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Fidalgo apoya a Aznar

Por Martín Sagrera

Se ha destacado –es verdad que no había mucho donde escoger– el apoyo de Fidalgo a Aznar en la presentación de sus memorias. Ya, tras presidir CCOO,  el “sindicalista” –no se ha señalado sino en ese empleo-no tuvo empacho en incorporarse de inmediato –no hay plazos legales- a la FAES. Todo el mundo puede cambiar de opinión.

Fidalgo, Piqué y Aznar

Fidalgo, Piqué y Aznar

Lo grave, gravísimo, es que tras ese cambio -tan visible muchos años antes, cuando apoyó a Aznar, rompiendo incluso el acuerdo sindical con UGT sobre la guerra de Irak, rechazada por el 93% de la ciudadanía-,  siguiera, traidor hasta la médula, manipulando CCOO, incluso cuando unos obreros muy vendidos por él a la patronal le apalearon un Primero de Mayo.

El daño continúa. Recordemos que cuando perdió el mando fue sólo por un estrecho  margen de votos, lo que prueba cuantos cómplices y pesebreros tenía en la misma cúpula del sindicato, y muchos siguen en él. Yo soy autónomo, pero como miembro de una asociación antitabáquica soy testigo de cómo nos despreció públicamente cuando, en una manifestación, le pedimos que no fumara ante las cámaras, mostrando así su desprecio ante los ciudadanos, la salud pública y su profesión de médico. Dime con quién andas, y te diré quién eres.

10 comentarios

  1. La Transición consistió en desmantelar las instituciones de la dictadura franquista dejando intacto el poder económico y religioso que la sostuvo y la clase política que las gobernó a cambio de dar entrada a nuevos actores políticos que no cuestionaran ese cambio.

    Para conseguirlo, por un lado se instituyó un bipartidismo de facto gracias a las normas electorales menos democráticas de nuestro entorno que garantizaban el gobierno, bien por mayoría absoluta o con el apoyo de las derechas nacionalistas cuando fuese necesario, de UCD y después del PP o del PSOE.

    Por otro lado, fue preciso asegurar una paz social difícil, pues se sabía que los avances sociales serían forzosamente limitados al mantenerse los privilegios y el poder fáctico de los grandes grupos económicos del franquismo, los “ricos por la Patria”, como los denomina Mariano Sánchez en uno de sus libros.

    Para atar a los partidos se les financió generosamente, aunque de un modo tan irregular que se han multiplicado los casos de corrupción, como los de Filesa o Bárcenas u otros tan vergonzosos como los de los sobresueldos recibidos por dirigentes del PP, que han terminado produciendo un gran desafecto social. Y la paz social se logró manteniendo con dinero público a una patronal que ha conseguido confundir los intereses de todos los empresarios con los de las grandes empresas, y protegiendo a dos sindicatos mayoritarios de cualquier otro sindicalismo más reivindicativo.

    La financiación a los sindicatos no ha sido tan generosa como la destinada a los partidos o la patronal pero se diseñó inteligentemente para atraparlos, pues los obliga a estar constantemente en la cuerda floja de la legalidad para beneficiarse de ella.

    CC OO y UGT se han convertido así en grandes aparatos sindicales pero esclavos de la financiación gubernamental y con una actividad de provisión de servicios que muchas veces se sobrepone a la auténticamente reivindicativa y laboral. La consecuencia ha sido su excesiva docilidad, bien por falta de capacidad o de voluntad combativa, y un acomodo en los ámbitos del poder (en las cajas de ahorros, por ejemplo) que en ocasiones los ha contaminado de clientelismo, de prácticas muy irregulares o incluso a veces mafiosas y de corrupción. Vicios ciertamente no generalizados pero que hacen mucho daño y que no se resuelven precisamente gritando en las puertas de un juzgado, sea cual sea este o su titular.

    Pero dicho esto, es igualmente evidente que los casos de corrupción sindical se han dado en menor número y con mucho menos daño económico que en el caso de los partidos o de las grandes empresas o bancos privados. Una evidencia que obliga a preguntarse por qué entonces se ataca a los sindicatos tan duramente, mucho más que a otras instituciones claramente más corruptas.

    La razón me parece que está clara. Vivimos una etapa de ataque sistemático y constante a los derechos sociales y humanos con el fin de favorecer aún más el reparto de las rentas hacia los de arriba. Los datos no dejan lugar a dudas: el peso de los salarios en el conjunto de las rentas cae sin cesar y las condiciones laborales se deterioran continuamente. En consecuencia, la desigualdad se multiplica y para que ello sea posible hay que vencer la resistencia de los trabajadores, lo que depende fundamentalmente de la fuerza que tengan los sindicatos.

    Porque la realidad demuestra sin lugar a dudas que ni uno solo de los derechos que hoy disfrutamos se ha conseguido sin sindicatos. Ni uno solo. Y al mismo tiempo la lógica indica que si lo que se busca es que desaparezcan o se limiten esos derechos, lo conveniente es evitar la fuerza sindical, pues allí donde hay un sindicato hay trabajadores organizados y no cada uno por su lado, que es como el capital los vence mejor y consigue más ventajas a su costa.

    No nos engañemos, pues. Los sindicatos deben corregir sus defectos, por supuesto que sí. Pero tiramos piedras sobre nuestro tejado si lo que hacemos es ayudar a destruirlos.

    Juan Torres López | Economista
    Seguir a @juantorreslopez

    nuevatribuna.es | 22 Octubre 2013

    08 noviembre 2013 | 22:23

  2. Dice ser Julian Martinez

    Bueno, yo no estoy de acuerdo por lo siguiente:

    Esto de los sindicatos es otro manipuleo que están comprados siendo su misión eso, «unas veces dicen adelante y otras basta ya», algo así como se hace con los toros bravos que se emplean los cabestros para meterlos en el corral.

    También quiero recordar y a los que no lo saben, que las CC.OO fueron fundas por el Opus-Dei comenzando sus labores de defensores de la clase trabajadora en
    Villa Verde bajo, en Madrid, esto en la dictadura de Franco. Mas tarde se fueron filtrando miembros del Partido Comunista, haciéndose como los fundadores.

    Hoy, la lucha en relación al pasado en defensa de la clase trabajadora, NO es ni sombra al pasado en plena dictadura de Franco, porque todos se hacia bajo la clandestinidad y eso si era una lucha de verdad. El problema que hoy tenemos con la perdida de derechos sociales comenzó después de muerto Franco, que fue cuando se hicieron múltiples de pactos entre los lideres de los ganadores y perdedores de la guerra civil, de 1936,los últimos en reconocerlos fueron los comunistas, donde en tiempos de Adolfo Suárez, quien mantuvo ciertas reuniones con Santiago Carrillo, en casas de campo concertados.

    El acuerdo mayor fue el llamado, «Pacto de la Moncloa» que todo se soluciono con mucha pacta en millonadas de las antiguas pesetas y fuertes pensiones a lideres de los derrotados de las fuerzas rojos. Los fascista de la dictadura que estaban ocupando las ventanillas de los distintos Ministerios, los pasaron a los despachos y los enchufados de privilegiados de los derrotados los pasaron a ocupar las ventanillas, y los distintos sindicalista fueron comprados siguiendo todo este tinglado hasta nuestros días.

    Espero que muchos de hoy que no conocisteis estos acuerdos, os deis cuenta el porque de la perdida progresivamente de derechos sociales entre otras circunstancias del sistema financiero Internacional de nuestros días, y los medios tecnológicos de los que hoy dispone el sistema capital.

    Sres. nos quieren y están llevando a una dictadura tecnológica, donde con tanta droga y corrupción quieren descerébral la sociedad obrera y como ojos ponerles dos uvas, pero eso si, con múltiples de diplomas como grandes lumbreras de obediencia y buenos ciudadanos que les hipotecamos, privatizamos todo y hasta les reducimos los salarios y están incapacitados para luchar contra estas barbaries salvajes sin precedentes, etc. etc.

    Si levantaran la cabeza, los millares de hombres y mujeres nuestros abuelos que sufrieron en presidios y murieron luchado para conseguir los derechos mínimos para la vida, volverían a quedar muertos instantáneos al ver el caos social que hoy tenemos caminando a peor.

    Es muy lamentable, tener que reconocer que las ultimas dos, décadas del mandato del dictador Franco, eso fue el cielo al compararlo con lo actual.

    09 noviembre 2013 | 9:08

  3. Dice ser LUIS

    Sindicalistas, políticos, etc… al final sólo quieren seguir en el candelero exprimiendo al sistema, la Puerta del Sol de Madrid llora al ver todo este espectáculo http://www.lafoliemadrid.com

    09 noviembre 2013 | 12:29

  4. Dice ser LUCIA

    Una pena, ¿para cuándo nuevas caras en la actualidad política? Eso sí, nuevas caras que quieran realmente trabajar por y para el pueblo, http://xurl.es/w3jsn

    09 noviembre 2013 | 12:30

  5. Dice ser Un trabajador más

    Hay personas de gran estatura física y escasa talla ética.

    09 noviembre 2013 | 16:54

  6. Nueva moda. Rajar de los sindicalistas. Algo fácil y barato, por cierto. Lo llevan en la solapa ciertos políticos, lanzando mensajes subliminales sobre su actual falta de utilidad para los trabajadores, politización, corrupción, derroche económico. Resulta curioso: Los mismos que alientan al escarnio público, suelen lanzar piedras cargadas por sus propias mezquindades.

    Además, la destrucción del sindicalismo hace mucho más fácil la labor de los gobernantes, sin movilizaciones ni huelgas, especialmente la de quienes dirigen tras la cortina. Qué bien estaríamos si no existieran los sindicatos, piensan algunos.

    El problema es que esa frase por la que suspiran los gobernantes «Qué bien estaríamos sin sindicatos» empieza a calar entre la gente de a pie, con un discurso cargado de improperios, gritos, oportunismo, mala leche y, sobre todo, un enorme vacío de argumentos que se resume en: «Para lo que hacen, mejor que no hagan nada», «Por mi los echaba a todos y los ponía a trabajar», «Están vendidos, no se mueven, no están con los trabajadores». Luego terminan reservándote para el final el placer de oír la raída historia de: «Conozco a uno que está de liberado sindical.».

    Confesar ser liberado sindical, en estos tiempos que corren, es un auténtico pecado capital. Mejor inventar cualquier otra cosa antes de que te descubran. Te pueden acechar en cualquier esquina, a cualquier hora: sacando dinero, haciendo la compra, recogiendo a tus hijos en el colegio. Cualquier lugar y excusa es buena, para utilizar como insulto la palabra «sindicalista».

    Se puede ser banquero chupasangre, se puede ser político en cualquiera de sus muchos cargos (concejal, alcalde, o delegado provincial.) y trincar todo lo que se quiera, aceptar sobornos y trajes, realizar chantajes, revender terrenos públicos, recortarle el sueldo a los trabajadores o directamente despedirlos sin indemnización. Se puede, incluso, aumentar el recibo de la luz a los pensionistas hasta asfixiarlos, o salir en fotos besando niños y ancianos mientras los colegios y asilos se caen a trozos, cobrar dos o tres sueldos en tres cargos diferentes, declarar a hacienda que se está arruinado mientras se cobra de mil chanchullos distintos, para que su hijo obtenga la beca que le permita comprarse una moto a costa del Estado.

    En este maldito país se puede ser lo que se quiera, pero no sindicalista.
    Nadie se acuerda ya de la última huelga, aquella en que nadie de la empresa fue, excepto los dos afiliados que perdieron el sueldo de aquel día, para que luego se firmara un acuerdo que les subió el sueldo a todos. Incluso a aquellos que escupieron sobre la huelga.

    O de Luís, ese hombre que estuvo 30 años cotizando, y que gracias a la pre-jubilación que se consiguió en su momento, puede ahora, con 60 años y despedido de su puesto, tirar para adelante sin necesidad de buscar un trabajo que nadie le ofrecería.

    Recuerden también a Marta, la chica de 23 años que estuvo aguantando un jefe miserable con aliento a coñac, que le obligaba a hacer más horas extras para tener un momento de intimidad donde poder acosarla mientras le recordaba cuándo le vencía el contrato. Hasta que su mejor amiga la llevó al sindicato y, gracias a una liberada sindical, ahora el tipo ha tenido que indemnizarla hasta por respirar.

    Son muchos los que les deben algo a los sindicatos, y a los sindicalistas: El maestro que pudo denunciar al padre que le pegó en la puerta del colegio, los trabajadores que consiguieron que no les echaran de la RENAULT, la chica que pudo exigir el cumplimiento de su baja por maternidad en su supermercado. Porque también fue una liberada sindical la que se puso al teléfono el día en que despidieron a Julia, la chica de la tienda de fotos, y le ayudó a ser indemnizada como estipulan los convenios; y aquel otro joven que movió cielo y tierra para arreglarle los papeles al abuelo para procurarle una paga medio-decente, porque los usureros de hace 30 años no lo aseguraban en ningún trabajo. Para qué recordar las horas al teléfono escuchando con paciencia a cientos de opositores a los que no aprobaron, gritando e insultado porque en el examen no les contaron 2 décimas en la pregunta 4. O el otro compañero sindicalista, el que denunció a la constructora que se negaba a indemnizar a la viuda de su amigo Manuel, que trabajaba sin casco.

    Ya nadie se acuerda de dónde salieron sus vacaciones, los aumentos de sueldo que se fueron consensuando, el derecho a una indemnización por despido, a una baja por enfermedad, o a un permiso por asuntos propios.

    Esta sociedad del consumo, prefiere tirar un saco de manzanas porque una o dos están picadas, por muy sanas que estén el resto. Los precedentes televisivos: entrenadores de fútbol, famosos de la exclusiva en revistas, y demás subproductos, se convierten en clinex de usar y tirar dependiendo de las modas. Ahora, en un momento en que los trabajadores deben estar más juntos, arropados y combatientes contra quienes realmente les explotan, aparecen grietas prefabricadas en los despachos de los altos ejecutivos, ávidos de hincar más el diente en el rendimiento de la clase trabajadora.

    ¿Quién tirará la primera piedra?. ¿Serán los políticos gobernantes, o los banqueros quienes hablarán de dejadez o vagancia?. ¿Tendrán capacidad moral los jueces o los periodistas, de hablar de corrupción en las demás profesiones?. ¿Serán más idóneos para iniciar lapidaciones, los super-empresarios del ladrillo?. ¿En qué profesión se puede jurar que no existen vagos, corruptos, peseteros, o ladrones?. ¿Preguntamos mejor entre la Iglesia o la Monarquía.?.
    Pero qué fácil resulta rajar en este país. Siembra la duda, y obtendrás fanatismo barato.

    Qué bien asfaltado les estamos dejando el camino a quienes realmente nos explotan cada día. ¡Acabemos con los sindicatos!. Sí. Dejemos que la patronal y los bancos regulen los horarios, las pensiones, los sueldos, las condiciones laborales y los costes del despido. Verán cómo nos va a ir con la reforma del mercado laboral, cuando los sindicatos dejen de existir y no puedan convocarse huelgas ni manifestaciones.

    Verán qué contentos se pondrán algunos cuando sepan que ya no estarán obligados a pagar las flores de los centenares de trabajadores que mueren todos los años, a costa de sus mezquindades.

    Iñaki Gabilondo

    09 noviembre 2013 | 21:52

  7. Dice ser Un trabajador

    Últimamente se nombra mucho a Finlandia, como ejemplo a seguir en distintos aspectos de interés para la ciudadanía y el progreso social, y en ese país la afiliación a las organizaciones sindicales supera el 70%. Dato que desmonta los argumentos que tratan de demonizar la labor de los sindicatos. Son fuerzas de equilibrio contra la desmesura y la codicia de quienes infravaloran y/o desprecian la participación y los derechos de los trabajadores, actitudes que, lamentablemente, parecen estar proliferando como las setas en otoño. Por supuesto, deben reprobarse las conductas deshonestas que puedan llevarse a cabo por parte de personas con responsabilidades sindicales. La honradez no es algo intrínseco al rol desempeñado (trabajador, empresario, sindicalista o político), sino que se acredita a través del los hechos, del comportamiento en la vida.

    09 noviembre 2013 | 23:03

  8. Nadie puede mantener una apariencia de cara a la galería por tiempo indefinido. Al final, la verdad prevalece. Mi más absoluto desprecio hacia tod@ los que intentan aparentar, intentan engañar o simular una realidad inexistente.

    10 noviembre 2013 | 19:58

  9. Dice ser Julian Martinez

    Lo impórtate es no dejarse de engañar:

    No olvidéis todos que PP.SOE son la misma cosa, todos de la misma leche o mala leche, me refiero a las figuras de cabeza. En los principios de esta «Democaca» nos dijeron que se marchaban las putas, pero no dijeron que dejaban los hijos.

    Este es el resultado actual, «los mismos fascistas de la dictadura de Franco, con un Rey a la cabeza que fue amamantado a sus pechos».

    Es que estáis en las nubes con tanta droga y tanta «Tele-tonta que atonta un rato» Así que a joderse..!!

    El salvador ahora es Rubalcabal, escucharle que trae el guión que tomando unas copas con el hipócrita de Rajoy, se lo montan en previo acuerdo y brindan con el chin, chin.

    Bueno esto es de pena. Hasta otra.

    11 noviembre 2013 | 4:26

  10. Dice ser LINCE 1

    ¿Fidalgo al lado de Aznar? Ni ética, ni estética.

    11 noviembre 2013 | 10:21

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