El cuerpo lleno de plomo, el recuerdo de su amo cazador

imageTroya tiene unos dieciséis años. Es imposible conocer su edad a ciencia cierta. Cuando la adopté los veterinarios le calcularon cuatro o cinco y yo decidí ponerme en los cinco y decidir que cumpliría años cada dos de mayo, que fue el día que se vino a casa conmigo.

Tal vez nació en enero, en noviembre, en agosto. No hay manera de saberlo. Tampoco me importa, aquel día nos encontramos y para ambas marcó un punto de inflexión.

No sé cómo fue de cachorra, alguna vez me ha dado por imaginar la bolita tricolor que debió ser alguna vez. Pocas, la verdad. Igual que alguna vez me he preguntado si tuvo cachorros, sus propias bolitas peludas y qué pasaría con ellas. Su pasado es una incógnita que, una vez que logré que superase, dejó de preocuparme.

Cuando llegó a casa no sabía subir y bajar escaleras. Aprendió pronto. Tampoco sabía confiar en los hombres mayores, de más de cincuenta años. Aquello le costó más. Se humillaba sumisa cuando alguno se acercaba, esperando el golpe. Si levantaban una mano o hablaban fuerte su miedo era aún mayor. Finalmente también lo superó, aunque en su carácter siempre estará, además de ser dócil y dulce, el encogerse rápidamente si se la regaña.

El miedo a los petardos nunca logramos que desapareciera. Más que al estruendo, teme al olor de la pólvora. Incluso las inofensivas bomberas que pisan los niños hacen que tiemble aterrorizada.

La semana pasada estuvimos en el veterinario por un bulto que ha aparecido en su mandíbula inferior, Troya fue tan buena como suele y pudimos hacer las radiografías sin tener que sedarla. Vimos que, por suerte, el tumor apenas ha afectado el hueso, no es tan serio como su veterinario temía. Pero en las radiografías aparecieron todos los perdigones que tiene en esa zona de la cara y en el cuello.

Ya sabíamos que tenía perdigones, os lo conté aquí. Algunos en el pecho y las patas son palpables bajo la piel, pero no imaginaba que escondía tantos en su cabeza nevada de perra anciana. Con toda seguridad tiene muchos mas en el frontal de su cuerpo.

¿Cómo no va a temer el olor a pólvora?

Me hizo reflexionar sobre lo que esconden nuestros animales adoptados, por lo que habrán pasado y no pueden contarnos. También me hizo acordarme, y no para bien, en el monstruo que tuvo antes como dueño, que desatendió su leishmania, que la llenó de plomo de manera accidental o premeditada, que la abandonó, que casi la mata de hambre.

No logró privarla de una vida larga y buena. Para ella y para mí, eso es lo que cuenta

Casualmente me encuentro casi el mismo día con un prodigio de finura y argumentos bien llevados del presidente de la Federación de Caza de Castilla y León, que ya le vale al Marca publicar semejante cosa aunque sea en su Cuaderno de caza.

La caza está demonizada por una gran parte de la sociedad porque, de una manera totalmente demagógica, un sector del animalismo radical lleva años utilizando indebidamente la sangre y las armas y ahí lo tienen fácil. ¿Qué pasa con la sangre de las millones de personas que mueren en las guerras y el beneficio económico que genera en el mundo occidental la industria bélica. De esto no se habla demasiado. En algún caso es «tabú» y llega a dar la impresión de que para muchos de estos sectarios es más importante lo que le pueda ocurrir a un animal que a las propias personas.

Estoy hasta los cojones de que a cuatro «perroflautas» se les permita destruir propiedad pública e impedir el libre ejercicio de los derechos de los demás, sin aplicarles de forma severa la ley, porqué están instalados en la demagogia, la radicalidad y la intolerancia. Si no piensas como ellos no tienes derechos. Tenemos que ser sumisos. ¡Mierda para ellos! ¡Yo no paso por ahí! Ellos son los que están muy lejos de la racionalidad de la que hablaba nuestro amigo Félix, pero les dejan campar a sus anchas; son delincuentes, en ocasiones violentos, pero pasan pocas horas en las comisarías, si las pasan; y de cómplices de todo este tinglado tienen a los poderes del Estado que están acojonados. Solo queremos algo tan simple como que se les aplique todo el peso de la Ley. ¿¿Pedimos Mucho??

Y automáticamente recuerdo el plomo en Troya, todos los casos de animales abandonados, famélicos, disparados, ahorcados, almacenados a base de pan duro en chamizos, descartados… que han pasado por este blog. Recuerdo los disparos de escopeteros en zonas prohibidas, fuera de veda y al lado de caminos transitados por gente que corría, iba en bici o paseaba a su perro como yo. Me acuerdo también de los todoterrenos avanzando sin respeto alguno por parajes naturales, del uso de cepos por mucho que estén prohibidos, del veneno, la basura en el campo, el plomo contaminante, la masacre de carnívoros inocentes que están en su entorno natural.

He conocido algún buen cazador, que amaba y cuidaba a sus perros y al medio ambiente. He conocido bastantes que estaban realmente convencidos de estar cuidando a sus perros y al medio ambiente cuando no era así en absoluto. Y luego están los que hacen lo que les place y les importa poco cualquier otra consideración.

No sé cual es el caso del señor Santiago Iturmendi, pero incluso aunque sea de los primeros, no se puede pedir respeto insultando. Tal vez debería preguntarse porqué esa demonización, qué podría hacer para controlar el mal obrar de su propio gremio y ganarse el respeto en lugar de faltar a aquello mismo que exige, dar un ejemplo de libro de la demagogia que tanto parece molestarle en una carta con la misma profundidad de un charco de barro.

¿Quiere que a los defensores de los animales se les aplique todo el peso de la ley? Perfecto. Yo también deseo que haga lo mismo con ellos. Todo el peso de la ley.

Tengo claro qué colectivo iba a salir perdiendo.

18 comentarios

  1. Dice ser lola amigo

    No es necesario ser cazador para dedicarse a pegar tiros contra los animales, en mi caso, un vecino le molestaba que tuviera animales (dos perros y dos gatos) y salió a la ventana con la escopeta de perdigones (balines de 0,5!) y se lió a tiros contra ellos. El resultado, un gato muerto (estaba en el alfeizar de mi ventana y le atravesó los pulmones el disparo), una gata coja, y un perro con un balín que tuvo en su cuerpo hasta que murió.
    Si alguien piensa que el energúmeno era alguien sin cultura, que lo olvide, médico, odontólogo, con verdadero odio contra todo lo que no fuera lo que él consideraba que estaba bien.
    A raíz de aquello, acabamos en el Juzgado, ganamos el juicio, pero nunca olvidaré los estertores de mi gato cuando lo llevaba al veterinario corriendo porque notaba que se le escapaba la vida.
    Y lo siguiente fue mudarnos de casa, porque no podíamos seguir viviendo allí.

    Lo de los cazadores, solo conocí a uno tan amante de los animales, no solo de los propios si no incluso de los que supuestamente cazaba (cierto es que nunca le ví volver con nada de sus supuestas cacerías) que en una ocasión que anidó una pata y sus crías en un estanque de su finca, sacaba a sus dos perras de caza con correa para que no molestaran a la familia alada.

    Este individuo (que no persona) que vierte estas «babayadas» (palabra asturiana que va más allá de tonterías) no merece ningún respeto, porque él no lo da, y porque yo también quiero que se haga cumplir la ley, PARA TODOS!, que ya está bien de que los cazadores queden impunes cuando se saltan la ley, y son más veces los que la infringen ellos que nosotros, que estamos en contra de esas actividades.

    16 noviembre 2015 | 9:08

  2. Dice ser joke

    Alguien que hace daño a los animales, no puede ser buena persona. Los cazadores o son gañanes, ignorantes o analfabetos o directamente como personas, dejan mucho que desear. Alguien que es capaz de hacer esto con los animales, lo harán con sus parejas o con la gente que le rodea. La caza es una actividad que solo ejerce la gentuza con un coeficiente mental plano y con agresividad interior. Matar por diversión solo cabe en una mente perturbada.

    16 noviembre 2015 | 9:30

  3. Dice ser jorge

    Las palabras de este personaje lo dicen todo, un autentico energúmeno, que no tiene respeto por los animales, y a lo mejor tampoco por las personas.
    Aplíquese la ley y veremos donde quedaría este colectivo.

    16 noviembre 2015 | 9:40

  4. Dice ser Marcos

    Soy Veterinario, biólogo y algún fin de semana me gusta pasar el día con mis dos perros, si tengo la fortuna de cazar una o dos perdices, ese dia ya se que voy a cenar. Estoy de acuerdo, y por desgracia es cierto que la gran mayoría del colectivo cazador no ven a sus perros como los compañeros indispensables para tal ejercicio. Pero les pediría enérgicamente que no tilden a todos de la misma forma. No me considero analfabeto, ignórate, mala persona.. y les invito a que vean las condiciones y el trato en el que viven mis dos amigos caninos.

    16 noviembre 2015 | 10:03

  5. Dice ser anaset

    Por Fortuna, sera para usted… el cazar dos perdices….Pero desgraciadamente..para las pobres perdices…….mejor hubieses cenar fruta..esa noche…las perdices se lo hubiesen agradecido.

    16 noviembre 2015 | 11:29

  6. Dice ser Santiago

    Y tu Marcos, aunque ames mucho a tus perros, porque te crees autorizado para matar?. Lo siento, pero esas personas que por las mañanas quieren mucho a sus perritos y por la tarde se van a cazar o a ver como se asesina a un ser inocente en una plaza de toros me dan asco. Y francamente SI os considero malas personas

    16 noviembre 2015 | 11:56

  7. Dice ser maria b

    es algo terrorífico ver como las personas maltratan a los animales de esa forma, que cruel y vil hay que ser y que mala persona….

    16 noviembre 2015 | 12:50

  8. Dice ser pedro

    estos cazadores son detestables, pero hay una raza de cazador que no tiene calificativos Su caza consiste en tirar tiros a palomas puestas a tiro por otros….El tiro de pichón y codorniz……que valientes son estos cazadores y que malnacidos

    16 noviembre 2015 | 13:11

  9. Dice ser ESTHER

    ENHORABUENA MELISA, réplica bien argumentada y con datos y hechos que lamentablemente diariamente llenan nuestros días. Cualquiera puede ser presidente, como bien se puede comprobar, cualquieraaaaaaaaaaa .
    GRANDE TROYA , y grandes todos aquellos que no vamos a dejar de seguir por el buen camino de proteger el medio ambiente y a todos los seres nobles que habitan en él.

    16 noviembre 2015 | 14:59

  10. Dice ser el_gavioto

    dicen que la cultura de un país se mide por el trato a sus animales, la naturaleza tiene fallos con los animales, no me refiero al perro , si no al sinvergüenza del amo

    16 noviembre 2015 | 15:20

  11. Dice ser Miguel

    Yo soy cazador y soy el primero que detesta a toda esta gente que solo ve a sus perros como un objeto para ayudarles a cazar y luego cuando acaba la jornada se olvidan de ellos.
    Y si esas dos perdices hubieran seguido vivas las podría matar un zorro o cualquier otra cosa y es lo mismo que si lo matamos nosotros, aunque yo preferiria morir de un tiro antes de un mordisco.

    16 noviembre 2015 | 17:29

  12. Dice ser Ramon

    Yo no estoy de acuerdo que los metan a todos en la misma bolsa, yo creó que no esta mal matar para comer,si hay una ley del altísimo que lo dice,si fuera así como piensan todos ustedes,no comeríamos pollos asados,no comeríamos ningún tipo de carne,,,,

    16 noviembre 2015 | 23:31

  13. Dice ser carmen

    Melisa ,disfruta muchos años de TROYA y ella de ti.

    16 noviembre 2015 | 23:56

  14. Dice ser Alfonso

    Yo no sé lo que pasa por la cabeza de la gente que no le gusta los animales. De forma irracional no los soporto. Me he metido en esta página al ver la mirada dulce y tierna de esta perrita y al leer el titular, después de estar todo el día pensando el la sinrazón de esta guerra. Nunca soporté ver hacer daño a nadie, animal o persona (el nombre animal no me gusta, parece peyorativo, y el nombre persona lo deberíamos merecer todos, pero no entiendo a los que buscan la sangre). La diferencia entre tú, adoptante de un animal, y el que le le metió perdigones, es que tú das vida y felicidad a alguien que no eres tú, la otra persona o personaje, me gustaría que lo fuera de ficción, es que ha echo daño a esos ojos en los que veo cariño y nada de maldad. Algunos pensaréis que soy subjetivo al ver su mirada, pero es lo que me produce. Nunca pude ver la sangre. Y sí, soy vegetariano, y no lo he tenido fácil para serlo, me ha costado sufrimiento y me cuesta por parte de parte de una sociedad que no sé como llamarla a veces (no a todos por supuesto). Pienso que la intolerancia mata, los prejuicios matan… ¿Es que la gente no se da cuenta cuando un animal tiene miedo o escapa del posible daño?. Dejé de comer conejos a los 8 años cuando oí cómo gritaba uno al ser sacrificado; ¿no lo siente la gente?. Me hice vegetariano al tener a mi perro, mi única compañía en momentos de soledad, que me limpia las lágrimas ‘a su manera’ y que yo acepto de buen grado porque lo hace con sinceridad. Como cantaba Roberto Carlos: «Yo quisiera ser civilizado como los animales».

    17 noviembre 2015 | 1:52

  15. Dice ser Alfonso

    Yo no soy intolerante contra usted, Sr. Presidente de la Federación de Caza de Castilla y León, soy intolerante contra el sufrimiento.

    17 noviembre 2015 | 1:57

  16. Dice ser Haldir

    Luego dicen que son amantes de la naturaleza los muy desgraciados. Si le pegasen un tiro a él, el resto de hdp de los cazadores aprenderían.

    17 noviembre 2015 | 8:57

  17. Dice ser adela

    fantástica contestación..es que no dejas hueco a decir más. es perfecta..Gracias Melissa..es un placer leerte a diario

    17 noviembre 2015 | 10:02

Los comentarios están cerrados.