos de recursos tecnológicos y financieros para hacerlo viable; pero hemos de ser también conscientes de que la transición hidrológica que debemos abordar requerirá una revisión del modelo de similar alcance al del energético.
Serán las energías renovables las que, en buena medida, hagan económicamente viable el acceso a tecnologías que han demostrado su eficacia como alternativas de abastecimiento en territorios muy vulnerables al impacto climático
Por fortuna, algunas de las exigencias que nos obligan a repensar la gestión integral del ciclo del agua, tienen respuesta en el campo de la propia revolución energética. Serán las energías renovables las que, en buena medida, hagan económicamente viable el acceso a tecnologías que han demostrado su eficacia como alternativas de abastecimiento en territorios muy vulnerables al impacto climático.
No caben atajos. De aquellos polvos (humos energéticos), derivan estos lodos en los pantanos y ríos por los que debería discurrir agua. Que las energías renovables compensen lo que aquellas otras se llevaron.
¿Qué ha pasado con la divulgación científica para que la ciencia se convierta en tema reservado a los expertos, cuando en realidad absolutamente todo lo que hay en nuestra vida cotidiana procede de los descubrimientos y avances tecnológicos basados en el método científico?
Para responder a la pregunta “¿dónde está la ciencia?” bien vale usar como punto de partida algún ejemplo pintoresco en materia de cultura científica. Remontémonos a 1859, cuando Charles Darwin, tras agrupar las publicaciones de sus predecesores y añadir sus propias conclusiones, obtenidas tras un largo e intenso estudio, publica El Origen de las Especies. Desde ese día hasta el presente han transcurrido 159 años. y todavía hay quien pregunta: “¿si el hombre viene del mono, por qué todavía hay monos?” Seguramente, querido lector, usted habrá pensado varias respuestas que ofrecer, sin embargo, en este post pretendo ir más allá de este infantil interrogante y desentrañar otras muchas falacias del saber.
hoy un ecologista dice un cuento y toda la comundad cientifica se tiene que rendir a la no evidencia bajo la amenaza de la excomunion
19 enero 2018 | 09:32
Mientras haya gente que piense como el lector de arriba, vamos de culo y contra el viento. Y me temo que hay muchísimos.
19 enero 2018 | 21:32