Es cuatro veces menos probable tener un vínculo intenso con un gato comprado que con uno adoptado

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Antes de nada, todos los gatos que acompañan este texto están buscando una segunda oportunidad. Su adopción la gestiona Madrid Felina, podéis encontrar más información sobre ellos y sus compañeros en la web de la asociación y escribiendo al correo adopciones@madridfelina.com.

Y ahora vayamos al tema. Y el tema son los gatos, que ya tocaba, porque llevo demasiadas publicaciones seguidas protagonizados por perros y aún van a tocar unas pocas más, porque os recuerdo que el 28 de mayo, este sábado, es el Día del perro sin raza. Yo convivo con dos perros y dos gatos adoptados y os aseguro que los aprecio por igual. En la ventana de Instagram podéis ver a Flash y Maya, que tienen quince y catorce años (y que no buscan un hogar, para eso mirad al resto).

La activísima Fundación Affinity acaba de poner en marcha la campaña Contigo, 7 vidas, con la intención de «divulgar los beneficios que aporta convivir con un gato, explicar el vínculo que les une con sus propietarios y desterrar falsas creencias alrededor del mundo felino». Falta hace, sobre todo lo último. Os recuerdo algunos posts que he escrito en esa línea:

Además han elaborado un estudio poblacional «para conocer cuál es el papel del gato en nuestros hogares y cómo podemos definir la relación entre los propietarios y sus felinos» con la colaboración de la Universidad Autónoma de Barcelona.

princesaAlgunas conclusiones:

  • Para una mayoría de personas, su gato es una fuente de compañía constante (83%), siempre está allí cuando lo necesitan (67%) y comparten con él confidencias que no dirían a nadie más (60%).
  • El 70% de los españoles que ha tenido gato, repite.
  • El 77% de las personas que conviven con un gato aprecia el temperamento independiente de su animal.
  • El 94% de las personas que tiene un gato disfruta simplemente con mirarlo.

Por cierto, que en España hay registrados más de 3.600.000 gatos, un 12% de los hogares españoles convive con al menos un felino y el 51% de sus propietarios son mujeres. En cuanto al origen, un 34% de ellos llega a su hogar en forma de regalo, un 25% son encontrados en la calle, el 17% son comprados y un 11% adoptados.

A mí me ha llamado la atención especialmente del estudio que hay dos grupos de dueños de gatos según la relación que tienen con sus animales: un 65% estarían en el grupo1, que tiene una relación intensa y un fuerte vínculo emocional, el 35% restante tienen una relación menos cercana con sus gatos.

Mirad cómo cambias las cosas en función de si se está en uno u otro grupo:

gatos

Más cosas interesantes: las mujeres tienen el doble de probabilidades que los hombres de estar en el grupo 1, el del vínculo intenso. Las familias sin hijos tienen tres veces más probabilidades de tener una relación profunda que los que sí tienen hijos. Si el gato tiene un carácter sociable, también es más posible que los dueños estén en el grupo 1.

Es decir, mujeres y hogares en los que no haya niño establecen relaciones más profundas con ellos. También si el animal es cariñoso, cosa lógica.

Y lo que realmente destaco del estudio es que Los gatos que provienen de una tienda de animales tienen hasta 4 veces más probabilidad de encontrarse en el grupo 2, los del vínculo más frío, que los que provienen de otro origen. Los gatos que son un regalo también tienen tres veces más probabilidades de estar en ese grupo.

Segundo ‘es decir’: es más probable tener una relación de afecto intenso con los gatos que se adoptan que con los que se compran o te han regalado.

tabla3

 

 

Por último, conviene recordar los beneficios que aporta convivir con un gato, aquellos en los que existen evidencias científicas . Son los siguientes:

1. Los niños que viven con un gato tienen menos posibilidades de desarrollar alergias y asma. Este efecto es especialmente pronunciado en niños con predisposición genética a tener alergias.

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2. El gato ayuda a disminuir el riesgo de problemas cardiovasculares. Porque los propietarios de animales de compañía suelen tener valores más bajos de presión sanguínea y muestran menor reactividad cardiovascular en situaciones de estrés.

3. Son un gran apoyo emocional en momentos difíciles; ayudándonos a aliviar estrés y depresión porque disminuyen los síntomas negativos de malestar psicológico. Un 67% de los propietarios afirma que su gato siempre está allí cuando lo necesita y el simple hecho de pensar en ellos nos reconforta.

4. Convivir con un gato se asocia a bajos niveles de triglicéridos en la sangre. Un nivel alto de triglicéridos puede llevar a ateroesclerosis, lo cual aumenta el riesgo de sufrir ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.

5. El gato nos ayuda a mantener un buen estado físico, puesto que tener una mascota nos ayuda a tener mejor salud y cardiovascular y mental.

6. Los gatos nos ofrecen compañía y generan confianza sobre todo a aquellas personas que requieren una atención especial. Para un 83% de los propietarios, el gato es una compañía constante.

7. Observar a los gatos nos aporta alegría y bienestar.

Por cierto, Affinity fue la primera gran empresa que permitió a sus empleados ir con el perro a la oficina. La iniciativa se puso en marcha en enero de 2015, y hace solo 2 semanas inauguró su nueva Doggy Zone en las oficinas de l’Hospitalet donde se han trasladado. Además en la Doggy Zone que es el espacio donde los perros pueden relacionarse con otros animales también hay mesas para que sus dueños puedan trabajar.

9 comentarios

  1. Dice ser República Tercera

    Amo a mi gato más que a muchas de las personas que me rodean.

    26 mayo 2016 | 17:15

  2. Dice ser Mikel

    Yo tengo dos animales adoptados pero decir que se les puede querer mas o menos segun su procedencia es un autentico sinsentido.

    26 mayo 2016 | 17:47

  3. Dice ser Betty

    A mí siempre estos estudios me dan grima, bien es cierto qué en casa nunca hemos comprado ningún animal siempre han sido adoptados y quizás el vínculo se fortalece al ser conscientes de que con esa acción le has cambiado su vida y futuro a ese animal que has traído a casa.

    26 mayo 2016 | 18:08

  4. Dice ser Javi

    No hay que comprar ningun animal, yo nunca lo hice ni lo haré, hay que respetar más la vida. Quien adopta un gato ama a otros animales, quien lo compra… carece de ese respeto simplemente.

    26 mayo 2016 | 19:03

  5. Dice ser Barbus82

    En mis 33 años nunca he pagado un duro por un animal, d esos, como mucho he estado unos 6 o 7 años sin animales en casa, casi siempre gatos, recogidos de la calle, d la camada d la gata de algún conocido, y regalados tmb, pero provinientes de refugio o de camada propia, nunca nunca he pagado ni pagaré por un animal, pq por desgracia siemprw habrá animales q necesiten un hogar…
    Actualmente tengo 2 gatos, gata regalada de una camada, y gato recogido de la calle. Sin duda perteneaco al grupo I d ese estudio, pq mis gatos son mi familia cercana, pues con ellos es con quien convivo. Hablo con ellos, juego con ellos, convivimos juntos y felices, y cuando voy d viaje y no los tengo, los echo de menos y ellos a mi. Sí, los mininos son seres diferentes a los perros, pero a mi y a millones de personas nos apasionan precisamente por como son… y he tenido perro y me encantan,pero será por mi personalidad q prefiero la compañía felina, y no sé si por agradecimiento o pq, pero noto q mis gatitos me quieren a su felina manera, q es una muy bonito por ciero 🙂

    26 mayo 2016 | 19:49

  6. Dice ser Kally

    Soy de las 51% de mujeres que tiene gatitos pero que no tiene hijos. Vivo en un pueblo de Valencia y me asusta la nueva ordenanza en la capital de que sólo se puede tener cinco: Yo tengo siete, hay sitio de sobra en mi apartamento y todos son felices y sanotes. ¿Qué haría? ¿dar dos de ellos a una protectora???? ¿Se exigiría eso con dos de tus hijos??? Un escándalo.
    De mis siete (y serían ocho si todavía tenía a mi matriarca, que falleció hace cinco años, provocándome una profunda depresión) vienen de todos estos orígenes: comprada (la segunda, una gatita de 6 semanas alimentada con biberón, aunque de una protectora; el cuarto, un gatito nacido a la gata de una compañera mía de trabajo) de regalo (el tercer, regalado a mi por mi ex-mujer – y eso no es el motivo porque es mi ex! Fue lo más romántico que hizo; vino de una protectora, antes vivía en la calle y todavía era muy silvestre; tardó nueve meses en dejarme acercarle, pero nunca pensé renunciar y en un año se había convertido en muy ‘chico de mamá’; 10 años después, todavía lo es, y más); encontrados en la calle (dos de ellos los encontré personalmente, cuando tenían cuatro semanitas. Una estaba en condiciones horribles; flaquísima, cubierta de pulgas, con un ojo infectado, y desmayada de hambre; peleó bastante cuando la cogí en manos y tuve que darle biberón durante los primeros 48 horas; ahora tiene dos años y es gordita, guapa y muy cariñosa conmigo pero no se relaciona con otros seres humanos; otro, que estaba en buenas condiciones pero asustado por no encontrar a su madre; yo me convertí en su madre ‘real’ en cuestión de horas y seis años después es de lo más cariñoso, incluso con los demás humanos y sobretodo si le dan barritas jugosas de Mercadona); encontrados en la calle por otros (mi matriarca: un enorme bolita de peluche que quería ser acariciada por todo el mundo y se hizo madre de cada bebé que entró en casa; y otro que tuve desde los ocho semanas y ahora, con tres años, todavía cree que es un bebé y le gusta pelear – jugando – con los demás, además de ‘beber leche’ de mis cojines) directamente de la protectora (una madre que conocí cuando estaba enorme y a punto de reventar con seis bebés; dió a luz en la protectora, todo el mundo quería un gatito pero yo quería la madre, que era tan afectuosa que dejaba a los bebés apañarse por sí sólos si entraba un ser humano en su recinto – en plan, «acaríciame a mí primero; yo soy más mona que estos bebés». Me enamoré perdidamente de ella y en cuanto los bebés encontraron hogares cada uno de ellos, la llevé a casa).
    Realmente no hay un patrón sobre cuáles me quieren más y su origen; algunos son muy nerviosos con los demás pero muy pegados a mí, y otros (como la segunda, ahora con 12 años, a la que incluso le encanta ir al veterinario porque hay seres humanos allí para acariciarle, y los seres humanos son unos peluches monísimos en su opinión) son como prostitutas, tienen cariño hasta al ingeniero de Telefónica o al butanero. Todos me siguen por donde vaya en casa, como cachorritos de perro; me siento como el Pied Piper de Hamlin. Y claro, hasta el baño, que es de rigor con los gatos. Todos me son muy pegados, aunque algunos más a menudo – el gatito que encontré en la calle, el que estaba en buenas condiciones, siempre está conmigo; yo estuve tan triste cuando le encontré, pensando que ¿qué le habría pasado si yo no hubiera tenido que salir en exactamente aquel momento? que le llevaba conmigo en brazos (o manos) por toda la casa durante semanas; casi no tocaba tierra, y por eso es súper-afectuoso. Todos se acuestan cuando yo me acuesto – grito, «ven, peluches: ‘bedtime’ [‘a la camita’ o ‘hora de dormir’] y van corriendo por el pasillo para estacionarse sobre la cama. En invierno todos se amontonan sobre mí para calentarse. La segunda, la de 12 años, duerme practicamente encima de mi cara todas las noches. Se queda allí esperando a que deje el libro y apague la luz, y viene corriendo para estacionarse en mis brazos. Si está durmiendo en otra parte de la casa, la despierto para decirle que es ‘bedtime’ para que sepa venir. Ella es sorda, porque es blanca con ojos azules; ¿puede ser por eso que es la más cariñosa de todos? El segundo más cariñoso es él de la calle, el que llevaba en brazos todo el tiempo. El tercero más cariñoso es él que fue un regalo. Pero todos lo son.
    Yo los quiero igual, y no por tener siete tengo problemas a la hora de ‘repartir’ el amor. Siento igual de amor por todos como si fueran mi único peluche. Normalmente tengo un ‘favorito’ cada día, pero como son siete, se reparte de forma justa porque cada uno es el favorito una vez a la semana.
    Los gatos son limpios, no huelen, no ensucian y son unos amigos fantásticos. Tampoco son caros; sólo la esterilización (ESENCIAL! Estoy harta de las leyendas urbanas sobre que «se hacen gordos y perezosos» o «son más propensos a infecciones») y las vacunas iniciales son caras, pero de mes a mes, no. Mis siete me cuestan un euro al día alimentar, arena de sus wáteres incluida, y por la diferencia que hacen – todo lo que dice la autora aquí sobre la salud mental y física – vale mucho la inversión.
    Mi madre, en Inglaterra, no quiere nunca venir a verme porque «no le gustan los gatos». Es ella la que pierde, en mi opinión.
    En Inglaterra los gatos suelen ser comprados porque hay menos abandono, y un gato callejero sería, sin lugar a dudas, uno doméstico que se ha perdido. La gente allí suele tener sólo uno; muy rara vez tienen dos y si tienes tres o más, eres excéntrico. Aquí en España, los británicos suelen tener muchísimos, sobretodo porque los rescatan. Cada vez que digo que tengo siete, alguien me contesta que soy una «amateur» porque ellos tienen nueve, diez…y un par de perros también!!!!!!

    26 mayo 2016 | 22:14

  7. Dice ser NoeliaLLT

    Yo he adoptado de la calle un gatito pequeño, un precioso blanco y negro (algunas manchas y la loca).

    27 mayo 2016 | 0:42

  8. Dice ser NoeliaLLT

    Yo he adoptado de la calle un Gatito Pequeño, un precioso Blanco y Negro (algunas Manchas y la Cola de Color Negro). Seguramente lo salvamos de una muerte segura, por que estaba sólito sin su madre, 1 de sus hermanos murió atropellado (eran 3) y otro parece que encontró familia. Ahora es feliz, y con 1 día que vive con nosotros, lo a demostrado con mucha fuerza…

    27 mayo 2016 | 0:49

  9. Dice ser Marramamiau

    Aquí os dejo más beneficios de convivir con un gato http://congdegato.com/2016/05/beneficios-de-un-gato-para-tu-salud/

    27 mayo 2016 | 10:46

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