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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

¿En qué consisten las famosas pruebas de material de running?

Prueba de material. Cualquiera que haya estado metido en alguna empresa donde se presenten nuevos productos habrá leído u oído (incluso presenciado) algo de esto.

Aunque, claro, no es lo mismo trabajar en un laboratorio farmacéutico especializado en la vía rectal que pasen por tu entorno los chicos de Salomon, Asics, o Hoko y sus mallas reductoras del norte cantábrico. Cuando en el mundo del corredor se lee ‘probaremos unas zapatillas como las que usa el mismísimo Mo Farah’ algo se mueve en el estómago. Es la emoción.

Recientemente me preguntaban sobre qué modo había de hacer pruebas de material. ¿Cómo se organiza todo esto?

Confluyen varios factores, pero lo que la marca quiere es la visibilidad. De ahí en adelante, la experiencia, la cercanía y credibilidad, o la sesera a la hora de elaborar información de utilidad, todo cuenta. O pertenecer a un entorno laboral especializado, por supuesto. 

Uno. Te convocan.

Normalmente, suelen organizarse a través de tiendas de running que sirven más o menos base de operaciones de un comercial. O un comercial que decide lanzarles una propuesta.  Hace unas horas eran los muy dinámicos gestores de la tienda de Running Company de Madrid quienes tenían allí material de unas zapatillas de Skechers. O la prueba de los chicos del salmón de la montaña en la tienda TrailXtrem. Pues bien. Los departamentos de prensa se ponen en contacto con unos y otros juntaletras del gremio y nosotros tenemos que acudir, probarlas, atender a la información con la que se nos predispone a favor del modelo, y calzárnoslas.

Así en frío es algo corporativo pero podéis ver el vídeo elaborado por Running Co.

Sobre qué resulta después, todos habéis leído crónicas sobre qué fabuloso es tal material o lo tremendas que son las zapatillas de cual marca. Creedme. Con una prueba de material así, lo más que uno consigue es estar incómodo durante la primera media hora, disfrutar de una maravilla tecnológica la siguiente media hora… hasta la hora de la tortura. Todo es muy psicológico y los resultados son relativamente fiables. Una prueba de material tiene que llevar al menos 200km detrás en zapatilleo. Luego veremos un ejemplo.

Parecido sistema es cuando la casa comercial monta un furgón o una plataforma itinerante, y se organizan en un  como si fuera un puesto de patatas fritas. Este ejemplo vale para quienes conozcan el norte europeo. Pero podrá valer. Hace no demasiado era Salomon (mediante uno de sus comerciales, el duro montañero Juanma Agejas) quien montaba el quiosco por la zona centro. Pero ejemplos hay a porrillo, máxime cuando las marcas (como este ejemplo citado) están tirando de esta otra manera de sacar el producto a la calle o al campo, mediante campus, meetings con la élite o simples pruebas.


Foto; ondozibi.com

Dos. Te pones a ello.

Recibes el ofrecimiento de un departamento comercial y te encuentras con el material. La bella zapatilla. O las magníficas mallas de «có-mo-voy-a-po-ner-me-yo-es-to». O que, al estar presente en múltiples saraos informativos o por tu palique, ese amigo de un amigo te ha hecho llegar la riñonera en cuestión.

Antes decíamos que en muchos sitios llegabas, corrías y tenías que poner caras. O disimular (si te llevas a casa una contractura). Lo suyo es dedicarle un mes entero y decidir primero qué terrenos -uno o varios- y ritmos -si tienes más de uno- llevarás. Si las condiciones son propicias, si probarás la mochila en monte o camino, si tiene sentido probar esas zapatillas rápidas durante una semana de entrenamiento en barro. Todo eso.

Y a correr, es la parte que más nos gusta. Y por la que nos hemos dejado querer hasta recibir ese material. Las sensaciones se apuntan o se recuerdan. O pasan a vídeo. O se discuten. Todos estos pasos tienen que ir algo dirigidos salvo que prentendamos simplemente correr con unas zapatillas gratis. Digamos que los primeros doscientos kilómetros de información, como recomienda siempre Mayayo en su muy recomendable blog de montaña, tienen que dar una batería de información suficiente.

Y que sea útil para cuando la compongas. No se debe olvidar este extremo. Tu revisión de zapatillas la van a indexar y reutilizar, reenviar y quizá recompensar.

Tres. A escribir y a compartir.

Vamos a ver. No todos vamos a saber escribir como Ser13gio, probador de Raidlight, gurú de las montañas y excorredor de élite en desiertos y pistas rocosas. Pero intentamos dar una estructura a lo que tenemos apuntado a papel y bolígrafo (sigo dudando de los bloc de notas de mi not-so-smartphone, soy un viejo).

Escribir de una manera sencilla, huir de cierta jerga, es mi consejo. ¿Es el mercado de la zapatilla de correr un creciente laboratorio donde ya no se pisa?

Luego está cómo lo quieras compartir. Al tuitear o mandarlo por cualquier medio ya podrás destripar la información, apuntarte a un bando u otro e incluso intentar dar un golpe de estado en la corriente dominante de ese material. Esto ya es cosa tuya, como hace Antonio. Volar no vamos a volar aunque un probador habitual diga esto:

 

Pero es cierto que ahí está la gracia del asunto. Una píldora como ejemplo. Nos lanza inmediatamente a buscar qué se cuece tras ese material. El gran Ser13gio. Dadle material, que os lo destripe.

4 comentarios

  1. Dice ser mayayo

    Interesante y bien traído resumen del proceso. Y gracias por la mención en el texto. 🙂

    Sigo oyendo bastante eso de «A mi no me interesan los detalles esos técnicos ni tal, yo le pregunto a un colega que me diga como le han ido y con eso me vale» Esa es una forma de tener referencias, claro.

    Y sin embargo, puesto que al final cada corredor lo hacemos de una forma personal, el guiarme solo por los comentarios de colegas no me fue bien en el pasado. Mis amigos pisaban distinto, se movían distinto, y lo que a uno le iba redondo al otro le dañaba.

    Por eso prefiero preguntar opiniones de otros, si, y además leerme tanta info contrastada como pueda encontrar de zapatillas: La info técnica de como están hechas. La info de pruebas reales de campo hechas con ellas. Al fin y al cabo, compensa de sobra pensarse despacio lo que eliges, tanto por lo que cuestan las zapas hoy día como por lo importantes que son para poder pasarlo bien si corres largo por el monte como es mi caso

    25 septiembre 2013 | 08:39

  2. runstorming-spanjaard

    La información tiene que circular. No hay otra, Mayayo.

    25 septiembre 2013 | 09:36

  3. Dice ser ser13gio

    Te voy a cobrar por mención, aviso, te estás pasando tres pueblos.

    Parcialmente de acuerdo. Sin embargo no del todo, como mosca cojonera que es uno. Los kilómetros están bien, 200 es una cantidad razonable, pero surge el problema de la adaptación, es decir, casi todo va bien, y «sólo» al principio notas las diferencias, luego te adaptas tú (y en parte haces el producto a ti) y todo va sobre ruedas. O escribes las sensaciones del primer día o semana, o todo te parecerá maravilloso.

    Por eso, para probar necesitas cambiar mucho, en cuanto te vaya bien algo, deja de usarlo un par de días, y vuelve a ello dos o tres más. Y si me dan a elegir entre 200 kms y vueltas de 500 m a un circuito fijo… me quedo con lo segundo. Por dos razones, una la repetibilidad, es decir, poder repetir y comparar, una y otra vez, en las mismas condiciones, siempre: esta es una de las bases del método científico, la mejor forma de avance del conocimiento que existe. Y dos, porque en 200 kms no les sacas los colores a casi nada (tengo algún caso), pero casi nada falla tan pronto, es decir, o haces 700-1000 kms a una zapa (difícil, variable tiempo), o algo intermedio no me parece del todo útil porque casi nunca saldrán problemas reales. Y si salen, no tiene porqué ser el producto, puede ser tu unidad, o tu pisada o tu… y tampoco es del todo generalizable.

    Más. El probador tiene que ser medianamente experto, llevar años y unas cuantas modas encima (moda, tendencia, todas son palabras del diccionario); llevar unas cuantas de estas supone cierta edad, experiencia, lesiones, etc. por su vida deportiva. Y saber inglés. Porque apenas se producen textos de calidad en español. Apenas, repito.

    Y algo ya para medios más serios… no tener un probador, sino un mínimo de tres, con complexiones y técnicas parecidas. Esto lo complica todo, pero por soñar que no quede. Así podrías generalizar con más fundamento.

    Por supuesto el probador o probadores deberían de contar con cierto tacto, sensibilidad, no todo el mundo vale. Y ojo, incluyo a los pros, la clásica falacia de que lo prueba el equipo de competición (o lo valida) puede ser útil, puede que no.

    Finalmente creo que la labor del probador es fundamental que sea medianamente inteligente, saber discernir qué le va bien a él y qué a un público (concreto o genérico), si su zona de entrenamiento es normal -¿qué es normal?- o un tanto particular, tratar de probar en varias zonas, con y sin barro, con y sin calor (e idealmente en dos estaciones, las zapatillas pueden acusar un diferencial de más de 30ºC), etc. es decir, amplitud de miras, analizar con detalle y ser riguroso. Y, en la medida de lo posible ser coherente y homogéneo, consistente en el tiempo.

    Y lo último, considerar la falabilidad como probador, persona, bicho con ojos. Los sesgos por educación, amistades, prestigios, marcas, mercadotecnia, etc., todo influye, hay que saberlo y actuar en consecuencia, de hecho te pongo un ejemplo tonto: las marcas de cremas reparadoras y esas que te quitan cuatro décadas saben que en el entorno adecuado, regalando productos caros, con refuerzos positivos, en el ambiente propicio… el 90 % te dirán que hay mejoría, que la cremita es el azote del rock y qué bonito es el mundo tras unos deliciosos canapés entre charla y charla. Por eso se hacen así y no recurren a laboratorios independientes ni ciencia ‘de verdad’. No nos creamos diferentes, si en una presentación te agasajan con regalos, están tus mitos ahí, te orientan adecuadamente y te hacen ver lo que quieren que veas, la mayoría, que no es profesional, sucumbirá a los cantos de sirena. Es lógico y humano, pero hay que conocerlo.

    Saludos,
    s

    25 septiembre 2013 | 12:50

  4. Algo muy importante es que el probador tiene que tener suficiente experiencia con productos similares para poder comparar. No es necesario que diga «tal o cual son mejores o peores que lo probado» pero debe poder saber si lo que está probando está por encima o por debajo de la mayoría de productos equivalentes en el mercado.

    Y es que no es muy válido que te digan que cierto cachibache es muy bueno (o muy malo) si el que lo dice no ha probado otros cachibaches «rivales» de similares prestaciones y en similares condiciones.

    El bueno o malo son valoraciones relativas en este caso y si, por ejemplo, la mayoría de las zapatillas duran (le duran al probador) en buenas condiciones 500 km y la que es objeto de la prueba le ha durado 800 km (o 300 km) puede decir que es duradera (o que no lo es) con buen criterio.

    Y fundamental lo que comenta ser13gio de «eliminar tu persona» de la prueba. En ciertos productos importa mucho el peso, la altura, la forma de pisar, etc. Y esos son datos que deben constar en la prueba porque no todo es bueno o malo para todos.

    25 septiembre 2013 | 13:50

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