El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

“Alrededor de la mesa” es una expresión (y actividad) que hay que recuperar

No creo que descubra nada a nadie si digo que en la actualidad los españoles dedicamos menos tiempo a la comida que la que dedicaban las generaciones anteriores. Dedicarle menos a la comida, suele implicar en la mayor parte de los casos menos tiempo para compartir otras cosas con nuestros seres más próximos y queridos. Si bien aquello de reunirse en torno a una mesa es un rasgo que caracteriza a la mayor parte de las culturas, quizá sea por estos lares en donde más nos resistimos al cambio que los tiempos parece que obligan. A los españoles nos gusta, o al menos de eso tenemos fama, compartir más cosas y más tiempo alrededor de una mesa cuando nos juntamos a comer.

Este verano he tenido la oportunidad de volver a contrastarlo, aunque en verdad, si se presta atención, tenemos oportunidades casi diarias que lo ponen de relieve. Bueno, el caso es que por motivos estrictamente personales me desplacé con la familia a visitar a los padres de un viejo amigo de universidad que falleció hace años… tener viejos amigos (aunque ya no estén entre nosotros) es lo que tiene, que los lazos que estableces con ellos van a más allá de los personales… así pues, este julio tocó “carretera y manta” y visitar a unos señores, Obdulia y Manolo, ambos de 87 años, y pasar con ellos y otros amigos un par de cálidos días en su casa de Ourense.

Te cuento todo esto porque la mayor parte de nuestra estancia aconteció sin lugar a dudas alrededor de la mesa… la de la cocina-comedor, bien preparando lo que luego íbamos a comer, bien comiéndolo y después, en la sobremesa… contándonos nuestras cosas, poniéndonos al día, confesándonos en cierta medida y recordando con toda la alegría del mundo otros tiempos. Si las mesas hablaran, me gustaría conservar esa de Ourense para que nos recontara pasado un tiempo todo lo vivido a su alrededor.

Además de los correspondientes paseos por un entorno natural espectacular (nuestros amigos viven en una casa con huerto “de verdad”) como digo no puedo sino reconocer que pasamos la mayor parte del tiempo compartiendo, junto a otros invitados (vecinos que se acercaban a comer con nosotros) muchas más cosas que aquello que comíamos.

Ourense

En el plano más gastronómico no faltaron los productos que este encantador matrimonio auto producía (y no solo en su huerto): su embutido, la empanada gallega, sus verduras, sus patatas… y por supuesto un espectacular pulpo á feira (el mejor que he probado en mi vida o al menos empatado con el que probé hace 12 años en la misma casa) no podían faltar.

Te cuento todo esto a modo de homenaje de aquel amigo que tuve, Manolo, y que tuve la fortuna de compartir con otros buenos amigos: y por supuesto también de esas entrañables personas que son Obdulia y Manolo, sus padres.

Pero al hilo de este tema, al mismo tiempo también me gustaría poner en alza una campaña que de la mano de IKEA España va a poner en alza estas cuestiones y que, sinceramente, me gusta bastante. Por lo que he visto se trata de, usando el nicho de negocio de esta empresa, invitar a cocinar como una forma de desconectar los fines de semana, así como el facilitar la cocina durante el día a día, en especial en las cenas; y ayudar a mejorar en la planificación en todo lo que tiene que ver con el ciclo de la comida.

Y a mí, que alguien favorezca y te invite a retomar estas buenas y sanas costumbres… me parece muy acertado. Y es que digan lo que digan, no me imagino nuestra estancia en Ourense alrededor de una mesa mientras consumíamos pizza a domicilio o croquetas “caseras” industriales. No hubiera sido lo mismo. Y no me refiero a lo gastronómico.

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Nuevo libro: Mamá come sano; guía indispensable en embarazo y lactancia

mama-come-sanoLa paternidad en general… la maternidad más en concreto, o lo que es lo mismo el saberte responsable en última instancia de una criatura que depende absolutamente de ti (padres en general y madres de nuevo más en concreto) obliga a que muchas personas se decidan a ponerse las pilas en eso de la alimentación saludable. Los hijos son un gran motor de cambio (te lo conté en este post), o al menos de buenos propósitos (ya veremos cómo se terminan por materializar) y conste que me parece fenomenal… tal y como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena. Los cambios, si son para mejorar, siempre serán bien recibidos.

Las estrategias para propiciar esos cambios pueden ser varias y no tienen por qué ser excluyentes… que si consultar con un profesional, investigar en Internet, hacerse con un libro que de forma monográfica aborde estas cuestiones, etcétera. Pues bien, en este último caso tienes un texto que debiera ser de referencia para todas aquellas madres-padres que en la aurora de la maternidad deciden poner un poco de cordura entre tanto mito y tanta controversia que hay en el terreno de la alimentación de la mujer embarazada y lactante. Pero voy a ir más allá.

Mamá come sano” escrito por Julio Basulto debiera ser un libro de lectura-consulta obligada para todos aquellos alumnos y profesionales de la nutrición humana y dietética (para los dietistas nutricionistas) ya que resume de forma magnífica las cuestiones más candentes entorno a la alimentación en este episodio de la vida de la mujer. Estoy hablando de averiguar, por ejemplo, hasta qué punto influye la alimentación en la fertilidad; aclarar la sempiterna cuestión de “comer por dos” en el embarazo; el papel de múltiples nutrientes como el ácido fólico, el yodo, la vitamina B12; el de otros elementos de los estilos de vida como el tabaco o el alcohol; los famosos suplementos; el uso de “plantas medicinales”; la mayoría de los alimentos más conflictivos (algas, café, aditivos…); la cuestión del peso antes, durante y tras el embarazo; el vegetarianismo en el embarazo y la lactancia; etcétera. Y todo ello con el estilo al que nos tiene acostumbrado Julio (padre de otras obras como No más dieta; Secretos de la gente sana, Se me hace bola y Comer y correr) es decir, aportando una apabullante bibliografía tanto en calidad como en cantidad (toda ella recogida al final de la obra) con el fin de que el lector así interesado siga por su cuenta tirando del hilo y contrastando opiniones sobre aquello que más le interese.

No merece la pena entretenerse mucho más para alabar el trabajo de Julio que ha terminado en una obra especialmente actualizada en el conocimiento de esta materia y que carece de defecto alguno. Antes de despedirme hacer mención a los dos grandes teloneros que acompañan a Julio Basulto en “Mamá come sano”. Se trata del prólogo a cargo del pediatra Carlos González (superlativo) y el epílogo de la mano de Eva Hache (estupendo).

Par despedirme no me resisto a dejar aquí por escrito parte de prólogo que Carlos González destina a explicar la finalidad del libro que, aunque sencillo en su planteamiento, no deja de ser revelador.

No se trata, pues, de hacer un “sacrificio” durante unos meses para luego volver a comer patatitas y refrescos, sino de dejar de sacrificarnos, dejar de sacrificar nuestra salud en el altar de la moda y de la publicidad, y aprender a comer normalmente el resto de nuestras vidas. Porque lo que de verdad va a influir a largo plazo en la salud de nuestros hijos no es lo que hemos comido en el embarazo (que influye solo un poco) ni lo que comemos durante la lactancia (que no influye casi nada), sino los hábitos que adquirirá comiendo a nuestro lado durante los próximos veinte años o más.

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Compa «Mamá come sano»

Yodo en el embarazo: suplementamos, enriquecemos… o no hacemos nada

Yodo

Como padre de dos criaturas que nacieron con 4 años de separación (2004-08) no pude dejar de sorprenderme cuando dentro de los protocolos relativos al embarazo y al puerperio de mi santa se siguieran distintas rutinas al respecto de la suplementación en los respectivos embarazos. Una de esas diferencias, la más notable, se refería al yodo. En el primer embarazo el médico que nos atendió no hizo referencia alguna la presencia de yodo en la dieta de mi mujer y, en el segundo (el mismo médico) todo lo contrario, recomendándose el consabido suplemento de yodo (ya que se había instaurado un nuevo protocolo que incluía este elemento).

Sin embargo, como nutricionista la cosa me sorprendió menos ya que el tema viene de más atrás y las cuestiones suplementadoras relativas al yodo (en especial en el embarazo) siempre han sido un tema relativamente candente.

Un poquito de yodo, muy poquito, pero necesario y tampoco más

El yodo es uno de esos minerales que necesitamos incluir en nuestra dieta de forma obligatoria en un determinado rango de cantidades ya que de otro modo (por encima o por debajo) se corre el riesgo de sufrir determinados trastornos y enfermedades ligados a su toxicidad y deficiencia respectivamente. Otro de los aspectos más llamativos de este nutriente es que la Cantidad Diaria Recomendada (CDR) para la población adolescente y adulta es de 150 microgramos al día… aumenta casi hasta el doble en el caso de la mujer lactante, 290 microgramos al día, y también sufre un aumento considerable en el momento del embarazo, 250 microgramos día. Ya que estamos con esto de los números puntualizar que para lactantes la CDR está comprendida entre 110 y 130 microgramos al día (dependiendo de la edad del lactante) y para los niños (no lactantes) entre 90 y 120 microgramos (también en función de la edad)

Es importante el asegurar el aporte de yodo en la dieta ya que entre otras funciones se utiliza para la síntesis de las hormonas tiroideas imprescindibles a la hora de mantener el fino equilibrio de nuestro metabolismo, así como importantísimas funciones en el momento del desarrollo fetal y posterior crecimiento, ya que su déficit está relacionado con deficiencia mental y retraso moderado de la maduración intelectual o neuromotora.

Pero al mismo tiempo no nos debemos exceder con su aporte ya que se correría el riesgo de toxicidad por altas ingestas de yodo, que aunque parezca un contrasentido puede estar detrás tanto de situaciones patológicas de hipo como de hipertiroidismo.

Deficiencia de yodo en mujeres embarazadas europeas

De todas las regiones mundiales que la Organización Mundial de la Salud tiene establecidas es Europa, contra todo pronóstico, la región en la que más casos de deficiencia de yodo se han hallado entre los niños escolarizados. Lo de “contra todo pronóstico es relativo” porque cuando se contrasta por países la ingesta de yodo de las mujeres europeas durante su gestación, los datos revelan que en más de dos terceras partes de esos países las mujeres embarazadas no alcanzan las cantidades diarias de ingesta recomendada para el yodo (por no hablar del poco control que existe en buena parte de los países europeos para evaluar esta variable).

Por otra parte, en España la más reciente encuesta sobre ingesta alimentarioa de los españoles ENIDE 2012 (a estas alturas empezando a quedarse anticuada) reflejó en la ingesta habitual de alimentos por parte de los españoles un riesgo por ingesta inadecuada de yodo, especialmente en el caso de las mujeres. Es muy importante destacar que ENIDE 2012 recogió los datos nutricionales referidos al yodo a partir de encuestas, por lo que la estimación de la ingesta de yodo se ha realizado a partir de las respuestas de los encuestados y tablas de composición de alimentos y no por la yoduria (que es la herramienta que se considera como idónea para valorar estas cuestiones). Al mismo tiempo, tampoco se consideró en esta encuesta la posibilidad de consumo de sal yodada. Dos cuestiones importantes para interpretar con precaución los datos que ofrece la encuesta.

Consejos sobre el yodo en el embarazo

Ante esta situación y con independencia del protocolo embarazo-yodo que nuestra administración sanitaria asuma hay dos alternativas lógicas (la primera además de lógica es muy sencilla, económica y cómoda)

salinas (2)

  • La primera y más recomendable, hacer caso a la OMS cuando recomienda usar por sistema y para todas las personas en todo el mundo, la sal yodada. Para que te hagas una idea una ración de 2,5 gramos de este tipo de la sal aporta, ¡oh casualidad! 150 microgramos de yodo. (Ojo, he dicho sal yodada, no sal marina ni sal bajo cualquier otra denominación por muy molona que suene. Para que te hagas una idea, los mismos 2,5 gramos de sal de antes, pero marina, en vez de yodada, tan solo aportan de media 15 microgramos de yodo). Con esta simple medida, muy simple como puedes contrastar, se alcanza la CDR de yodo para la población general… pero no la de las mujeres embarazadas ni lactantes. Se considera con bastante buen criterio en mi opinión que el resto del yodo necesario en embarazo y lactancia puede ser aportado con facilidad a partir de una dieta adecuadamente diversificada. No obstante y por aquello de curarse en salud hay otra posibilidad.
  • Se trataría de la suplementación. Es decir, de recurrir al correspondiente comprimido que de forma combinada con otros nutrientes, o bien de forma individual (en cualquiera de los casos aportando unos 200 microgramos de yodo) se aporte la correspondiente cantidad de este micromineral.

En resumen

Para facilitar el mensaje práctico, adapto a continuación el mensaje que Julio Basulto deja en su imprescindible libro «Mamá come sano» (del que daré detallada cuenta en el próximo post de este blog) que dice más o menos así:

La utilización en casa de una cucharadita de sal yodada diaria de 2,5 gramos [una medida más que razonable que además no llega al límite con respecto al sodio que aporta] alcanza las recomendaciones de yodo para cualquier adulto (mientras no haya embarazo). ¿Y si estoy embarazada o dando el pecho? Bien, en esas circunstancias, se da por seguro que el uso de la mencionada sal yodada en el marco de una dieta saludablemente planificada es suficiente para cubrir los requerimientos especiales en estas etapas.

Sé que suena redundante pero en línea con la OMS, usa sal yodada y, además, come bien. En especial si estás embarazada.

Lamentablemente para lo que sería un mundo perfecto la suplementación con yodo para las mujeres gestantes no goza de un consenso claro a la hora de realizarla de forma sistemática.

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Imagen: Wikimedia Commons y tuelekza vía freedigitalphotos.net

Guía rápida para el tratamiento dietético de la diabetes tipo 2

Stop diabetesA modo de breve introducción para unos pocos ya que para una importante mayoría considero que estáis al corriente de qué es la diabetes en general, diré que se trata de una enfermedad crónica con dos características propias no excluyentes: cuando el páncreas no produce insulina suficiente, y cuando el organismo no utiliza eficazmente esa insulina que produce.

Más en concreto, la diabetes de tipo 2 respondería a la segunda explicación, cuando existe una utilización ineficaz de la insulina, aunque con el tiempo (muy variable en cada caso) se pueda llegar también a la deficiente producción de esta hormona. La diabetes de tipo 2 representa el 90% de los casos mundiales de diabetes y en gran medida está condicionada por un peso corporal excesivo y por la escasez de actividad física de los pacientes que la sufren. Uno de los elementos más significativos de esta dolencia es que dependiendo de los pacientes la diabetes de tipo 2 puede ser diagnosticada cuando ya tiene varios años de evolución y algunas complicaciones están ya presentes.

Los datos que se manejan en cuanto a la incidencia de la diabetes de tipo 2 son bastante alarmantes… máxime teniendo en cuenta que su crecimiento en las últimas décadas solo se puede tildar de dramático: la diabetes afecta a cerca de 350 millones de personas en todo el mundo; en 2012 se calcula que fallecieron cerca de millón y medio de personas por esta causa; según una estimación de la OMS, se estima que la diabetes será la séptima causa de mortalidad en el año 2030.

Podemos hacer algo (y no es una pregunta)

Está bastante bien contrastado que la puesta en marcha de “simples cambios” relacionados con el estilo de vida resultan eficaces tanto para prevenir su debut como para abordar su tratamiento una vez diagnosticada. Así, la práctica totalidad de instituciones sanitarias volcadas bien en la salud o bien en el tratamiento de la diabetes de tipo 2 aconsejan, habitualmente siempre en este orden:

  • Procurar alcanzar y mantener un peso saludable.
  • Mantener un estilo de vida activo, y
  • Seguir un patrón dietético saludable caracterizado por la presencia de alimentos origen vegetal, al tiempo que se controle la cantidad de azúcares en la dieta (en especial aquellos que tengan la condición de añadidos) así como un control de sobre las calidad de las grasas presentes.

Más en concreto en el plano dietético

Tratamiento diabetes

Además de otras muchas fuentes de información básicas en esta material, como por ejemplo la página web de la Asociación Americana de Diabetes (que incluye una parte importante de sus contenidos en “español-americano”) o la Sociedad Española de Diabetes, hoy pretendo hacerte llegar un documento resumen publicado hace unos pocos años por el muy reputado Instituto de Salud de la administración del Reino Unido (NICE) y actualizado recientemente.

Aunque el documento que puedes consultar aquí en su totalidad aborda de forma sintética aspectos diversos sobre la diabetes de tipo 2, me gustaría destacar aquellos consejos que se aportan en referencia a las cuestiones dietéticas, y siempre basados en la mejor evidencia disponible. Dice así al respecto del abordaje dietético de la diabetes tipo 2:

  • Cada paciente debe recibir asesoramiento nutricional individualizado de forma continua de mano de un profesional con experiencia y con competencias específicas en nutrición para la salud.
  • Este asesoramiento ha de estar adecuado a las necesidades particulares de cada paciente, teniendo en cuenta para ello su entorno cultural y sus creencias haciendo especial hincapié en la voluntad de cambio del paciente, haciendo valer para ello los beneficios que estos cambios tendrán en su calidad de vida.
  • La alimentación saludable, equilibrada y adecuada para los pacientes de diabetes de tipo 2 debe estar en el marco de aquel patrón alimenticio aconsejable a la población general [si antes lo digo]. Para ello es preciso animar a diseñar menús diarios con alimentos que incorporen un alto contenido de fibra, que impliquen un bajo índice glucémico (frutas, verduras, cereales integrales y legumbres); incluir productos lácteos bajos en grasa y pescado azul; y controlar la ingesta de alimentos que contienen ácidos grasos trans y grasas saturadas.
  • Compaginar el asesoramiento dietético en un plan integral y personalizado dirigido al manejo de la diabetes que incluya otros aspectos referidos a los estilos de vida, tales como el aumento de la actividad física y la pérdida de peso.
  • Para aquellos pacientes con sobrepeso u obesidad un objetivo inicial y realista de pérdida de peso puede cifrarse en torno al 5 a 10% del peso inicial. En cualquier caso recordar que cualquier pérdida de peso será bienvenida y que los beneficios metabólicos derivarán de las pérdidas de peso mantenidas a lo largo del tiempo.
  • Aconsejar de forma individualizada al respecto de la cantidad de hidratos de carbono presentes en la dieta y del uso de bebidas alcohólicas. La reducción del riesgo de sufrir episodios de hipoglucemia es uno de los objetivos principales para cualquier paciente que use insulina u otros fármacos que interactúen con la acción de esta.
  • Tener en cuenta que la sustitución de alimentos que contienen azúcar (por otros que no la incorporen) puede ser una medida válida, pero nunca para “permitir” un consumo ilimitado de esos alimentos ya que en cualquier caso habrá que tener en cuenta el posible exceso de energía.
  • Desalentar el uso de alimentos comercializados específicamente para personas con diabetes.
  • En pacientes que estén hospitalizados o a cargo de cualquier otra institución planificar una adecuada pauta dietética teniendo en cuenta la cantidad de hidratos de carbono presentes en su dieta así como el número de ingestas.

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Imagen: Stuart Miles y Praisaeng vía freedigitalphotos.net

A tus riñones no les entusiasma nada tu exceso de grasa

riñonesTenemos el defecto de tener una perspectiva demasiado cortoplacista al respecto de nuestra alimentación y su efecto sobre salud. Ya se trata de magufadas con mayor o menor sentido o de relaciones firmemente establecidas entre lo que comemos (o dejamos de comer) y los efectos de nuestras elecciones sobre la salud, creo que con demasiada frecuencia tenemos puestas las miras salutíferas en un de hoy para mañana o casi. Pero también debiéramos preocuparnos por el pasado mañana.

Hay un montón de situaciones patológicas que se gestan poco a poco durante años y cuyos síntomas y signos se ponen de relieve de forma abrupta. Uno de estas situaciones es por ejemplo la insuficiencia renal crónica y su relación con la obesidad.

El caso es que la exposición continuada a las condiciones metabólicas y estructurales propias de la obesidad ocasiona graves, e irreversibles, alteraciones en la funcionalidad de los riñones. Esta patología renal vinculada a la obesidad es debida a la alteración de las unidades funcionales de los riñones, las nefronas, y se sospecha con pocas dudas que tiene causas directas (el aumento de la cantidad de grasa en la matriz del riñón, las lesiones en la barrera filtradora); e indirectas (la diabetes y la hipertensión asociadas habitualmente a la obesidad) y su efecto se traduce de forma sistemática tanto en años de vida sana perdidos, como en casos de muerte prematura entre quienes la padecen.

Tal es así que un reciente artículo publicado en la edición Diabetes & Endocrinology de la prestigiosa revista The Lancet, ha puesto de relieve que dentro del tablero de juego en el que la obesidad actúa como epidemia a nivel global, se acaba de poner de manifiesto la importancia de un nuevo y peligroso “jugador” en referencia a la mencionada insuficiencia renal crónica. Así, refiere el citado artículo, esa patología tiene la mayor tasa de crecimiento entre todas aquellas enfermedades no transmisibles que son causa de muerte prematura, tanto en prevalencia (proporción de individuos que presentan una característica o evento concreto) e incidencia (número total de individuos con una esa característica o evento en un período determinado).

Y las cifras cantan, en el periodo de tiempo comprendido entre los años 1993 y 2013 la diabetes (una de las condiciones patológicas sobre la que vienen sonando todas las alarmas desde hace tiempo en el terreno de la Salud Pública) creció un 67% frente a, pásmate, la insuficiencia renal crónica que creció un 90%.

La relación causal entre el peso y la enfermedad renal es difícil de establecer de forma inequívoca, en especial teniendo en cuenta que estos datos son fruto de estudios observacionales. Sin embargo, la mayor parte de investigadores están bastante convencidos de que, más allá de otros elementos implicados, en especial la edad de los pacientes, la obesidad es con pocas dudas el factor de riesgo más importante (y potencialmente prevenible) para desarrollar una insuficiencia renal con el paso de los años.

No creo que a estas alturas del cuento hiciera falta aportar ningún dato más para recomendar encarecidamente el mantener un peso adecuado, así como una proporción de grasa corporal conveniente… pero esto es lo que hay.

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Imagen: dream designs vía freedigitalphotos.net

Nuevo libro: Alimentación inteligente, cocina saludable

Alimentación inteligente, cocina saludableUn libro que hable de las cosas que pasan en una cocina, que implique a los alimentos y trate de nutrición es fácil que llame mi atención.

Alimentación inteligente, cocina saludable es un libro necesario en el sentido de que no es ni un recetario ni un libro de nutrición al uso. Su autor, Antonio Palomar (@GarcPalomar), define su obra como un libro de “nutrición culinaria”. Con esta definición y conociendo mi especial interés por promover la vuelta al uso de la cocina (sí, he dicho la vuelta) como elemento promotor de una mejor salud tal y como he puesto de relieve en ocasiones (por ejemplo aquí y aquí) era inevitable dedicarle un post.

La obra aporta respuestas sensatas y contrastadas a buena parte de todas aquellas dudas y preguntas que rodean el acto alimentario, haciendo destacar que el cómo comemos es tan importante como el qué. De forma más o menos consciente cada día que pasa tomamos decenas de decisiones vinculadas a la cocina… cuando por ejemplo nos planteamos cenar de una forma y no de otra, o consumir un plato en frío o en caliente, o pelar una fruta o comerla directamente, el asar o freír, etcétera. Todas esas decisiones, a la larga van caracterizar nuestro hábito alimentario particular y dejarán su impronta sobre la salud, y el libro de hoy nos aporta buena parte de todas estas cuestiones, para que tomemos esas decisiones conscientes e informadas.

Así, a lo largo de 24 intensos capítulos Antonio Palomar, médico y divulgador sanitario, desgrana las más habituales cuestiones vinculadas al hecho de alimentarnos: la importancia de cocinar frente al no hacerlo; cómo articular una dieta saludable; descubrir la importancia de los sentidos en nuestra alimentación; porqué de las ventajas de que en nuestra dieta haya una porción considerable de alimentos vegetales; el papel de los alimentos encurtidos, fermentados y germinados; el de la industria alimentaria; las características del aceite de oliva; las diversas virtudes y riesgos de los distintos método de cocinado (freír, asar, parrilla, hervido, la plancha…), el uso y beneficios de las especias y hierbas frente a la sal; las diversas formas de endulzar; las características de los distintos materiales y utensilios empleados como menaje de cocina… para terminar concluyendo con una serie de rápidos y eficaces consejos sobre nutrición culinaria a la hora de preparar las más diversas recetas.

Sin lugar a duda, un libro del que poder sacar provecho durante mucho tiempo ya que, al menos desde mi punto de vista, me parece una interesantísima obra para contar con ella como material de consulta, quizá más que para leerla del tirón. En cualquier caso indispensable en la librería de mi cocina.

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Del magnesio, la gimnasia y la magnesia

Gimnasia

En el mundo de las modas nutricionales hay dos actores que están pegando fuerte al respecto de sus beneficios en esa actitud ridícula que plantea la suplementación metódica para la mayor parte de los mortales en estas latitudes. Actitud que al mismo tiempo es muy mediática y efectista, y que por tanto goza de una aceptación popular sin parangón… o al menos con el mismo nivel, que otras estulticias nutricionales de moda. Me refiero a la suplementación en general y más en concreto hoy, la que implica el uso del magnesio y del colágeno. En este post me referiré solo al primero.

Ya lo dice el refrán, no conviene confundir la gimnasia con la magnesia en clara alusión a lo fácil que puede resultar a primera vista confundirse con una terminología que, aunque parecida, nada tiene que ver con el fin último. Con permiso de mi vecino ‘Ya está el listo que todo lo sabe’ con esta expresión se trata de definir, la confusión que subyace entre dos elementos cuya relación es en definitivas cuentas irrelevante para lo que se discute.

La era del nutricionismo: suplementar vale para todo

Sé que en estas cuestiones suplementadoras la culpa de todo, en esencia, recae en Súper-ratón. Si bien el personaje en sí no es el culpable, sí que lo es la equívoca filosofía nutricional que arrastramos desde mediados de siglo XX y que a esta estrella de los dibujos animados de la época le tocó encarnar. Súper-ratón es-fue esa figura de dibujos animados que animó a tantos y tantos niños, y también mayores, a supervitaminarse y mineralizarse cuando a cada semana que pasaba, en el más estricto ambiente científico, se descubría una nueva función fisiológica de esos nutrientes (principalmente vitaminas y minerales). Con este ratón cachas de capa roja se abrió de par en par la puerta mediática al nutricionismo. Con él, todo el mundo quería tomar calcio para tener unos huesos más fuertes, incorporar hierro para tener unas defensas a prueba de cualquier infección, fósforo para fomentar la función cognitiva, vitamina C para ser inmune a cualquier infección, la K para poseer una cicatrización perfecta… etcétera, etcétera y etcétera.

 

Hoy en día súper-ratón ha sido reemplazado, en el plano más legal posible, por el Reglamento Europeo 432/2012 sobre declaraciones autorizadas de propiedades saludables de los alimentos y del que ya he hablado en varios post… por ejemplo en este y en este otro.

Todos los alumnos de Nutrición Humana y Dietética han estudiado para su segundo año de universidad las incontables funciones de cada uno de estos nutrientes, ya sean vitaminas y nutrientes. Más les vale, ya que saben que luego les caerán en el examen.

En concreto: el magnesio

Desde el más estricto punto de vista nutricional, el magnesio es un mineral esencial (como el resto de minerales que se consideran nutrientes) cuya aportación dietética es imprescindible para contar con una oportuna salud y por tanto para disfrutar de una adecuada funcionalidad. Esos alumnos de los que hablaba y el propio RE 432/2012 saben que desde el punto de vista académico (y ahora legalmente) al magnesio se le pueden atribuir no menos de 10 funciones en el marco fisiológico, a saber:

  • El magnesio ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga,
  • El magnesio contribuye al equilibrio electrolítico,
  • El magnesio contribuye al metabolismo energético normal,
  • El magnesio contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso,
  • El magnesio contribuye al funcionamiento normal de los músculos,
  • El magnesio contribuye a la síntesis proteica normal,
  • El magnesio contribuye a la función psicológica normal,
  • El magnesio contribuye al mantenimiento de los huesos en condiciones normales,
  • El magnesio contribuye al mantenimiento de los dientes en condiciones normales,
  • El magnesio contribuye al proceso de división celular.

Que no es poco. En realidad se tienen detalladas más de 300 rutas metabólicas en las que este mineral está implicado, pero con las legales y expuestas ya hay más que suficiente para purgar la maquinaria publicitaria y anegar el conocimiento popular con las más fantásticas virtudes asociadas al hecho de suplementar nuestra dieta con magnesio.

A pesar que lo de las funciones está muy bien, hay una serie de elementos que no son de dominio general por una parte importante de los consumidores de a pie, veámoslas:

¿Necesitamos más magnesio?

En realidad la pregunta adecuada sería ¿necesitamos más magnesio que aquel que se incorpora en el marco de una pauta de alimentación justamente establecida? O más allá… ¿Existe algún riesgo para la población española de no incorporar suficiente magnesio con la dieta y, de esta forma, aumentar el riesgo de no asegurar la realización de algunas de las funciones metabólicas en las que este mineral está implicado? Las respuestas, claras y contundentes, son que NO y que NO respectivamente. NO al cuadrado y en mayúsculas.

Y es que resulta que cuando se evalúa la calidad de la dieta de los españoles en virtud de la presencia de diversos nutrientes (por ejemplo en el caso de la encuesta ENIDE) se pone de relieve que “toda la población, excepto las mujeres menores de 24 años (y por poco), está cercana o por encima del 100% de los valores de ingesta de referencia para el magnesio

Al mismo tiempo la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sostiene en una consulta referida a los beneficios del magnesio, que los efectos de su incorporación en la dieta pueden ser fácilmente alcanzables a partir de una planificación adecuada en la ingesta de alimentos (es decir sin suplementeos).

¿Es difícil encontrar la cantidad necesaria de magnesio en los alimentos?

Pues no. Aunque para ello es preciso seguir un patrón de alimentación bien planificado. Las fuentes alimentarias de magnesio son variadas y por lo tanto no sería preciso recurrir a la suplementación si existiese una adecuada planificación. Se considera que los vegetales de hoja verde (acelgas, espinacas, coles, los frutos secos, las legumbres, las patatas y todos aquellos productos elaborados a partir de cereales integrales… entre muchos otros alimentos, son una buena fuente dietética de magnesio (puedes comprobarlo tú mismo a partir de esta herramienta o consultar algún que otro artículo al efecto).

Clorofila a

A modo de curiosidad me apetece comentar que al igual que el hierro forma parte de la estructura molecular de la hemoglobina dentro del anillo tetrapirrólico, en el caso de los vegetales este átomo de hierro es sustituido por uno de magnesio en la estructura de la clorofila. De aquí que los vegetales de hoja verde –los órganos en los que se realiza la fotosíntesis y que son especialmente ricos en clorofila- sean una fuente dietética de este mineral.

La injusticia del magnesio

Una de las personas que a día de hoy se ha encargado de personificar la absurda necesidad de suplementar la dieta con magnesio es Doña Ana María Lajusticia. Una mujer química de formación y de considerable edad que tiene un especial ‘encanto’ para comunicar los casi milagrosos beneficios de este tipo de suplementación. Más habitualmente los que se derivan de combinar el magnesio y el colágeno. Sin embargo, su mensaje, suscrito al nutricionismo más galopante (es preciso recordar que cuando Súper-ratón vio la luz en Estados Unidos esta mujer contaba ya con 16 años) goza en mi opinión de un importante conflicto de intereses cuando se conoce que ella misma comercializa una línea de suplementación en la que, como no podía ser de otra forma, el magnesio y el colágeno desempeñan un papel protagonista (juntitos e incluso con sabor a fresa). Tanto en su línea de producto como en las diversas intervenciones mediáticas en las que se le ha visto recientemente, esta venerable mujer hace proselitismo de la práctica suplementadora en un batiburrillo cientifista con el que no rehúsa echar mano del recurrente latiguillo de las conspiraciones sanitarias para explicar cómo se busca mantener enferma de forma crónica a la población mientras a esta se le ocultan una serie de conocimientos y remedios muy sencillos que ella comercializa.

En resumen

Si yo fuera tú, a modo de consejo final y frente a cualquier propuesta de suplementación que aluda al magnesio me quedaría con el mensaje de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria cuando dice que la cantidad de magnesio que se precisa para gozar de una salud adecuada se puede obtener sin problemas a partir de una adecuada planificación dietética (como por ejemplo esta de aquí).

Además, me gustaría que tuvieras presente esta entrada en la que se pone de relieve el porqué aportar de más algo que se ha contrastado beneficioso no tiene por qué suponer precisamente ninguna ventaja, sino más bien lo contrario.

Y por último, recuerda que ninguna pauta de suplementación debería servir para arreglar un patrón de alimentación deficiente.

Si te ha gustado esta entrada quizá te resulte interesante consultar:

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Imagen: imagerymajestic vía freedigitalphotos.net y wikimedia commons

Ninguno de los factores que intervienen en la obesidad infantil está bajo el control del niño

Si visitas este blog con cierta asiduidad supongo que ya conocerás aunque sea de oídas a Margaret Chan. Se trata nada más y nada menos que de la Directora General de la Organización Mundial de la Salud, y cada vez que abre la boca sube el pan. En especial cuando se refiere al tema de la obesidad, las políticas sanitarias que la facilitan (¿políticas sanitarias que la facilitan?) el papel de la industria y las relaciones entre ambas. Si además lo que está en liza es la obesidad infantil, ya puedes atarte los machos porque esta mujer, con más razón que un santo, arrasa con todo lo (chungo) que atreva a menearse dentro de este panorama. Para ponerte en sintonía te sugiero que visites este artículo del que se pueden extraer auténticas perlas fruto de sus declaraciones públicas. Aquí un breve extracto:

  • Son pocos los gobiernos que han priorizado las cuestiones de salud frente a los grandes negocios
  • Si una industria está involucrada en la formulación de políticas de Salud Pública, tengan la seguridad de que aquellas medidas más eficaces serán o bien minimizadas o bien apartadas en su totalidad
  • La industria alimentaria teme una regulación de sus productos por parte de las administraciones sanitarias y la está recurriendo a las mismas tácticas que antaño puso en práctica la industria tabacalera: grupos de presión, promesas de autorregulación, financiar estudios de investigación que lo que consiguen es tergiversar la evidencia y confundir al ciudadano, etcétera.

Pues bien, no hace demasiado Margaret Chan ha vuelto a salir a la palestra pública para dejarnos un buen manojo de reflexiones y sentencias para enmarcar. No estaría nada de mal que los responsables de nuestro querido Ministerio de Sanidad, aquel que entre otras cosas cobija el maravilloso plan Havisa, otorga los premios de la estrategia NAOS y apoya los fantásticos códigos de autorregulación de esta industria (como el PAOS)… tomara buena nota. Parece que lo hubiera escrito para nosotros.

Niña comiendo

Primero te cuento el cuándo: el 22 de junio de 2015; luego el cómo: en un discurso dirigido a una de las comisiones de la OMS encargada de plantear estrategias para acabar con la obesidad infantil; y luego el qué (tienes toda la información original en este enlace). Así, y en referencia a la erradicación de la obesidad infantil, Margaret Chan, Directora General de la OMS, dijo:

  • Muchos de los factores que contribuyen a la obesidad infantil o que se interponen en su prevención no son sanitarios. Influir sobre estos factores externos para obligarles a asumir este problema de salud no es fácil, aunque nuestra experiencia con respecto al tabaco muestra que es posible lograrlo.
  • Con independencia de que en la edad adulta se alcance un peso normal, aquellas personas que hayan padecido obesidad infantil sufrirán sus consecuencias de forma permanente.
  • Algunos niños están expuestos a un importante riesgo de padecer obesidad desde el mismo día en el que nacen o incluso antes de llegar a nacer. Así lo muestra la más reciente evidencia.
  • Modificar el “ambiente obesogénico” en el que estamos inmersos no es suficiente para atajar el problema de la obesidad infantil. No obstante, ninguna solución tendrá éxito sin abordar esta importante parcela.
  • Por encima de las causas de la obesidad infantil hay que considerar la responsabilidad moral de este asunto y recordar que ninguno de los factores que intervienen en la obesidad están bajo el control del niño.
  • Esta singular conclusión [reflejada en el informe] hace descansar una responsabilidad moral sobre toda la sociedad a la hora de actuar en nombre de todos los niños y así reducir el riesgo de obesidad a partir de las iniciativas que sean precisas.
  • [En este sentido] Existen dos líneas rojas que la OMS no debe permitir que se traspasen: Por un lado el asegurarse que la industria alimentaria no tenga ni voz ni voto en cualquiera que sea la recomendación realizada por este organismo. Y por el otro, que la industria alimentaria tampoco pueda estar implicada en la formulación de políticas de salud pública.
  • El mayor de los daños [hablando de obesidad infantil y de industria] proviene de la comercialización de bebidas azucaradas no alcohólicas y de alimentos ultra-procesados, especialmente calóricos y pobres en nutrientes, que al mismo tiempo suelen ser los más baratos y están más disponibles, especialmente en las comunidades más pobres.
  • [El sector de la industria alimentaria que fabrica estos productos] se adhiere a acuerdos voluntarios y se opone firmemente a cualquier enfoque normativo. Ambas industrias [la de las bebidas azucaradas y la de los alimentos procesados] son al mismo tiempo poderosos agentes económicos. Este poder económico se traduce fácilmente en poder político.
  • Dejemos a la industria alimentaria hacer sus promesas. Demos la bienvenida a sus nuevos productos reformulados, pero no dejemos de vigilarlos y hagámosles responsables de lo que sucede.
  • Esta es una estrategia que se sigue en muchos países, pero al mismo tiempo es imprescindible dar a la industria suficiente cuerda para que ella misma se ahorque cuando se contraste que no ha cumplido sus acuerdos de autorregulación. No se les debe excluir sin darles una oportunidad.

El azote de la industria alimentaria tiene nombre y trabaja en la OMS

Margaret Chan

Dar a la industria alimentaria suficiente cuerda para que se ahorque ella misma si no cumpleAmigos, es preciso reconocer que Margaret Chan acaba de destronar al Hombre de negro (creo que no hace falta presentarlo, pero por si acaso, me refiero al de El Hormiguero). Así pues, creo que esta mujer se merece un breviario de frases intimidantes que hagan glosa de su verdadera gallardía y ponga la del Hombre de negro en su lugar… es decir a la altura del betún. Vamos allá, me arranco yo, y ya si eso lo continuamos todos en los comentarios y en twitter con el hastag #MargaretOMS (eso sí, para que funcione hay que darle la entonación que Trancas y Barrancas le ponen al asunto):

  •  #MargaretOMS desayuna hombres de negro crudoooooooooooos,
  • #MargaretOMS se hace pendientes con las botellas de refresco de cola de dos litroooooooos,
  • #MargaretOMS no pone las peras al cuarto… las pone al kilooooooooo,
  • #MargaretOMS le echa salsa tabasco a los pimientos jalapeñooooos…
  • Todo el mundo teme al brazo izquierdo de #MargaretOMS… del derecho tiene miedo hasta ella mismaaaaaaaaa,
  • #MargaretOMS se hace enjuagues bucales con bollería industriaaaaaaaaaal,
  • Cuando #MargaretOMS habla la felicidad mira para otro ladoooooooooo,
  • #MargaretOMS enciende fuego frotando helados de coloooooooooores.

Etcétera… ¿te animas?

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Imagen: GTRES y http://www.who.int/dg/es/

Ética y dietética: yo trabajo gratis sí, pero lo justo y depende

Algunas de las cosas que escucho por ahí que más me gustan cuando alguien trata de definirme profesionalmente es cuando dice que no tengo pelos en la lengua. La verdad es que sí que hay cosas que callo. Y lo hago no porque alguien pague mi silencio, sino porque tristemente el hablar me saldría bastante caro. Así que algún pelo que otro sí que debo tener en la lengua. En cualquier caso este no es el tema central del post de hoy. El que sí, es lo de trabajar gratis cuando alguien recurre a uno como profesional más o menos consolidado.

Explotación

Antes de continuar, reconozco que he trabajado gratis en el pasado y que muy probablemente lo vuelva a hacer cuando la ocasión lo merezca. Así que…

¿Cuándo merece la pena trabajar gratis?

Primero. Cuando hay ventajas que se derivan de la relación profesional y que no es la estricta e inmediatamente económica. Por ejemplo, cuando un servidor empezó de cero su dedicación como dietista-nutricionista y lo hizo además en una ciudad por completo desconocida tomé muy en consideración las palabras de mi suegro, médico, que apostando por mi valía me dijo textualmente: “Juan, antes de torear en plazas de primera es preciso torear en plazas de tercera”. En este contexto asumí no pocas tareas “gratis” o a cambio de un pago muy inferior a su coste en virtud de la dedicación y esfuerzo necesarios. Las ventajas de torear en plazas de tercera o gratis en este tipo de contextos son el darse a conocer, el empezar a sonar, el tener la posibilidad de establecer ciertos contactos que de no aceptar el trabajo serían mucho más difíciles de conseguir… Todos estos casos y otros similares serían una forma de compensación, distinta de la económica, que justificarían el trabajo “gratis” o “por debajo de”.

Segundo. Porque te lo pide el cuerpo. Porque consideras que lo correcto es hacerlo así, porque a quién destinas tu esfuerzo y tus desvelos profesionales preparando… lo que sea… tiene fines más altruistas que los tuyos… que por lo que sea lo tiene difícil y que por tanto merece la pena ayudarle. Tú decides qué merece la pena y qué no lo merece. Aquí cada uno manda. Asociaciones benéficas, de enfermos, de lucha contra cualquier miseria… lo que sea que a uno le deje buen cuerpo al hacerlo así. Esa es una satisfacción que ni se paga ni se obtiene con dinero.

No ser egoísta es clave… pero tampoco gilipollas

Una charla presencial de una hora, lleva entre 4 y 8 horas de trabajo entre bambalinas; un artículo, de 2 a 12 horas; dependiendo de la profundidad y extensión; la planificación de un curso, taller y demás ni te cuento… y todas estas cifras siendo muy generoso en la estimación de su dedicación y en virtud del nivel requerido.

Mi trabajo, una vez realizado me quema en las manos. Lo comparto todo y lo pongo a disposición de los asistentes o de los alumnos del curso en cuestión, es suyo. Yo no manejo ni secretos de Estado ni industriales. Mi trabajo consiste en hacer lo más accesible posible los conocimientos sobre nutrición. Bien o mal me gano la vida divulgando lo mejor que puedo y de diversas formas. ¿Tienes una consulta rápida, quieres enlaces, fuentes bibliográficas o recursos? Toma, si los conozco te los entrego for free. Eso se llama colaborar. Si puedo ayudar, ayudo. No lo entiendo de otra forma.

A lo largo de mi desempeño profesional he conocido otros compañeros con esta misma actitud. Reconozco sin tapujos que les he copiado y que he tratado y trato de parecerme a ellos, después de agradecérselo y mostrarles mi admiración. Dos de esas personas se llaman Julio Basulto y Eduard Baladía que empezaron siendo para mí compañeros a los que admiraba respetuosamente desde la distancia y hoy, desde la cercanía, además son buenos amigos. En sentido contrario, también he conocido otros “compañeros” celosos de su saber y trabajo como si lo que poseyeran fuese la fórmula de la piedra filosofal, o un conocimiento arcano digno de magos que se negaban a compartir. Comprenderás que me calle sus nombres… suficiente tienen ya con autosoportarse.

Pero tampoco hay que ser del género bobo para trabajar explotarte gratis. Hay quien teniendo “posibles” o diciendo tenerlos, apela primero a tu profesionalidad y segundo a tu buena fe, para exprimirlas y sacar tajada de manera unilateral y a tu costa. En este caso, me refiero fundamentalmente, aunque no de forma excluyente, a la industria privada, ya sea la de los alimentos, suplementos, sus “laboratorios”, etcétera. Esas entidades tienen pasta y quieren hacer más a tu costa.

Usted trabaja para nosotros y le regalamos un flotador con el logo de la empresa

Usted trabaja para nosotros y le regalamos un flotador con el logo de la empresa

Al principio te doraran la píldora con buenas palabras, diciéndote lo buenísimo que eres, lo mucho que admiran tu trabajo y el gran referente en el que te has convertido. Luego te hacen “la oferta” en la que tratan de hacerte ver el privilegio que supondría para ti el trabajar para ellos (ya sea de forma puntual o continuada) o el vincularse a su imagen/marca/web. No seas gilipollas. Eso no es ético.

Mi(s) caso(s)

Te cuento todo esto porque hace apenas unas semanas es lo que me paso cuando una empresa dedicada la suplementación vitamínico-deportiva se puso en contacto conmigo estableciéndose la rutina que te acabo de contar. Ni que decir tiene que en mi caso, considero la suplementación muy poco útil salvo en contadísimas circunstancias. Yo trabajo con alimentos y considero que en nuestro entorno los estropicios de una mala dieta no los arregla ninguna buena suplementación… por muy líder que seas en la venta de mandangas creando en los consumidores necesidades inexistentes. No obstante y en mi caso, no hubo ocasión para hacer valer esta opinión. Aunque todavía de buen rollo y aunque me olía la tostada le pregunté en qué tipo de compensación habían pensado. Ninguna. ¡Ay espera, sí! la compensación era la visibilidad que de mi perfil se haría al vincularme con ellos. Genial. Este derroche de generosidad en una empresa que dice de sí misma ser líder mundial en la venta de vitaminas y complementos nutricionales (y que era la primera vez que oía en mi vida) unido a la frase lapidaria con la que comenzó la conversación (“hoy en día hay que ser cateto para no recomendar el uso de suplementos nutricionales” sic) colmó el vaso de mi paciencia. Y con educación pero con firmeza… agradeciéndoles el haberse fijado en mí y argumentando mi decisión, les dije que podían hacer con su oferta de atraco.

Otro de los casos, no hace mucho tiempo vino de mano de una universidad cuyo nombre prefiero callar (¿veis como sí que tengo pelos en la lengua?). Se trataba de formar parte de una mesa de debate en un curso de verano para exponer mi opinión profesional al respecto del papel de la nutrición en una condición patológica muy seria… La “oferta” venía precedida de todo el jabón y parabienes que te puedes imaginar… pero gratis total, en verano, en una universidad que está a tomar… muy lejos… y gratis. Lo mismo, agradecido, pero enfadado a la vez que correcto (creo), les desee la mejor de las suertes con la persona que finalmente tragara. Mi familia, no se lo merece, yo no me lo merezco… y menos en verano. No sé… me parece tan de cajón.

Más allá de estos ejemplos especialmente recientes hay tropecientos mil otros en los que me piden “artículos”, opiniones profesionales, charlas, conferencias, etcétera por la patilla. Como digo estas “ofertas” son diarias o al menos semanales. Ahora, cuando acontezcan, les enviaré este post.

En resumen

Señores, lo que realmente es de catetos (esto va por los de las vitaminas pero se lo pueden aplicar el resto) es “ofrecer” un trabajo sin pagar (algo que, ya de paso, es contrario a su definición). Les sugiero que acudan ustedes a esos otros países desarrollados y observen cómo está eso de hacer ofertas gratuitas y otras catetadas afines.

Lo suyo no es ético… y como no hay quien se lo trague, tampoco es dietético.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

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Nota: está claro que en todas partes cuecen habas. Comentando estas cuestiones el otro día en Twitter mis planteamientos encontraron una especial acogida en Alfonso Rodríguez (@cheffitness) quien me hizo llegar este recomendable post (¿Gratis? No, gracias…) de Eva Collado Durán (@evacolladoduran) que por razones obvias me ha salido casi idéntico al suyo. Gracias a ambos. Francamente interesante ya que ahora cuento con dos post para largárselo quienes “ofrecen” ciertos trabajos.

Actuaización de hoy mismo (2015/08/11): ¡No estás solo, al contrario, somos legión! Muchos han sido los compañeros que a través de las redes sociales me han hecho llegar su complicidad y comprensión de la situación expuesta; entre ellos los imprescindibles @gominolasdpetro o . Pero por encima de todo te invito (a los propios implicados también) a leer este post de similar temática del bueno de Sergio Palacios (@Pr3cog) para NAUKAS: La primera ronda la pago yo o cómo un divulgador debe proceder para prostituir y desprestigiar su trabajo aún más, si cabe (un post autobiográfico con vídeos musicales).

Imagen: iosphere vía freedigitalphotos.net y giphy.com

Nuevo libro: Coaching nutricional. Haz que tu dieta funcione (cuando lo importante es la actitud)

Coaching nutricionalHay momentos en el que el cómo es tan o más importante que el qué. En esto del adelgazar, o mejor dicho, en esto del cambio de hábitos ya que en esencia es de lo que se trata, el qué hacer es, al menos en su enunciado, bastante sencillo… lo complicado está en el cómo llegar a hacer eso habida cuenta de la enorme variabilidad interpersonal.

Cada uno somos de una madre y de un padre y, además, vivimos en unas circunstancias absolutamente particulares que hacen que el hecho de adelgazar, mejor dicho de nuevo, de cambiar de hábitos no sea tan sencillo aunque todos sepamos, teoricamente, qué es lo que hay que hacer. A las pruebas me remito, si adelgazar, o mejor dicho, cambiar de hábitos fuese sencillo (ya no lo repito más) no sería la preocupación cotidiana, perenne e irresoluta de tantas y tantas personas en el mundo entero. Y si el asunto como digo fuese sencillo, no sería este tema una cuestión de Salud Pública mundial como realmente es.

E insisto, el meollo del asunto no es tanto saber el qué hacer para solucionar un problema, sino el cómo hacer para terminar provocando un cambio vitalicio con el que estemos satisfechos… y ya puestos perder peso si esa es una de nuestras metas.

De eso en esencia se encarga el Coaching, de establecer la mejor estrategia de entre las posibles habida cuenta de las circunstancias personales para alcanzar el objetivo. Tratándose de Coaching nutricional uno de esos objetivos principales se personifica en conseguir una adherencia eficaz al nuevo plan nutricional (y de vida) que se va a establecer en virtud de unos objetivos concretos.

Reconozco que soy muy poco amigo (pero que muy poco de verdad) en eso de practicar el naming cañí, es decir, en eso de referirse con términos extranjeros (habitualmente anglófonos y acabados en «ing») para aludir a prácticas o costumbres más o menos cotidianas pero que un día adquieren cierto renombre. En esencia: que soy más de salir a correr que de running. Ahora bien, también he de reconocer que la filosofía del Coaching no es fácil de encajar en nuestro vocabulario con todos los matices que el término ha adquirido, más allá de la traducción literal del inglés.

En cualquier caso, el tema del Coaching en general y más en concreto del Coaching nutricional supone una muy interesante herramienta para optimizar el cambio en materia de estilos de vida.

De la mano de este libro y de sus autores, Yolanda Fleta (coach y socióloga) y Jaime Giménez (dietista-nutricionista) se ayuda a los lectores a ser los protagonistas de su propio cambio, autogestionándolo a través de una actitud claramente positiva. Al mismo tiempo se ponen en alza importantes valores que son las piedras angulares del Coaching como por ejemplo la responsabilidad, la confianza y la motivación; todo con el fin de ayudar a perfilar y definir los verdaderos objetivos, poner de relieve y ser conscientes de nuestros puntos fuertes y débiles en el camino para mejorar nuestro estilo alimentario de forma permanente.

Dedicatoria Coaching nutricional

A título de crítica constructiva he de decir que me parece una obra que podría estar destinada de forma idónea a los profesionales de la salud más que a la población general, salvo que, esas personas estén verdaderamente implicadas en aquello de ponerse manos a la obra en su propio cambio. Autogestión del cambio. No obstante, opino que para los profesionales sanitarios tampoco debiera constituir una obra que habilite o capacite para operar y autodenominarse como “Coach nutricional” tras su lectura. Más al contrario, me parece una obra magníficamente estructurada para introducirse en este mundillo del Coaching nutricional que, bien llevado por profesionales debidamente formados y experimentados, puede constituir una herramienta de gran interés a la hora de reconducir nuestros hábitos.

A modo de interesante acicate es imprescindible hacer constar que el libro está prologado por Julio Basulto (@JulioBasulto_DN) y que tanto Jaime como Yolanda, los autores, formaron en 2008 Nutritional Coaching (@Nutricioncoach) la primera consultaría en España por aquel entonces especializada en estas cuestiones.

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Coaching nutricional. Haz que tu dieta funcione.