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Ana Mato, la peor ministra de Sanidad

Por Diego Mas Mas

Ana Mato, en una imagen de archivo (GTRES)

Ana Mato, en una imagen de archivo (GTRES)

Una estupenda noticia. Ha dimitido por fin la que, a pesar de tener otros tristes precedentes, ha sido la peor ministra de Sanidad de la democracia.

Todavía sangra su increíble fracaso con la crisis del ébola, que podía haber tenido peores consecuencias y ha manchado la “marca España”.

Ha provocado, por primera vez en la historia, numerosas manifestaciones de médicos contra el desmantelamiento de la sanidad pública, siendo responsable última de dolor y muerte de españoles e inmigrantes, haciendo trágicamente honor a su apellido Mato.

Y ha sido un ejemplo tan evidente como pertinaz de aprovechamiento de sus cargos para lucro de su familia, lo que finalmente le ha obligado a dimitir.

Su dimisión constituye pues un esperanzador en el saneamiento de la Sanidad y de la política de nuestro país.

 

9 comentarios

  1. Dice ser Stewart Cops

    Estoy muy triste y deprimido con esta noticia, Mato es un ejemplo a seguir…

    …un ejemplo que deberian seguir sus colegas, claro!!!

    28 noviembre 2014 | 20:58

  2. Dice ser Antonio Larrosa

    ¿ Y ahora ya esta todo solucionado?

    Clica sobre mi nombre

    Cl

    28 noviembre 2014 | 22:26

  3. Dice ser Paco Pardo Mansilla, "Coronillas"

    ¿QUÉ TIENEN EN COMÚN ANA MATO Y PABLO IGLESIAS?
    .
    …Ana Mato y Pablo Iglesias tienen en común el haber sido cómplices de las irregularidades de sus parejas. Ana Mato de haber participado a título lucrativo de viajes, regalos y detallitos comprados por su marido con dinero de la Caja B de Génova. El camarada Pablo Iglesias de haber vivido tan ricamente en una vivienda protegida que a su compañera, Tania Sánchez, le tocó “casualmente” cuando era concejal del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid. Estamos ante el mismo caso.
    .
    …Pero lo primero es lo primero. Tiene usted razón, señor Diego Mas Mas, en que el PP se equivocó en su día nombrando a la Mato ministra de Sanidad. Y eso le podría acabar pasando factura a Rajoy el próximo año. Ana Mato ha sido, como usted dice, la ministra de los recortes, el copago y la incompetencia supina. En 3 años de ministerio no ha hecho nada a derechas. Ni ha logrado implantar la famosa receta electrónica, ni la historia digital, ni la compra común de medicamentos entre las comunidades. Además, le pegó un buen hachazo a la ley de la dependencia, no dio la cara durante la crisis del ébola, excluyó a las mujeres lesbianas y solteras del sistema público de reproducción asistida, dejó a los inmigrantes irregulares sin tarjeta sanitaria, etc.
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    …Encima el Gobierno le ha ofrecido una salida digna al defenestrarla a escondidas. Así ella ha podido dar la versión de su salida voluntaria, ahora que el juez Ruz la pseudoimputa. Ni por esas la Mato se irá a casita con el culo limpio. La señora de Luis Sepúlveda sabía que la Gürtel era la cueva de Alí Babá, que de allí le llovían los viajes, obsequios y regalías de sus nenes (Eurodisney, campamentos en Suiza,…); y que de allí su señor marido sacaba el dinero del Jaguar, la solería de mármol, la nueva piscina, los hoteles, las fiestas, etc. Ella callaba y disfrutaba. Se hacía la tontorrona, vamos.
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    …Pero qué cara tienen estos políticos de la casta. Me estaba acordando ahora de las palabras del portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, cuando quiso sacarle las castañas de fuego a la Ana Mato diciendo aquello de: “Las mujeres que son engañadas por sus maridos no son tontas y no tienen por qué pagar lo que ellos hagan”. Por supuesto, nadie se tragó esa bola. Porque, claro, traer un Jaguar a casa y no preguntarle al esposo de dónde lo ha sacado no hay por dónde cogerlo. Ni la Mato era tonta ni creo que renunciara a su condición de esposa mangotona de la nómina conyugal. Les pasa a todas.
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    …Tampoco los hombres resultan engañados por sus compañeras ni son tontos. Por eso también deben pagar lo que ellas hagan. Siempre que sea algo delictivo y lo disfruten en silencio. Es el caso del camarada Pablo Iglesias, el líder de PODEMOS, que durante 7 años disfrutó de un piso de protección oficial conseguido de forma dolosa por su compañera Tania Sánchez. Los 2 compartían cama y mantel y debían de ser conocedores de las irregularidades del otro. Luego el camarada Iglesias también debería sentarse en el banquillo, ser juzgado por el art. 122 del Código Penal y restituir la parte proporcional del piso que disfrutó.
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    …Se trata de aplicar una sencilla regla de 3, querido Diego. MATO ES A JESÚS SEPÚLVEDA LO QUE IGLESIAS A TANIA SÁNCHEZ. Así de simple.

    29 noviembre 2014 | 0:25

  4. Dice ser No son creibles

    ¿Y quién nombró a esta señora para el cargo de ministra? Lo descubierto hasta ahora (una pequeña parte sale a la luz y el grueso permanece a oscuras) es una muestra de que el partido está contaminado hasta el alma. Por cierto, tratar de extender la suciedad por toda la casa no conseguirá despistar y evitar que los ciudadanos veamos en qué habitaciones se aloja la porquería. El año que viene los ciudadano acudirán a las urnas y, para disgusto de muchos, tendrán que abandonar los escaños que ensucian con su deshonestidad y codicia.

    29 noviembre 2014 | 0:42

  5. «Escribo cargado de nostalgia, pero, sobre todo, de desesperación. Desde antes incluso de la Ley General de Sanidad del 1986, presumimos de tener uno de los sistemas sanitarios más envidiados y más equitativos del mundo. A que fuera así contribuyeron muchos factores. Entre otros la confluencia en la España de los 70 de dos circunstancias muy positivas: la creación de una red amplia y dotada de nuevos hospitales públicos y la implantación del sistema MIR. Sobre todo, creo que fue decisiva la voluntad colectiva de personas y partidos políticos para dotarnos de un sistema de salud de cobertura total y alcance universal. La Ley General de Sanidad no hizo sino oficializar el sistema.

    Hoy todo ello se desmorona. Con el pretexto de los recortes se apuntan argumentos que juegan al equívoco por no calificarlos de falaces. Lo que está ocurriendo en la Comunidad de Madrid resulta demostrativo y merece unos comentarios. No me referiré a las formas, carentes del más mínimo respeto al ciudadano, donde el lógico diálogo con las partes interesadas previo a cualquier decisión de un calado como las que se están tomando, se ha sustituido por el ordeno y mando de épocas pretéritas. Tampoco a la inequidad y desprecio al colectivo de más edad que representan medidas como las del euro por receta. Ni siquiera comentaré la aberración de querer cerrar el hospital de La Princesa.

    Me centraré en el tema de la privatización, una palabra que parece quemar a nuestra administración. La primera reacción es negar la mayor: no se privatiza, se externaliza. Curioso que todo el mundo lo entienda de otro modo. Lo confirman los profesionales que salen masivamente a la calle o se declaran en huelga, las asociaciones, todos los sindicatos del sector, las sociedades científicas, las firmas de más de 600 jefes de servicio y de cerca de un millón de ciudadanos madrileños, y hasta el propio Colegio de Médicos en una de las más duras declaraciones que se recuerdan. ¿Estaremos todos confundidos? Así lo afirman por activa y por pasiva el presidente de la Comunidad y su equipo de gobierno. Negar la evidencia resulta muy difícil. No hace mucho tiempo el anterior Consejero de Sanidad requería públicamente a las entidades privadas del sector para comentar lo que según la propia convocatoria denominaba “oportunidades de negocio” en el campo de la sanidad madrileña.

    Si hay negocio —y lo de “externalizar” la gestión debe serlo, porque en caso contrarío no interesaría a ninguna entidad privada—, ¿por qué renunciar a él?. Aplíquense los beneficios a mejorar el sistema y no al lucro ajeno. Descartada por inmoral —y por delictiva— la hipótesis de querer favorecer a amigos o a determinados grupos empresariales, apenas quedan dos interpretaciones posibles. Confesión palpable de incompetencia manifiesta, o asunción consentida de una peor calidad, bien por reducirse las prestaciones ofrecidas, bien por hacerlo el alcance de las mismas.

    Lo de la incompetencia parece que se asume sin ningún rubor. Sólo así se entiende que el Consejero de Sanidad critique las nóminas de los empleados públicos y hable de rigidez en la gestión. A partir de ahí no debería llamarle la atención que estos mismos empleado se rebelen contra sus propuestas. Sus afirmaciones sugieren el deseo de quitarse de encima personas y sueldos y dejar que sean las nuevas empresas gestoras quienes lleven la voz cantante en este terreno. En todo caso los datos nos indican que tanto a nivel hospitalario como en atención primaria el número de profesionales por habitante está bastante por debajo de la media europea. Además, la administración tiene recursos funcionales suficientes para exprimir el rendimiento de sus empleados y modificar en sentido positivo horarios, prestaciones, etc. en la medida en la que lo considere más adecuado para lograr esa mágica eficiencia a la que tanto se invoca. Las grandes diferencias existentes en el propio sistema en cuanto a rendimientos comparados de unos y otros centros pueden ser utilizadas como instrumento.

    Renunciar a actuar representa una dejación de funciones, se mire como se mire. Ya es curiosa la referencia a Zapatero de Fernández-Lasqquety. Zapatero nunca ha tenido competencias sobre la sanidad de Madrid, ni fue a él a quien se le ocurrió la peregrina idea de sacar votos llenando la periferia de Madrid de unos hospitales que ahora parecen no hacer falta. Y si la alusión es para decir que “no hizo nada”, esa es la vía escogida por el gobierno regional. Los políticos están para resolver los problemas no para quitárselos de encima.

    Si con la “externalización” se pretende resolver un problema de costes y ello va a generar beneficios económicos a terceros, caben muy pocas interpretaciones. Todas malas para el devenir del sistema: reducir personal y sueldos, limitar prestaciones, y/o establecer criterios de exclusión total o parcial en el acceso a la salud para determinados colectivos que, por cierto, siempre suelen ser los más desfavorecidos: pobres, emigrantes o pensionistas.

    Un par de comentarios finales. Argumentar con el peso de los votos no es de recibo. No lo es tanto por el hecho de que las decisiones propuestas se oponen a las que aparecían en el programa del partido gobernante, cuanto por el desprecio hacia esos votantes cuando se hace oídos sordos a una protesta que alcanza niveles de clamor. Por último llama la atención el silencio de la Administración central. Un silencio que sólo cabe interpretar como cómplice de quien observa los resultados de un experimento que, previsiblemente, pretende generalizar en todo el estado».

    por José Manuel Ribera Casado
    Catedrático emérito de la Universidad Complutense
    8 DIC 2012

    29 noviembre 2014 | 9:55

  6. Dice ser LINCE 1

    No es Mato, ni Gallardón, ni Wert, ni Báñez, ni Montoro….¡¡¡ es el PPeor y Rajoy !!!

    29 noviembre 2014 | 11:45

  7. Dice ser Antonio Larrosa

    Sobre mi anterior comentario quiero precisar unas aclaraciones. A mi entender , no es suficiente acallar el clamor de los sufridos contribuyentes con la dimmisión de esta ministra, también se deberia depurar concienzudamente, lo concerniente a la justicia y al derecho de expresión: En este mismo medio de difusión se está hurtando ese derecho a los que comentamos estos blogs y noticias. A mi por ejemplo , me están borrando los que hago en varios blogs ladinamente pese a que me ciño a todas las normas y procuro ser atento, sincero y conciso. Es penoso ver un montón de blogs sin comentarios, cuando antes tenian cientos imperando la polémica y siendo entonces este periódico el primero del país, lugar que ha perdido por la censura arbitraria y obstinada en seguir unas pautas seguramente dictadas por alguien interesado en alguna dirección política. Esa es mi opinión y por mi derecho la expongo.

    29 noviembre 2014 | 12:51

  8. Dice ser Angeles Anglada

    Totalmente de acuerdo

    01 diciembre 2014 | 0:29

  9. Dice ser Yesus

    El problema no es sólo Mato, el problema son PP y PSOE al completo…
    Tenemos que erradicarlos de la escena política de este país.

    01 diciembre 2014 | 13:52

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