Te contamos los Juegos desde Pekín

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Lo que Pekín oculta, tapa y silencia

Todo lo que China no quiere que sepamos de su dictadura comunista lo oculta, lo tapa y lo silencia. Lo hemos podido comprobar con nuestros propios ojos y lo hemos oído de una docena larga de testimonios a los que hemos preguntado. Eso sí, todos preservan su identidad por miedo a lo que podría pasarles. Es la otra cara de la perfecta organización de los Juegos Olímpicos de la que os hablábamos ayer en otro post.

Detrás y debajo de los Juegos

“Lo que los turistas, visitantes y periodistas podéis ver ahora en Pekín es una maravilla. Instalaciones modélicas, hoteles de 7 estrellas, tecnología punta, edificios que desafían a la gravedad…. Eso sí que lo han hecho muy bien. Otra cosa es lo que hay debajo, o detrás. Hay conceptos e ideas invariables desde hace décadas. O más”. Es la confesión de un profesional cualificado al que preguntamos en una rica zona de tiendas del centro. Su nombre, ni hablar. Estamos en el área de los establecimientos oficiales de Adidas, Nike, Gucci…

El Tercer mundo pegado al primero

Allí mismo en una callejuela perpendicular vimos otra dimensión. El tercer mundo pegado al primero en apenas un centenar de metros. Un niño chiquitín en una palangana y la entrada a un hutong insalubre e infrahumano. Casi ya no quedan hutongs en Beijing. Infraviviendas en forma de caseta en callejuelas que dan a un patio común. Son un laberinto levantado en las dinastías Yuan, Ming y Ping. Antes de los JJOO los tiraron casi todas. Se pueden ver en Nanchizi. Raúl se adentró y lo grabó. Es el video que podéis ver en este post.

Muretes contra el derribo

Otro arte de impedir lo feo es taparlo. Hay muchas casas derribadas o en mal estado que no se aprecian a simple vista. Hay que fijarse. Se han levantado muretes y tapias para que esas construcciones o esos accesos impenetrables a los suburbios permanezcan ciegos al ojo. Igual que algunos terrenos. Sobre los mismos han depositado enormes lonas de color verde, milimétricamente encajadas, para que el suelo o lo que hubiera ahí no se vea.

Son algunos de los detalles que hemos apreciado. El nuestro es un radio de acción pequeño comparado con las dimensiones de Beijing, una urbe gigantesca. Nuestra idea es viajar por las afueras. Si podemos o lo conseguimos os contaremos.

Tiananmen, el Tibet…sepultados

La matanza de Tiananmen permanece sepultada. A los jóvenes nadie, o casi nadie, les ha explicado nada. A los mayores se les ha olvidado selectivamente por temor. El otro día os hablábamos de ello en un reportaje. El Tibet es otro gran tabú. Aunque aquí, en Pekín, hemos visto un par de referencias comerciales con su nombre: un hotel y una tienda. Todos prescinden de hablar de ello. Sólo un señor, que se identificó como trabajador, accedió a decirnos algo. Estamos en las puertas de la Ciudad Prohibida. “El Dalai Lama es un hombre de paz, pero está loco”. No dijo más por temor. “Si cuento más me podría pasar algo malo, tal vez”.

Del régimen, ni hablarY está mañana hablamos con un joven universitario, de 20 años. Se defiende bien en inglés.

-¿Cómo es el régimen político comunista? “Uff… ¿Cómo? Frunce el ceño. No. No. De eso no hablo. Mejor, no hablar”, dice.

– ¿Qué tal se vive aquí? -“Muy bien. Me siento muy feliz. Están habiendo muchos cambios. Un gran desarrollo. Los JJOO son una gran oportunidad. Nunca pudimos enseñar al mundo esta transformación” nos asegura entre ilusionado y timorato. Nuestra condición de periodista le asusta. Y balbucea, al final, “Bush tampoco es bueno”.