El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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El absurdo concepto de «desayuno saludable» con opciones cerradas

Desayuno diferente

Hoy voy a enlazar el post de Margaret Chan, la Directora general de la OMS, cuando denunció que los intereses de la industria alimentaria distorsionan las políticas de salud pública, junto a la retahíla de post que le he dedicado al desayuno en este blog:

Y por qué te estarás preguntando, relaciono “intereses” con desayuno. Es sencillo, la semana pasada una serie de sectores industriales presentaron una iniciativa en el Senado para potenciar el “desayuno saludable”, no te pierdas la información institucional con especial atención a la última página en la que se reflejan los sectores productores de alimentos que impulsan este “desayuno saludable”: Asociación Española de Fabricantes de Cereales; Asociación Española de Organizaciones de Productores de Frutos Secos y Algarrobas; Agrupación de Exportadores de Almendra y Avellana de España; Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería; Asociación Española de Fabricantes de Zumos; Federación Nacional de Industrias Lácteas; Interprofesional del Aceite de Oliva Español.

Al parecer si no incluyes ingredientes o alimentos provenientes de estas asociaciones no se puede hacer un “desayuno saludable”… ¿y las frutas frescas (no los zumos), y el pescado, y las legumbres, y el embutido, y las carnes, y los huevos…? no están, no figuran. Al parecer, según parece son ingredientes o alimentos “no tan saludables” dentro del distorsionado e interesado concepto de «desayuno saludable» bajo este prisma (al igual que lo sería también el hablar de una cena saludable o almuerzo saludable en términos similares). Si te mueves, está claro, no sales en la foto.

Quizá a los señores del Senado y a los de tanta industria (pero no toda, ni mucho menos) les interese saber qué es lo que se desayuna en otras latitudes y que juzguen por sí mismos si pueden ser o no opciones válidas para cubrir el trámite del desayuno.

Y porque todo hay que decirlo, a mí me invitaron a asistir, pero no fui… pero es que si voy reviento, que me conozco. Al final, es muy feo eso de que el sector alimentario, sea el que sea, termine condicionando las recomendaciones de salud dirigidas a la población general.

Por cierto… después de ver el vídeo, ¿a ti qué desayuno te gusta más; coincide con las directrices del desayuno del Senado?

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Imagen: mrsiraphol freedigitalphotos.net

Cornflakes sin gluten de Nestlé: ¿apuesta por los celiacos o a rebufo de las tendencias?

IMG_1652La empresa Nestlé ha tomado la iniciativa para que un servidor cate y ofrezca su opinión al respecto de sus nuevos cereales sin glutenNestlé Cornflakes” comercializados en envase de 375 g. Y lo ha hecho aprovechando la campaña de lanzamiento de estos cereales en la que ha instado a varios blogueros a probarlos y pedir su opinión. En este sentido me siento halagado y agradecido ya que además de la consabida caja de cereales necesaria para poder catarlos la empresa ha remitido un atractivo set de desayuno personalizado para cereales consistente en un bol con la cuenta personal de un servidor en Twitter, una cucharilla ad hoc y un salvamantel.

Antes de empezar he de reconocer que no soy muy de cereales a la hora del desayuno (recuerda, soy un “desayunador ecléctico”) y mi familia tampoco lo es (tengo una mujer, preciosa, con la que comparto dos hijas de 6 y 10 años que han salido a la madre)… hasta el punto que he de reconocer que si bien en casa hay cereales de desayuno en la despensa, cada caja de este tipo de productos que adquirimos dura más de un año, y no es infrecuente que la solamos terminar con la fecha de consumo preferente más que agotada.

Dicho esto, no quita para que otras personas gusten de disfrutar de este tipo de desayunos con más asiduidad. No obstante, la particularidad de este producto concreto, “Nestlé Cornflakes sin gluten”, radica en la garantía que ofrece su consumo dentro del colectivo de personas aquejadas de celiaquía o de sensibilidad al gluten no celiaca… siendo la última de estas dos considerada una patología relativamente emergente y sobre la que no están las cosas aun demasiado claras.

Resulta curioso que unos copos maíz tengan que asegurar que son libres de gluten (al menos hasta los límites establecidos por la actual normativa, menos de 20 mg/kg de producto o partes por millón) ya que, sobre el papel, el maíz es uno de esos cereales que no contienen gluten en su grano. Sin embargo, parece ser que las distintas empresas que se encargan de elaborar productos elaborados con cereales de origen diverso no están en disposición de asegurar que en sus procesos no exista un cierto riesgo de contaminación cruzada. De esta forma, aunque de la elaboración de unos cereales de maíz, y solo de maíz, se trate, es más que posible que en la recogida de cereal y la posterior manufactura de otros productos cereales en las mismas instalaciones, se de origen a esa contaminación cruzada en la que cierta cantidad de gluten alcance a los productos que originalmente no tienen porqué contener gluten. Esta es la razón, entiendo, por al que otros cereales de desayuno a base de “copos de maíz” (cornflakes) no se etiquetan como “sin gluten”.

En el bol

En cuanto a la cata del producto en sí, ya he adelantado que quizá no sea la persona más indicada para pronunciarme ya que el catálogo de productos con los que lo puedo comparar no es especialmente amplio y en este sentido, además, dependo demasiado de la memoria. No obstante, me parecieron unos cereales especialmente consistentes en lo que respecta a su “desvanecimiento” en el momento de consumar el matrimonio con la consabida leche (en mi caso fría, of course). Es decir, me dio la sensación que no se venían abajo con demasiada rapidez, me refiero a que no se ponían especialmente “blandurris” (usando expresiones míticas de mi querida benjamina) en comparación con las ocasiones que he probado otros cereales de este estilo. Eso para mí es una ventaja, aunque ya sé que hay otras personas que prefieren el comportamiento contrario. Los «copos» en sí me parecieron especialmente pequeños en cuanto a su forma, a la par que bastante uniformes en tamaño. Sobre su sabor, me pareció el adecuado, dando una sensación de estar comiendo lo que se está comiendo, cosa que en lo que respecta a los cereales de desayuno no es tontería, ya que en pocas ocasiones, a mi juicio, se puede identificar con cierta seguridad qué es lo que se está comiendo cuando uno hace uso de esta clase de productos.

La cuestión nutricional

Sobre sus aportes nutricionales me parece que son muy similares a los que por lo general se puede esperar de esta gama de productos. Me refiero a la composición en macronutrientes y su contenido en vitaminas y minerales, habida cuenta que, tal y como sucede con otros cereales de desayuno, estos también se han enriquecido con diversos micronutrientes. Así pues, su idoneidad se pone de manifiesto al considerar las necesidades de un colectivo concreto, el de los celiacos y el de personas aquejadas de sensibilidad al gluten no celiaca. Como en la mayor parte de esta gama de productos, no se nos tiene que pasar por alto que si bien su primer ingrediente y por lo tanto el mayoritario es el maíz, 98,6% en este caso, el segundo y tercero son el azúcar y la dextrosa respectivamente.

La comercialización

Desde el punto de vista comercial es preciso destacar sin duda dos aspectos: por un lado su precio, 2,10 €/caja de 375g, lo que le pone muy en sintonía de otros productos de la competencia cerealística . Una cuestión importante cuando se sabe que la cesta de la compra de una persona celiaca suele ser unos 1.500 euros/año más cara que la de un no celiaco en base a la necesidad de garantizarse la compra de productos “sin gluten”, por lo general mucho más caros que los «básicos». Por el otro, el conocer que la Federación de Asociaciones de Celiacos Española (FACE) ha incluido este producto dentro de su muy útil y necesario listado oficial FACE. No en vano, en el desarrollo de estos “Nestlé Cornflakes sin gluten” ha participado la Asociación Europea de Sociedades de Celíacos (AOECS), asegurando de esta forma el cumplimiento de la normativa europea de la exención de gluten.

En resumen

Supongamos que… : A) eres celiaco o con sensibilidad al gluten no celiaca y; B) te gustan este tipo de productos… entonces, este tipo de cereales pueden ser una buena opción en tu cesta de la compra. Sin embargo, si no se cumplen cualquiera de estas dos premisas anteriores el producto en cuestión no te ofrecerá mayores ventajas que las que te puedan ofrecer otros productos de la competencia.

Es cierto que ya existen otros cereales de desayuno en el mercado “sin gluten” (normalmente más caros) y, al mismo tiempo, estoy convencido que la actual fobia antigluten cada vez más en alza “gracias” a algunos colectivos desustanciados (más allá de los mencionados anteriormente cuyo rechazo al gluten no responde a fobias buenrollistas, sino a una verdadera necesidad) y de la que daremos cuenta en este blog en ediciones sucesivas… dará pie como decía a una creciente comercialización de este tipo de productos por parte de otras empresas que tienen a los cereales como parte importante de su negocio.

Espero que si así sucede sirva para que el colectivo de celiacos se vea beneficiado, pero me temo que a su vez con esa proliferación se alienten esas otras absurdas tendencias. Con sinceridad, sin conocer más de lo que sé, me gustaría estar convencido de los fines últimos que han movido a Nestlé para lanzar este producto ahora.

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Imagen: @juan_revenga

Desayunar o no desayunar, he aquí la cuestión (insoluble)

… ¿Qué es más digno para el cuerpo, sufrir los retorcijones y gruñidos del hambriento estómago o tomar un “desayuno completo” contra nuestra codiciosa biología y, con sus calorías, acabar con la delgadez?

(Perdón por la broma-adaptación, pero después de poner el título no me he podido resistir)

desayuno (2)La cuestión de si saltarse el desayuno o no tiene un determinado efecto sobre el estatus ponderal sigue siendo motivo de debate. Ya te lo conté en esta entrada ¿Es obligatorio desayunar si quieres adelgazar? que la cosa no estaba nada clara… y un análisis de los estudios que sostienen una y otra postura sigue sin dejar las cosas claras. Ahora bien, este análisis arroja bastante luz al respecto de una realidad incontestable: la opinión generalizada (incluyendo la de no pocos profesionales) es una, bien clara, a pesar de no haber pruebas consistentes que la sustenten. Esta opinión, por resumir, suele quedar sintetizada en que saltarse el hábito del desayuno favorece la obesidad, o incluso que en el tratamiento de la obesidad conviene desayunar si no se te tenía ese hábito.

Pues como digo, la opinión general puede ser una y la evidencia otra. En el reciente estudio Belief beyond the evidence: using the proposed effect of breakfast on obesity to show 2 practices that distort scientific evidence (Creencias más allá de las evidencias: el pretendido efecto del desayuno en la obesidad para mostrar dos prácticas que distorsionan la evidencia científica) se destaca que tanto las investigaciones que tienen algún tipo de sesgo (conflictos de intereses, mal diseño del estudio, incorrecta interpretación de los datos…) como aquellas que no tienen un carácter probatorio (que por su diseño no muestren “causalidad”) suelen ser elementos que influyen a la hora de formarse una idea preconcebida sobre un determinado asunto. Y al mismo tiempo este hecho favorece que las futuras investigaciones sigan por ese camino habida cuenta de los existentes prejuicios. El caso de la relación entre desayunar (o no) y la obesidad es uno de los más claros.

Para ello el estudio en cuestión reunió los artículos más relevantes que en sus planteamientos y conclusiones afirmaban que el saltarse el desayuno aumentaba el riesgo de obesidad, y sus conclusiones fueron bastante claras:

La creencia general de que saltarse el desayuno promueve la obesidad está establecida por encima de lo que la evidencia científica aporta. Los datos científicos se ven alterados en en virtud de: la mala utilización de los datos probatorios por un lado y que en general las investigaciones en este sentido están sesgadas por el otro.

Así pues, en el resumen de hoy sacaría dos conclusiones: en primer lugar que tal y como ya se ha contrastado en otras ocasiones que hay ciertas directrices que se citan más por tradición que por una verdadera constancia en su realidad, así que hay que tener cuidado o al menos adquirir un cierto criterio para ponerlas en tela de juicio. Y en segundo, un poco lo de aquel post al que me refería más arriba, que para organizar un patrón de alimentación coherente es muy probable que planificar un desayuno entre dentro de lo razonable; ya sabes por aquello de que no te “sorprenda” el hambre, la ansiedad… y  en contraposición al ir a salto de mata. Desde luego el análisis de las circunstancias de cada caso particular podrían ayudar bastante en este sentido, y siempre huyendo de aquellas posturas dogmáticas (mal) generalizadas.

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Imagen:  Ambro vía freedigitalphotos.net

Día Nacional de la Nutrición: Comer sano es divertido la obesidad no (una crítica constructiva)

DNN 2014Hoy se conmemora el Día Nacional de la Nutrición (DNN) de la mano de la FESNAD (la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética). Una fecha para poner en alza todas esas cuestiones en las que lo que comemos, el cómo y el cuánto influyen en nuestra salud. Algo muy a colación después de la entrada de ayer… despertar conciencias es de lo que se trata en definitiva y ser conscientes del papel que desempeña la alimentación cotidiana en la salud, algo que al parecer está bastante subestimado por parte de la población general. El lema de este año, ya lo ves, es: “Comer sano es divertido, la obesidad no”; con un foco de atención claramente centrado en la población infantil.

A estas alturas no voy a renegar de la importancia de estos temas pero quizá sí cuestionar en cierta medida (con la más positiva de las intenciones) la forma de ponerlas de relieve y de aportar soluciones, recomendaciones y consejos. Adelanto que el grueso de la campaña me parece acertado pero hay detalles con los que discrepo, así como el haberse dejado en el tintero algunas cosas que a mi juicio son importantes.

En todo el material que acompaña esta conmemoración, tanto en el tríptico, como en la presentación para conferencias, se hace una especial alusión a la cuestión del sobrepeso u obesidad infantil, los factores que los facilitan, al tiempo que se indican una serie de recomendaciones en lo que respecta a los hábitos de vida. Esos factores facilitadores los divide en 3 grupos de influencia: la alimentación inadecuada, la escasa actividad física y los ambientes obesogénicos en el hogar, la escuela y la comunidad. Nada nuevo, pero que conviene recordar y tener bien presente.

La importancia del desayuno

Sin embargo, a la hora de centrar las recomendaciones, el grueso del mensaje se centra de forma significativa hacia la importancia del desayuno “completo”. En primer lugar no estoy totalmente convencido de la importancia del desayuno (hacerlo o no) en el tratamiento y prevención del sobrepeso y obesidad. Te recuerdo esta entrada (¿Es obligatorio desayunar si quieres adelgazar?), en la que se ponía de relieve que, al menos en adultos y en la actualidad, no está nada claro si el hecho de hacer un desayuno o no constituye un elemento preventivo o terapéutico válido. No sé muy bien en qué se puede basar la FESNAD para, insisto, poner el acento en un elemento con una utilidad… al menos tan difusa, ¿no hay otras cuestiones a las que prestar tanta atención antes que al desayuno?

La importancia del desayuno «completo»

En segundo lugar, de lo que no me cabe la menor duda es de lo desacertado a la hora de hablar de un desayuno “completo” en los términos a los que se refiere esta campaña. ¿Qué se supone que es “completo” o “equilibrado” en estos casos? Pues lo que te imaginas y te temes al mismo tiempo: la presencia, al parecer ineludible, de al menos tres elementos en el desayuno, un alimento del grupo de los lácteos, uno del de los cereales y una fruta. El remate de la jugada es cuando entre esos alimentos de origen “cereal” además se incluye de forma destacada las galletas. Y es que, con estos parámetros en el punto de mira para catalogar un desayuno como “equilibrado, completo o ideal” no me extraña el dato estadístico que se ofrece referido a que solo un 3,8% de los niños españoles realizaban un “desayuno completo”… Ay, ay, ay.

Y que pasa si un niño desayuna tortilla de patatas y ya está… ¿está mal? Y si desayuna arroz con lentejas o una ración de gazpacho o un trozo de merluza a la romana… ¿está mal también, se incrementa el riesgo de obesidad por desayunar así? Pues a mi juicio no, y me explico.

(Pensamiento al margen: Prefiero no pensar en si las empresas de la industria alimentaria que han patrocinado esta jornada habrán tenido algo que ver, porque, esa es otra, ¿para cuándo un DNN sin patrocinio directo de la industria alimentaria? ¿Acaso es imposible?)

Deberíamos dejarnos ya de tanta comida ideal, desayuno equilibrado y cenas completas y empezar a poner el acento en la bondad general de la dieta… en la del adulto y en la del niño. Deberíamos pues, dejar de hacer una presión perfeccionista injustificada e innecesaria en parcelas tan concretas y reducidas como son las ingestas tomadas una a una y centrarnos más en dos aspectos: por un lado en el papel de las personas para decidir y dar, dentro de un orden, gusto a sus preferencias y; por el otro, empezar a observar los estilos de vida en su conjunto, como el elemento importante a la hora de proponer mejoras. No se debería en mi opinión continuar por ese camino que acaba por atomizar y disgregar todos y cada uno de nuestros comportamientos (y por ende el de nuestros hijos).

Que me disculpe la FESNAD, pero a mí nadie me ha demostrado la existencia de un desayuno “equilibrado, ideal y completo” que sirva para todo el mundo tal y como se plasma en esta información (puedes consultar esta entrada al respecto: ¿Hay un desayuno “ideal”?). Si de mí dependiera, conservando el lema y el leitmotiv del DNN 2014, me hubiera centrado en el papel de los padres y cuidadores, en el ejemplo que dan y en las opciones alimentarias que ponen delante de sus hijos en todo momento. Estas relaciones y todas las cuestiones relativas a la formación son las que para mí tienen un peso abrumadoramente mayor en nuestros estatus ponderal y por tanto en el que con cierta probabilidad tendrán nuestros hijos. Recuerda, un niño no come lo que tú no le pones a su disposición. Pero este tema, para mí eje central de estas cuestiones, ya se trató en el DNN del año 2012 (Enseñar a comer es enseñar a crecer) y de ahí mi entusiasmo al aplaudir, entonces sí, aquella iniciativa.

Reducción del peso o cambio de hábitos

Ya por último esta la cuestión de hacer pasar todo por el “peso” y no tanto por los “malos hábitos”. Porque si de medidas útiles se trata, existen interesantes estudios que sugieren que lo verdaderamente importante debería de partir de centrarse en los cambios de los estilos de vida antes que en la pérdida de peso como tal. Para empezar por que con esos cambios en los estilos de vida se beneficiaría tanto la población obesa como la que no lo es; y para acabar por que es una mucho mejor forma de no estigmatizar a nadie (especialmente a los niños en una edad tan delicada) y de mantener a largo plazo las metas ponderales.

Así pues larga vida al DNN, si puede ser sin los patrocinadores del tipo que suelen ser los habituales; ojalá sirva para recordar a la población general la importancia de la alimentación y su peso en la salud. Y recuerda, no te dejes despistar: una dieta saludable no pasa por desayunar indefectiblemente leche con galletas y una manzana (o sus típicos sustitutos).

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¿Hay un desayuno «ideal»?

DesayunoA la hora de desayunar la mayor parte de la población se suele encajar en dos grupos típicos: los que no desayunan habitualmente y los que sí. A su vez, entre estos últimos se pueden distinguir, en general, dos patrones: los que siempre desayunan lo mismo o muy parecido (una mayoría) y los que se las trae al fresco el qué desayunar, el caso es hacerlo (los que menos). Al individuo que desayuna y se enmarca en el primer grupo yo le llamo el “desayunador constante” y al del segundo el “desayunador ecléctico”. Yo soy de los últimos.

Resulta curioso observar como la mayor parte de las personas mostrarían su hastío si a la hora de comer o de cenar se les ofreciera siempre lo mismo, pero sin embargo esto no sucede a la hora del desayuno: Café con leche y tostadas, todos los días igual, o leche con chocolate y galletas o sea lo que sea… siempre lo mismo, todo lo más con pequeñas variaciones sobre estas bases. Las bases de cada uno, claro. Mi santa es así; sea día de labor, festivo, desayune en casa o fuera, el desayuno es siempre igual: café (mucho café) con leche (poca), pan y aceite de oliva… siempre antes de la ducha nada más levantarse. Yo no, como digo yo soy más improvisador. De entrada, por norma (nada rígida por otra parte) prefiero después de la ducha. Y el qué… pues qué quieres que te diga, dejémoslo que es altamente variable, hasta tal punto que como te digo “ecléctico” le encaja mejor. No sé si habré desayunado dos veces lo mismo en mi vida (es un decir).

Buscar una perfección nutricional en el desayuno tiene el mismo sentido que buscarla en una comida concreta. Ninguna. Su adecuación dependerá de cómo tenemos normalmente organizadas el resto de las ingestas, de nuestros gustos, de las costumbres sociales y en definitiva de los denominados “hábitos alimentarios”. Unos hábitos que pueden observarse con mayor o menos detalle. Es decir, los hábitos alimentarios de una casa, o de una determinada población o incluso de un país. Al final siempre habrá denominadores comunes que distinga unos hábitos alimentarios de otros.

Hablando de desayuno en nuestro entorno distinguimos de forma clásica dos grandes tipos de desayunos: el denominado continental y el anglosajón. El primero, más básico, consiste en esencia en algún lácteo (típicamente en forma de café con leche), tostadas (con algún tipo de grasa para untar o empapar) y en su más arquetípico concepto, zumo (en especial de naranja). El de estilo anglosajón, más generoso, suele incluir lo antedicho más huevos revueltos o al plato y algún tipo de complemento animal especialmente graso (bacon, salchichas…) e incluso un guiso de alubias aunque en realidad las tostadas suelen ser habitualmente sustituidas por los cereales o las gachas (alias porridge, más o menos).

Misho soup

Sin embargo, hay otras poblaciones que estando más alejadas de nuestra área de influencia desayunan de forma totalmente diferente (vuelta otra vez a los hábitos alimentarios). Por ejemplo, en Japón, nos sería bastante difícil de distinguir un desayuno como tal de lo que comimos la víspera a la hora de cenar, a grandes rasgos: arroz glutinoso (es el equivalente de nuestro pan), sopa de miso y pescado… ¿desayunador constante… serías capaz de desayunar esto? A ti desayunador ecléctico no te pregunto, sé que sí. Al menos yo sí que podría, y sin problemas. De hecho, uno de mis desayunos preferidos son los bocatas, en especial los de merluza del día anterior. Si además lo puedo acompañar de pimientos rojos asados y mostaza de Dijon… #slurpslurp

Pero no te creas que soy el único rarito (entiéndase “diferente”, y además no tanto) mi colega de blog @_spanjaard me consta que tiene unos patrones desayunadores bastante particulares. No sé si hasta el punto de desayunarse como es mi caso, un arroz con lentejas y piparras encurtidas o unos garbanzos con bacalao o un gazpacho o un trozo de pizza o una porción de tortilla de patatas o con cualquier otro ingrediente o una ración de ensaladilla rusa… (siempre sobras del día anterior y por separado, que conste) pero sospecho que sí.

De todas formas, una de las cosas que más me llama la atención con esto del desayuno es cómo con independencia del grupo al que pertenezcas (me refiero solo a los grupos del no desayunador y al del desayunador constante, no al de los eclécticos) el momento de estar de viaje y enfrentarse a un desayuno buffet supone un motivo insalvable de cambio. Es entonces cuando el no desayunador desayuna, y el desayunador constante varía (a excepción de mi santa, eso sí). Normalmente además se aprovecha para comer como si fuera ese desayuno la última ocasión que tendremos de comer en nuestra vida. Desaforadamente. Supongo que se deberá a una mezcla entre las reminiscencias de la ley del pobre (reventar antes de que sobre) y la curiosidad. Lo que no deja de ser una materia digna de observación. ¿Por qué algunas personas solo toman fruta en los desayunos buffet y no en sus casas? Por pereza creo yo. En su casa les da pereza prepararla y no la comen, no porque no tengan recursos sino porque no quieren. Sin embargo en el hotel, ya cortadita y preparadita se la cogen. Curioso. Y este de la fruta es solo un ejemplo.

Bueno, me despido. Antes de hacerlo me gustaría dejar aquí un consejo, mitad fruto de mi experiencia profesional y mitad fruto de la personal (así que si no te gusta puedes hacer con él lo que mejor quieras). Organiza tus ingestas, no improvises. Una forma más o menos adecuada de controlar tu hambre y tu ansiedad (no son lo mismo) consiste en no dejar pasar demasiado tiempo entre que te levantas y la realización de la primera ingesta del día. Así, cuando te desayunes, procura realizar tus elecciones alimentarias entre un catálogo saludable de alimentos. Con independencia del resto de alimentos, tu desayuno es una muy buena ocasión para incorporar una o incluso dos raciones de alimentos de origen vegetal… ¿te acuerdas?

Y ya que estamos en ello, anímate y cuéntanos a todos tu estilo de desayuno preferido y porqué.

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Imágenes: Apolonia y samuiblue vía freedigitalphotos.net

¿Es obligatorio desayunar si quieres adelgazar?

DesayunoPocas frases relacionadas con la alimentación tenemos tan grabadas a fuego como la que dice que el desayuno es la comida más importante del día, pero ¿realmente lo es, es así para todo el mundo… importante para qué y para quién? ¿Qué hay de cierto en aquella frase que nos advierte que una de las claves de la alimentación saludable dice que hay que desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo?

Si atendemos a una de las cuestiones que seguro más nos preocupan, la obesidad, la relación entre esta y el desayunar o no, no está nada clara. Son varios los estudios científicos que utilizando distinta metodología han obtenido resultados dispares a la hora de establecer una influencia del desayuno (o del no desayuno) en el estatus ponderal de las personas. Por un lado, en algunos casos, parece que se observa una relación directa entre saltarse el desayuno y la obesidad, y sin embargo en otros estudios no se halla tal relación o, por lo menos, apuntan a que saltarse el desayuno podría influir en la reducción de la energía diaria total (lo cual en principio y teóricamente podría ayudar a perder peso).

Como digo las cosas no están nada claras, al menos en este aspecto. Tal es así que en el documento varias veces comentado “Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos” (Consenso FESNAD-SEEDO) se concluye que con la actual evidencia disponible son controvertidas e inconsistentes las investigaciones que estudian la relación entre la omisión del desayuno en adultos y el riesgo de sobrepeso y obesidad. De similar contenido es el artículo titulado Myths, Presumptions, and Facts about Obesity (“Mitos, presunciones y realidades en torno a la obesidad”) que en el correspondiente apartado de “presunciones” y tras revisar diversos artículos en relación a temas “candentes” vinculados a la obesidad afirmó que la expresión “desayunar de forma habitual es un factor protector  frente a la obesidad” es, cuando menos, una presunción. ¡Ojo!, no dice que sea un mito ni que sea falso, dice que es una presunción y que no se debería asumir de forma categórica y darla por cierta.

Además, con no poca frecuencia se confunden situaciones. Me explico. No es lo mismo que algo se suponga que es recomendado y ayude a no engordar (que habría que verlo) con que, por otro lado, sirva para adelgazar una vez que ya se tiene obesidad. Y todo ello, ambas situaciones (no aumentar de peso o bien perderlo), ponerlas en el contexto individual de cada uno. No es lo mismo alguien que no ha desayunado en su vida y conserva un peso y una salud adecuados (que los hay), que alguien que quiere adelgazar, tenga o no la costumbre de desayunar desde siempre. Habrá que ver, si es el caso, porqué no desayuna, en qué situación le deja el no hacerlo (fatiga, malhumor, ansiedad, situaciones de picoteo, grandes ingestas posteriores, etc.). Y si desayuna, lo mismo: cómo lo hace, en qué consisten sus desayunos, etcétera.

Es decir, se trata de poner en el contexto individual el efecto que tiene el no desayunar o el desayunar y cómo se hace. De otro modo, las expresiones generalistas como aquellas con las que empezaba el post, a pesar de su raigambre, no parecen tener mucho sentido.

Lo más probable, si visitas un dietista-nutricionista con el fin de adelgazar, lo que te dirá es que ordenes tu alimentación, que seas tú quien la controle de forma consciente… Para eso, en muchas ocasiones, para organizar un patrón de alimentación coherente es muy probable que te recomiende el desayunar. Puede hacerse inmediatamente tras levantarte, antes de ducharte o después más tarde, con unos u otros alimentos, etcétera. Pero lo más probable que te dirá es que tengas y sigas un mínimo plan de las ingestas a lo largo del día en su más amplio sentido (y el desayuno es una de las posibles). Todo ello en contraposición al ir a salto de mata. No es una clave indefectible, pero si una de las más probables que, creo, te pueden ayudar.

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Imagen: Ambro vía freedigitalphotos.net