Quién fue… el Hakoah Viena

Por segunda vez, esta sección no la protagoniza un personaje, un individuo, sino que lo hace un equipo, una colectividad. Os traigo la historia del Hakoah Viena.

Antes de nada, diré que el origen de este club deportivo está en el sionismo. El sionismo es la doctrina que defiende y persigue la creación de un estado para el pueblo judío (y en la actualidad, su unidad y su supervivencia). Fue uno de los teóricos del sionismo, Max Nordau, el que acuñó el término Muskeljudentum, que promovía el desarrollo deportivo y del físico de los judíos. Así las cosas, llegamos a principios del siglo XX a Viena, la vieja capital del Imperio Austrohúngaro. La bella ciudad contaba con una población muy extensa de judíos (antes de estallar la II Guerra Mundial eran 170.000) y dos de sus miembros, el escritor Franz Löhner y el dentista Ignaz Körner, influidos por la doctrina sionista, deciden crear un club deportivo para judíos. El motivo es que las autoridades de la época prohibían a aquellos que profesaban la religión judía formar parte de clubs deportivos. Así que se pusieron a la obra y fundaron el Sport Club Hakoah Wien. Hakoah es una palabra hebrea que significa ’fuerza’. Una Magen David (estrella de David) ilustraba su emblema. En sus comienzos, el Hakoah tenía secciones de atletismo, hockey hierba, fútbol, natación, lucha y esgrima.

Me centraré, si os parece bien, en el fútbol. El Hakoah compitió en la liga austríaca de fútbol, donde cosechó éxitos como un subcampeonato en 1922 y un título en 1925. Pero lo que realmente le hizo famoso fue que logró convertirse en el equipo de todos los judíos del mundo. Así, el Hakoah realizó numerosas giras por todo el mundo, atrayendo masas ahí por donde fuera. De hecho, en 1923 se convirtió en el primer equipo que derrotaba en el Reino Unido a un club británico, el West Ham, por un abultado 5-0.

Otro hito en su historia fue cuando hicieron una gira por Nueva York y en 1926 congregaron a más de 45.000 personas en el estadio de los Yankees. Asombrados por la fortaleza del colectivo judío en la ciudad de los rascacielos, muchos de los jugadores del Hakoah que llegaron a Nueva York no abandonaron nunca la ciudad. De hecho, fundaron el Hakoah New York, equipo que tuvo dos etapas, en los 30 y en los 50.

Pero llegaron los años difíciles. Hitler ocupó Austria en 1938 y el Hakoah fue perseguido y prohibido. Su estadio fue expropiado y muchos de los jugadores del equipo emigraron a Palestina, donde fundaron el Hakoah Tel Aviv (que años más tarde se fusionaría con el Maccabi Ramat Gan. En la actualidad, el equipo se llama Hakoah Maccabi Ramat Gan y está en la segunda división israelí). Aunque fue refundado en 1945, al acabar la guerra, el equipo no sobrevivió y desapareció en 1949. En la actualidad, queda un remanente, el Maccabi de Viena, que está perdido en las categorías inferiores del fútbol austríaco.

Pero no sólo de fútbol entendían los hebreos. El otro orgullo del Hakoah era una mujer, una nadadora llamada Judith Haspel. Judith era una vienesa que originalmente se apellidaba Deutsch y que se unió al Hakoah después de que le hubiera sido prohibido formar parte de ningún club de natación por ser hebrea. Pronto empezó a despuntar y empezó a batir récords. Fue elegida mejor deportista austríaca de 1935 e incluso fue galardonada por el gobierno. Pero llegaron los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín, aquellos que quiso aprovechar Hitler para presumir de nazismo. Aunque era una de las seleccionadas para competir en los Juegos y de hecho era de las favoritas, Judith se negó a acudir. «Renuncio a formar parte de una competición en un país en el que tan vergonzosamente se persigue a mi gente», explicó. Esta valiente pero arriesgada decisión le valió una suspensión del gobierno austríaco.

En respuesta, Judith emigró a Palestina y empezó a competir para la Eretz Israel (el nombre que los judíos daban al aún no nacido estado de Israel). Austria decidió retirarle todos sus galardones y borrar todos sus récords. Judith, mientras, se convirtió en campeona de su nuevo país. En 1995, más de 60 años después de los hechos, el gobierno de Austria pidió disculpas públicas a Judith Haspel y decretó válidas sus marcas y sus trofeos. Nueve años después, Judith Haspel falleció en Herzliya, Israel, a la edad de 86 años.

Os diré que hace poco, el Hakoah ha resucitado. La comunidad judía de Viena ha comprado por 10 millones de euros los terrenos en los que estaba antiguamente la sede y las instalaciones del club y lo han vuelto a poner en marcha. En 2006 iban ya por 400 socios…

Sé que hoy en día sería difícil encontrar un club con la filosofía del Hakoah, pero qué queréis que os diga. Más difícil sería en los primeros años del Hakoah, en los que pertenecer a una religión o a una etnia te podía suponer el destierro, la humillación o, como 6 millones de hebreos, la muerte.

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