El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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En Estados Unidos le cantan las cuarenta al Dr. Oz ¿para cuando en España?

Tim MinchinHace ya unos días la administración estadounidense, en concreto un panel de expertos del Senado, le puso las peras a cuarto al Dr. Oz, una figura mediática que cuenta con una alta popularidad a través de un programa de televisión en el que aborda cuestiones sanitarias desde una particular perspectiva. Antes de nada convine que te presente adecuadamente al Dr. Mehmet Oz (sobre el que, a pesar de lo facilón del tema, no voy a hacer ningún hábil calambur con su nombre)

Como te decía el Dr. Oz, médico y cirujano de verdad, es conocido por conducir un programa de televisión cuyo nombre ya dice bastante de la filosofía subyacente “El Show del Doctor Oz”. El show… nunca mejor dicho. En él se abordan temas médicos y de salud personal, y para ello hace una especial promoción de diversos recursos pertenecientes a la (mal) denominada medicina alternativa (recuerda este genial vídeo de Tim Minchin) y a través del sensacionalismo, crear no poca alarma social, como por ejemplo cuando señaló públicamente (con pruebas más que dudosas) que en los zumos de manzana había una cantidad de arsénico dañina para la salud. O cuando propuso una terapia para “curar” la homosexualidad.

Sea como fuere, el programa ha tenido bastante reconocimiento recibiendo premios Emmy, pero también premios Pigasus, tal y como te comenté en su día en esta entrada. No hace falta recordar el marco de los premios Emmy, pero quizá si el de los Pigasus que tienen por objeto el poner de relieve los fraudes más flagrantes en materia de “ciencia”. En concreto el Dr. Oz ha recibido dos de ellos,  por su inagotable promoción de la charlatanería médica y por promocionar las creencias paranormales y la pseudociencia.

Llamada al orden y comparecencia

Con este panorama como trasfondo, en el Show del Dr Oz se hace promoción de los más variados productos, muchas veces con el fin de abordar y tratar el tema de la obesidad y sus comorbilidades. De muchos productos ya te he hablado en este blog, se trataría de la cetona de frambuesa, el extracto de judía, la alcachofa, el té verde, el café del mismo color y demás zarandajas de similar calado (en la comparecencia se centraron en la cetona de frambuesa, en el café verde y en los supuestos efectos de Garcinia cambogia).

Tal es así que al parecer a la administración norteamericana se le debieron hinchar las narices (no como aquí que las tenemos al parecer de boxeador, las narices) y le llamó al orden pidiéndole responsabilidades ya que después de su verborrea promocional en los consabidos programas se alentaba a que no pocos vendedores de píldoras milagro hicieran su particular agosto vendiendo estas tonterías a diestro y siniestro utilizando además las palabras del Dr. Oz. como criterio de autoridad.

Te sugiero que eches un vistazo a este video en el que a modo de resumen se recogen los momentos más importantes de su comparecencia mientras una estelar Claire McCaskill, senadora norteamericana, apelando a la formación del Dr. Oz, se preguntaba cómo una persona con sus potenciales podía hacer este tipo de declaraciones sin fundamento al respecto de los productos milagro. Estas son algunas de las perlas que le dedicó:

“No entiendo como puede decir este tipo de cosas sobre esta clase de productos si usted sabe que no son verdad” [elocuente la senadora Claire McCaskill]

“Porqué teniendo como usted tiene esa estupenda habilidad comunicativa y al mismo tiempo la posibilidad de llegar a tanta gente usted se empeña en denigrar el programa de esa forma”[yo adopto a esta señora como madre]

“El único estudio científico que yo conozco que avala la eficacia del café verde es uno que se realizó en India que abarca a una muestra de 16 personas que recibieron dinero por parte de los laboratorios que producían el suplemento para someterse al estudio, al igual que su autor” [Creo que la senadora debe referirse a este estudio]

 “No le hemos llamado a comparecer en este foro para intimidarle o arremeter contra usted, le hemos llamado para hablar de un problema muy real referente a la crisis entorno a la protección del consumidor. Usted está involucrado en esa crisis, bien como parte de la solución en base a la política que aquí se ha hecho saber, o bien puede ser parte del problema” [A estas alturas ya no sé si adoptarla como madre o pedirle matrimonio]

El caso es que la comparecencia de este señor ha generado bastante polémica y debate en USA y no han faltado, no me extraña, las sátiras sobre su persona en los típicos programas late-night estadounidenses (imprescindible).

A modo de reflexión

Trataré de seguir la pista a este asunto con el fin de poderla contar ¿cambiará el Dr. Oz la línea editorial de su “show”, seguirá en sus trece, le volverán a llamar al orden, esta vez con algún tipo de sanción?

Sea como fuere está claro que en España se practica la misma o muy similar ignominia adelgazante-milagrosa con productos fraudulentos prometiendo y alegando beneficios que distan mucho de ser reales. Sin embargo, a diferencia de los Estados Unidos aquí nadie hace nada, al menos de forma pública, mientras productos sin el menor aval científico se venden por doquier, mientras se juega con la desesperación de las personas (y con su dinero), mientras determinados “laboratorios” se forran con esta vergonzosa práctica y mientras… como digo, NADIE hace NADA.

Nota: Con el fin de que esta colaboración no decaiga, más al contrario, vuelvo a agredecer a Guillermo Peris (@waltzing_piglet) sus aportaciones

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Imagen: RanZag vía Wikimedia Commons

 

Desayunar o no desayunar, he aquí la cuestión (insoluble)

… ¿Qué es más digno para el cuerpo, sufrir los retorcijones y gruñidos del hambriento estómago o tomar un “desayuno completo” contra nuestra codiciosa biología y, con sus calorías, acabar con la delgadez?

(Perdón por la broma-adaptación, pero después de poner el título no me he podido resistir)

desayuno (2)La cuestión de si saltarse el desayuno o no tiene un determinado efecto sobre el estatus ponderal sigue siendo motivo de debate. Ya te lo conté en esta entrada ¿Es obligatorio desayunar si quieres adelgazar? que la cosa no estaba nada clara… y un análisis de los estudios que sostienen una y otra postura sigue sin dejar las cosas claras. Ahora bien, este análisis arroja bastante luz al respecto de una realidad incontestable: la opinión generalizada (incluyendo la de no pocos profesionales) es una, bien clara, a pesar de no haber pruebas consistentes que la sustenten. Esta opinión, por resumir, suele quedar sintetizada en que saltarse el hábito del desayuno favorece la obesidad, o incluso que en el tratamiento de la obesidad conviene desayunar si no se te tenía ese hábito.

Pues como digo, la opinión general puede ser una y la evidencia otra. En el reciente estudio Belief beyond the evidence: using the proposed effect of breakfast on obesity to show 2 practices that distort scientific evidence (Creencias más allá de las evidencias: el pretendido efecto del desayuno en la obesidad para mostrar dos prácticas que distorsionan la evidencia científica) se destaca que tanto las investigaciones que tienen algún tipo de sesgo (conflictos de intereses, mal diseño del estudio, incorrecta interpretación de los datos…) como aquellas que no tienen un carácter probatorio (que por su diseño no muestren “causalidad”) suelen ser elementos que influyen a la hora de formarse una idea preconcebida sobre un determinado asunto. Y al mismo tiempo este hecho favorece que las futuras investigaciones sigan por ese camino habida cuenta de los existentes prejuicios. El caso de la relación entre desayunar (o no) y la obesidad es uno de los más claros.

Para ello el estudio en cuestión reunió los artículos más relevantes que en sus planteamientos y conclusiones afirmaban que el saltarse el desayuno aumentaba el riesgo de obesidad, y sus conclusiones fueron bastante claras:

La creencia general de que saltarse el desayuno promueve la obesidad está establecida por encima de lo que la evidencia científica aporta. Los datos científicos se ven alterados en en virtud de: la mala utilización de los datos probatorios por un lado y que en general las investigaciones en este sentido están sesgadas por el otro.

Así pues, en el resumen de hoy sacaría dos conclusiones: en primer lugar que tal y como ya se ha contrastado en otras ocasiones que hay ciertas directrices que se citan más por tradición que por una verdadera constancia en su realidad, así que hay que tener cuidado o al menos adquirir un cierto criterio para ponerlas en tela de juicio. Y en segundo, un poco lo de aquel post al que me refería más arriba, que para organizar un patrón de alimentación coherente es muy probable que planificar un desayuno entre dentro de lo razonable; ya sabes por aquello de que no te “sorprenda” el hambre, la ansiedad… y  en contraposición al ir a salto de mata. Desde luego el análisis de las circunstancias de cada caso particular podrían ayudar bastante en este sentido, y siempre huyendo de aquellas posturas dogmáticas (mal) generalizadas.

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Imagen:  Ambro vía freedigitalphotos.net

¿Son las bebidas light mejor que el agua para adelgazar?

Lata refrescoSi viste la noticia la semana pasada y estás un poco al corriente de estas cuestiones adelgazantes me imagino que aun seguirás con la boca abierta tratando de encajar esta pieza en tu puzzle. Yo el primero, pero alguna idea tengo, así que vamos a ello.

Pero antes de empezar y para los que no están al corriente, os pongo en antecedentes: hace pocos días saltó en titulares la siguiente noticia: Los refrescos light ayudan a perder peso más que beber sólo agua y en las explicaciones, como no podía ser de otra forma:

El estudio clínico realizado sobre 303 participantes durante 12 semanas demostró que informaban de «una sensación de hambre significativamente menor» quienes tomaban bebidas bajas en calorías que quienes se limitaban al agua. Los primeros perdieron un 44% más de peso que los otros.

Que poco me gustan esas expresiones: “demostró”. Y me explico. La primera clase que tuve en su día sobre metodología científica, la abrió el profesor con la siguiente frase:

los estudios científicos no demuestran nunca nada, si acaso rara vez; en su lugar, “muestran”, “observan”, etcétera una serie de circunstancias en el marco de ese estudio.

Los estudios «no demuestran»… (un ejemplo)

ciencia

Imaginemos que existe una especie de alienígenas que se alimentan solo de ballenas y que han extinguido todo el capital alimentario ballenístico en su planeta y oyen decir que en la Tierra hay ballenas y que podría ser, de haberlas realmente, una solución a su futuro. En estas, lo primero que hacen es llegarse en su platillo volante hasta nuestra roca y comprobar si es cierto. Así, el aguerrido explorador (y científico) intergaláctico decide llevar a cabo un estudio para contrastar la existencia de ballenas en nuestros mares. Para ello se dirige a una playa de cualquiera de nuestras costas con dos pozales en ristre; los llena de agua de mar y se vuelve a su platillo… a observar. A observar si ve en el agua de mar terrestre vestigio alguno de ballenas. Tras quince días de concienzuda observación del agua en esos cubos su conclusión no puede ser otra: Queda demostrado que en el agua marina del planeta Tierra no hay ballenas. Y se vuelve a su planeta. Hala, otra especie alienígena extinguida.

Pues bien, con este ejemplo es fácil contrastar que de “demostrado” nada, si acaso su conclusión podría haber sido que en las circunstancias que realizó el estudio no observó vestigio alguno de ballenas. Claro, en las circunstancias que realizó el estudio. Con otras circunstancias, con otro diseño, bien lo sabes, los resultados hubieran sido otros.

Pues me da por pensar que en este caso de las bebidas light vs agua sucede algo parecido. De hecho, a resultas de los titulares y de las propias conclusiones del estudio (que por cierto puedes consultar en este enlace: The effects of water and non-nutritive sweetened beverages on weight loss during a 12-week weight loss treatment program) cabría incluso esperar que quienes toman estas bebidas estuvieran más delgados… o que la recomendación de cambiar agua por este tipo de bebidas debiera sistematizarse en cualquier programa de pérdida de peso.

La relatividad de los datos

La verdad todo hay que decirlo, el estudio está bastante bien llevado, ahora bien, tengamos en cuenta algunas cuestiones. Estos resultados contemplan la pérdida de peso obtenida en tan solo tres meses, estaría bien, tal y como dicen los autores, hacer un seguimiento a más largo plazo, pongamos 1 año, 2 o incluso 10 a ver qué pasa. Además, ambos grupos (los 150 que bebían agua a discreción y los 158 que bebían bebidas light) estaban inmersos en un programa de cambios de hábitos conducentes a la reducción de peso. Ambos grupos perdieron peso, en el primero, el del agua, la pérdida de peso media fue de 4,09kg y en el segundo de 5,95kg, diferencias significativas, sí… y a esta diferencia le dicen (con razón, pero manipulada) que supone un 44% más de pérdida. Pero no sé yo si esto tiene suficiente relevancia clínica y más teniendo en cuenta que esto fue en 3 meses ¿se mantendrán, aumentarán o acaso disminuirán estas diferencias en un periodo de tiempo más largo? Otro ejemplo, supón que te doy 10€ para comprar un coche nuevo, y tu me dices que con 10€ no haces nada y que necesitas mucho más. Vale, te digo yo, pues te doy 100€, es decir, te doy un 1000% más que inicialmente. 1000% de dinero más supone una cifra grandilocuente, pero 100€ sigue siendo una ridiculez para comprarte un coche… no tiene relevancia.

Sea como fuere, tengo la conciencia de hacer algo mal cuando mis opiniones profesionales chocan con los resultados de este estudio. No puedo negarlos, eso es cierto, pero me costaría llegar a recomendar en mi consulta a quienes pretenden reconducir sus hábitos alimentarios y perder peso que cambien agua por bebidas light. De hecho no lo voy a hacer hasta el momento que haya más estudios y que concluyan de forma similar. Algo a lo que ayudaría también el conocer el trasfondo de estos resultados es decir, sus causas, si al final terminan por reproducirse en otros ensayos.

Pero, la cosa no acaba aquí, para terminar de poner en contexto el estudio es preciso también tener en consideración el apartado disclosure (presente en la primera hoja del estudio, abajo, con un tamaño de letra considerablemente inferior al del texto general)

Ahora es cuando sale la chica del pastel

Fuegos artificiales

Disclosure en este contexto, hace referencia a la declaración de conflictos de intereses que pueden tener los autores del estudio. ¿Te arriesgas a apostar a qué tipo de empresa le podrían resultar beneficiosos estos resultados? Exacto. Pues resulta que este apartado dice textualmente lo siguiente:

JCP, JOH [co-autores principales] recibieron en su día honorarios por parte de la Coca-Cola Company como consultores fuera del actual trabajo. El resto de co-autores declararon no tener conflictos de intereses.

Para que me entiendas y en el caso del extraterrestre de antes, es como si para comprobar si hay ballenas en la Tierra (recuerda que es con el fin de exterminarlas) mandaran a un alienígena que hubiera militado en el Greenpeace particular de su planeta. ¿Crees que eso influiría en sus resultados? Hay quien es bueno-bueno y piensa que no, y hay quien es malo-malo y piensa que sí.

No te pierdas que, además, ¿será por casualidad? los gastos derivados de la realización de este estudio provienen, de forma íntegra, de la American Beverage Association… siguiendo con el ejemplo alienígena, por Greenpeace.

Y por último, está la prontitud con la que todos los medios de comunicación se han hecho eco de este artículo, es decir, al día siguiente de su publicación. ¿De veras alguien cree que esto es así porque sí, o es plausible pensar que haya alguien detrás moviendo los hilos para terminar haciendo publirreportajes disfrazados de noticias “científicas”? A este respecto no te pierdas esta magnífica entrada de Aitor Sánchez en su blog Mi dieta cojea titulado: “El ciclo de las noticias científicas: su mágica transformación hasta que aparecen en los medios

Este post me ha dado sed, me voy a por un vaso de agua, ¡hala!

Si te gusto esta entrada quizá te interese consultar:

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Imagen: Idea godigitalart, pakorn vía freedigitalphotos.net

Dietas hiperproteicas y enfermedad renal: más evidencia sobre lo evidente

CarnazaDentro de las infinitas propuestas dietéticas a la hora de adelgazar (o incluso con el fin “solo” de llevar una alimentación saludable) la que se lleva la palma en la actualidad y desde hace unos años en nuestro entorno son las dietas hiperproteicas. Te lo conté en cierta medida en este post y cuestioné su necesidad en este otro. Necesidad, me refiero a que a día de hoy, la población general ya realiza un consumo de proteínas muy por encima de las necesidades o de las recomendaciones.

Sea como fuere, al final a quienes nos toca de vez en cuando contestar a las preguntas de diversos medios de comunicación al respecto de diversos planteamientos dietéticos, cuando nos ha tocado hablar de los riesgos asumidos cuando se cuestionan las dietas hiperproteicas casi de forma indefectible ha salido a relucir el aumento del riesgo de la patología renal ante este tipo de planteamientos hiperproteicos.

También es cierto que cuando se nos ha preguntado al respecto de las evidencias en las que poder justificar esta advertencia nos quedábamos un tanto en blanco. Veamos, es algo similar a cuando a alguien se le pregunta sobre la efectividad de los paracaídas para evitar lesiones cuando se salta desde alturas importantes… el hecho es que no hay demasiadas evidencias desde el punto de vista científico. Nadie, afortunadamente, se ha encargado de realizar un estudio de intervención y tirar a 400 personas desde un avión (200 con paracaídas y 200 sin él) para luego certificar las diferencias entre las lesiones y los fallecimientos en uno y otro grupo. En este caso, el de los paracaídas, la cosa es tan de cajón, que no hacen falta estudios clínicos de intervención (aquellos que aportan una alta evidencia) para contrastar la bondad del uso del paracaídas en las caídas desde alturas importantes. Te sugiero que no te pierdas este artículo en el que se cuestiona este tema de los paracaídas y la evidencia de la bondad de su uso. Interesante, divertido y, sobre todo, instructivo.

Pues en el caso de la enfermedad renal parecido. La cosa era, o es, tan de cajón que tampoco hace falta cogérsela con papel de fumar: el exceso de proteínas se elimina a través de los riñones, a más proteínas más eliminación y más, por tanto, riesgo de sobrecargar su funcionalidad llegando al punto de comprometerla. No harían falta, en principio, demasiados estudios para llegar a esta conclusión.

Pero afortunadamente para quienes nos dedicamos a esto de vez en cuando salen a la luz estudios que sí cuestionan estas, otra vez en principio, realidades ¿inevitables?. La semana pasada se publicó una revisión sistemática y metaanálisis (esa clase de estudios que aportan la máxima evidencia científica) que observó esta cuestión: ¿Cómo se afecta la función renal cuando se siguen distintos patrones dietéticos en lo que respecta al aporte de proteínas?

Riñón

En el estudio titulado Comparison of High vs. Normal/Low Protein Diets on Renal Function in Subjects without Chronic Kidney Disease: A Systematic Review and Meta-Analysis (Comparación de dietas con alta cantidad de proteínas frente a aquellas con cantidad normal o baja en la función renal en sujetos sin enfermedad renal crónica: una revisión sistemática y meta-análisis) se abordó esta cuestión y se llegó a la siguiente conclusión:

Las dietas hiperproteicas se asociaron con un aumento de la tasa de filtración glomerular [un dato que explica el “mayor” trabajo de los riñones], de urea sérica, de la excreción urinaria de calcio y de las concentraciones séricas de ácido úrico.

Algo que cabría esperarse… más “deshechos” igual a más trabajo para aquellos sistemas fisiológicos encargados de deshacerse de los “deshechos”. Pero la cosa no acaba aquí, la conclusión del estudio continua del siguiente modo:

A la luz del alto riesgo de enfermedad renal entre los obesos, los programas de reducción de peso que recomiendan dietas hiperproteicas, especialmente de origen animal, deben ser observados con precaución.

Y esto, queridos lectores es especialmente importante cuando se tienen en cuenta las advertencias que desde las más implicadas sociedades sanitarias especializadas en estas cuestiones se nos hacen llegar al respecto de la enfermedad renal.

Así, desde la Sociedad Española de Nefrología (SEN) se destacan y advierten algunas cuestiones importantes al respecto de la patología renal, por ejemplo que:

Según el reciente estudio EPIRCE, el 9,2% de la población adulta en España padece una enfermedad renal crónica (ERC) y un 6,8% insuficiencia renal. Por tanto, y en total, unos 4 millones de españoles sufrirían hoy alguna enfermedad renal, unas cifras que, para el presidente de la SEN, “suponen sólo la punta del iceberg, pues entre el 12% y el 15% de la población del país tendría en estos momentos problemas renales sin diagnosticar, desconocidos incluso para el propio paciente, que correría el riesgo de desarrollar lesiones cardiovasculares o el de llegar a fases avanzadas de esta patología, que conllevarían la necesidad de diálisis o trasplante.

En similares términos se expresa la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria cuando dice:

Un número importante de pacientes con ERC está sin diagnosticar

Así pues, ante la hiperproteica realidad de nuestro tiempo en el que ya incluimos más proteínas de las que indican todas las recomendaciones; ante la presión de hacer más hiperproteica nuestra existencia; ante lo apremiante de dietas adelgazantes que ponen el acento en esta cuestión y ante la evidencia con la que hoy ya contamos (más allá incluso de lo que dice la lógica) te queda a ti por decidir: ¿vas a bailarle el agua a todos aquellos que te proponen una mejora de la salud o te fían el éxito de un programa de adelgazamiento a través de una dieta hiperproteica?

Yo, desde luego, no.

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Nota: quiero agradecer, de nuevo y con el deseo que sí sirva de precedente, a Julio Basulto () las inestimables aportaciones recibidas para este post.

Imagen: Maggie SmithAnusorn P nachol freedigitalphotos.net

Síndrome de ovario poliquístico y dieta

Ovario poliquísticoCon el nombre de Síndrome de Ovario Poliquístico (SOPQ) se conoce la afección causada por un desequilibrio en los niveles hormonales de las mujeres, con origen en las glándulas suprarrenales o los ovarios, que resulta en el desarrollo de quistes (cavidades llenas de líquido) en los ovarios. El desequilibrio hormonal consiste en la producción anormal y excesiva de andrógenos, hormonas típicamente masculinas. Este síndrome es más frecuente en las mujeres que padecen obesidad sin que hasta la fecha esté del todo claro que circunstancia es predisponente para la otra o incluso se hay una relación causal obesidad-SOPQ o viceversa. A día de hoy no se conoce la o las causas concretas del SOPQ sin embargo, también parece estar relacionado de alguna forma con la manera en la que el cuerpo gestiona la glucosa, la insulínresistencia y la diabetes.

En la actualidad se estima que afecta a más del 10% de las mujeres en edad fértil y su diagnóstico, en base la European Society for Human Reproduction and Embryology y la American Society for Reproductive Medicine se realiza ante la existencia de dos o más de las siguientes situaciones: 1. Ovarios poliquísticos; 2. Anovulación u oligoovulación; y 3. Valores bioquímicos que indiquen hiperandrogenismo y/o presencia de vello en la línea media del cuerpo.

Entre los síntomas físicos más frecuentes del SOPQ destacan la infertilidad, el dolor pélvico, el exceso de vello en el rostro, pecho, abdomen, dedos de los pies y manos, calvicie o debilidad capilar, acné, piel grasa, caspa y parches de piel gruesa de tonalidad oscura. Ni que decir tiene que esta sintomatología en el caso de la mujer puede propiciar la aparición de otra de carácter más psicológico (en relación con su imagen, seguridad…)

Tratamiento dietético del SOPQ

Según esta reciente revisión sistemática de la literatura científica, las intervenciones en el estilo de vida forman parte del tratamiento de primera línea del SOPQ habiendo no pocas dudas al respecto de las características de las cuestiones dietéticas, en especial en lo referente a los macronutrientes (cantidad de hidratos de carbono, proteínas y grasas). En cualquiera de los casos y con independencia del patrón dietético seguido, entre los estudios que formaron parte de esta revisión los autores concluyen que la pérdida de peso debe ser un objetivo de todas las mujeres que padecen SOPQ y que al mismo tiempo tengan sobrepeso u obesidad. Este adelgazamiento se ha de conseguir a través de la reducción de la ingesta calórica a partir de una dieta equilibrada en lo que respecta al resto de nutrientes, mediante la elección de alimentos considerados como “saludables” y con independencia de la composición de la dieta (en macronutrientes).

A una conclusión similar llega esta revisión Cochrane, poniendo el acento en los beneficios que tiene para estas pacientes la mejora de los estilos de vida: “las pruebas actuales indican que seguir un estilo de vida saludable reduce el peso corporal y la grasa abdominal, reduce la testosterona y mejora el crecimiento del vello, así como la resistencia a la insulina. No hubo pruebas de que un estilo de vida saludable mejore los niveles de colesterol o glucosa en las mujeres con SOPQ”.

Sin embargo, hay cierta controversia en cuanto a la composición en macronutrientes de la dieta. Por ejemplo, en este estudio de intervención con 60 mujeres aquejadas de SOPQ y durante tres meses se compararon los efectos de dos patrones dietéticos: uno “tradicionalmente hipocalórico” aportando un 15% del valor energético total (VET) a partir de las proteínas; y el otro, claramente hiperproteico (30% VET) y la especial inclusión de alimentos de bajo índice glucémico. En los resultados, ambas dietas hipocalóricas redujeron de manera significativa tanto el peso corporal como el de andrógenos. Sin embargo, la opción dietética de combinar un alto contenido de proteínas y alimentos de bajo índice glucémico mejoró de forma significativa la sensibilidad a la insulina y otros parámetros relacionados con el metabolismo de la glucosa.

Una lectura relativamente similar se obtuvo en este otro estudio con unas condiciones ligeramente cambiantes (6 meses de intervención, menos hidratos de carbono en la dieta “hiperproteica” y 27 mujeres) a favor de las dietas hiperproteicas.

Mi conclusión

Parece claro que el tratamiento dietético del SOPQ tiene bastante que decir y esto es algo de especial importancia ya que se trata de un trastorno crónico. De él, parece bastante determinante el control del peso para tratar que las pacientes se acerquen todo lo posible a una situación más beneficiosa en cuanto a la expresión de los síntomas. En este sentido, aunque cualquier patrón dietético considerado como saludable es beneficioso per se, parece interesante el papel que podrían desempeñar las dietas con una mayor proporción de proteínas en su composición junto a la presencia de alimentos de bajo índice glucémico. Ahora bien, las evidencias que se tienen en este sentido son limitadas debido fundamentalmente al escaso tiempo en el que se ha controlado este tipo de tratamiento y el número de la muestra que ha participado en los estudios de intervención. En cualquier caso, mi consejo sería el de acudir al médico y después a un dietista-nutricionista para que articulara un patrón dietético lo más adecuado posible.

Actualización: Tal y como siempre suelo recomendar en estas situaciones, aconsejo ponerse en contacto con la respectiva asociación de afectados por la enfermedad que sea, en este caso y tal y como se señala ya en los comentarios (gracias) con la Asociación Española de Síndrome de Ovarios Poliquísticos. Mis disculpas pon no haber facilitado de entrada esta información.

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Imagen: Kauczuk vía Wikimedia Commons

El mito inagotable de la Candidiasis y los hidratos de carbono

Hay mitos que se resisten a caer. Será porque suenan bien, será porque son acogidos con una especial complacencia. No lo sé. Y no importa lo absurdo de sus postulados y justificaciones. Pero el caso es que no caen.

Uno de ellos es el de la dieta anti-cándida. Un supuesto patrón dietético que hace remitir las infecciones propiciadas por un microrganismo que recibe el nombre de Candida albicans (C. albicans). Antes de empezar hagamos una breve introducción.

¿Qué es la candidiasis?

Candida albicans

Por Candida albicans se conoce a un hongo, en concreto una levadura, ubicua que vive en casi todas partes entre las que se incluye nuestro propio cuerpo. Por lo general, nuestro sistema inmune mantiene a raya este microrganismo e impide una excesiva proliferación.

Cuando por la causa que sea este control no es lo suficientemente eficaz como para mantener bajo control la población de C. albicans (uso de antibióticos, estados deprimidos del sistema inmune…) el hongo puede multiplicarse hasta el punto de hablar de una infección. Estas infecciones por C. albicans pueden afectar a distintas partes del cuerpo y de forma diversa. Así, la candidiasis oral afecta a esta zona anatómica que suele presentar manchas blanquecinas; una infección que puede llegar al esófago y provocar una esofagitis; al mismo tiempo en el caso de las mujeres, estas pueden sufrir infecciones vaginales por C. albicans que cursan con picores, dolor y secreciones anormales; al mismo tiempo la infección de esta levadura puede interesar a la piel y ser causa de picazón y erupciones cutáneas; sin embargo la más grave de todas las infecciones en este sentido es aquella sistémica y que implica la candidiasis en sangre pudiendo suponer un importante peligro para la vida.

¿Cómo se tratan los distintos tipos de candidiasis?

La respuesta a esta pregunta sería compleja y además no se halla dentro de la temática de este blog ya que ninguno de los recursos terapéuticos comúnmente aceptados como válidos al respecto de la infección por C. albicans implica las cuestiones dietéticas. Así, los diferentes tipos de infección se abordan con distintas estrategias que puedes consultar en este enlace: Clinical Practice Guidelines for the Management of Candidiasis: 2009 Update by the Infectious Diseases Society of America o en este otro documento más breve y práctico que a modo de síntesis recoge los diversos tratamientos. En general, se trata de la aplicación y dosificación de distintos remedios antimicóticos.

La dieta anti-candida

CharlataneríaSin embargo en el mundo de medicina complementaria-alternativa … o como quieras llamarla (en este caso yo me referiría a ella como magufa) es bastante frecuente aludir a un tratamiento dietético para las infecciones por C. albicans. En su esencia se trata de restringir la ingesta de alimentos con hidratos de carbono, especialmente azúcares ya que (argumentan quienes postulan este tipo de tratamientos) la C. albicans es un micoorganismo con una dependencia voraz de este tipo de sustratos. Así, no es infrecuente escuchar que la justificación del tratamiento pase por “matar de hambre a la C. albicans” a base de no aportarle esos hidratos de carbono que tanto demanda. En el colmo del despropósito este tipo de terapias explican que los pacientes con candidiasis sienten un hambre descontrolada por aquellos alimentos que aportan más azúcares y que esto se explica porque esto es lo que demanda el microrganismo. Si no me crees le puedes echar un vistazo a este tipo de planteamientos en esta página en donde se dice textualmente que:

El ansia continua por comer dulces o alimentos ricos en carbohidratos puede responder a una infección por hongos llamada candidiasis

O sea, que uno tiene ganas de comer dulce porque al hongo en cuestión le entra el “hambre” de dulce… A mí qué quieres que te diga, este tipo de “justificaciones” me parecen increíbles más allá de los relatos de ciencia ficción y sus extravagantes propuestas entre los parásitos y sus hospedadores. Claro. Allí sí; aquí, en el mundo real, no.

En una vuelta de tuerca más, a la hora de plantear dietas anti-candida libres de hidratos de carbono, me he encontrado con que algunos “profesionales” que la promueven hacen las siguientes indicaciones a sus pacientes:

Dieta de 25 días anti-cándida sin un solo gramo de hidratos de carbono complejos, ni integrales, ni refinados, pero fruta sí… Sin lácteos, salvo el queso del tipo havarti y gouda que si están permitidos.

En fin, sorprendente (e inexplicable, aventuro)

En resumen

  • Candida albicans es un microrganismo habitual, y normal hasta ciertos límites, dentro del ecosistema microbiano de nuestras mucosas.
  • Las distintas infecciones ocasionadas por este microrganismo suelen ser debidas a un sobrecrecimiento. Su localización determina el tipo de tratamiento de elección.
  • Ninguna, absolutamente ninguna, sociedad médica de reconocido prestigio acoge entre los posibles tratamientos de las distintas infecciones cualquier disposición dietoterapéutica.
  • Solo las ramificaciones más rancias de la mal llamada medicina complementaria plantean tratamientos basados en una supuesta dieta anti-cándida.

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Esta entrada participa en la VII Edición del Carnaval de la Nutrición

 que organiza el blog Una pizca de vida.

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Nota: De nuevo, quiero agradecer a una seguidora ejemplar, Geraldine, el hacerme partícipe de sus dudas para que sean tratadas en este blog

Imagen:  Y tambeKevin Dooley vía Wikimedia Commons

Té verde para adelgazar: tan útil como un botijo sin pitorro

Te verde

El panorama sigue verde… pero verde, verde de… verdad. Tras el post de hace dos semanas al respecto de la utilidad del café verde y los suplementos que tan alegremente se comercializan con este “ingrediente” para adelgazar, es el turno del té, también verde. Me lo pedisteis casi a gritos: “déjate de cafés y dinos que hay del té verde… eso es lo que nos interesa”. Pues vale, aquellos que lo demandabais que sepáis que vais a tener no una, ni dos, si no tres pedazo tazas  razones para dejar de hacer el tonto con el té verde. Luego ya si eso que cada uno obre como quiera. Antes de comenzar, hagamos una mínima introducción.

El té verde y los suplementos de té verde

Según la Asociación Española del Té e Infusiones (AETi ) el té verde es una variedad de  té que, como todas las demás propiamente dichas, procede de una especie botánica concreta, Camellia sinensis. Su característica principal frente a las demás variedades es la de aprovecharse las primeras hojas del brote que son secadas y posteriormente fragmentadas o enrolladas sin que se haya producido fermentación en ellas. Destaca por su especial alto contenido en antioxidantes y precisa de un reducido tiempo de infusión de apenas 2 minutos.

Green_Tea_LeavesLos suplementos elaborados a partir de esta variedad (cápsulas y demás) se supone que consisten (“se supone” porque no hay controles específicos que así lo certifiquen) en el extracto de esas hojas que contiene una mayor concentración de compuestos activos, principalmente catequinas y cafeína, que la típica bebida de té verde preparado a partir de la famosa bolsita de té y su hervido en agua.

Tradicionalmente el té verde tiene un largo historial en base a los múltiples beneficios que se le han venido atribuyendo, primero en forma de infusión y luego como suplemento. Uno de esos usos para el tema que nos ocupa es precisamente el poder ayudar perder peso entre aquellas personas necesitadas de ello. Se le atribuye, insisto, tradicionalmente, el ser capaz de aumentar el gasto energético, y de ahí, se supone, esa ayuda para perder peso. Pero, ¿está alineada la ciencia con ese conocimiento tradicional? Veámoslo.

Suplementos de té verde para adelgazar a ojos de la Cochrane Library

La Biblioteca Cochrane consiste en una recopilación de bases de datos sobre ensayos clínicos controlados en relación con temas médicos y de salud de forma que sus publicaciones suelen ser tomadas como una de las más influyentes y prestigiosas. Afortunadamente para los intereses de este post existe un reciente meta-análisis que pone en tela de juicio la eficacia y seguridad de los suplementos a base de té verde para la pérdida y el mantenimiento del peso en personas obesas y con sobrepeso. Es este de aquí: Green tea for weight loss and weight maintenance in overweight or obese adults. Seguro que quieres saber sus conclusiones, dejan poco lugar a la duda:

En cuanto a la pérdida de peso, las preparaciones de té verde parecen inducir una pequeña pérdida de peso en adultos con sobrepeso u obesidad que no es estadísticamente significativa. Debido a que la magnitud de la pérdida del peso es pequeña, no es probable que sea clínicamente importante. En cuanto al mantenimiento de la pérdida de peso alcanzada estos preparados no tienen ningún efecto significativo. Por su parte, además, se constataron algunos efectos adversos de los que [solo] una pequeña parte requirió hospitalización. Otros efectos adversos se consideraron entre leves y moderados.

La opinión de la EFSA al respecto de la pérdida de peso con té verde

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) también ha sido consultada al respecto de la eficacia de este tipo de suplementos y… lo de (casi) siempre en estos casos, tienes el enlace a tu disposición aquí:

En base a los datos presentados, el panel de expertos de la EFSA concluye que no se puede establecer una relación de causa y efecto entre el consumo de catequinas provenientes del té verde […] y su contribución al mantenimiento o la consecución de un peso corporal normalni a la reducción de la masa grasa corporal… ni al mantenimiento a largo plazo de unos niveles normales de glucosa en sangre.

Pero quizá pienses que esta respuesta hace solo referencia a las famosas catequinas y que el pretendido efecto de esta milenaria bebida (o el de sus suplementos) se deba más al efecto sinérgico y holístico (esto es cosecha mía) de la planta en sí misma y a su unión con otras milagrosas sustancias o elementos como la L-Carnitina, biotina, cromo, el ácido linoleico conjugado, la cafeína, la vitamina C… o el propio ¡café verde!. Pues bien, no te negaré que hubo quien en su día ¿osó? preguntar estas cosas a la EFSA… pero se debió de terminar por arrepentir porque si bien en la página de preguntas a la EFSA estas constan como formuladas, también consta un elocuente “withdrawn” (retirada). Es decir, como en el caso del café verde, el solicitante preguntador debió de pensar que su consulta estaba como su té… aun muy verde (por no decir que a ellos mismos les saltaba la risa con la preguntita).

¿No quierías taza? pues ahí va la tercera

No digas que no te lo avisé. Más reciente que el meta-análisis de la Librería Cochrane y que las respuestas de la EFSA a este respecto es esta otra revisión y meta-análisis que, sin ambages, plantea la pregunta prohibida en su título: Efecto del consumo de té verde o extractos de té verde en el peso y en la composición corporal; revisión sistemática y metaanálisis realizado por el Grupo de Revisión Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AEDN) y publicado este mismo año en la revista Nutrición Hospitalaria. Ya te adelanto que no hay sorpresas frente a lo antedicho. Se concluye de forma que

La ingesta de té verde o de sus extractos no ejerce efectos estadísticamente significativos sobre el peso de adultos con sobrepeso u obesidad. Se observa un pequeño efecto sobre la disminución del porcentaje de masa grasa, pero no es clínicamente relevante.

Conclusiones

Después de lo visto la conclusión, a mi juicio, no puede ser mas que una. Esto del té verde y sus lustrosos preparados comercializados en luminosos envases que prometen ayudarte para perder peso no sirve, como tal, para nada. Salvo para ayudar a dejarte la cartera con telarañas. A partir de aquí tu mismo.

¿No habrá llegado la hora de dejarse de monsergas, de falsos atajos, de fraudes, y por lo tanto de que sea el momento de coger el toro por los cuernos de una santa vez? Tu salud, tu economía y sobre todo tu amor propio saldrán beneficiados. Tienes luz… verde.

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Imagen: zirconicusso vía freedigitalphotos.net; Sebastian Stabinger vía Wikimedia Commons;

Nutrición-área 51: Tomar el sol por la mañana adelgaza (pero qué me estás contando)

Que maravilla de titulares. Hay ¿profesionales? del ¿periodismo? que no les tiembla el pulso a la hora de hacernos llegar los más prometedores avances en el conocimiento humano cuando de perder peso se trata. Porque se trata de eso, ¿verdad?… Pues quizá no.

Tumbonas al sol

Veamos, por un lado tenemos la no-noticia de la que la semana pasada se hicieron eco en titulares diversos medios de comunicación y que da pie al post de hoy, cito textualmente una breve muestra:

Afortunadamente otros medios juguetearon con la idea del mismo titular pero al menos ponían en duda su validez poniendo la afirmación entre interrogantes (La exposición al sol de la mañana ¿adelgaza?)

Sea como fuere, esto tiene pinta de ser un ejercicio de sensacionalismo adelgazante o de amarillismo salutífero y que poco o nada tiene que ver con la realidad… y, lo que es peor, que tampoco tiene que ver con el propio estudio que al parecer originó tan retorcidos titulares. Desconozco las razones por las que en las plataformas digitales estos medios evitan, todos, poner un enlace, con lo sencillo que es, al estudio original y que sea el lector, si quiere, el que tenga la oportunidad de contrastar el alcance de tales titulares. Pues bien, allá va el enlace al estudio de marras: Timing and Intensity of Light Correlate with Body Weight in Adults (El momento en el que se recibe la luz y su intensidad está correlacionado en adultos con su peso) ¿Alguien lee las palabras mágicas “adelgaza” o “engorda” en el titular? ¿Acaso se habla de una relación causa y efecto en la interacción de las variables en liza, peso y luz? ¿Se habla en algún momento en este verdaderamente sesudo y concienzudo estudio de la posibilidad de adelgazar o de engordar en virtud de la luz recibida? No, no y no. Como Pedro… y sin canto de gallo que medie.

En resumen lo que pone de relieve este estudio en sus conclusiones definitivas es que:

Los hallazgos de este estudio indican que el patrón de temporalización de exposición a la luz durante el día puede influir en el peso corporal independiente del ritmo del sueño y su duración. Se necesitan más estudios para comprender la relación de causalidad y los mecanismos que vinculan los distintos patrones de exposición solar y sus efectos biológicos positivos o negativos en el peso. Sin embargo, parece que la luz es una señal biológica potente y tanto el momento inicial, como su intensidad y la duración de la exposición podrían representar elementos potencialmente modificables para la prevención y tratamiento de la obesidad en las sociedades modernas.

Por si acaso, por si aun estás tentado de tirarte largo al sol al punto del alba para adelgazar y antes de que te asemejes a una quisquilla cocida (y no por lo delgadito/a), has de saber tres cosas sobre este estudio. La primera: los resultados se obtuvieron a partir de una muestra de 54 individuos (es decir, escasa no, lo anterior). La segunda: la muestra tenía un IMC medio de 24 (es decir, de escasa, por no decir nula aplicación en personas con sobrepeso u obesidad). Y la tercera… nadie habla en el estudio de «tomar el sol» sino del momento de exposición a la luz solar en el marco del huso horario y de su duración. Así que cuidadín.

Así pues, tal y como pasó con los titulares que ponían el consumo de chocolate por las nubes a la hora de facilitar la pérdida de peso (a más chocolate, menos peso, sí, como lo oyes) más les valdría a los que publican no-noticias (sean periodistas o no) el hacer gala de un poco más de ética periodística. Al mismo tiempo si en los formatos digitales se incluyera la fuente original de la noticia (cosa que no cuesta nada de nada si se tiene esa voluntad), los lectores tendrían más argumentos para explicarse esos titulares en vez de mirar de reojo la pantalla de su ordenador… que es lo que al menos a un servidor le suele pasar.

Cambiando someramente de tercio y ya que estamos con este tema quiero agradecer forma irónica al diario El Mundo (sección tendencias) lo aplicado que parece estar a mi blog (o por el contrario, lo mucho que debería estarlo) cuando publica este tipo de artículos: “Adelgazar con una dieta está pasado de moda” con el que se dedican a dar pábulo a  tres auténticas magufadas «de libro» a la hora de adelgazar y que como apunto han sido objeto de crítica reciente en este blog… : la hipnobanda gástrica, el dentífrico con propiedades adelgazantes, y la enésima tontería quemagrasa. Sí señor, El Mundo, divulgando ciencia. Si andan escasos de más temas, pueden revisar el blog de un servidor y terminar loando las maravillas del agua hexagonal o del ojo de halcón, sin hacer de menos las virtuosas características de los suplementos de pimiento, de alubias o de alcachofa para perder peso (y no es broma, que para eso están los enlaces)

Al final, si he de quedarme con alguna gili-tontería me quedo con el régimen del autónomo (con el que se pierden 20 kilos)… El único que a mi modo de ver y tal como lo plantea El Mundo Today (bastante más fiable que el otro Mundo) no defrauda y asegura unos resultados muy convenientes en nuestro tiempo… la risa (aunque sea amarga, lo digo porque un servidor ejerce de autónomo). El Mundo Today, al menos, no esconde su propósito.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

Poner coto a la “infoxicación” alimentaria: decálogo ANIS-FIAB

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Nota: es imprescindible mencionar a Ana Gutiérrez (@Fasmida); Alfonso Méndez (@alfon_mendez); Guillermo Peris (@waltzing_piglet) a la hora de aportarme recursos y apoyo para esta entrada, por no mencionar, otra vez, a algunos medios de comunicación.

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Imagen: khunaspix vía freedigitalphotos.net

Estoy a dieta: ¿lácteos enteros o desnatados?

Leche y cerealesDurante mucho, mucho tiempo el consejo dirigido a aquellas personas que querían perder unos kilos de más o que “estaban a dieta” era claro: evitar, en la medida de lo posible, todo aquello que contuviera más grasa. En el caso de los lácteos, habiendo la opción, el consejo se traducía en una medida clara: consuma lácteos desnatados antes que aquellos “enteros”. Y yo, no voy a escurrir el bulto a estas alturas, mi formación «reglada» incluía estos consejos y era de los que defendía este tipo de medidas. Y lo sigo haciendo, pero ahora, con matices o si se prefiere, con reservas.

No es cuestión, en mi caso, de “nadar y guardar la ropa”; no. Tampoco se trata de hacer, otra vez, un discurso de lo absurdo del concepto “hacer dieta” tal y como está asumido en buena parte de la población general; tampoco. Mi opinión es conocida y bastante convencida a este respecto. Se trata más bien de, precisamente, poner sobre la mesa otro argumento más para desterrar ese erróneo concepto que es el “hacer dieta”, entre el imaginario colectivo cuando este se empeña en perder una serie de kilos.

El caso, no pretendo irme por las ramas, es que de un cierto corto periodo de tiempo a esta parte se está cuestionando la idoneidad de ése consejo, el cambiar lácteos enteros por desnatados, cuando se pretende bien adelgazar, bien mantener un peso adecuado. Si echamos un vistazo a los últimos estudios epidemiológicos, la realidad observada (nunca mejor dicho) apunta que entre el grupo de personas que consumen lácteos desnatados hay mayores tasas de sobrepeso y obesidad que entre aquellos que consumen lácteos enteros… ¿sorprendido? Déjame que te ponga en antecedentes.

En primer lugar te recomiendo que hagas una lectura comprensiva de la entrada La maleta de Asimov, o por qué lo que ayer era bueno hoy es malo (y viceversa). Con ella en mente, permite que te muestre alguna de las conclusiones de los estudios al respecto del uso de los lácteos en cuanto a su contenido en grasa y su relación con el peso de los consumidores. En este estudio, High dairy fat intake related to less central obesity: a male cohort study with 12 years’ follow-up  (Un alto consumo de grasa láctea se relaciona con una menor obesidad central: estudio de 12 años de seguimiento sobre varones) se pone de relieve en sus conclusiones algo que ya se deja entrever en el título: Una alta ingesta de grasa proveniente de los lácteos se asoció con un menor riesgo de obesidad central, al tiempo que una baja ingesta de grasas de origen lácteo se asoció con un mayor riesgo de obesidad central.

Más aun, en una vuelta de tuerca a este “sorprendente” dato, este otro estudio, un metaanálisis, The relationship between high-fat dairy consumption and obesity, cardiovascular, and metabolic disease (La relación entre el alto consumo de grasa láctea y la obesidad y las enfermedades cardiovasculares y metabólicas) concluye que:

La evidencia observacional no apoya aquella hipótesis que afirma que la grasa láctea o que los lácteos con alto contenido graso contribuyan al aumento de la obesidad o al del riesgo cardiometabólico. [Sin embargo, esta evidencia] sugiere que el consumo de lácteos con alto contenido graso dentro de los patrones dietéticos típicos se asocia de forma inversa con el riesgo de obesidad. Aunque estos hallazgos no han ser tomados de forma concluyente, pueden proporcionar un [interesante] punto de partida para futuras investigaciones sobre el impacto de la grasa láctea y la relación de elementos alimentarios de origen bovino, en especial el la grasa láctea, sobre la salud.

Dicho esto, creo que merece la pena contextualizar esta información:

  • La percepción de que las grasas, todas, “son malas” es una cuestión errónea que aun persiste (y lo que te rondaré… morena) de forma importante entre la población general.
  • Entre este “conocimiento” poco actualizado no se hace una mayor distinción entre el tipo y origen de esas grasas. Sin embargo, está claro que los distintos tipos de ácidos grasos tienen diferente efecto más allá de su origen y de que sean saturadas o insaturadas.
  • De este modo, buena parte de la población (general y profesional) se ha preocupado de no incluir en la dieta “tantas” grasas y ha dado la espalda al peso de otros elementos en la dieta, entre ellos y de forma principal los alimentos ricos en hidratos de carbono simples.
  • Así pues, poner en práctica acciones de estigmatización de las grasas sin prestar mayor atención a otros elementos dietéticos, por ejemplo, reemplazando grasas por una importante cantidad de esos hidratos de carbono no ayuda nada a la solución del problema. Es decir, tenemos un problema de similares consecuencias que el anterior pero con distinto origen. Sé que me entiendes, ¿qué te parece una merienda de café con leche (desnatada) con sacarina y una megatostada con mermelada? Es solo un ejemplo, pero creo que me comprendes.
  • Es posible, insisto, posible habida cuenta del carácter observacional de los estudios mencionados, que aquellas personas sobre las que se ha constatado un mayor uso de lácteos desnatados lo hagan así en base a su circunstancia previa de sobrepeso u obesidad. Es decir, los toman porque (errónea o acertadamente) quieren revertir esa situación, más que al contrario, es decir, que la toma de lácteos desnatados les haya conducido a padecer sobrepeso u obesidad.
  • Por último, y esto es parte del debate que queda abierto en base a los últimos datos observados, es posible que la grasa de los lácteos enteros contenga algún elemento que bien de forma general o a partir de un mecanismo desconocido, influya en el aumento de la saciedad de las personas que los consumen. De este modo, es posible y por tanto habrá de ser investigado, como bien se apunta en el metaanálisis mencionado, que algo en la grasa láctea influya para que las personas que los incorporan terminen ingresando menos calorías.

En conclusión

Leche nevera

A la espera de resultados más concluyentes, si se persigue una reducción del peso corporal creo que cualquier reducción del aporte calórico dentro de un marco dietético general bien planificado será bien recibida. Siempre y cuando esa reducción no implique el dejar de incluir elementos indispensables para el correcto mantenimiento de la salud. Hasta la fecha, ese elemento indispensable, o cuando menos benefactor, dentro de las grasas de los lácteos no se ha puesto en evidencia.

El proceso de perder peso (y después mantenerlo) no debería ser observado nunca como la suma de una serie de medidas excepcionales y transitorias, es decir, nunca como un paréntesis en nuestra vida (tal y como relata la compañera dietista-nutricionista Anabel Fernández@Anabel_Ferser– en este enlace). No vale cambiar cosas que hacíamos mal por otras que estén igualmente mal hechas y…

En el terreno de los lácteos, con sinceridad, no creo, ni de lejos, que la cuestión de que sean enteros o desnatados sea la madre del cordero. Ni la clave en la que hacer descansar el éxito o fracaso de esos loables propósitos adelgazantes.

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Notas: quiero agradecer a Mª del Mar Navarro (@marnavarro94), una alumna aplicada de 2º curso del Grado de Enfermería de la Universidad San Jorge, el saber “pincharme” para hacer esta entrada.

Al mismo tiempo, si estás con ganas de leer un poco más al respecto de estas cuestiones creo que te podría resultar interesante echar un vistazo a la opinión de Walter Willett, o a la recopilación que sobre este tema hace Luís Jiménez (@centinel5051) en su blog.

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Imagen: Ambro vía freedigitalphotos.net

Café verde para adelgazar: tan improbable como los perros de ese color

Café verde Biocol

Olvídate del rosa, de Édith Piaf o de Louis Armstrong… es con el color verde cuando lo vemos todo mucho mejor. De pequeño, las evaluaciones que recibías del colegio llegaban en forma de colores y el verde significaba lo mejor, el “10”; un semáforo en verde es una puerta abierta, un continúe por favor, un adelante, algo positivo; el tema ecológico se relaciona con lo verde, la pureza, la naturaleza… Así pues, verde = buen rollo; y cafés y tés verdes pues para qué te voy a contar (del té ya me encargaré en otro post)

¿Qué es el café verde?

Según la Federación Española del Café, el café verde es el fruto del cafeto que no habiendo terminado de madurar carece de mucílago y tiene la pulpa color verde. Sin embargo, según a quién se le consulte, las respuestas pueden ser diferentes y variadas. Por ejemplo, para algunos el café verde es cualquier grano de café que no haya sido tostado; para otros es lo que se conoce como “café pergamino” es decir, el fruto del cafeto (endospermo) envuelto en su liviano endocarpio, etcétera. Desconozco si en el mundo particular de los gili-complementos dietéticos por “café verde” se entenderá otra cosa. De todas formas, los supuestos beneficios adelgazantes del llamado popularmente como “café verde” se hacen descansar muy a menudo en una familia de compuestos en particular, los ácidos clorogénicos. Así, no son pocos los fabricantes que han obtenido y registrado sus propias fórmulas de estos ácidos extraídos del café y lo han postulado como una sustancia con potentes efectos adelgazantes.  Y cuentan con sus estudios científicos y todo en los que, ¡oh sorpresa-quién nos lo iba a decir! los resultados son espectaculares. Con esos resultados y como no cabría de otro modo, se realizan fabulosas promesas en su venta y promoción. Tienes un ejemplo de lo que te cuento en el Svetol®

¿Pero adelgaza o no el café verde?

Las posibles respuestas serias son tres, escoge la que quieras:

  • No;
  • Muy poquito;
  • No se sabe.

Aun no ha habido un estudio serio que haya sido capaz de poner de relieve este efecto de una forma clara, incontrovertida. Y entonces ¿quién dice que el café verde es adelgazante? Pues los de siempre en cada caso, solo los que lo comercializan, distribuyen o fabrican, es decir, todas aquellas personas empeñadas en timar a todos aquellos a los que los ojos les hacen chiribitas cuando oyen hablar de un remedio fácil, un atajo, que les acerque por unos pocos euros (o no tan pocos) una solución esquiva. Solo hablan maravillas de él quienes quieren engañar a los que se dejan engañar. Y de ambos grupos de personas, tristemente, hay un nutrido grupo.

¿Tienes alguna prueba de lo que dices?

Pues sí. Por un lado están los “prestigiosos estudios científicos” en los que el café verde o su extracto sale victorioso y, por el otro (y esta es la parte importante, más que nada porque debiera ser la definitiva) están los dictámenes de la EFSA al respecto de su utilidad, y qué lo que sí y qué no se puede decir sobre sus propiedades a la hora de venderlo. De los primeros, tienes este ejemplo de aquí o este otro en los que el uso del café verde sale “victorioso”. Sin embargo, en un estudio de revisión y metaanálisis (aparentemente libre de conflictos) con el fin de verificar las pruebas que se le atribuyen al extracto de café verde para perder peso: The Use of Green Coffee Extract as a Weight Loss Supplement: A Systematic Review and Meta-Analysis of Randomised Clinical Trials, se concluye que:

Los ensayos clínicos aleatorizados realizados hasta la fecha parecen indicar que la ingesta de la extracto de café verde puede promover la pérdida de peso. Sin embargo, existen varias advertencias. La magnitud de su efecto es escasa y su relevancia clínica incierta. Son precisos más ensayos rigurosos con mayor duración para evaluar la eficacia y seguridad de este extracto de café verde como un suplemento de pérdida de peso.

Efsa green coffee

 

En lo que respecta a la opinión de la Autoridad Europea de Seguridad (EFSA), a esta se le han consultado al menos en un par de ocasiones el papel del extracto de café verde en la pérdida de peso. En una de ellas el solicitante retiró la consulta (withdrawn) antes de que el panel de expertos respondiera (dicho de otra forma, se echaron para atrás). En la otra consulta el panel se terminó pronunciando y dijo que nones:

No esté establecida una relación causa y efecto entre el consumo de ácido clorogénico y el mantenimiento o el facilitar alcanzar un peso saludable.

La situación actual

Café verde cápsulasAlgo se me debe de escapar del actual marco de venta de todos estos productos dietéticos. Me explico. El otro día, haciendo tiempo, pasé cerca de media hora en los pasillos de “herbodietética” de unos conocidos grandes almacenes. La experiencia fue rara, como esa desagradable sensación de que el vacío te llama cuando te asomas a un precipicio insondable… ¿Pero qué pasa… qué es lo que se me escapa? ¿Por qué si hay un posicionamiento de la EFSA al respecto existen todos estos productos que mienten más que hablan? Y no me refiero al café verde solo, sino a toda la caterva de productos milagro, de ridiculeces, sobre los que la EFSA ha emitido ya una opinión. Por lo que yo sé, si la EFSA dice que algo no está probado, incluso si no se ha manifestado en sentido alguno sobre su efecto… está prohibido anunciarlo con ese efecto no probado. Entonces, ¿Qué pasa con el café verde, el guaraná, la cetona de frambuesa, el pimiento, el extracto de judía, el vinagre de manzana, y la biblia en verso que se publicitan y venden sin el menor pudor como eficaces contra los kilos de mas?

¿Acaso me estoy confundiendo a la hora de hacer una lectura de las circunstancias y por alguna razón que se me escapa, al final, todos estos productos pueden venderse con esas alegaciones? ¿Puede por favor algún lector agradecido, la OCU, FACUA, CEUCCU… o la mismísima AECOSAN sacarme de mi error?

¿No debería de estar esto más controlado?

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Nota: con esta entrada doy mi respuesta a la duda vía TW de una buena compañera, Beatriz Magallón (@bea_magallon). Además quiero agradecer la colaboración de una buena amiga y también compañera Raquel Bernácer (@aliment_ARTE)