Archivo de mayo, 2016

El pitbull Pepe, bueno como el pan, necesita salir del refugio para curarse

PepeEl protagonista de hoy viene de Albacete, «es un caso muy especial que necesita llegar al mayor número de gente para que encuentre pronto un hogar».

Un perro cuya raza, cuya apariencia juega en su contra a la hora de encontrar una familia. «Chiquitín de tamaño, pero con un gran corazón, Pepe es buenísimo, muy dulce, obediente y agradecido», pero es un perro de una raza clasificada como potencialmente peligrosa, así que su adopción requiere de la licencia oportuna y de una mirada sin prejuicios.

A pesar de haber sido abandonado atado a su suerte en medio de la nada, sin agua ni comida, es muy sociable, y no guarda nada de rencor al ser humano, siempre está pendiente de nosotros, obedeciendo en todo, tan tranquilo, nos sigue sin correa perfectamente, se sienta cuando se lo pedimos, espera sentado tranquilamente. Se lleva fenomenal con todos. Su mirada es tristísima a la vez que dulce y agradecida.

Le cortaron el rabo, tiene marcas en su piel de maltrato. Por el aspecto que tenía cuando fue rescatado, parece que había estado muchísimo tiempo en una jaula muy pequeña. Calculamos que debe tener entre 7 y 8 años.

Disfrutando del paseo

Después de haber sufrido el abandono, sigue sufriendo en el albergue. La vida allí es demasiado dura para él, demasiado estrés y ha enfermado.

Sufre de crisis epilépticas, y necesita un lugar tranquilo en el que poder recuperarse, bien sea una adopción definitiva o una casa de acogida hasta que llegue su adopción, cualquier lugar fuera del albergue. Necesita estar tranquilo en una casa y con la medicación controlada. El estrés y el frío, el viento del albergue, el asfixiante calor en verano, hacen que su vida allí sea una auténtica pesadilla.

Pepe es todo dulzura, es tan obediente, bueno, tranquilo, agradecido, se lleva fenomenal con todos, con niños, con gatos… Es muy cariñoso y divertido. Quien le dé una oportunidad quedará enamorado de él.

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Se debería pasar el chip a los animales atropellados, firma por ello

Hace más de un año pude entrevistar a la portavoz de la Asociación de Policías por la Defensa Animal (APDA), integrada por policías y guardias civiles que tienen claro que las leyes que protegen a los animales están ahí para cumplirse. Hablando con ella, tratamos muy por encima el tema de los perros atropellados, de qué se hace con ellos, que en la práctica totalidad de España es únicamente retirarlos de la vía:

También son grandes detectores de fallos en el sistema a los que no es tan complicado ponerles remedio: “en colaboración con FAADA hemos conseguido que la empresa de conservación de carreteras en Barcelona que recogía los animales atropellados ahora tenga un lector de chip. Antes de eso detectamos que a esos animales se los recogía e incineraba o enterraba en el bosque sin más, sin comprobar si ese perro podía haber sido robado, usado para peleas, estar perdido… Tuvimos el caso de un perro con correa puesta atropellado, del que sus dueños nunca llegaron a saber nada”.

Suerte tienen en Barcelona, en el resto del territorio siguen produciéndose esos casos en mayor medida de lo que pudiera aparecer. Perros y gatos con chip, con dueños desesperados por encontrarles, enterrados o incinerados sin que nadie haya pasado un lector, sin que saya llamado siquiera por teléfono al número que aparecía en la chapa de su collar.

Eso es lo que pasó con Luna, una golden que se perdió en Nochevieja, una noche en la que por culpa de los petardos se pierden muchos perros. La foto de Luna se difundió sin descanso, pero Luna ya había muerto. Y su muerte dio lugar a una petición de firmas en Change que os animo a que firméis. Yo ya lo he hecho.

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Ya la hemos encontrado atropellada y fallecida. Gracias por el apoyo de todas formas. Escribo esto porque quería AVISAR sobre el procedimiento que se sigue en estos casos.

Mi hermana llamo a la policía, después a la guardia civil y estos le dijeron que contactara con el «servicio y mantenimiento de carreteras». Parece ser que las órdenes que tienen son palabras textuales «cogerlos y apartarlos de la carretera» básicamente es lo que hacen, además de ENTERRARLOS en el descampado mas cercano.

El caso es que ellos no hacen ningún tipo de chequeo de chips, ni tan siquiera llaman a la perrera o al seprona para identificar a un posible dueño. Tanta es la desconsideración que la empleada que atendió la llamada les dio un punto de enterramiento distinto y mi hermana llegó a desenterrar un PASTOR ALEMÁN. La chica no tenía un registro del anterior trabajador en condiciones, no identifican ni dan partes de incidencias con los datos del suceso (raza, edad, sexo, hora del incidente,…) ya que mi hermana sin ayuda de nadie ha desenterrado un perro que de seguro, tiene dueño.

Al final y gracias a la colaboración de una vecina que dijo verla en la cuneta y tras mucho insistir y llamar, ha conseguido dar con la persona que la cogió y la enterró en un descampado.

Con esto quiero denunciar el procedimiento penoso que se está llevando a cabo. Las personas que estén en la misma situación que mi hermana con perros perdidos, que tengan en cuenta esta posibilidad y llamen al servicio y mantenimiento de carreteras para que descarten esta posibilidad. Esa misma noche enterraron a otros cuatro perros según me ha dicho mi hermana.

Pido a las autoridades españolas que las personas encargadas de recoger a los animales muertos en la vía pública, ya sean carreteras nacionales o provinciales, comarcales, calles de una ciudad o un pueblo, lleven un lector de chip, ya que es obligatorio ponérselo, por lo menos que sirva de algo y que si por desgracia nuestros «amigos peludos» mueren atropellados, sepamos dónde están.

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Doce años, una vida de perro

Un puente de mayo hace doce años acudimos a una protectora en busca de un nuevo miembro de nuestra familia. Una familia escueta, dos adultos que no llegaban a los treinta años y dos gatos adolescentes, que había perdido a uno de sus miembros dos semanas antes.

No pretendía sustituir a Mina con una nueva adopción, pero sí lograr que no doliera entrar en casa sin que un alboroto de rabo y lengua acudiera a saludar, sí que quería recuperar la rutina de paseos, de alimentación y cuidados que echaba de menos.

Recorrimos los cheniles de ANAA acompañados por Laura. «A tí te doy el perro que quieras» recuerdo que me dijo. Yo ya tenía este blog, aunque no alojado aún en 20minutos. Tenía también un boletín que enviaba semanalmente a todos mis contactos aún a riesgo de que me aborrecieran, ya había hecho algunos rescates y había sido canguro.

Acompañados de Laura recorrimos los cheniles. Mi única petición fue que fuera compatible con gatos, que tuviera buen carácter y, a ser posible, el pelo corto.

Aún recuerdo el primer perro que me enamoró. Un braco chocolate con los ojos dorados y lleno de energía. Tiraba de la correa como un caballo de tiro, pero no me preocupó. Ya le enseñaría yo. El problema es que hicimos allí mismo la prueba con gatos y era incompatible.

También valoramos la adopción de una cruce de galgo de color gris, de unos dos o tres años y con los dientes dañados por haber sobrevivido a la parvo de cachorra. ¿O era al moquillo? Me falla la memoria.

De ambos tuve noticias a posteriori. A la galguita la vi compitiendo en el concurso de perros sin raza del siguiente año, acompañando una familia con niños. Y la dueña del braco me escribió tras oírme hablar de él en mi blog contándome que estaba feliz con él.

Ojalá supiera que ha sido de ellos.

Troya fue la perra que se vino a casa con nosotros, asustada al principio de casi todo: las escaleras, los hombres de mediana edad, el palo de la escoba… En la protectora la habían llamado Raspa, así de flaca la encontraron.

Era una perra de unos cinco o seis años me dijeron, cruce de caza de 25 kilos. Tenía perdigones en el cuerpo y leishmania. No eran tan fácil que saliera en adopción pese a ser buena como el pan. Y ella me ganó cuando entré en su chenil y se tumbó sobre mí, con su cabeza en mi regazo, quedándose dormida casi al instante.

Era una atleta. Corría como el viento, saltaba como jamás he visto saltar a un perro.

Han pasado doce años de aquel puente de mayo, han pasado dos hijos, enfermedades en la familia, varios cambios de trabajo y uno de casa.

Y a Troya le han crecido las canas y le han mermado las fuerzas.

Ahora miro las fotos de la Troya de hace doce años y me cuesta reconocer a la perra joven, mis días están llenos de la anciana a la que este puente de mayo haré cumplir diecisiete años.

No entiendo a los que, tras amar y perder un perro, no desean tener más. Se sufre sí, el peaje es obligado y me llegará pronto tener que pagarlo, pero yo me niego a perderme la maravilla de su devoción y de verles envejecer felices, así tenga que llorar cien veces y guardar su recuerdo sangrando siempre un poco en mi corazón.

Feliz día del trabajo a todos los voluntarios que se dedican a tapar el sol con una mano

Esto lo escribí hace tres años. El día del trabajo me ha parecido un buen momento para recuperarlo y recordar a todos los voluntarios que dedican su tiempo a tapar el sol abrasador con una mano. Voluntarios en protección animal y en cualquier otra actividad.

Gracias.

La Asociación Protectora de Animales Pintor José María Párraga, cuyo lema es «la única lucha perdida es la que se abandona». Estoy completamente de acuerdo con ellos.

Existe un gran problema de protección animal en este país
; con miles de perros abandonados y mal atendidos, otros tantos que son ejecutados o maltratados sin apenas consecuencias, con camadas de raza naciendo todos los días para cubrir caprichos mientras la protectoras están llenas de animales que necesitan un hogar, con esa cría sin regular adecuadamente, con millones mirando hacia otro lado y muy pocos esforzándose por mejorar esa situación…
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Por eso es normal que esos pocos desesperen, que abandonen voluntariados en protectoras, que el cinismo semille en ellos o que pierdan en parte la fe en el género humano. Se sienten como si taparan el sol con una mano y tentados de abandonar.

Pero, escuchadme, es que hace falta tapar el sol con la mano para no cegarse. Y hay que creer que llegará la noche, que llegará el momento en que la mayoría de la gente esté concienciada sobre ese problema de protección animal que vosotros conocéis tan bien. Comparad nuestra generación con la precedente. Imaginad la generación futura.

En los días más duros
recordad que estamos avanzando, poco a poco, con tanta sangre derramada como en el desembarco de Normandía, pero avanzando sin pausa.

Y seguid tapando ese sol que ciega, por favor. Yo os ayudaré en lo que pueda.