El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Recomendaciones sinsentido de la cerveza SIN durante la lactancia

Mujer cerveza

En una reciente nota de prensa de Europa Press se da cuenta de una sorprendente recomendación nutricional dirigida a las madres que dan el pecho referente a las bondades de incorporar cerveza sin alcohol en su dieta habitual y en una cantidad de dos raciones al día. Algo que en verdad tampoco nos debería de llamar tanto la atención cuando en su día se recomendó esta bebida a todo tipo de mujeres, ya estén embarazadas, sean lactantes o estén en la menopausia. Más o menos, si eres mujer y por tu salud has de beber cerveza SIN. Y siempre, no solo por aquello de no tomar la cerveza normal, con alcohol, algo lógico por sus claros efectos deletéreos, sino al parecer por las pretendidas bondades intrínsecas de esta bebida en lo que se refiere a su aporte nutricional

Lo que sí es sorprendente se mire como se mire es quienes hacen llegar al alimón esta recomendación, no te lo pierdas: La Asociación Española de Matronas y Cerveceros de España… XD que así dicho (es como está en la nota de prensa) no debe ser, no creo que haya una asociación con ese nombre sino que deben ser dos: la española de Matronas por un lado y la de Cerveceros de España por el otro. Para que luego digan que la política hace extraños “compañeros de cama” (no voy a seguir por este camino que me pierdo)… matronas y cerveceros… bien, bien… quién lo diría. Bueno, vamos al meollo.

No he sido capaz de encontrar y descargar el documento tal cual, del que al menos de momento, la asociación de matronas no se hace eco en su web. No así el Centro de Información Cerveza y Salud (¡como no!, ¿te acuerdas?) que comenta a bombo y platillo su relación con las matronas.

Con el eslogan “Su alimentación depende de ti. Durante la lactancia, bebe SIN” se hace hincapié en diversos puntos, algunos con más insistencia que otros:

  • La incompatibilidad del consumo de bebidas alcohólicas durante el proceso de lactancia [bien]
  • La importancia de que la madre preste una especial atención a su alimentación en este periodo [bien]
  • Los beneficios de la lactancia materna [A medias bien, y me explico: ¿es necesario comentar los beneficios de respirar? No, porque es lo “natural”; pues con la lactancia materna lo mismo (entendiendo en este caso cuando hay una posible disyuntiva entre dar y no dar el pecho)]
  • Comparar cuánto beneficio se halla en la leche de madres que beben cerveza sin alcohol y las que no la beben [mal]

O fatal… el relato de todos estos beneficios surgen al parecer de un único estudio titulado «Efecto de la cerveza sin alcohol sobre la leche materna» que no hay forma humana de encontrarlo publicado. Se habla de él, pero es imposible acceder al mismo y conocer sus entresijos, metodología, financiación, conflicto de intereses… etcétera. Si yo tuviera que apostar, apostaría a que está detrás el ínclito Centro de Información Cerveza y Salud. De todas formas recordemos las preclaras palabras de Ben Goldacre:

Sea como fuere, ya sabes o te imaginas lo que viene a decir el consabido documento: que si la leche de las madres que beben cerveza SIN es mucho más rica en antioxidantes (de los que no se ha constatado beneficio alguno directo), además de muchos otros beneficios que al final por repetirlos se los van a terminar por creer hasta ellos.

Se vuelve a la carga con aquello de que la cerveza, incluida la SIN es rica en lo de siempre: ácido fólico (o vitamina B9), magnesio, calcio, fósforo, potasio y silicio… ¿será cierto? Ya sabes que no, o que no para tanto como para que merezca la pena destacarlo. Recordemos esta entrada:

  • Un vaso de cerveza SIN de 200 ml aporta el 4,10% de la Cantidad Diaria Recomendada (CDR) de ácido fólico. Por su parte, un plátano aporta más del 12% de esa CDR; un plato de alubias rojas el 128%; un vaso de zumo de naranja natural el 68%; un plato de espinacas el 108%… ¿seguimos?
  • En cuanto al calcio, el mismo vaso de cerveza SIN aporta entre el 1% y el 2% de su CDR… sin embargo, un vaso de leche alcanza el 35,6%; un plato de espinacas 35,3%; un puñado de almendras 8,75%; dos yogures 43,1%… ¿seguimos?
  • En cuanto al magnesio, potasio, fósforo, calcio y muchos otros minerales cuya riqueza habitualmente se hace destacar en la cerveza… nada de nada. Pero nada de nada porque son minerales para los que no hay normalmente ningún peligro de sufrir una deficiencia… hay que tener una alimentación francamente desequilibrada para que se presenten deficiencias de ellos. Es decir, no habría porqué destacar a la cerveza, ya sea con o sin, con elementos habitual y constantemente presentes en la mayor parte de alimentos. Ahora bien, está claro que si los mencionas queda muy, muy guay cara a la población general.

Con tanto supuesto parabién en la cerveza SIN, planteo la pregunta de siempre: ¿por qué no aparecen todos estos superbeneficios en la etiqueta de las cervezas SIN? Ya te lo digo yo, porque a pesar de no tener alcohol en esta ocasión el contenido en esos nutrientes es tan exiguo que la legislación no permite ponerlos en la etiqueta… otra cosa es en un panfleto confeccionado entre Cerveceros de España y la Asociación Española de Matronas. Ahí sí que se puede, y todos tan contentos.

Además ¿por qué estos convenios con las matronas no se celebran con la Asociación para la promoción de frutas y verduras 5 al día o con la Asociación de productores de lentejas (que no sé si existe) o con Pescaderías Asociadas Españolas (que tampoco lo sé)?

Vuelta a las suposiciones y a las apuestas… si de mi dependiera respondería que por el maldito dinero que tienen unos y el que les falta a los otros. Aunque igual es una falta de perspectiva y resulta que todas estas asociaciones (5 al día, lentejas, pescado…) y en especial la de matronas, simplemente, no han caído en la cuenta que hay una mejor forma de hacer las cosas.

Post data: Si te preocupa verdaderamente lo de no tomar alcohol en el embarazo o la lactancia te recuerdo que las cervezas del tipo «0,0» son las que menos alcohol aportan (según la legislación no pueden aportar más de 0,09% ) y que las denominadas SIN deben tener menos del 1% en volumen, es decir, pueden llegar a tener un 0,9%.

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Nota: mi agradecimiento de hoy para @SeanMurchainpor hacerme partícipe en TW de esta, en realidad mala, noticia.

Imagen: vectorolie vía freedigitalphotos.net

Con-ciencia alimentaria de la mano del Dr. Daniel Ramón

Hamburguesa más fonendo

Qué gusto da oír hablar a quien sabe en profundidad de estas cosas expresándose con el aplomo que da la sabiduría.

El sábado pasado en el programa de RNE “No es un día cualquiera” Pepa Fernández condujo una enriquecedora entrevista realizada a D. Daniel Ramón, Dr. en Biología, experto en genética de los alimentos y que ha sido ampliamente galardonado en diversos ámbitos tanto científicos como empresariales. Se trata de una de esas personas que, sorpresivamente para lo que debiera ser y en la línea de lo que suele suceder, no es generalmente conocida entre la población general. Lo digo porque lo que dice, bien debiera ser escuchado e interiorizado por muchos. En la actualidad el Dr. Daniel Ramón es Consejero Delegado en Biopolis SL y Lifesequencing SL, y ha sido Profesor de Investigación Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

El caso es que gran parte de su labor científica implica a cuestiones alimentarias: alimentos transgénicos, funcionales, etcétera.

Merece mucho la pena escuchar el mensaje que sobre los transgénicos nos trae esta persona en especial cuando menciona los verdaderos (al menos desde el punto de vista de los investigadores) objetivos y beneficios que esta tecnología nos aporta: síntesis de fármacos, de detergentes más eficaces… cuestiones en las que pocos ponen el grito en el cielo y todos usamos, hasta que esa modificación genética implica a los alimentos.

Centrando la cuestión en los beneficios de este tipo de tecnología, cita algunos datos bastante relevantes, tales como que ningún avance de la agricultura de la historia se ha impuesto tan rápido a escala global como la ha hecho la agricultura transgénica, entre otras cuestiones porque entre los países que más la usan se ha reducido el consumo de pesticidas cerca de un 90%. Y todo ello dejando bien claro que no son ni más ni menos peligrosos que los alimentos convencionales en cuanto a su consumo. Ese miedo parte en líneas generales del desconocimiento del ciudadano medio y, el propio Dr. Daniel Ramón, reconoce el error de los investigadores y científicos a la hora de haber sabido divulgar este avance.

Imprescindible me ha parecido sus sensatas palabras al reconocer que el problema del hambre en el mundo no se solucionará por el mero hecho de contar con la agricultura transgénica; de hecho, y aunque pudiera ser una ayuda a su solución, esta no llegará nunca hasta el momento que no se apliquen mejores políticas sociales (en la línea de lo que comenté en este post).

Poco frecuente y muy deseable me ha parecido su postura al respecto de la agricultura orgánica (ecológica). Hasta el momento parecía que todo aquel que fuera pro agricultura transgénica habría de ser anti agricultura orgánica… y viceversa, cuando en mi opinión no habría de ser así.

Además del tema transgénico, otras implicaciones de su trabajo atañen a la influencia de la flora intestinal en diversos aspectos de la salud (¿te acuerdas de esta entrada?), los alimentos funcionales, etcétera.

Como te digo, si el mundo este de lo que se come y no, de la salud y sus múltiples implicaciones te gusta… no dejes de escuchar este podcast de apenas media hora.

Entrevista Daniel Ramón——————————————–

Imagen: Grant Cochrane vía freedigitalphotos.net

Publicidad comparativa de alimentos como estrategia de venta

Siendo políticamente correcto he de decir que no me gusta demasiado cuando un fabricante utiliza la estrategia de la comparación para promocionar las ventas de su producto; siempre me ha parecido una especie de ¿a quién quieres más a papá o a mamá?. No digamos ya cuando además la comparación en cuestión está hecha sin ajustarse a la razón o dicho llanamente, de forma torticera. No sé si a ti te pasa igual que a mí, así que te explico mis razones.

Para empezar la práctica comparativa en el terreno alimentario y de los valores nutricionales está regulada en la legislación europea, en concreto en el Reglamento 1924/2006 relativo a las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos que en su artículo 9 deja bien claro:

Sin perjuicio de lo establecido en la Directiva 84/450/CEE, solamente podrán compararse alimentos de la misma categoría, tomando en consideración una serie de alimentos de dicha categoría. Deberá mencionarse la diferencia en la cantidad de un nutriente o el valor energético, y la comparación deberá hacer referencia a la misma cantidad de alimento.

Además, este mismo Reglamento advierte:

Los tribunales y las autoridades nacionales tendrán que ejercer su propia facultad de juicio, teniendo en cuenta la jurisprudencia del Tribunal de Justicia, para determinar la reacción típica del consumidor medio en un caso determinado [se entiende que en el caso de esa publicidad comparativa]

Con esta perspectiva hoy os traigo dos ejemplos especialmente presentes en nuestro medio y de sendos fabricantes de productos alimenticios.

El caso de Nestlé y su Chocapic

En la caja de los cereales Chocapic se hace una comparación de algunos de los valores nutricionales de una ración de estos cereales (30g) y 125 ml de leche semidesnatada con «otras cosas» que se comen: una rebanada de pan blanco con jamón y queso; una tostada de pan integral con mantequilla y mermelada; un croissant; y una muy buena rebanada de pan blanco con crema de cacao.

Chocapic

A mi entender esta comparación no es procedente y las razones son dos: por un lado porque no son alimentos de la misma categoría. Entiendo que si hay que comparar una determinada variedad de cereales habrá que hacerlo en base a la legislación con otros cereales de la misma o de otra marca (y con la misma cantidad de leche) y no con otros productos por mucho que por su posible uso en el marco del desayuno puedan sustituir el consumo de esos cereales (¿y si alguien desayuna huevos revueltos, por qué no están ahí?). Y además, porque al escoger alimentos que no son legalmente comparables es imposible hacer referencia a la misma cantidad de alimento.

En cualquier caso, en este ejemplo y en mi opinión, los aportes mostrados de los otros alimentos se ajustan bastante bien a la lógica. Es decir, los valores de las kcal, azúcares, grasas y cereales integrales de los “otros alimentos” son lógicos al menos para alguien mínimamente entrenado (no sé si tanto ante el denominado “consumidor medio”)

Ahora bien, como decía anteriormente hoy traigo dos ejemplos, y el siguiente es de los que no hay por dónde cogerlo y, es más, me parece una fea muy fea afrenta al consumidor medio que puede, con toda facilidad entender lo que no es. Atentos a la jugada.

El caso de Panrico y su Bollycao

Dentro de la web promocional del Bollycao hay un apartado en el que se compara algunos de los valores nutricionales del producto con dos bocadillos, uno de jamón y otro de queso. Los datos ofrecidos por el fabricante los puedes consultar en la tabla a continuación y los puedes contrastar en el este enlace.

Datos fabricanteBollycao 2

Antes de entrar de lleno en la materia comparativa de los valores nutricionales de los bocadillos (que tiene tela) merece la pena contrastar las contradicciones del propio fabricante en base a la información sobre el producto de la web y la del propio envase. Como puedes observar en la imagen del envase, se ofrece la información nutricional por 100 gramos de producto. Nos dice que 100 gramos de producto aportan 3,8 gramos de grasas saturadas… luego a tenor de esta información, 60 gramos que es lo que pesa una unidad, deberían aportar 2,28 gramos. Y sin embargo, en la web, el fabricante dice que 60 gramos de bollo aportan 1,7 gramos de saturadas… ¿En qué quedamos, 2,28 ó 1,7? Se trata de una diferencia de nada más y nada menos que del 34%. ¿Casualidad? No lo creo porque el tema de los bocatas es el acabose.

Como habrás visto en los datos de la tabla de arriba (la roja), al fabricante de bollos no se le ha ocurrido mejor cosa que comparar algunos (¿porqué no todos?) de los aportes del bollo en cuestión con sendos bocadillos. Es decir, en mi opinión los mismos “errores” que los del Chocapic. A ver, repitamos juntos: cereales con cereales, hamburguesas con hamburguesas y bollería con bollería… no con otras cosas (y en la misma cantidad). Pero espera, que además en este caso la cosa se pone verdaderamente interesante.

A poco que sepas de nutrición los valores nutricionales que ofrece el fabricante (los de la tabla roja) te tienen que estar irritando los ojos… ¡no pueden ser! ¿Un bocata de 109 gramos de jamón y otro de queso con esa disparatada cantidad de calorías… con semejante cantidad de grasas saturadas? No hijo no. Así pues…

Con la mosca detrás de la oreja hace un par de semanas llamé al servicio de Atención al Consumidor de Panrico para hacerles dos preguntas: La primera con qué cantidad de ingredientes (cuánto pan, jamón y queso en cada caso, ¡no lo pone!) habían ideado esos bocadillos y; la segunda, qué tablas de composición de alimentos habían utilizado para terminar ofreciendo esos valores sobre su composición nutricional. Pues la respuesta no pudo ser más sorprendente y, a la vez menos convincente. Copio-pego parte de su respuesta por correo electrónico:

En el cálculo  a partir de los datos de las tablas se ha considerado como bocadillo de jamón un panecillo de 50 g , una cucharada sopera de aceite de oliva (9g) y 50 de gramos de jamón curado ración bocadillo según las tablas  y en el caso del bocadillo de queso lo mismo pero los 50 g de queso manchego semicurado ración individual según las tablas. En total cada bocadillo pesa de 109 g.

¿Aceite de oliva… 9 gramos por bocata? caramba, me parece fenomenal pero ese dato no se aporta en su bendita comparación. En ella pone: bocadillo de jamón y bocadillo de queso. Punto. Sugiero que si lo que se pretende es inflar los valores de kcal, grasas y grasas saturadas en sendos bocadillos les incorporen (y tampoco citen), además del aceite de oliva, un puñado de cacahuetes y una buena lasca de tocino entreverado. Pero espera, espera que aun hay más, no te pierdas el remate de la jugada.

Dejando a un lado que para un bocadillo confeccionado con 50 gramos de pan ponerle bien 50g de jamón, bien 50g de queso (y 9g de aceite también) es una soberana exageración (puedes hacer la prueba)… he de decir bien alto, bien claro y bien indignado… que no: que con esas cantidades no salen ni de coña los valores que los señores de Panrico atribuyen a esos bocatas en concreto en lo que se refiere a calorías y grasas saturadas. Y eso que he utilizado para los cálculos las mismas Tablas de composición de alimentos que ellos me transmitieron utilizar, es decir, estas tablas. Ni de coña.

Veamos. Un bocadillo de 50 gramos de pan, «preñado» con 50 de jamón (cálculos realizados con jamón “con grasa”) y 9 de aceite de oliva (con 9 gramos, para que chorree bien) o sus 50g respectivos de queso (el manchego semi curado tal y como me indicaron que fue el que utilizaron) aportan el valor nutricional estrictamente calculado de:

Bocatas bien calculados

Ya que estamos en la ignominia comparadora, me he propuesto mostrar a los lectores cuáles son los datos reales y la diferencia del manido Bollycao cuando se le ponen en frente de “bocadillos normales de jamón y de queso con 50 gramos de pan y con un poco de aceite de oliva” Esto es lo que sale (tabla en verde) cuando de verdad se comparan los valores nutricionales de 50 gramos de pan, 30g de jamón, 30g de queso y 4g de aceite.

 Bocatas reales

Lo que, como se puede comprobar hace cambiar bastante el cuento del trasunto comparativo… Y ya sí (casi) por último ¿por qué no ponen otros nutrientes, como por ejemplo, los azúcares, el calcio, la fibra y lo comparan con los bocadillos? ¿acaso con esos nutrientes no había forma de retorcer los datos o de “equivocarse” tanto como para resultar creíbles?

Resumiendo: Señores de la industria alimentaria con más ganas para promocionar y vender su producto que talento (y querido lector): a la hora de hacer una comparativa hay que hacerla bien y eso implica, al menos tres características

  • Ceñirse a la legislación y comparar mismas cantidades de alimentos de la misma categoría: lentejas con lentejas; chorizo con chorizo; yogures con yogures; etcétera.
  • No tomar por idiota al consumidor medio, o al menos, no tomar por idiota al consumidor experimentado que llegado el caso le podrá abrir los ojos al consumidor medio.
  • Tener un poco de vergüenza torera y no tratar, en especial en lo referente al segundo caso de hoy, de hacernos merendar con ruedas de molino, planteando la opción de “bollería industrial” como una mejor opción frente a otras a todas luces mejores. Y mucho menos “equivocarse” exagerando los datos de aquello que, al menos Panrico, ha tomado como «competencia” alimenticia.

A modo de propina

En el Bollycao en cuestión, recientemente, se puede encontrar en su envase una contundente declaración nutricional: “Contiene el 50% de la Cantidad Diaria Recomendada de hierro”. Sé qué os estaréis preguntando… ¿El Bollycao es ahora fuente dietética de hierro? Pues eso parece, habrá que estudiar a ver si lo ponemos en este aspecto por delante de una ración de hígado encebollado, de media docena de ostras o de un plato de lentejas… Ya ves, lo más típico del mundo: bollería industrial para hacer acopio de hierro (menuda iron-ía) y, ya de paso, intuyo, anestesiar las conciencias de aquellas mamás y papás preocupados por si harán bien poniendo este tipo de productos día tras día en las manos de sus hijos (recordemos que no hay alusión alguna en el envase ni en la publi con respecto a la frecuencia recomendada, así que debe de ser que “cuanto más mejor”)

Pero la cosa va más allá: si en el envase figura la declaración… en la web se hacen las alegaciones (que son para verlas). Dando por buena la declaración nutricional al respecto de que este bollo contenga el 50% de la CDR de hierro, la legislación permite hacer una serie de alegaciones (pero no otras). En la siguiente tabla puedes contrastar qué se puede decir y qué es lo que dice el fabricante. En mi opinión, salvo contadas excepciones (que por los pelos se podrían asemejar a las alegaciones autorizadas) las que presenta el fabricante en su web me parece que hacen gala de un exceso de imaginación. Juzga tú mismo.

Alegaciones hierro

 

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Actualización: A fecha de 27 de junio, en la página web de #Bollycao, ya no figura la camparativa del bollo con los respectivos bocadillos. Las razones pertenecen solo a quienes las llevan a cabo… que cada uno piense lo que quiera.

Nota: quiero agrdecer la contribución de Laura Redondo, una buena seguidora tuitera

Lo más de lo más: el vino como elemento protector frente a la caries

Copa de vinoPues sí, como lo oyes, la espiral sin fin de las recomendaciones salutíferas al respecto del consumo de vino (ahora le toca al vino… y mañana a la cerveza) parece que está entrando en artística barrena. Ahora, tal y como nos han hecho llegar algunos medios, la cuestión se centra en los beneficios del consumo de este a la hora de prevenir la caries.

Afortunadamente algunos medios están ya con la mosca detrás de la oreja y comienzan el relato de la noticia cuestionándose el reiterativo y machacón mensaje de la recomendación del consumo de vino en pro de la salud. Por ejemplo, este artículo de ABC en el que se da cuenta del tema de la relación entre vino y caries comienza de forma bastante elocuente… sin decir nada, pero al mismo tiempo diciéndolo todo:

Son muchos los efectos positivos de beber vino tinto que la ciencia se ha empeñado en demostrar: aumenta los niveles de colesterol bueno en la sangre, previene las complicaciones cardiovasculares, libera endorfinas… y ahora también previene las caries. Al menos, esta es la conclusión del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación de la Universidad Autónoma de Madrid tras un nuevo estudio.

Antes de continuar, quizá te estés haciendo una pregunta: ¿Cómo demonios es posible que si hay tantos beneficios en el consumo de vino solo conozcamos estos a partir de los medios y las notas de prensa de algunas sociedades científicas y nunca los podamos leer en las etiquetas del propio producto o en su publicidad? La respuesta es muy sencilla…

Porque está prohibida. Porque según el artículo 4 apartado 3 del Reglamento Europeo 1924/2006 relativo a las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos:

En las bebidas con una graduación superior al 1,2 % en volumen de alcohol no podrán figurar declaraciones de propiedades saludables.

¿Y porqué no? Pues el Reglamento no da justificación alguna de esta medida, yo al menos no la conozco, así que solo se pueden hacer especulaciones. La mía, bastante lógica creo, es que habida cuenta del carácter tóxico que tiene cualquier ingesta de alcohol importante, y al parecer se considera importante el riesgo con cualquier producto que incorpore más de un 1,2% en volumen en su composición (ya sea en una matriz de vino, cerveza, orujo, cazalla, ginebra… o la que sea) no resulta coherente anunciar beneficio alguno. Voy con un ejemplo (y espero que se entienda, que no se descontextualice) si le ponemos la suficiente cantidad de vitamina C a la cocaína, ¿podremos decir que una rayita ayuda al normal funcionamiento del sistema inmunitario durante el ejercicio intenso? Pues eso, y con las bebidas alcohólicas parecido. Aunque se identifiquen elementos o sustancias que por si solas supongan un beneficio la resultante de todos los pros y todos los contras resulta claramente negativa. El problema, es que esos elementos “beneficiosos” no se toman solos, se acompañan de los no beneficiosos, en este caso del alcohol.

En el caso de la prevención de la caries, en el estudio en cuestión se ha puesto de manifiesto que, in vitro (un detalle a tener en cuenta que algunos medios de comunicación “científicos” no solo han pasado por alto sino que le han dado un sentido contrario) el vino tinto ejerce una función antimicrobiana de algunas estirpes bacterianas típicas de la placa dental que favorecen la enfermedades bucodentales… ¿Y ya está? No, espera que hay más.

En el vino desalcoholizado y en el agua con extracto de semillas al 12% de alcohol también se observa este beneficio

Los resultados antimicrobianos del vino también fueron igualmente contrastados cuando dichas estirpes microbianas fueron expuestas, de nuevo in vitro, a una solución de vino sin alcohol y a una solución acuosa y alcohol al 12% con extracto de semilla de uva; y luego… y luego resulta que es “el tomar vino” el que es bueno contra la caries; anda que no.

Y por cierto que esto del vino y la caries ni tan siquiera es algo novedoso, un estudio de 2007 ya enredó con la idea. Tal y como he leído por ahí a un indignado con este tipo de estudios (o más bien con algunos titulares de los medios cuando se hacen eco de algún estudio de este tipo) confiar en la ingesta de vino para tratar o prevenir la caries tiene el mismo sentido que hacerlo con magdalenas… Créeme cuando te digo que hay muchas cosas que hacer contra la caries antes que valorar el tomar o no vino.

Si te gustó esta entrada quizá te interese consultar:

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Nota: mi agradecimiento de nuevo a Guillermo Peris, @waltzing_piglet  y a @fulmercurio por hacerme partícipe en TW de esta no-noticia

Imagen: digitalart vía freedigitalphotos.net

McDonalds Australia dando el cante… jondo: oé, oé, oé

Parece un trabajo de alumnos de primaria; algo así como “elabora una campaña para McDonald’s con alimentos típicos de otros países”. Pero no, se trata de una realidad Mcdoliana, aunque el resultado parezca realizado por niños y niñas en tan tierna edad.

El caso es que los publicitarios australianos de la multinacional de la comida… rápida (vamos a dejarlo en “rápida”) acaban de cubrirse de gloria y merecen, así a bote pronto, dos soberanos suspensos: el primero, está claro, en hábitos alimentarios internacionales; y el otro, tiene pinta, que en geografía. ¿Y qué es lo que han hecho?

En resumen, lanzar un nuevo producto para sus clientes que, en teoría, pone en alza lo más típico de la “gastronomía” española a colación de la inminente Copa del Mundo de fútbol a celebrar en Brasil. Bueno, mejor que contártelo le echas tú mismo un vistazo.

Pues sí, una especie de “bocadillo español” consistente en dos salchichas ahumadas “de chorizo” rodeadas de unos huevos revueltos y todo ello empaquetado en una oblea (no sé si de trigo o maíz) es decir, de la típica “tortilla” mejicanatipical spanish, sí… qué demonios: estúpidamente típico de McDonalds. Solo le voy a sacar punta a los contenidos y no a su estética y puesta en escena, casposa donde las haya… además de falaz al mezclar topicazos absurdos de, parece que Méjico, y España.

Por lo que se ve, esta campaña de McDonalds Australia centrada en el Mundial de fútbol incluye otras grotescas y seguro que sabrosas creaciones a las que no se duda en atribuirles una nacionalidad específica.

Por mucho que esta multinacional se esfuerce en poner en alza la calidad de sus productos, una vez más vuelve quedar patente su savoir-faire en todo aquello que implica las cuestiones de alimentar con comida a personas humanas.

En fin, si es que aunque la mona se vista de seda…

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Nota: quiero agradecer los contenidos de esta entrada a, JuanjoVilar, un amable seguidor de Twitter, @juanjovilar

 

 

Síndrome de ovario poliquístico y dieta

Ovario poliquísticoCon el nombre de Síndrome de Ovario Poliquístico (SOPQ) se conoce la afección causada por un desequilibrio en los niveles hormonales de las mujeres, con origen en las glándulas suprarrenales o los ovarios, que resulta en el desarrollo de quistes (cavidades llenas de líquido) en los ovarios. El desequilibrio hormonal consiste en la producción anormal y excesiva de andrógenos, hormonas típicamente masculinas. Este síndrome es más frecuente en las mujeres que padecen obesidad sin que hasta la fecha esté del todo claro que circunstancia es predisponente para la otra o incluso se hay una relación causal obesidad-SOPQ o viceversa. A día de hoy no se conoce la o las causas concretas del SOPQ sin embargo, también parece estar relacionado de alguna forma con la manera en la que el cuerpo gestiona la glucosa, la insulínresistencia y la diabetes.

En la actualidad se estima que afecta a más del 10% de las mujeres en edad fértil y su diagnóstico, en base la European Society for Human Reproduction and Embryology y la American Society for Reproductive Medicine se realiza ante la existencia de dos o más de las siguientes situaciones: 1. Ovarios poliquísticos; 2. Anovulación u oligoovulación; y 3. Valores bioquímicos que indiquen hiperandrogenismo y/o presencia de vello en la línea media del cuerpo.

Entre los síntomas físicos más frecuentes del SOPQ destacan la infertilidad, el dolor pélvico, el exceso de vello en el rostro, pecho, abdomen, dedos de los pies y manos, calvicie o debilidad capilar, acné, piel grasa, caspa y parches de piel gruesa de tonalidad oscura. Ni que decir tiene que esta sintomatología en el caso de la mujer puede propiciar la aparición de otra de carácter más psicológico (en relación con su imagen, seguridad…)

Tratamiento dietético del SOPQ

Según esta reciente revisión sistemática de la literatura científica, las intervenciones en el estilo de vida forman parte del tratamiento de primera línea del SOPQ habiendo no pocas dudas al respecto de las características de las cuestiones dietéticas, en especial en lo referente a los macronutrientes (cantidad de hidratos de carbono, proteínas y grasas). En cualquiera de los casos y con independencia del patrón dietético seguido, entre los estudios que formaron parte de esta revisión los autores concluyen que la pérdida de peso debe ser un objetivo de todas las mujeres que padecen SOPQ y que al mismo tiempo tengan sobrepeso u obesidad. Este adelgazamiento se ha de conseguir a través de la reducción de la ingesta calórica a partir de una dieta equilibrada en lo que respecta al resto de nutrientes, mediante la elección de alimentos considerados como “saludables” y con independencia de la composición de la dieta (en macronutrientes).

A una conclusión similar llega esta revisión Cochrane, poniendo el acento en los beneficios que tiene para estas pacientes la mejora de los estilos de vida: “las pruebas actuales indican que seguir un estilo de vida saludable reduce el peso corporal y la grasa abdominal, reduce la testosterona y mejora el crecimiento del vello, así como la resistencia a la insulina. No hubo pruebas de que un estilo de vida saludable mejore los niveles de colesterol o glucosa en las mujeres con SOPQ”.

Sin embargo, hay cierta controversia en cuanto a la composición en macronutrientes de la dieta. Por ejemplo, en este estudio de intervención con 60 mujeres aquejadas de SOPQ y durante tres meses se compararon los efectos de dos patrones dietéticos: uno “tradicionalmente hipocalórico” aportando un 15% del valor energético total (VET) a partir de las proteínas; y el otro, claramente hiperproteico (30% VET) y la especial inclusión de alimentos de bajo índice glucémico. En los resultados, ambas dietas hipocalóricas redujeron de manera significativa tanto el peso corporal como el de andrógenos. Sin embargo, la opción dietética de combinar un alto contenido de proteínas y alimentos de bajo índice glucémico mejoró de forma significativa la sensibilidad a la insulina y otros parámetros relacionados con el metabolismo de la glucosa.

Una lectura relativamente similar se obtuvo en este otro estudio con unas condiciones ligeramente cambiantes (6 meses de intervención, menos hidratos de carbono en la dieta “hiperproteica” y 27 mujeres) a favor de las dietas hiperproteicas.

Mi conclusión

Parece claro que el tratamiento dietético del SOPQ tiene bastante que decir y esto es algo de especial importancia ya que se trata de un trastorno crónico. De él, parece bastante determinante el control del peso para tratar que las pacientes se acerquen todo lo posible a una situación más beneficiosa en cuanto a la expresión de los síntomas. En este sentido, aunque cualquier patrón dietético considerado como saludable es beneficioso per se, parece interesante el papel que podrían desempeñar las dietas con una mayor proporción de proteínas en su composición junto a la presencia de alimentos de bajo índice glucémico. Ahora bien, las evidencias que se tienen en este sentido son limitadas debido fundamentalmente al escaso tiempo en el que se ha controlado este tipo de tratamiento y el número de la muestra que ha participado en los estudios de intervención. En cualquier caso, mi consejo sería el de acudir al médico y después a un dietista-nutricionista para que articulara un patrón dietético lo más adecuado posible.

Actualización: Tal y como siempre suelo recomendar en estas situaciones, aconsejo ponerse en contacto con la respectiva asociación de afectados por la enfermedad que sea, en este caso y tal y como se señala ya en los comentarios (gracias) con la Asociación Española de Síndrome de Ovarios Poliquísticos. Mis disculpas pon no haber facilitado de entrada esta información.

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Imagen: Kauczuk vía Wikimedia Commons

«Palcohol» bebidas alcohólicas en polvo: fines, calorías y alcohol (capítulo 2)

WhiskySeguimos hoy con el tema de la posibilidad de comercializar un producto en polvo que sirva para añadiéndole agua obtener una bebida alcohólica, un licor o un combinado, medianamente parecido a los originales. Si quieres puedes ponerte al día consultando este enlace “Palcohol” bebidas alcohólicas en polvo: origen y polémica

Antes de plantear mis dudas en cuanto a las excelencias del producto final creo que merece la pena echar un vistazo a las motivaciones de quien dice ser su inventor, algunas cuestionables y otras, al final, ridículas. Veamos algunas perlas del bueno de Mark Phillips extraídas de la página web del producto:

Mark es un chavalote activo… realiza senderismo, ciclismo, camping, kayak, etc. Después de estar practicando durante horas una de estas actividades siempre deseó relajarse y disfrutar de una refrescante bebida alcohólica [Allá donde el senderismo, la bici o el kayak le hayan llevado, se entiende]. Pero resulta que en esas actividades, y en muchas otras, no se puede cargar con pesadas botellas de vino, cerveza o licores. Y esta es la solución. El único líquido con el que habría que cargar sería el agua.

Fantástico Mark… ¿has dicho “refrescante”?  entonces… y el hielo, ¿de dónde se supone que lo vas a sacar? ¿no cargas con una botella de tequila y sí con unos cuantos cubitos de hielo? ¿Ya sabes que no hay hielo en polvo… o que es poco práctico a temperatura ambiente? Es cierto que puedes tratar de reconstituir tus polvos con agua fresquita (supongamos que con una de esas cantimploras térmicas modernas) pero esto nos lleva al problema, no pequeño, de la solubilidad de esas ciclodextrinas y la posibilidad de que liberen ese alcohol que encierran en función de la temperatura… pero eso lo veremos más tarde.

En cuanto a las dudas son básicamente dos. Por un lado la verdadera gruaduación alcohólica de la bebida una vez reconstituida. En la página de Palcohol se responde a esta pregunta diciendo que siguiendo correctamente las indicaciones de uso, es decir añadiendo unos 150mL de agua (5 onzas USA) al contenido del sobre (se desconoce su peso) se obtiene una bebida alcohólica de la misma graduación que la original.

mojito

Todo bien, pero este dato se me hace poco creíble si se contrasta con el que dice también en su propia página web, que el contenido calórico de un sobre aporta 80 “calories”. Entendiendo que son realmente nuestras 80 kcal y así la cosa no cuadra. Me explico.

Veamos, 150mL estándar de, por ejemplo vodka, (uno de los licores que ellos dicen comercializar en polvo) aportan 231kcal… y sin embargo su producto reconstituido 80. Algo falla.

Por el otro lado está la cuestión de la solubilidad. Tal y como se explica en esta entrevista a un bloggero de Food Maters de la prestigiosa publicación American Scientfic, para extraer de forma conveniente el alcohol encapsulado en la ciclodextrina hace falta agua caliente (mal tema para nuestro “refrescante combinado” tras una jornada de senderismo) ¿Y que ocurre si se le añade agua fría y la cantidad de hielo propia de este tipo de bebidas?

Lo más probable es que se obtenga una suspensión espesa, similar a lo que pudiera ser una horchata o una bebida de almendras. No creo que con estas bebidas se pudiera tener una fiesta muy divertida. A no ser que le de por los “pelotazos” calientes del estilo al sake o al ron calentitos.

Así pues, me parece que el “invento” de Mark Phillips, a no ser que haya tenido una idea brillante, y que no tiene esa pinta, no pase de ser nada más que la típica estrategia de generar polémica para atraer la atención sobre un producto que sobre el papel puede estimula cierta curiosidad, pero que en la práctica no es nada más que papel mojado. Algo con muy buena pinta teóricamente, pero nada más.

Si al final se comercializa y llega por estos lares, ya veremos.

Entre tanto puedes ver a Mark Phillips en este video dando un sinfín de explicaciones y justificaciones. A mí el juego que se trae con los sobres, botellas y vasos me recuerda… no lo puedo evitar, a los buenos de Tip y Coll.

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Nota: de nuevo más agradecimientos, en esta ocasión, sin dudas a Guillermo Peris @waltzing_piglet 

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Imagen: Antoine Henrich y Suat Eman vía freedigitalphotos.net

«Palcohol» bebidas alcohólicas en polvo: origen y polémica (capítulo 1)

Cocktails

No me digas que la cosa no tiene de entrada su intríngulis… Resulta que un señor, de nombre Mark Phillips, está en camino de obtener la licencia para comercializar unos polvos bajo la denominación de Palcohol que, reconstituidos solo con agua, resulten en una bebida alcohólica. O al menos eso pretende. En principio de trataría de comercializar dos versiones básicas, una de ron y otra de vodka y; además, una serie de cocktails: Cosmopolitan, Mojito, Powderita (con un sabor similar al de, dicen, un Margarita) y Lemon drop… no me digas que no suena prometedor.

– ¿Bebidas alcohólicas en polvo?

– Pues sí.

– ¿Cómo aquellos abominables polvos a los que se les añade agua y se obtiene una bebida con un supuesto sabor a frutas?…

– Pues más o menos como eso, pero con sustancia, en este caso con el alcohol de las bebidas alcohólicas, el etanol o alcohol etílico.

¿Pero se puede obtener alcohol en polvo?

Pues claro, como de todo más o menos. En principio el sistema de elección y más básico consistiría en solidificar aquello que se quiere obtener en polvo y luego rallarlo o pulverizarlo. Así, al igual que con el alcohol, se podría obtener también agua en polvo… Pero como sabes este sistema genera algunos problemas de índole práctica. El principal, que ese polvo dejaría de ser tal a temperatura y presión ambiente. Y con el alcohol lo tendríamos aun peor que con el agua ya que el etanol puro solidifica a unos -114ºC… mal tema.

Entonces, ¿es imposible?

No, hay otras estrategias. Pero antes déjame que hagamos un poco de historia.

El caso es que por mucho que al actual “inventor” le de por tirarse el farol de que lo ha ideado él, la cosa viene ya de bastante tiempo atrás. La primera idea de comercializar unos “polvos alcohólicos” que poder reconstituir para dar lugar a una bebida alcohólica data de 1974. Fue en esa fecha cuando se registró una patente sobre este tipo de “invento” o idea… perfectamente descrita. Puedes consultar el registro de dicha patente en este enlace.

Ya entonces se argumentaba con la idea de utilizar una sustancia en polvo altamente absorbente, por ejemplo una maltodextrina (básicamente, como unos «trocitos» cortos de almidón. Algo que está presente en innumerables productos de la industria alimentaria) y agregarle a esta tanto alcohol, ni más ni menos, como para que se absorba totalmente y que al mismo tiempo el polvo permanezca en este estado. ¿Crees que es trampa o que no puede hacerse? Nada de eso, en esta página te enseñan a fabricar tu propia bebida alcohólica en polvo utilizando este método.

Pero me temo que este sistema es altamente ineficiente para los fines de aquella persona interesada en que el tema tenga una verdadera utilidad práctica. Es decir, poca cantidad relativa se puede añadir de la bebida como para queriendo mantener la forma de polvo, pretender obtener un resultado similar al de la bebida original una vez reconstituida con agua.  Por eso, lo más probable es que se haya aplicado otra solución. Se trataría del “encapsulamiento”.

¿Alcohol encapsulado?

Bueno, esa sería la hipótesis más probable para una explicación que el propio “inventor” (insisto que de inventor de momento, nada) se niega a revelar a los medios de comunicación haciendo la gracieta de que si revelara a alguien su sistema… tendría que matarlo acto seguido.

Bueno, no creo que sea para tanto, de hecho unos estudiantes holandeses ya idearon en 2006 un producto en polvo para obtener a partir de él una bebida alcohólica con la mera adición de agua. Se llamó Booz2Go y puedes ver a los ufanos estudiantes explicar su invento ante las cámaras en este enlace (dominio del holandés requerido).

Cyclodextrin

El encapsulamiento del alcohol se realizaría a partir de las ciclodextrinas. Como en el caso de la ya mencionada maltodextrina se trataría de un derivado del almidón, un oligosacárido, con un número variable de monómeros de glucosa (entre 6 y 9). Pero que en este caso, y a diferencia de la maltodextrina (que tendría esos monómeros distribuidos de forma lineal) en el caso de la ciclodextrina estas glucosas adoptarían una estructura cíclica. De este modo se puede uno imaginar a las diferentes ciclodextrinas como un gran donut en cuyo interior existe la posibilidad de “encerrar”, es decir, encapsular otras moléculas. De hecho y mal que le pese a Mark Phillips, a Palcohol como marca y a Lipsmark como empresa a la que pertenece la marca, esta es la explicación que puede, más o menos, obtenerse en Wikipedia al respecto del alcohol en polvo.

¿Dónde está la polémica?

Tal y como se expresa en este fantástico artículo (que vuelve a dar una explicación como la antedicha sobre la forma de obtener alcohol en polvo) no es una cuestión farmacológica o tecnológica, el problema viene desde el punto de vista legislativo y regulador al poder acceder en teoría y con este tipo de productos a lugares en los que típicamente no se puede acceder con bebidas alcohólicas (piensa en colegios, eventos deportivos…). No hace falta ser muy sagaz para caer en la cuenta de lo fácil de ocultar una bolsita de 30 gramos que es la idea de original de comercialización del Palcohol. (Por cierto en el anterior enlace no te pierdas la representación gráfica que contiene de las consabidas ciclodextrinas).

Además, en algunos medios de comunicación, desconozco la fuente original (pero los titulares están ahí) han puesto el grito en al cielo al especular con la posibilidad y las consecuencias de, en vez de preparar con los polvos un rico Mojito (por decir algo), esnifarlos. El eterno dilema de si prohibir algo a lo que se le puede dar un mal uso (eterno, para algunos, porque yo lo tengo claro).

Al mismo tiempo, la polémica también reside al parecer en la legalización y comercialización de Palcohol. Según diversas noticias, el organismo competente para establecer el marco bajo el cual se tendría que comercializar Palcohol (la Alcohol and Tobacco Tax and Trade Bureau), admitió en primera instancia su venta, para poco después, un par de semanas, prohibirlo en base a errores en su etiquetado.

Pero el tema aun encierra más sustancia, quizá la mejor,… pero eso lo veremos mañana, en forma de una serie de dudas de índole práctico que a mi no me terminan de quedar claras. Además mañana también conoceremos las “sanotas” intenciones del inventor de Palcohol, hablaremos de calorías, contenido alcohólico y demás… lo digo porque a mí las cuentas no me salen.

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Nota: quiero agradecer en el alma a tres personas que me han aclarado dudas y orientado a la hora de afrontar este post: sin lugar a dudas a la Dra. Beatriz Giner, compañera y profesora de química orgánica de la Universidad San Jorge; además a Jose Manuel López Nicolás (a estas alturas este no necesita presentación, diré que es el Master de la encapsulación molecular y sobre el que te recomiendo leas sus post al respecto) y sin olvidar a Jorge Ruiz profesor de CC de la alimentación en la Universidad de Copenhagen, según reza en su perfil en Twitter y que estuvo al quite en esta red social cuando empecé a menear el tema y me aporto recursos.

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Imagen: KEKO64 vía freedigitalphotos.net y  Stanisław Skowron vía Wikimedia Commons

El tema de la estevia se nos está yendo de las manos

Mayonesa esteviaIncluir el azúcar dentro de los ingredientes típicos de la mayonesa es una soberana tontería. A la mayonesa se le puede poner sal, ajo, limón, diversas especias o hierbas aromáticas… pero azúcar no. No digo que no se le pueda poner, digo que no es típico y que en principio, el ponérsela no debiera hacer pensar a nadie que estamos ante una mayonesa de más calidad. Una tontería semejante a la de hacer pan rallado con “pan recién hecho”. Pues como que no.

Y entonces, si se le cambia el azúcar por un edulcorante acalórico (a fin de cuentas para eso están)… ¿tendrá un mayor valor esa mayonesa? Pues no, será una mayonesa que en vez del azúcar, que no pinta nada, le he calcado un aditivo que pinta menos que nada. Aunque ese aditivo sea el vilipendiado y ensalzado a partes iguales E-960, conocido popularmente como estevia (o stevia).

El caso es que sobre la estevia como aditivo se han dicho muchas barbaridades, como digo, tanto para atribuirle poderosas propiedades salutíferas como para asociarla a no sé cuántos males. No voy a entrar en el detalle que si la diabetes arriba, que si la diabetes abajo, que si el cáncer, que si lo bueno es el extracto original de la planta y que si lo malo es, como siempre, el aditivo que finalmente se ha autorizado, etcétera. En este sentido baste decir que en la actualidad es un aditivo más, en concreto el E-960 de la familia de los edulcorantes acalóricos, con sus limitaciones en la dosis máxima, utilización y demás parabienes. Sea como fuere, desde hace un par de años más o menos todo fabricante de alimentos que se precie tiene que tener un producto o una línea “con estevia” para demostrar que sus productos son la mar de sanotes. Tenemos el ejemplo de la introducción en algunos mercados de productos de la compañía Coca-cola (incluida una Coca-cola life), yogures con estevia, zumos comerciales, tés preparados…

Pero como antes decía, lo que no sé es qué puede pintar este aditivo dentro de una salsa comercial de mayonesa. En realidad lo que no puedo entender es que se publicite de forma destacada en su etiqueta: «con estevia». Me explico. Si por la razón que fuera, principalmente en relación a su sabor, la adición de un ingrediente que aportase dulzor, contribuyera a dotar de algún matiz deseable al producto, podría entender que se incluyera y reflejarlo de este modo en la obligada lista de ingredientes… pero no a bombo y platillo en su etiqueta o en la web del fabricante tal y como puedes ver en la imagen. La cuestión es su presencia en una mayonesa, no en cualquier salsa. Me explico… pudiera entender la presencia de estevia en un kétchup, evidentemente en un chutney, o incluso en un o de esos chimichurris que también tiene la marca en cuestión, pero en una mayonesa no. A fin de cuentas esas otras salsas distintas de la mayonesa cuentan entre sus ingredientes habituales (en las recetas, digamos, originales) con un dulzor característico. Pero la mayonesa no. Y es esto, el que se destaque en su etiqueta, publicidad y comercialización, lo que se me antoja descontextualizado.

Pero la cosa no queda aquí, no. En concreto, siguiendo con la mayonesa de marras, este fabricante en concreto destaca en la web y en el etiquetado que el producto también contiene aceite de oliva, cuando resulta que el contenido en aceite de oliva dentro de los ingredientes es del 2%… si mal no recuerdo creo que hace algún tiempo un juez le puso las peras al cuarto a un fabricante que hacía algo parecido.

Sin dejar esta maravillosa mayonesa, nos encontramos también con que tanto la etiqueta como la web lucen una vistosa alegación al contenido de la salsa en omega-tres… otro elemento de lo más típico en un mayonesa (es una ironía). Para ello comprobamos en la web que entre los ingredientes figura un 0,23% de ellos en forma de EPA y DHA (ambos ácidos grasos omega-tres). Sin embargo, al menos en la web, al fabricante se le ha olvidado incluir la información nutricional sobre este tema tal y como es preceptivo en base a la actual legislación. Es decir, no aporta el menor dato al respecto de qué volumen de mayonesa se ha de comer para llegar a una cantidad significativa de omega-tres (si tuviera que apostar al respecto me imagino que habrá que usar varios botes… es decir, lo normal cuando uno come mayonesa)

 

 

Volviendo al tema de la estevia y yendo un poco más allá se pueden poner otros ejemplos al respecto de la desconcertante utilización de este edulcorante no-importa-donde:

En fin… valgan estos ejemplos para poner de relieve que, como de costumbre, la industria se vuelca de forma precipitada y con escasa necesidad en proporcionar nuevos productos utilizando de modo descontextualizado las sempiternas alegaciones de salud. Si así se hace, hay que ser conscientes también que la otra mitad de las variables de esta consumista ecuación es parte del problema. De esta forma, es preciso reconocer que son los consumidores los que con un patrón de compra acrítico, da alas a esa industria con lo que se hace posible la perpetuación del problema en sí. Tras la moda de la estevia, que pasará, llegará otra para regocijo tanto de la industria… como de los consumidores.

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Nota: quiero agradecer a Raquel Blasco (@RaquelBlascoR) su apoyo para la realización de esta entrada. Si te interesa eltema de la estevia, te recomiendo que eches un vistazo a estos dos post: Lo “natural” de la Stevia (Quimifobia del E-960) de Aitor Sánchez (@Midietacojea) o este otro, El timo de la Stevia rebaudiana de JM Mulet (@jmmulet)

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