Te contamos los Juegos desde Pekín

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¡Adiós Pekín! ¡Muchas gracias a todos!

Estamos de vuelta a casa. Los JJOO de Pekín 2008 ya son historia. Allí fuimos olímpicos. Y en ese pasado también se nos va este blog. Hemos intentando –todo lo que hemos sabido y podido- compartir con vosotros nuestras vivencias. La emoción de sentir y trabajar en un acontecimiento único. Jamás volverá. Los Juegos Olímpicos de la XXIX Olimpiada ya se apagaron. Asistimos en primera fila a la vida de Beijing –su grandeza, su estampa cotidiana y el disfraz olímpico, lo que China nos oculta y silencia; su historia –la masacre de Tiananmen, el Templo del Cielo, la Gran Muralla- y sus gentes (sus miedos al régimen dictatorial, su cariño al país y sus ilusiones).

Estuvimos en el deporte en estado puro, con los atletas, en sus buenos y malos momentos. Hemos sido unos privilegiados al vivir instantes mágicos.

Pedazos de gloria

Pudimos entrevistar en exclusiva a Usain Bolt, el hombre-relámpago, el más veloz del planeta. Vimos nadar y estuvimos con Michael Phelps, el pez volador de los ocho oros, una hazaña jamás contemplada en los Juegos. Estuvimos vibrando y saltando con nuestros jugadores de ensueño de baloncesto (los Gasol, Rudy, Carlos Jiménez…y conocimos de cerca a Ricky Rubio); con los del balonmano (¡qué grande son y qué talla humana tienen todos, desde Iker Romero a Barrufet!).

Aplausos a los titanes

Asistimos al hundimiento anímico de los chicos maravillosos de hockey hierba (una plataza que les sabía a poco porque jugaron para ser de oro). Aplaudimos a las jugadoras de hockey hierba, séptimas, una gesta para España con poco más de 300 licencias. Lucharon como espartanas con Holanda o Estados Unidos, que tienen millones. El titán Nadal, caballero universal de la raqueta, nos deleitó. Y Vivi Ruano y Anabel Medina. El oro a toda velocidad de Samuel Sánchez, Llaneras, la estocada de bronce de Pirri Abajo. Las sirenas de plata. La vela, dorada y plateada. El suelo de subcampeón de Gervi Deferr.

Las ilusiones quebradas

El sueño roto de la incombustible Marta Domínguez, un metal seguro que se quebró en el último obstáculo. Paquillo, el más grande y el más sincero, que “pinchó” en la marcha. El quinto de Higuero, el León de los 1.500, que se quedó en las fauces de la gloria (“qué lástima y qué pena no haber atacado antes”). La decepción del discóbolo Pestano (“no eran mis piernas”, decía tras la final); la desilusión máxima del judoca Oscar Peñas (cuatro años que se fueron al suelo en un santiamén, en el primer combate); nuestros triatletas Iván Raña y Gómez Noya, fundidos en el asfalto.

Contemplamos las lágrimas de las gimnastas de rítmica (las hermanas González, Pagán, etc.). Y el adiós olímpico de Almudena Cid, la eterna sonrisa, tras cuatro Juegos. Los que lucharon dándolo todo persiguiendo una ilusión (las atletas gemelas Checa. Chema Martínez, Poves, Vasco, Beitia, Castrejana, Arturo Casado…; Ramos en el taekwondo). Y ahí anduvimos, junto a los casi 300 atletas que se han esforzado como nunca en sus vidas.

Los peores momentos

Nuestro corazón también se rompió con el horror de Barajas. Los peores y más dolorosos momentos, sin duda. Para los familiares, amigos y allegados de las víctimas nuestro pésame y máxima consideración.

Infinita gratitud

Damos las gracias infinitas a todos nuestros compañeros con los que hemos formado equipo desde la redacción, en Madrid. Muchas gracias desde lo más hondo por ayudarnos, corregirnos y animarnos día a día, casi las 24 horas, de lunes a viernes y el fin de semana entero.

Nuestra gratitud a todos cuántos habéis seguido este blog. Lo hemos hecho por y para vosotros. ¡Hasta siempre!

¿¿Qué ha pasado en Barajas??

La noticia del accidente de Barajas ha llegado casi de inmediato a los Juegos Olímpicos de Pekín.

Todo ha sucedido al concluir el partido de balonmano, cuando poco a poco los periodistas que aquí nos encontrábamos hemos visto la noticia. Rápidamente hemos llamado a nuestras redacciones y familiares, mientras la cifra de muertos seguía subiendo.

El Comité Olímpico Español está consternado.»Queremos expresar nuestro más sentido pésame a todas las familias. Es tremendo y todo el equipo español está de luto«, nos decía hace unos minutos el jefe de prensa del COE, Chema Bellón.

También la Infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarín han quedado muy apesadumbrados por el trágico suceso.

Uno de los jugadores de la selección de balonmano, Demetrio Lozano, madrileño de Alcalá de Henares, se ha marchado en busca de su móvil corriendo a toda velocidad. «Es tremendo y voy a llamar a casa ahora mismo, porque no sé si algún familiar mío tenía que volar». Todos sus compañeros fueron conociendo la noticia y muchos no conseguían asimilarla: «La victoria ya no importa nada. Mucho ánimo a las familias», decía Albert Rocas.

Tampoco en el equipo español de baloncesto, que hoy pasó a semifinales, tenían noticia de la tragedia: «¿Pero cuántas personas han muerto? Aquí los jugadores están pegados al teléfono», nos decía el delegado del equipo.

En cascada, los presidentes de todas las federaciones españolas presentes en Pekín fueron expresando su dolor y enviando todo el ánimo posible a los familiares, como también queremos hacer todos los periodistas aquí destacados. Un gran abrazo.

Gema, la chica con un aura especial

Pienso que si un/una deportista se merecía una medalla en estos Juegos Olímpicos de Pekín, Gemma Mengual (12-4-1977), estaba en la primera posición de esa virtual fila de merecimientos.

Hoy, por fin, la medalla olímpica ha buscado cobijo en su esbelto cuello: plata en dúos junto a su amiga Andrea Fuentes, una auténtica crack la tía, y sólo por detrás de las ‘Anastasias’. Entraba en el guión, las rusas son la perfección y hoy les han dado ocho dieces de diez posibles. No hay discusión.

Casi tan emocionada como Gemma y tan merecedora de la medalla como ella, Ana Tarrés, la jefa, no podía evitar el llanto mientras sus niñas subían al podio.

Y una niña era, con apenas 10 años, cuando en 1987 Gemma llegó al club de natación Kallipolis para comenzar el camino que ayer le ascendió al podio olímpico. «Ella vino como tantas niñas, pero ya se le veía con algo especial, con una aura distinta al resto y eso ya provocaba admiración y envidias«, asegura Tarrés.

Más de 30 medallas después, entre Europeos y Mundiales, Mengual lo ha conseguido. «El esfuerzo ha merecido la pena», nos dijo ayer al corrillo de periodistas que la interrogamos en la lúgubre sala mixta escondida bajo el Cubo del Agua.

Cuantifiquemos el esfuerzo: situense en Barcelona, una mañana cualquiera y apunten la jornada laboral de nuestra medallista: madrugón a las siete de la mañana, antes a veces, y a la piscina.

Después llegará el gimnasio, el pilates, psicólogo, las clases de coreografía y demás, hasta acumular nueve horas de trabajo. Y después, regreso a casa con el vídeo del entrenamiento y a repasar por qué ese pie lo subí menos o hice tal mueca inadecuada.

Bien, ahora repitan esa rutina día tras día, sin apenas descanso, ni vacaciones, ni un ratito para tomar una caña con los amigos, o el mínimo e impresincible. ¿Lo tienen? ¿Agotados? Pues así fue la vida de Gemma Mengual los últimos seis, siete u ocho años. ¿Entienden ahora por qué pienso que la justicia le debía una medalla olímpica?

PD: Ah, ya de paso, el éxito de Gemma y Andrea eclipsan nuestro fracaso en el agua, donde la natación ha naufragado, por mucho que el entrenador español, Mauricio Cocconi, busque excusas, aunque este ya es otro cantar.

Comerciantes y turistas regatean como Messi (en el Mercado de la Seda)

Todavía no se han atrevido con la rabona, pero en el uno contra uno son muy difíciles de superar. Encaran, van directos, hacen una finta y otra, driblan y, ¡zas!, ya te lo han colocado. Son comerciantes y turistas que regatean como Messi. El astro argentino es la estrella en el fútbol. Esta noche (15.00 h en España), en el Estadio de los Trabajadores de Pekín, se enfrenta al Brasil de Ronaldinho por una plaza en la final de los Juegos Olímpicos.

Ellos, los de aquí, son las figuras de los mercados de la Seda (Silk Market, (lo tercero más visitado en China tras la Ciudad Prohibida y la Gran Muralla) y el de la Perla (Pearl Market), dos palacios de la compra en Pekín. Sus majestades del regateo. Nuestra visita fue bastante rápida, pero ilustrativa. Vimos a Aito, Concha Montaner, Ruth Beitia…

De máxima confianza

Hay que ser valiente y tener muchas ganas de competir para entrar en su dominio. La tentación es muy grande. Y la persuasión. Te atraen con sus productos, todos parecen de alta calidad, aunque reine la imitación. Un letrero reza en cada planta que puedes adquirir todo lo que ves “con máxima confianza”. Son copias, a veces mejor manufacturadas que las originales. Incluso hay parejas de policía custodiando el escenario de las transacciones.

Un escaparate universal

“Barato, barato”. “Ven. Aquí” “¿Qué quieres?” “Hola, que tal”. dicen cuando descubren la nacionalidad del visitante. Suelen ser las frases de bienvenida. El gancho. El escaparate es universal: calzado deportivo, zapatos, bolsos, cámaras de vídeo, de fotos, DVD, joyas, teles, ordenadores, perlas, seda, prendas de ropa de todo tipo, camisas, camisetas, pantalones, kimonos, edredones, abanicos, cerámica, carteras, maletas, bolis, libretas… Como en unos grandes almacenes. Eso sí, de precio variable.

Como en la Bolsa

Están todos alineados. Hay cientos y cientos de vendedores. Si te paras ya estás perdido. Pides un precio. Y se desata el intercambio. “100, 80, 60…”. Oferta, otra oferta, otra más… Es la Bolsa. Cotización a la baja. Y así durante minutos. En muchas ocasiones, hacen entrar al comprador en el diminuto establecimiento para cerrar el trato. En privado. Quien accede a eso, está acorralado. Lo agarran. Lo tocan. Lo presionan. De allí se sale con el artículo en la mano. O por las bravas, agobiadísimo, sin ganas de volver en tu vida.

El comerciante siempre gana

Son comerciantes muy habilidosos. Parten de precios altísimos, los puestos en la etiqueta. Algunos compradores, sobre todo los norteamericanos, caen en la primera ronda. Entonces el negocio es redondo para el vendedor. Se ha embolsado una buena pasta. Si el turista se mantiene firme en su cantidad, pasa los octavos, los cuartos, llega a la final. Va bajando el precio a su antojo. Paga su mejor precio. Y se siente ya con la medalla de oro. Pero hay dos campeones. El comerciante también ha ganado.

¿Es el Príncipe Felipe?

Varios periodistas llevábamos ya unos cuantos días algo mosqueados. Nadie en el Comité Olímpico Español nos había avisado de la llegada del Príncipe de Asturias a los Juegos Olímpicos de Pekín y, sin embargo, durante tres o cuatro eventos deportivos con españoles de por medio, en el palco de honor se sentaba un doble, o casi, de Felipe de Borbón. Un chico joven, misma altura, mismo corte de pelo y polo con la bandera de España. Tan lejos quedaba que no le identificábamos. Siempre de espaldas, imposible verlo.

El misterio se acrecentó durante la final de tenis, con Rafa Nadal en la pista. Llegó la Infanta Cristina, su Majestad la Reina y se sentaron en la segunda fila. ¿Adivináis quien estaba en la primera, en sitio preferente, con mejor sitio que incluso Sofía y Cristina? Sí, el clon de Felipe.

Algunos colegas del gremio llegaron a llamar a sus redacciones para preguntar si allí se tenía noticia de que el Príncipe estaba en la pista central de tenis.

Del entuerto nos sacó Mercedes Coghen, consejera delegada de Madrid 2016: «Todo el mundo cree que es el Príncipe, pero es su primo Bruno, son muy parecidos».

Y hubo que volver a llamar a España para decir que falsa alarma: el caballero es Bruno Alejandro Gómez Acebo, hijo de la Infanta Pilar de Borbón, sobrino del Rey y primo del Príncipe, toma ya.

Lo único que sabía de él fue por una noticia que sacó 20 minutos en exclusiva, un presunto cobro de comisiones millonarias por la venta de un chalet en el que vivió Don Juan de Borbón.

Parece ser, sólo parece, que Bruno se llevó un millón y medio de euros. Para mí los quisiera. Pero eso es otra historia en la que ni pincho ni corto. Sólo sé que es una fotocopia del primo y que debe estar disfrutando de los Juegos como pocos.

«Hice realidad mi sueño»

Una hora después de asombrar a todo el planeta, Michael Phelps se presentó en una sala de prensa donde la baldosa se cotizaba a precio de oro.

Llegó tranquilo y en solitario, aunque siempre bajo la atenta mirada de su entrenador, Bob Bowman, gran ‘culpable’ de todo lo que estamos escribiendo y escribiremos sobre este chico. Él y el agua salvaron al pequeño Michael.

Phelps llegó bajo una atronadora ovación. Se le veía emocionado y aliviado por haber terminado el trabajo, como él mismo dijo: «Vinimos a por esto y lo hemos conseguido. Ahora sólo quiero sentarme y no moverme, relajarme».

«Desde pequeño soñaba con ir a los Juegos Olímpicos y ya puedo decir que he hecho realidad mi sueño«, confesó Phelps, que a los tres minutos ya se había ventilado la botella de agua.

De cara a Londres 2012, Phelps lanzó un aviso: «Quiero probar cosas diferentes, nadar otras pruebas«. Así que el resto de rivales ya pueden echarse a temblar.

Podía haber estado allí con nosotros cuatro horas o más, pero la voluntaria china anduvo lista para cortar a los quince minutos. Phelps cogió el coche y se fue al centro de prensa, donde dará otra conferencia en la sala para 800 periodistas, por supuesto.

Pude ver entre los periodistas, agazapada, a la nadadora holandesa Inge de Bruijn, ahora comentarista y poseedora de cuatro oros olímpicos, que se dice pronto. Conserva la misma sonrisa de siempre y estaba emocionada:»Cuando Michael logró la medalla hoy, me eché a llorar de alegría. Es el nadador perfecto».

Kobe, un tipo común dentro de una panda de ‘flipados’

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Sí, mis expectativas sobre el equipo norteamericano de baloncesto se cumplieron el pasado martes, después de verlos ganar a Angola, aunque bueno no tenía mucho mérito.

Son increíbles: increíblemente buenos, increíblemente flipados. Ellos viven en otro mundo donde los relojes son de oro macizo y cuando más grandes mejor, los cascos de música se llevan hasta para ir al baño y los cuerpos están esculpidos en el gimnasio y decorados por el tatuador.

Nos situamos: Estados Unidos acaba de barrer a Angola y los jugadores enfilan el serpenteado camino hacia los vestuarios. ¿Imaginan esa cola del banco o del cine que da mil vueltas? Pues así.

Los angoleños pasaron uno por uno, hasta que llegó LeBron James y la mole decidió atajar, saltando sobre una valla y llevándose por delante valla y periodista. Casi todos sus compañeros le imitaron.

Pero en el plantel yanquee, no creáis, los hay también normales y sencillos, aquellos que no salen gritando del vestuario, cantando rap y mirando un móvil que está apagado. Curiosamente, el más común es el mejor, aunque conste que eso es opinión: Kobe Bryant.

Cuando enfilaba la ducha, le pedí tres minutos de entrevista y respondió en un español perfecto: «Espera, tengo que ducharme».

La media hora de espera dio para mucho: antes que Kobe salió Jason Kidd, pasando desapercibido, LeBron, pasando de todo o el gigantesco Dwight Howard. Verle levantar en volandas a Deron Williams no es algo muy común.

El último, con su andar relajado, fue Kobe Bryant: «Perdona tío, pero tenía que hablar con los entrenadores», me dijo también en castellano. Fue tan sorprendente su naturalidad como su calma en cada respuesta, lejos de tópicos comunes en su especie y en toda la fauna de deportistas (p ej: mírese Guti y demás futbolistas por todos conocidos).

Habló de España, Messi, Van Basten y sus ganas de conocer la Sagrada Familia, y se marchó, tranquilo, haciéndose fotos hasta con la papelera. Sí, Kobe Bryant.

Lo que Pekín oculta, tapa y silencia

Todo lo que China no quiere que sepamos de su dictadura comunista lo oculta, lo tapa y lo silencia. Lo hemos podido comprobar con nuestros propios ojos y lo hemos oído de una docena larga de testimonios a los que hemos preguntado. Eso sí, todos preservan su identidad por miedo a lo que podría pasarles. Es la otra cara de la perfecta organización de los Juegos Olímpicos de la que os hablábamos ayer en otro post.

Detrás y debajo de los Juegos

“Lo que los turistas, visitantes y periodistas podéis ver ahora en Pekín es una maravilla. Instalaciones modélicas, hoteles de 7 estrellas, tecnología punta, edificios que desafían a la gravedad…. Eso sí que lo han hecho muy bien. Otra cosa es lo que hay debajo, o detrás. Hay conceptos e ideas invariables desde hace décadas. O más”. Es la confesión de un profesional cualificado al que preguntamos en una rica zona de tiendas del centro. Su nombre, ni hablar. Estamos en el área de los establecimientos oficiales de Adidas, Nike, Gucci…

El Tercer mundo pegado al primero

Allí mismo en una callejuela perpendicular vimos otra dimensión. El tercer mundo pegado al primero en apenas un centenar de metros. Un niño chiquitín en una palangana y la entrada a un hutong insalubre e infrahumano. Casi ya no quedan hutongs en Beijing. Infraviviendas en forma de caseta en callejuelas que dan a un patio común. Son un laberinto levantado en las dinastías Yuan, Ming y Ping. Antes de los JJOO los tiraron casi todas. Se pueden ver en Nanchizi. Raúl se adentró y lo grabó. Es el video que podéis ver en este post.

Muretes contra el derribo

Otro arte de impedir lo feo es taparlo. Hay muchas casas derribadas o en mal estado que no se aprecian a simple vista. Hay que fijarse. Se han levantado muretes y tapias para que esas construcciones o esos accesos impenetrables a los suburbios permanezcan ciegos al ojo. Igual que algunos terrenos. Sobre los mismos han depositado enormes lonas de color verde, milimétricamente encajadas, para que el suelo o lo que hubiera ahí no se vea.

Son algunos de los detalles que hemos apreciado. El nuestro es un radio de acción pequeño comparado con las dimensiones de Beijing, una urbe gigantesca. Nuestra idea es viajar por las afueras. Si podemos o lo conseguimos os contaremos.

Tiananmen, el Tibet…sepultados

La matanza de Tiananmen permanece sepultada. A los jóvenes nadie, o casi nadie, les ha explicado nada. A los mayores se les ha olvidado selectivamente por temor. El otro día os hablábamos de ello en un reportaje. El Tibet es otro gran tabú. Aunque aquí, en Pekín, hemos visto un par de referencias comerciales con su nombre: un hotel y una tienda. Todos prescinden de hablar de ello. Sólo un señor, que se identificó como trabajador, accedió a decirnos algo. Estamos en las puertas de la Ciudad Prohibida. “El Dalai Lama es un hombre de paz, pero está loco”. No dijo más por temor. “Si cuento más me podría pasar algo malo, tal vez”.

Del régimen, ni hablarY está mañana hablamos con un joven universitario, de 20 años. Se defiende bien en inglés.

-¿Cómo es el régimen político comunista? “Uff… ¿Cómo? Frunce el ceño. No. No. De eso no hablo. Mejor, no hablar”, dice.

– ¿Qué tal se vive aquí? -“Muy bien. Me siento muy feliz. Están habiendo muchos cambios. Un gran desarrollo. Los JJOO son una gran oportunidad. Nunca pudimos enseñar al mundo esta transformación” nos asegura entre ilusionado y timorato. Nuestra condición de periodista le asusta. Y balbucea, al final, “Bush tampoco es bueno”.

Lo que tenemos que aprender de los chinos: Organización perfecta

Perfecta. Sublime. Eficaz. Así es la Organización de los Juegos Olímpicos de Pekín. Desde el personal del Comité organizador, a los voluntarios, pasando por los informantes, los servicios, seguridad, controles, los agentes, los guías, los que limpian el lavabo, los conductores de los transportes públicos, los camareros, los de recepción, prensa…Y también son maravillosos los habitantes de Pekín (15 millones viven aquí). ¡Sólo hemos compartido momentos con una pequeña parte de ellos, eh! Se han volcado con Beijing 2008.

Los españoles estamos alucinados con la profesionalidad y la amabilidad del personal de la organización de los Juegos. Son todo entrega y buen hacer. Son un ejemplo formidable. Cuánto nos queda por aprender de ellos. Sobre todo si nos dan (ojalá) los Juegos de Madrid 2016.

«Lo que se ve es perfecto»

«En todo lo que se ve, los chinos han hecho un trabajo perfecto, brillantísimo», afirma la directora de un hotel. «Sobre lo que no se ve habría mucho de que hablar. Eso es casi secreto aquí», desvela. Otro día os mostraremos eso, lo que quieren ocultar: suburbios, obras sin acabar, hutongs, casas tiradas, sin techo…

Ahora hablamos de las personas que hemos conocido en la organización. Es para alucinar. Pasamos cada día varios controles de seguridad. Te chequean de arriba a abajo; bolsillos, ropa, ordenador.. pero lo hacen de manera exquisita. Siempre sonriendo. Y claro no puedes más que agradecerlo. Siempre. Gracias (sie sie tratamos de pronunciar en chino). Thanks, thanks.

Siempre hay un si, siempre hay una ayuda

Necesitas cualquier cosa (un horario, un sitio de la competición, te has perdido…) y tienes a un voluntario (van de azul) dispuesto a acompañarte hasta la misma puerta. Hasta que no te dan la información al detalle no se van. O miembros de la organización (de rojo) que se desviven por resolver tus problemas, desde la conexión a internet a localizar una competición. . Siempre máxima disposición. Los lavabos están como los chorros del oro. Los limpian constantemente. Si llueve te acercan un chubasquero. Siempre un si. Siempre están ahí.

Voluntarios de los JJ.OO. Pekín 2008

En las competiciones, todo es perfecto. Impecable. Horario (puntualidad inglesa), acomodo, señalización (en inglés y en chino, claro!) Un ejemplo, en la final de esgrima del domingo (bronce de Pirri Abajo), se demoraron unos minutos porque estaban pasando el aspirador. Al mismo tiempo, pedían disculpas por la pantalla de televisión.

Si Pekín deseaba vender al mundo una imagen de potencia económica, ordenada, pacífica y organizada lo está consiguiendo. Al menos, seguro, en la Organización de los Juegos. Bien distinto es la falta de derechos, el Tibet, la represión de Tiananmen…

Aquí, algunas cifras de la gigantesca organización:

Presupuesto: Se calcula que los Juegos costarán entre 20.000 y 40.000 millones de dólares, aunque no se conocen las cifras oficiales. La estimación más alta, de 41.442 millones de dólares (26.252 millones de euros), la ofrece la Asociación de Investigación Olímpica de Pekín. Es el triple de lo gastado en Atenas en 2004. Sería así: 4.655 millones de dólares en estadios y costes operativos, 10.437 millones para combatir la contaminación de Pekín y 26.350 millones en infraestructuras.

Atletas: Unos 10.500.

Deportes: 28. 32 especialidades.

Policías: Más de 90.000 agentes. Uniformados y camuflados.

Voluntarios. Imposible calcular. Se habla de entre 50.000 y 70.000. O muchos más. Se ven por todas partes.

En la ceremonia de apertura: 30.000 lanzamientos pirotécnicos, 91.000 espectadores sentados, 14.000 actores y bailarines y 9.000 militares.

En la inauguración: 15.153 tipos diferentes de vestidos, 14.000 artistas en el escenario, se lanzarán unos 30.000 artefactos pirotécnicos, 44.000 bombillas iluminarán el suelo del estadio… 0 lluvia.

Preparación de la apertura: tres años de ensayos.

Antorcha olímpica: Ha recorrido 137.000 km.

Regateando con Aíto

Apenas tienen tiempo libre, pero en cuanto logran unas horas de relax, los deportistas descargan presión dando paseos por la villa, charlando por Internet o yéndose de compras. Hay una opción más, pero no viene aquí a cuento, aunque sea la más empleada.

Pekín es un sitio perfecto para las compras: hay de todo y todo barato, originales y réplicas.

Por eso, ayer por la tarde, el Mercado de la Seda, visita inexcusable para cualquiera que pare por la capital china, parecía una reunión de deportistas olímpicos.

En la segunda planta topamos con varios atletas: por allí andaba Naroa Agirre o Concha Montaner, esperando pacientemente a Ruth Beitia mientras se probaba un kimono.

Un poco más tarde y una planta por encima, mientras servidor regateaba por uno de esos budas sonrientes, escuché a mi lado otro proceso negociador. Reconocí la identidad del comprador en cuanto le oí una frase. Allí estaba el seleccionador nacional de baloncesto, Aíto García Reneses, subiendo y bajando precios en la calculadora del dependiente.

Ya se sabe, conocer al enemigo antes de la batalla es vital, y mañana nos medimos a Yao Ming y compañía…

Pero sin duda, la escena más curiosa tuvo lugar después, cuando en la salida del centro comercial, reconocí a otro deportista español de cuyo no puedo acordarme…fumándose un cigarro sólo unos días antes de su competición. Me dio qué pensar.