No lo digo yo, aunque podría. Lo dicen unos científicos estadounidenses de la Universidad de Princeton que han estado indagando en su genética y han llegado a la conclusión de que ser amistosos está en la naturaleza de los perros y que precisamente eso podría ser la clave de que acabaran siendo nuestros fieles compañeros desde entre 20.000 y 40.000 años.
El estudio, publicado en la revista especializada Science Advances y recogido por la BBC, asegura que ciertos genes que hacen a los perros más gregarios, más felices en compañía, han sido seleccionados y potenciados.
Pero no son genes presentes únicamente en los perros, también se han encontrado en los lobos, y los hallazgos sugieren que genes similares pueden estar implicados en la domesticación de otras especies (sí, también en los gatos).
Los investigadores también pudieron comprobar que tanto los perros domésticos como los lobos, lobos criados en cautividad, tienen capacidades similares a la hora de resolver problemas. Los problemas suelen consistir en trozos de salchicha de difícil acceso. Eso sí, es mucho más fácil lograr quitárselas a los perros que a los lobos, una vez conseguidas.
Resulta especialmente curioso que los análisis de ADN que encontraron relación entre esos cambios genéticos que permiten renunciar a la salchicha tan duramente conseguida y comportamientos más sociales, están asociados con cambios similares en un raro síndrome genético que se da en seres humanos y que hace a la gente altamente sociable.
Chilaba es poco más que una cachorra. Me cuentan que no llega al año de edad. La encontraron cruzando la carretera. «Tiene mucho miedo, desconfía de todo, aunque desde que la tenemos ha mejorado algo».
Pesa 12 kg es mediana tirando a pequeña. La persona que está cuidando de que tenga un buen futuro es veterinario, así que la entrega en perfecto estado de revista y ayudaría a financiar su adiestramiento en positivo.
Se da en adopción en toda España.
Contacto:javiurg@gmail.com
Sustituye «amigables» por «esclavos complacientes» por genética, y estaré de acuerdo. ¡queremos esclavos monos! ¡yuhu! ¡ponte la correa! ¡ahora te encierro en el piso! ¡sientate! ¡fuera de ahí! ¡y nada de sexo eh!
26 julio 2017 | 8:54
Tiene razón la Melissa son más que amigables y no piden nada a cambio. Los humanos si no hay color desaparecen de igual manera que aparecieron.
26 julio 2017 | 10:51
astulfo
Mas q de perros parece que estes hablando de un juguete o MASCOTA. Vienen a ser lo mismo.
26 julio 2017 | 11:19
Gracias Melisa. Había leído algo al respecto.
26 julio 2017 | 13:25
Son amigables. Los que de un bocado te arrancan una pierna. La señorita del blog y los abrazaperros los idolatran como sea.
26 julio 2017 | 17:38
Madre mía, se habrá quedado calva de pensar la autora del artículo. Muy currado si señor.
El próximo podría titularse «a la gente le gustan los cachorritos que sean monos» o «Un estudio científico demuestra que los gatos son menos cariñosos que los perros»
Ole y ole
26 julio 2017 | 19:29
En respuesta a Pepin. Creo que no ha entendido la diferencia entre un blog, y un artículo periodístico.
26 julio 2017 | 20:14
Los perros, tras miles años de domesticación, son ya genéticamente amigables, tal como los seres humanos (mayoritariamente) son seres sociables. Sin embargo, los perros SON y se comportan según lo que son sus amos, sus dueños o tenedores. Si el tipo es un sociópata lo más probable es que el perro sea medio loco y psicológicamente inestable. Conozco más de varios casos de perros hermosos que actúan errática y peligrosamente porque su amo es un ser bipolar o un antisocial o un p cascarrabias que le tiene bronca al mundo porque su vida es una mierda.
¿Y qué culpa tiene el tomate…?
Nuestros perros son encantadores (¡ejem!) porque mi mujer y yo dedicamos nuestros mejores esfuerzos en quererlos, darles abrigo y ganarnos su confianza y cariño. Ellos, nos devuelven torrentes de amor con sus lenguas lamedoras y sus colas como látigos amorosos golpeándonos las piernas o sus locas carreras de aquí para allá demostrándonos toda la alegría que sienten cuando nos ven aparecer.
De hecho, Mary (una chica bastante ovejera alemana, Deutscher Schäferhund) se va adelante de nuestro coche en el corto camino de tierra (40 metros) que debemos recorrer hasta toparnos con la carretera. Ella, llega hasta el cruce, mira hacia ambos lados, ladra en las dos direcciones y luego se sienta para mirarnos partir. Normalmente, detengo el coche a su lado y le doy las gracias. Si Mary fuera una perra policía, de seguro trabajaría dirigiendo el tránsito.
27 julio 2017 | 13:52