Archivo de junio, 2015

La pena es una venda en los ojos

El texto de hoy no lo he escrito yo, ha salido del corazón de Esther Salichs Villodres, que nos lo hizo llegar con motivo de Día del Perro sin Raza. Os dejo con su reflexión:

Cada tres minutos un animal en España es abandonado. Al cabo del año 150.000 animales no tienen hogar y otros tantos mueren.

En Facebook no dejan de aparecer publicaciones de animales maltratados y/o abandonados. En la calle no se dejan de ver carteles de “Perdido” o “Se regala”. En las carreteras, pueblos y ciudades no se dejan de ver perros y gatos (y otros animales, como cerdos vietnamitas, por ejemplo) solos y desamparados. Las asociaciones protectoras cada vez están más llenas, cada vez tienen más gastos, y cada vez disponen de menos dinero y espacio. Cada vez requieren de más ayuda: económica, voluntariado, acogidas y, sobre todo, adopciones responsables.

De un tiempo a esta parte me he dado cuenta de que siempre son los mismos los que hacen de tripas corazón y siguen ayudando, a pesar de la carga emocional que muchas veces esto implica. Me he dado cuenta de que muchas otras personas son “conscientes” de la ayuda que se necesita, pero se refugian en la pena: ven a un perro en la calle y dicen “qué pena”, pero no intentan cogerlo. Ven una publicación en Facebook de un animal que será sacrificado si no lo acoge una familia y dicen “qué pena”, pero no le ofrecen una casa de acogida. Se les informa de la función del voluntariado, expresan su admiración pero dicen “yo no puedo ir, si los veo me muero de pena”. Se les explica la función de las casas de acogida y dicen “es que luego me da pena que se vayan” o, en el caso de que estén enfermos, “es que me da pena que se mueran en casa”. Hay un exceso de pena y una falta muy grande de empatía.

A mi modo de ver, la pena no deja de ser una excusa egoísta por el miedo. ¿Miedo a qué? A sufrir, concienciarse, implicarse, dedicarles tiempo y dejar de hacer otras cosas, verlos en mal estado o moribundos, etc. O simplemente es una excusa egoístamente cómoda para no hacer nada al respecto.

La pena es una venda en los ojos. La pena es el juego de “si no lo veo, no está”.
No se puede cambiar el mundo, ni siquiera pretenderlo. La forma de hacer que esta triste situación mejore es empezar a mejorar uno mismo. Si cada persona que está dudando sobre ayudar o no a un animal, decidiera hacerlo, muchos saldrían adelante.

Conozco personas que dedican muchas horas al día a ayudar a los animales que han sido abandonados y muchas veces maltratados. Son personas que han dejado atrás la pena y se han adentrado en la empatía, en ayudar al prójimo dejando de lado las emociones negativas que pueden llegar a sentir haciéndolo y centrándose en la parte positiva; dejando atrás su egoísmo.

Son personas que adaptan la ayuda a su ritmo de vida y circunstancias
, y sacrifican su tiempo para emplearlo en los animales más necesitados. Y hay muchas maneras de ayudar: acogerlos en casa, dándoles alimento (en el caso de las colonias de gatos), sacándolos a pasear (en el caso de los perros que están en protectoras), haciendo donaciones de productos, participando en eventos solidarios y/o haciendo aportaciones económicas.

A continuación os expongo testimonios reales de algunas personas que he mencionado anteriormente:

laurareyLaura Larios, alimentadora de colonias de gatos y Teamer.

Mi nombre es Laura. Vivo en una urbanización de un pueblo del Maresme. Ésta es una urbanización muy dejada, dónde hay muchas torres con perros para vigilar y la verdad es que la mayoría dan lástima. Y no solo los perros, también se añaden las colonias de gatos descontroladas.

Yo tengo cuatro perros y dos gatos, y son parte de mi familia. No contenta con los gastos que estos generan, también alimento a una de las colonias de gatos. Cada vez hay más gatos puesto que yo no puedo hacerme cargo de esterilizarlos y el ayuntamiento tampoco se preocupa de hacerlo (aun sabiendo que todos los ayuntamientos reciben una subvención de la Generalitat para controlar las colonias de gatos asilvestrados). Cada tres meses las gatas paren y es un no parar.

Es muy triste, porque solo llegar a casa ya vienen todos corriendo como si mi familia y yo fuéramos sus héroes, y lo único que hacemos es darles de comer. Sufro porque muchas veces los veo con heridas o muertos de frío cuando llueve. También me gustaría mencionar que a causa de esta sobrepoblación muchos acaban atropellados y es una realidad muy dura.

Además, para ayudar, me he unido al Teaming de diez asociaciones protectoras de animales (Santuario Gaia, Refugio Huellas Felices, Perrera de Etxauri, SPAM, Por Ellos y otras…) , el Teaming consiste en hacer microdonaciones de 1€ al mes a cada asociación a la que me he inscrito. Si mucha gente se inscribiera se podrían conseguir grandes cosas solo por donar un mísero euro al mes.

Si la gente no fuera tan fría y egoísta… ¿Tanto cuesta pensar en los demás? Los animales confían en nosotros, nos dan su amor incondicional y nosotros los ignoramos. Si todas y cada una de las personas de este mundo ayudasen un poco, solo un poco, a los sin voz, todo sería diferente. Creo que nos sentiríamos mejor por hacerlos más felices y también lo seríamos más nosotros.

mariadinoMaría Murillo, adoptante.

No sé exactamente si fui yo quien encontró a Dino, o si fue Dino quien me encontró a mí. La cuestión es que mi familia y yo, que ya éramos 5, queríamos ser 6. Éramos conscientes de que un miembro de la familia no se puede ni se debe comprar, porque no es una mercancía. Y ya que hay “seres vivos” que abandonan animales, tuvimos claro desde el principio que queríamos adoptar. Fuimos entonces a la Protectora d’Animals de Palafolls y lo adoptamos. El gasto de la adopción (150 euros) cubría primeras vacunas, desparasitación, chip y esterilización, lo cual nos supuso un buen ahorro. Sabíamos que era mestizo, es más, queríamos que lo fuera. Lo único que teníamos claro era que tenía rasgos de perro pastor, algo de mastín y un poco de labrador. ¿Qué mejor que una mezcla de todo? ¿Por qué empeñarse en elegir solo una raza cuando puedes tener más de una en un solo perro? A día de hoy, Dino tiene casi 2 años y es un perro precioso de 33 kg muy juguetón, obediente y cariñoso. A día de hoy, “doy las gracias” a quien abandonase a Dino y a sus hermanos, porque ha hecho que mi vida esté completa por fin.

erikahierroErika González, voluntaria.

Hace algo más de un año que soy voluntaria de la Protectora de animales de Palafolls. Aún recuerdo como fue el primer día que fui para llevar un par de sacos de comida para los gatos, pensaba que en cuanto llegara allí se me encogería el corazón, que me daría pena ver a perros y gatos sin hogar, abandonados a su suerte, en mal estado tal vez, pero no fue así.

Los animales estaban bien atendidos, estaban contentos, se acercaban a jugar y a buscar cariño aún sin conocerme. Empecé a ir más a menudo a la protectora, al principio eran un par de paseos, pero a medida que pasaba el tiempo me fui involucrando más en la causa. Gracias a ser voluntaria pude ver realmente la cara más cruel del ser humano: perros desnutridos al borde de la muerte, encerrados en zulos, perras y gatas preñadas, abandonados porque su propietaria está embarazada, con graves infecciones, usados para criar sin parar, perros a los que les han golpeado, perros que jamás han conocido lo que es una caricia, gatos abandonados con pocos días de vida o simplemente abandonados a su suerte. ¿Cómo alguien es capaz de hacer daño a seres tan nobles? A seres que jamás conocerían la maldad si no fuera de nuestra mano. Hace algo más de un año realmente no tenía fe en el ser humano pero desde que soy voluntaria estoy viendo que realmente hay gente que vale la pena. Gente que sacrifica su tiempo para sacar adelante a animales indefensos, que se manifiestan para hacer escuchar la voz de los que no pueden hablar. Tal vez haya gente que piensa que estamos locos, que luchamos en vano, que nadie nos escuchará ni hará caso. Puede que tengan razón y puede que no, pero cuando un perro te mira, te lame, te pide cariño, se tira encima de ti para jugar, ellos son los que nos dan fuerzas para seguir adelante y jamás parar. No hace falta ser una apasionada de este mundo como una servidora, pero por poca colaboración que las personas puedan aportar, es bienvenida. Acercaros a las protectoras, informaros, sacad perros a pasear, ofreceros como casas de acogidas, podéis donar dinero obviamente, pero tanto medicinas, mantas, comida y juguetes, todo es de gran ayuda aunque parezcan pequeñas tonterías. Y sobre todo, si estás buscando un peludo con el que ampliar tu familia: no compres, adopta.

He estado siempre rodeada de animales. Durante unos años mi pasión por ellos permaneció dormida, hasta que en 2011 empecé a ir de voluntaria a la Protectora de Palafolls. En realidad no sentía que estaba ayudando a los animales que estaban allí, ellos me estaban ayudando a mí. Me hicieron muy consciente de la responsabilidad que conlleva adoptar un animal, y de que hay mucho irresponsable suelto, por no decir otra cosa. Encaminaron mi vida, puesto que empecé a estudiar para ser auxiliar de veterinaria. He conocido animales maravillosos, a los que adoptaron y aún recuerdo con mucho cariño. Gracias a esta asociación yo pude conocer a mi perra Kora, que es lo mejor que me ha podido pasar. A día de hoy, por los estudios y el trabajo no puedo ir tan a menudo como me gustaría, pero intento ayudar como puedo. Así que empecé a hacer de casa de acogida y me uní a ayudar a otra asociación, Por Ellos, que se dedica al rescate de gatos. Ser casa de acogida es algo emocionalmente complicado. Ser casa de acogida implica guardar cierta distancia con ese animal al que estás cuidando y eso es imposible. Es imposible no apegarte y echarlo de menos cuando se vaya.

Recuerdo todos y cada uno de los animales que han estado en mi casa, porque aunque ahora pertenezcan a otra familia, aún los siento un poco míos. Creo que muchas personas se niegan a hacer de casa de acogida precisamente por el miedo a apegarse, pero quiero expresar algo que quizá les haga replantearse la forma de verlo: creo que lo importante es pensar en el bien de ese animal y empatizar con él, y no ser egoístas pensando en el momento en que se vaya o, dependiendo de las circunstancias, muera. Muchos animales, cachorros de pocos días, animales con enfermedades crónicas, recién operados, maltratados o gerontes necesitan casas de acogida.

Coco, un gran gato al que acogí durante 6 meses y Sofía, una gata a la que acogí junto a sus hermanos cuando eran muy pequeños, a través de la Asociación Por Ellos. Coco fue adoptado por una persona maravillosa que supo apreciar su carácter y lo que llegó a sufrir; los hermanos de Sofía también. A Sofía la adopté porque por ser carey, a la gente le parecía fea, no saben lo que se perdieron, pues tiene un carácter excepcional.

Coco, un gran gato al que acogí durante 6 meses y Sofía, una gata a la que acogí junto a sus hermanos cuando eran muy pequeños, a través de la Asociación Por Ellos. Coco fue adoptado por una persona maravillosa que supo apreciar su carácter y lo que llegó a sufrir; los hermanos de Sofía también. A Sofía la adopté porque por ser carey, a la gente le parecía fea, no saben lo que se perdieron, pues tiene un carácter excepcional.

Ser casa de acogida te hace crecer como persona, y hace que puedas tener muchos animales fantásticos en tu vida sin que tengas que mantenerlos durante toda la suya. Eres alguien de paso que les ayuda a superar una etapa de su vida, para que la siguiente sea mejor.

Hace cuestión de pocos meses, además, empecé un nuevo proyecto en facebook donde retrato a lápiz animales para recaudar fondos para las asociaciones del Maresme (Retratos de Mascotas Solidarios), mencionadas anteriormente. Intento ayudar siempre como puedo.

Todas las personas que respeten y empaticen con los animales abandonados, pueden adaptar la ayuda que quieran ofrecer a su ritmo de vida. Aunque parezca que hagan poco, cualquier ayuda es buena.

Por eso, hay que quitarse la venda en los ojos, hay que desprenderse de la Pena y adentrarse en la empatía, pues esta situación solo va a peor y está en nuestras manos mejorarla.

Un grito necesario: no más abandonos, hay mucho dolor en juego

En La Cañada, Ávila, aparecen abandonados una media de dos perros al mes y nadie se responsabiliza de ellos. Por eso desde esta página (con versión en Facebook) están pidiendo la creación de un albergue municipal desde hace cinco años, algo que se les ha prometido y que no termina de llegar nunca.
11218534_1584550731794359_1836857590594032363_n
He decidido compartir hoy en este blog su reivindicación aprovechando una reflexión que han hecho y que comparto:

Muchos perros abandonados buscan, con la mirada, antes una caricia que alimento. Mi experiencia con perros abandonados me dice precisamente esto, anteponen ser tratados con dulzura antes que comer por mucha hambre que tengan, antes de descansar por mucho agotamiento que traigan.

La totalidad de los refugiados que he tenido en mi casa en todos estos años se desmoronaban ante las caricias y se pegaban tanto a tu cuerpo, buscando ese consuelo, que te desarmaban por completo. Podía estarme una hora entera quieta, con un perro abandonado apoyado en mis rodillas, viendo como ese perro, al que acabada de conocer, respiraba profundamente transmitiendo una profunda necesidad de cariño y de volver a un hogar.
Lee el resto de la entrada »

Un sacerdote arremete en su columna contra la adopción y el sacrificio cero para atacar el aborto

Me pasan dos amigos vía twitter una columna en el periódico La Rioja firmada por Justo García Turza, portavoz de la oficina diocesana de prensa y envuelto ya en varias polémicas, en la que arremete contra la adopción de perros, contra la petición de no sacrificarlos, para atacar el aborto.

Escrita con lo que él cree que es fina ironía, aunque tenga el grosor de las columnas que sostienen la catedral de Burgos, es en realidad tal despropósito que me he planteado si merecía la pena darle más resonancia desde este blog. Probablemente lo más inteligente hubiera sido dejarla enterrada en un la hemeroteca de un periódico de provincias, pero ya veis que no he podido contenerme.

Por un lado muestra un profundo desconocimiento de la problemática animal y una nula sensibilidad hacia los perros, que no dejan de ser hijos de dios a los que debemos tratar con amor o respeto. ¿O no es así? Al menos así se sostiene en las Escrituras y lo han defendido unos cuantos santos, claro que a lo mejor el señor Justo Garcia Turza está por encima de todos ellos.

Nadie, bajo ningún concepto, puede sacrificar a un perro, por más que se haya cansado de él, y por más que el perro sea un gandul, un guarro, un impertinente y un ladrador nocturno o por más que su irresponsable dueño se haya cansado de él. Nunca se le puede sacrificar. Y tampoco mandarlo a la perrera. ¿Dónde se ha visto que el mejor amigo del hombre sea echado a patadas del hogar, dulce hogar, siendo así que con el spot publicitario de marras a la vista, ‘él nunca lo haría’.

¿Cuál es la solución más solidaria, responsable, progre y democrática con el perro divorciado y desechado, una vez que su muerte no cabe ni en sueños? La adopción. ¡Gran idea, propuesta inmejorable, iniciativa excelsa! Ponga un perro en su vida, aunque sea el que ha desechado la vecina de al lado porque ya estaba más que harta del bicho. ¡Adopción, adopción y adopción!

Cristina Cifuentes con Nacho Paunero, en su visita al Centro vetrinario de El Refugio

Se trata en realidad de un ataque a Cristina Cifuentes, que ha defendido el sacrificio cero en Madrid en una visita a El Refugio que también realizaron el resto de candidatos a la Comunidad Autónoma. Un ataque en el que a García Turza le ha faltado la valentía de hablar con claridad para que sus lectores menos informados o despiertos comprendan.
Lee el resto de la entrada »