Ciencia, tecnología, dibujos animados ¿Acaso se puede pedir más?

Archivo de noviembre, 2007

Inocencia del móvil asesino

La ciencia no sólo es un sistema para descubrir nuevos conocimientos; tan importante como encontrar lo nuevo es ser capaz de deshacerse de lo antiguo, de lo no válido, de lo que descubrimos que es falso. Y por eso la ciencia es también un sistema de anulación de hechos y teorías que con el tiempo se han demostrado erróneas. Como el trabajo policial, la investigación científica consiste en emitir hipótesis y después ponerlas a prueba, descartando aquellas que no se sostienen o que los hechos demuestran imposibles. Por muy lógicas que parezcan; por muy intuitivamente correctas, y por muy encariñados con ellas que podamos estar, las teorías incompatibles con las pruebas deben ser rechazadas. Lo cual, a veces, es difícil; científicos y policías son humanos, al fin y al cabo.

Así, cuando un trabajador de Corea del Sur apareció muerto, con el pecho reventado y quemado y restos de su teléfono móvil en la camisa chamuscada, la primera idea que se les ocurrió a los investigadores fue echarle la culpa a una explosión de la batería del teléfono. Al fin y al cabo mucha gente desconfía de los móviles y los considera inseguros, y una batería almacena gran cantidad de energía en un espacio reducido: la receta de una bomba. La desconfianza ante la tecnología y la aparente evidencia se confabularon, y pronto la noticia rebotaba por la Internet toda: los móviles se habían cobrado otra víctima más, por la tremenda esta vez.

Posteriores investigaciones, sin embargo, ponen en duda esta primera hipótesis. Las heridas del cadáver son extensas, lo que indica una explosión de elevada energía que parece excesiva para una batería de móvil. Por otra parte este tipo de baterías se sabe son capaces de arder, pero raras veces o nunca se ha visto hacer explosión a un teléfono (a no ser que fuera intencionalmente preparado). Las pruebas físicas arrojan dudas sobre la responsabilidad del móvil en la muerte del coreano, que además resulta que trabajaba en una cantera, industria conocida por la disponibilidad de explosivos y por los accidentes en su manipulación. La hipótesis más económica, pues, es pensar que el móvil sea inocente de esta muerte, después de todo. Y es que demostrar responsabilidades, como saben bien los investigadores criminales, no es nada sencillo…

Finalmente ha resultado que el trabajador fue víctima de un accidente: un compañero lo atropelló con un vehículo y fabricó la historia sobre la explosión de la batería para ocultar el hecho. El móvil ha sido, por tanto, declarado inocente.

Uno de cada cuatro

A Europa le preocupa el retraso español en Internet. El porcentaje de personas que navegan a diario, un 25% de la población según estadísticas oficiales de la Unión Europea [pdf], nos coloca en el tramo inferior del continente, junto a Francia e Italia (tradicionales rezagados en este campo), muy por debajo de los países nórdicos, Reino Unido y Alemania. Cierto que el dato es preocupante, en comparación. Claro que si extendemos las comparaciones, la cosa cambia de aspecto. Resulta que el uso diario de Internet en España tras apenas 20 años de su introducción supera ya a la lectura diaria de libros (un 24,9% según los editores) casi medio siglo después de su introducción. El dato de la Red no se acerca al 41% de lectores que reclaman los periódicos, si bien el Índice de Difusión de Periódicos (9,8 ejemplares por 100 habitantes) relativiza esa cifra. Si una cuarta parte de la población utiliza a diario Internet tal vez sea por que realmente es útil y ofrece lo que no se encuentra en otros sitios. Su influencia no va a dejar de crecer, aunque sea despacio.

3 mil millones de euros al año

Tres mil millones de euros defrauda un navegante normal si se aplica de modo estricto la legislación de propiedad intelectual. El cálculo lo ha realizado el profesor de derecho John Tehranian [pdf], con la intención de subrayar el absurdo de esas leyes, y ha sido destacado por el blog BoingBoing. Tehranian calcula que sin utilizar redes de intercambio de ficheros entre iguales (P2P) una persona que utilice la web de modo normal violaría derechos de propiedad intelectual que le harían acreedor a 8,5 millones de euros de multas, cada día. Es cierto que la legislación estadounidense de propiedad intelectual es muy diferente a la europea, aunque últimamente se aproximan cada vez más. Pero está claro que una ley que convierte a millones de personas en potenciales criminales por valor de millones de euros al día está mal hecha y no puede sobrevivir sin provocar graves problemas a la sociedad que la padece. Es hora de buscar modelos alternativos, antes de que la ley que nos hemos dado acabe con nosotros.

Corregida la cifra en 3 ceros (de billones a mil millones) el 20/11/2007. Porque no basta con conocer la diferencia entre el billion anglosajón y el billón castellano; además hay que recordar que en EE UU el punto no indica millares, sino que equivale a una coma; la cifra citada en BoingBoing son 4.544 billions en inglés, que son 4,544 mil millones, no 4.544: ahí estaban agazapados los tres ceros. Craso y vergonzante error por el que pido disculpas. Gracias por el soplo, Alvy.

Los problemas de un HADA

El sueño de conciliar la capacidad de vuelo estacionario del helicóptero con la velocidad y autonomía del aeroplano es viejo, muy viejo. De hecho se lleva investigando en serio al menos desde la Segunda Guerra Mundial, con diversos tipos de convertiplanos puestos a prueba, y descartados. Desde el lado ‘helicóptero’ ha habido proyectos como el autogiro Fairey Rotodyne británico o el monstruoso Mil Mi12 ‘Homer’ soviético, que tuvo enormes problemas de resonancia. Desde el lado avión, hubo aparatos de rotor giratorio como el Bell XV-3 y el Curtiss-Wright X19 o de alas giratorias como el Canadair CL-84, que nunca llegaron a estar operativos. Y desde el puro híbrido hubo prototipos como el Bell X-22A o el Nord 500 con hélices entubadas rotatorias, el Convair XFY1 ‘Pogo’ y el Lockheed XFV1 ‘Salmon’, capaces de aterrizar y despegar en vertical y de volar en horizontal, el Ryan XV5A ‘Vertifan’, equipado con hélices en las alas, o el feísimo SNECMA Coléoptère francés y su ala anular. De hecho esta rama acaba en los aviones de despegue vertical como el Harrier, el Yak 141 o la versión naval del F35. De todos los convertiplanos puros (capaces de quedarse quietos en el aire) el único que apenas ha conseguido llegar a la fase operativa son el V22 ‘Osprey’ y su pariente civil, el Bell/Agusta BA609. Que haya tan pocos ejemplos de un tipo de aparato tan deseado se debe a muy buenas razones: los convertiplanos han resultado enormemente inseguros, sobre todo en las fases de transición entre el vuelo horizontal y el vertical, donde la aerodinámica es tan sumamente compleja que es casi imposible controlar bien el aparato. Al ‘Osprey’ eso le ha costado varios accidentes y no pocos muertos.

Pero para analizar el recién presentado proyecto español HADA hay un ejemplo especialmente relevante: el AH-56 Cheyenne. El Cheyenne estaba diseñado como un helicóptero artillado capaz de volar rápido a campos de batalla distantes para ofrecer apoyo aéreo cercano a las tropas de tierra, y se empezó a desarrollar en los años 60. Para alcanzar la velocidad y autonomía requeridas se diseñó un helicóptero dotado de alas y una hélice de popa impulsora, además de los típicos rotores principal y de cola. En vuelo estacionario o lento era un helicóptero convencional, mientras que cuando su hélice impulsora lo aceleraba hasta alta velocidad las alas proporcionaban sustentación, ahorrando combustible y aumentando la autonomía.

El problema es que a alta velocidad el rotor principal mostró la tendencia a chocar contra la cola, lo que provocó el accidente de un prototipo y la casi destrucción de otro en el túnel de viento, lo cual contribuyó a la cancelación del proyecto. La disposición de los tripulantes, el armamento y buena parte de la electrónica desarrollada para el Cheyenne acabaron siendo utilizadas en el AH-64 Apache, que sigue siendo hoy el principal helicóptero artillado del ejército estadounidense pero no tiene velocidad ni autonomía. A juzgar por las imágenes publicadas, HADA tendrá los mismos problemas de transición que los demás convertiplanos, y su configuración de hélice impulsora puede proporcionarle además el tipo de interacción con el rotor principal que acabó con el Cheyenne. Aunque la aeronáutica ha progresado mucho desde los años 60, y HADA pliega el rotor principal cuando está en fase avión: tal vez este inusual convertiplano tenga una oportunidad, después de todo.

Digiblindados

Suena a criatura del digimundo, pero los tanques con blindaje digital estarán pronto en su campo de batalla más cercano. Desde que los más antiguos guerreros descubrieron que una piel o un palo podían protegerte de una porra o una lanza, la tecnología militar ha sido una carrera entre los constructores de armas y los constructores de blindajes. Cuando la espada mejora inmediatamente aparece una nueva armadura, que a su vez es derrotada por el arco largo, la pica o el mosquete. El cañón de avancarga y ánima lisa era derrotado por las planchas de hierro de los primeros acorazados, que rebotaban sus balas como canicas. La artillería de retrocarga y ánima estriada con obuses explosivos y el blindaje de acero endurecido de gran grosor acabaron empatando, en los acorazados de la Segunda Guerra Mundial, hasta que otra arma (el avión) volvió a romper el equilibrio a favor de la ofensiva.

Desde esa misma época y sus batallas, como la de Kursk, el tanque ha sido el rey del campo de batalla terrestre gracias a su equilibrio entre ofensa y defensa. En las últimas versiones (M1 Abrams, T90, Challenger 2, Leopard 2, Leclerc) el blindaje compuesto de los tanques modernos se ha demostrado casi invulnerable a las armas de la infantería, y bastante resistente a la artillería y la aviación enemiga. Sólo un tanque mata a otro tanque, dice el adagio, con su poderoso cañón, su sofisticada munición antiblindaje y su gran velocidad y maniobrabilidad. Como en los tiempos medievales, el combate en tierra se ha visto reducido en la práctica a un enfrentamiento entre blindados.

Si estamos hablando de una guerra convencional, claro está. Porque lo que los poderosos M1 Abrams estadounidenses, o Merkavas israelíes, se están encontrando hoy es combatiendo contra guerrillas. Que sustituyen los blindados por el camuflaje, el valor y la astucia (algunos dirían la traición). Su fusión con la población civil inactiva las ventajas del tanque, y en algunos casos (pocos) el valor y la astucia de los irregulares consigue incluso destruir a los todopoderosos blindados pesados. Que para evitarlo necesitan dotarse de nuevos escudos que les protejan. El último de los nuevos escudos es el blindaje digital.

Un tanque moderno lleva en su interior más potencia de cálculo que muchas oficinas. Entre sofisticados sistemas de comunicaciones encriptadas y de navegación y los elementos de cálculo artillero hay un montón de electrónica dentro de esas duras cáscaras. Y donde hay electrónica hay una manera de ‘hackearla’. Este tipo de guerra electrónica, capaz de confundir o incluso inutilizar a los vehículos enemigos, se había desarrollado en teoría. Pero no fue hasta que los carros israelíes la encontraron en el campo de batalla en su última invasión del Líbano que la nueva forma de ofensiva pasó a ser una prioridad. Al parecer Hizbollá consiguió, dice el rumor, ‘colarse’ en las redes de comunicaciones de los blindados israelíes, e incluso atraer a éstos a trampas. Ahora los tanques necesitan ‘digiblindajes’ que protejan sus sistemas de información, como antes precisaban de blindajes físicos, y por la misma razón: un tanque vulnerable es un tanque inútil, no importa si la bala que lo detiene es física o impalpable. El acero ahora necesita que lo protejan bites a su alrededor, lo que quiere decir que el acero es vulnerable a la información. Son tiempos crueles, pero interesantes.

Imágenes tomadas de Wikimedia Commons; T90 de Flickr user Cell105.

Los Eagles en Wal-Mart

En los EE UU Wal-Mart es más que una cadena de supermercados: una institución. Es la mayor empresa privada del mundo y la compañía con más empleados de los EE UU (casi 2 millones). Acusada por sus críticos de todo tipo de atrocidades medioambientales, laborales y sociales, Wal-Mart vende casi la cuarta parte de los productos de consumo de los EE UU. Pronto será uno de los principales vendedores de música. El último disco de los Eagles, «Long Road Out of Eden«, sólo está disponible para su compra en los casi 7.000 hipermercados de Wal-Mart, porque el grupo se ha saltado a la industria discográfica y apela directamente a los consumidores. Y éstos están en Wal-Mart; sobre todo los consumidores que miran los precios y con edad cercana a la media del grupo (casi 60 años). Lo importante es que más músicos se unen a la cruzada para marginar a una industria que ha permitido que su propio negocio se le escape de las manos. Si Internet, por una parte, y Wal-Mart por la otra se hacen con el negocio de la música, ¿qué será de las discográficas? En especial si los músicos ganan más con ellas que con sus antiguos patrones…

Corregido un abominable ‘marginalizar’ el 13/11/2007; gracias, El Buen Salvaje, y avergonzadas disculpas a los damnificados (sobre todo la lengua castellana).

Tecnología contratecnología

La tecnología se puede usar para protegerse del abuso de la tecnología. Si los gobiernos o las empresas se pasan, la calle desarrollará métodos para la defensa. Un ejemplo clásico es la capucha, o ‘hoodie’ en el Reino Unido, que impide que las ubicuas cámaras de seguridad reconozcan al viandante y devuelve así la privacidad. Pero la tecnología puede volverse contra sí misma. Así nacieron el mando a distancia que apaga todos los televisores a la vista, o las bombillas infrarrojas que interfieren con los sistemas de lectura automática de matrículas, como los radares de tráfico. Ahora acaba de nacer el desconectador individual de móviles. una caja negra que acaba con cualquier conversación de móvil en 10 metros a la redonda sin dar una pista: un aparato perfecto para el saboteador urbano que desea detener los abusos del móvil en el espacio público. Como el conocimiento no es cerrado, la guerra de contramedidas continuará, si el comercio y el estado siguen abusando. Lo pasmoso de los anuncios personalizados que asaltaban a los usuarios del metro en la película ‘Minority Report’ es que nadie pensara en llevar gafas de sol para librarse de ellos. Qué curioso que este tipo de defensas sea ilegal…

Necesidad de saber

Hipótesis: la evidente mejora para la supervivencia que supone ser capaz de comprender cómo funcionan las cosas ha llevado a la evolución a dotarnos de un mecanismo cerebral que nos premia con sensaciones agradables cuando comprendemos las cosas; un centro de la sabiduría que compensa con placer el entendimiento, y castiga con inquietud y malestar la ignorancia. Porque es más fácil sobrevivir si entiendes cómo funciona el mundo y eres capaz de modificar ese funcionamiento, especialmente si eres un mono de mediano tamaño y mediocre velocidad carente de colmillos. Así que sería lógico pensar que la especie humana se caracteriza por una verdadera necesidad de saber, similar (aunque menos intensa quizá) que la necesidad de reproducirse, excretar o comer. Somos monos adictos al conocimiento, lo cual explica nuestra insaciable curiosidad, el súbito destello de placer que sufrimos al comprender algo o la incómoda sensación de frustración cuando por mucho que nos esforzamos no podemos entender. Eso podría explicar el impulso que hay detrás de la ciencia, el afán de conocimiento por el conocimiento, la pasión del saber. Lo curioso es que también explicaría buena parte de nuestro afán por la religión. Y la razón por la que algunas personas creen en todo tipo de alambicadas conspiraciones y conspiranoias.

Porque si existiera este centro cerebral del placer asociado al saber, no tendría modo alguno de distinguir entre una explicación del mundo verdadera y otra falsa. Ambas podrían proporcionar esa agradable sensación, esa satisfacción provocada por el entendimiento: bastaría con que la persona estuviese convencida para que el mecanismo de refuerzo cerebral se activase. Ante la pregunta ¿cuándo nació la Tierra? la respuesta de la ciencia (hace más de 4.500 millones de años) y la del Obispo Ussher (al atardecer del 22 de octubre del año 4.004 adC) podrían provocar una respuesta cerebral similar, siempre que quien desee comprender crea realmente en la veracidad de la respuesta.

De hecho la ventaja la tiene la explicación religiosa, siempre mucho más sencilla (dios lo quiere y/o está escrito en el libro sagrado) y comprensible que la científica, que necesita esfuerzo y estudio. Las religiones pueden incluso proporcionar lo que la ciencia no puede dar, como son certezas absolutas y conocimientos completos; al ser un sistema de comprensión metódica del Universo, la ciencia nunca lo explica todo por completo, y a veces cambia de explicación. La religión ofrece un entendimiento simple, absoluto e inmóvil que excluye la duda y la incomprensión, proporcionando el cálido sentimiento de la sabiduría sin interrupción.

Ésta es también la recompensa de los conspiranoicos ante los grandes enigmas de la Historia. Con frecuencia es imposible reconstruir con absoluto detalle hechos del pasado, incluso reciente: las evidencias físicas se pierden o distorsionan, las investigaciones cometen errores, los testigos son con frecuencia muy poco fiables. Las contradicciones y lagunas son inevitables en la reconstrucción del pasado. La misma historia depende en ocasiones de casualidades, pequeños (o grandes) azares, caprichos de las personas o el destino que son imposibles de reproducir o comprender. El estudio de la Historia, por tanto, está lleno de frustraciones, que pueden resolverse creando una sólida teoría de conspiración.

En efecto, una buena conspiración lo explica todo: lo conocido y lo desconocido, lo comprobable y lo imposible de comprobar. Postulando la acción de un selecto grupo de conspiradores omnipresentes, omnipotentes y omnicomprensivos empeñados en borrar las huellas de su propia actuación es posible explicar cualquier hecho, y también cualquier contradicción, cualquier falla en la teoría. Los detalles de las conspiraciones pueden ser fantásticamente barrocos, pero en su esencia comparten con las religiones una explicación simple fácil de comprender: ‘ellos’ lo hicieron, y desde entonces tratan de ocultarlo. ‘Ellos’ pueden ser los judíos, los cátaros, los templarios, la KGB, la CIA, los francmasones, la Trilateral, los lagartos venidos del espacio, el Vaticano, el Club Bilderberg o todos trabajando en conjunto; eso no es lo importante. La clave es que no hay prueba en contra que no se pueda desacreditar; ni pregunta que no se pueda responder con certeza y sencillez, por más que la acumulación de esas respuestas exija una renuncia a la lógica tan completa como en el caso de la religión. A cambio, proporciona un placer de sabiduría tan completo como aquélla. A veces conspiración y religión están cerca, y a veces surgen construcciones (como las ideologías) que tienen mucho de ambas y pueden adquirir una enorme capacidad destructiva. Millones de personas pueden hallar satisfacción a su necesidad de saber por estos medios.

Esto significa que la especie humana jamás abandonará las religiones ni las conspiraciones, puesto que proporcionan a muchos el placer intelectual de la comprensión sin los esfuerzos que la ciencia demanda, y sin los límites que la ciencia no es capaz de superar. También significa que la curiosidad científica mana de la misma fuente que proporciona caudal a las religiones y las conspiranoias; que un mismo mecanismo cerebral subyace a estas diferentes formas de entender el Universo, y a sus explicaciones. Eso no significa que esas explicaciones tengan igual valor. Porque algunas se cotejan con la realidad, mientras que otras tan sólo sirven dentro del confín de nuestros cráneos. Aunque la necesidad de saber tuviera la misma madre, existe la verdad. Y no todas las explicaciones disponen de ella.

Corregida una errata el 5/11/2007. Gracias, Alda.