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"Padres comerciantes, hijos caballeros, nietos pordioseros"

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¡Si los políticos mienten, esta vez hay esperanza!

Siempre se dice que los políticos mienten más que hablan, aunque a mi me parece que cuanto más hablan más mienten. Y esto ha tenido históricamente un sentido negativo para los administrados y votantes. El Sr. Rajoy no ha cumplido casi ninguno de los puntos de su programa electoral. Luego, mintió al decirnos lo que iba a hacer. También mintió en las cifras que iba a lograr de deficit, de endeudamiento público, de caída del paro, etc… Los datos han sido mucho peores de lo que prognosticaba en cada momento como objetivos.

Sin embargo, después de que el gobierno del Sr. Rajoy desvelara el pasado viernes el cuadro macroeconómico hasta 2015 ha surgido en mi un espiritú mucho más optimista de lo habitual. Si acostumbran a mentirnos, quiza esta vez sea en sentido positivo y no se cumplan sus expectativas. Anuncian el retraso de la recuperación hasta el 2015 y es muy probable que nos hayan mentido y que, esta vez, la recuperación llegue por fin en el último trimestre de 2013 o a principios de 2014.

¿Y ello porqué? Pues simplemente, porque el espiritú emprendedor y el dinamismo de los ciudadanos españoles demuestran que nosotros sí hemos hecho los deberes.

Nos hemos desapalancado (quitado deuda) mientras que la del Estado se ha disparado. Hemos admitido la pérdida inmobiliaria mediante ejecuciones hipotecarias y admitiendo el recorte del precio de nuestros activos inmobiliarios en más de un 50% por la ley de la oferta y la demanda. Hemos renunciado a nuestros ahorros manteniendo a los que lo necesitan o completando el fin de mes, tras admitir rebajas salariales. Hemos sufrido el despido de nuestros trabajos, mientras la clase política mantiene a sus protegidos en puestos a cargo del Estado, sin ser funcionarios. Los funcionarios han sufrido rebajas salariales inconcebibles en un estado de derecho. Hemos admitido calladamente el recorte en prestaciones sociales básicas que nos costaron muchos años lograr. No tendremos pensiones. Nos han subido los impuestos directos e indirectos. Asistimos apesadumbrados y estupefactos al espectáculo catalán, donde al Sr. Mas & Co les ha dado un ataque de «rauxa» (arrebato), lo opuesto al «seny» (cordura), a la mesura, a la calma, al análisis, al acierto. Aguantamos estoicamente los casos de corrupción en la oligarquía política, financiera y de la construcción, confiando en la justicia y en que sus actores sufran su paso por los Tribunales aunque sepamos que no serán procesados o condenados por prescripción de sus delitos o por el temor reverencial que les profesan abogados, jueces y fiscales.

Y aun así, los españoles hemos logrado aumentar las exportaciones a niveles heroicos y reducir simultaneamente las importaciones para tener un saldo de balanza de pagos positivo. Hemos aumentado la productividad hasta niveles insospechados, tanto por el aumento de unidades producidas por unidad de tiempo como en términos de coste laboral por hora. Etc.

Y esto no lo hacen las grandes del Ibex, que ya lo hicieron antes, sino que lo hacen PYMES y Autónomos. Empresarios que no se quedan a esperar a la impresentable Sra. Merkel del «Deutschland über alles» (Alemania por encima de todo y todos), ni esperan a que el Estado les solucione la papeleta. Son hombres y mujeres que han decidido darlo todo por los suyos, es decir por su país.

Lamentablemente, la historia siempre se escribe a favor o en contra de los gobernantes. Cuando salgamos de esta (que saldremos), se recordará a un presidente y su gobierno como los prohombres.

Pero no olvidemos que fuimos nosotros y no ellos los que lo logramos, aunque solo sea por esta vez.

pinocho

¡Europa no es el problema, es la solución!

A medida que pasan los años, los meses, las semanas, los días y las horas de esta larga crisis, afortunadamente, la profecía no se cumple. Ni América, ni Grecia, ni Irlanda, ni Portugal, ni Italia, ni España han quebrado. ¿Y por qué? Pues simplemente porque no es posible. Y no es posible, porque ello supondría la quiebra de toda Europa, incluida la propia Alemania que siempre parece inmune.

Creo que Alemania, y sus políticos, olvidan últimamente qué es Europa desde el punto de vista macroeconómico. Si observamos la Tabla A, veremos que la Unión Europea de los 27 representa el 29,3% del PIB mundial medio de los últimos 5 años (2006-2010), igualando en peso a los Estados Unidos de América (29,5%), y todavía por encima de Asia (23,4%), que incluye a China y Japón. Así, la UE es una potencia económica que, en estos delicados momentos de crisis, se muestra como una región atemorizada por la atávica memoria de algunos nacionalismos, sobre todo en Alemania, que viven con angustia épocas del pasado que no han superado. Mientras, Estados Unidos emplea todos los mecanismos a su alcance para reducir sus problemas, incluido el paro, como lo haría cualquier región que conforma un Estado.

Los alemanes consideran nuestro paro, nuestro, y el PIB de la UE, suyo. Si no quieren asumir lo que significa formar parte de la Unión Europea, ¡que se vayan!; somos más los que nos queremos quedar (26). Además, habiendo incumplido 14 veces el Pacto por la Estabilidad y Crecimiento (PEC), les podríamos haber echado.

Pero lo que los políticos alemanes, la Merkel y sus ciudadanos partidarios, no han calculado es qué sería Alemania si no estuvieran en la UE y no se beneficiaran de sus beneficiosos instrumentos institucionales: Euro, Mercado Interior, Schengen, BCE, etc. Pues nada, un país con un PIB majo, pero sin apenas importancia relativa frente a las potencias con las que desea codearse en el mundo.

En la Tabla B, se recogen los datos de la Tabla A segregando Alemania y China. Así, vemos que el peso relativo de Alemania, en ese supuesto, sería de apenas el 6% del PIB mundial, como China hoy, pero sin su potencial de crecimiento. Sé muy bien que este cálculo no es muy académico, o nada académico, pues no tiene en cuenta que la contribución de Alemania al PIB de la UE es importante desde muchos otros puntos de vista económicos, sociales, etc. Pero aun así, y a efectos didácticos, creo que se entiende bien lo que quiero decir, ¿o no?

Estamos mirando aterrorizados a Grecia, que tan solo representa el 1.6% del PIB de la UE-27 y el 0,48% del PIB mundial, cuando su no-rescate podría poner en peligro el 29,3% que representa la UE, logrado desde el inicio de la construcción de Europa. ¡Estos alemanes y la Merkel están locos!

Últimamente los nacionalistas europeos, y algunos ignorantes más de ese claibre, discuten asuntos rídiculos sobre si se pueden emitir eurobonos, o no, sobre si el BCE lo puede hacer, o no, etc. El Tratado de la Unión contiene todos los mecanismos para que eso sea posible. Así, entre otros, el artículo 105.1 dice:

«El objetivo principal del SEBC [Banco Central Europeo] será mantener la estabilidad de precios. Sin perjuicio de este objetivo, el SEBC apoyará las políticas económicas generales de la Comunidad con el fin de contribuir a la realización de los objetivos comunitarios establecidos en el artículo 2.«

Se refiere a esas «políticas económicas generales de la Comunidad «necesarias, también y sobre todo, para salir de esta situación absurda pero peligrosa.

Además, hay que recordar que el Tratado de la Unión, en su art. 2, dice también:

«La Comunidad tendrá por misión promover, mediante el establecimiento de un mercado común y de una unión económica y monetaria y mediante la realización de las políticas o acciones comunes contempladas en los artículos 3 y 3 A, un desarrollo armonioso y equilibrado de las actividades económicas en el conjunto de la Comunidad, un crecimiento sostenible y no inflacionista que respete el medio ambiente, un alto grado de convergencia de los resultados económicos, un alto nivel de empleo y de protección social, la elevación del nivel y de la calidad de vida, la cohesión económica y social y la solidaridad entre los Estados miembros

Es decir, que «un desarrollo sostenible, un alto nivel de empleo, la cohesión económica y social», desde luego, no se logran sin «la solidaridad entre los estados miembros» a la que se refiere el Tratado, y que hoy brilla por su ausencia.

Con que sus señorías, los europarlamentarios y los parlamentarios de cada nación europea, se leyerán el Tratado con interés (muchos por primera vez), se lo tomasen en serio y actuásen con el espíritu que animó su construcción en 1957 con el Tratado de Roma, tendríamos mucho ganado y a lo mejor una actitud más proactiva y positiv apor parte de todos, que nos alentase a recuperar la confianza perdida (incluso a los «mercados«, esa «bicha«)

Eso sí, mientras tanto: hablan, hacen declaraciones peligrosas, reparten bazofia demagógica, cobran un «pastizal» y no hacen nada más que amendrentar a todos los que en Europa trabajamos por un mundo mejor para nuestros hijos e hijas, que sí son o querrán ser Europeos.

Pero ahora, ¿qué está pasando??

¡La Unión Económica Europea existe! «Voyons«!

¿El IBEX sube hoy más del 14% y s¡guen siendo malos los especuladores, o qué? Finalmente, los Ministros de Finanzas (mientras subsistan éstas) de Europa han tomado al toro por los cuernos y han decidido trabajar, en el sentido apropiado. ¿Por qué no lo hicieron antes? Pues porque la soberanía política, que no nacional, y la poca visión de nuestros políticos europeos, por mediocres, no les dejaba ver el problema hasta que lo han tenido encima.

Es útil, a veces recordar quiénes somos los europeos o quiénes eramos -al menos- en 2009, en comparación con nuestros mayores contendientes económicos: Estados Unidos y China.

Estados Unidos tiene 307 millones de habitantes, un PIB de $14.256 millones, 50 Estados, una extensión de 9.2 millones de km2 y un PIB per capita de $46.000.

– China tiene 1.313 millones de habitantes, un PIB de $4.421 millones, 23 Provincias, una extensión de 9.596 km2 (semejante a EE.UU.) y un PIB per capita de $3.200.

– Y, nosotros pobres, los de la EU-27 tenemos 501 millones de habitantes, un PIB de $16.447 millones, 27 Estados, una extensión de 4.3 millones de km2 y un PIB per capita de $33.000.

¡Qué grandes e importantes somos en el mundo, y qué inconscientes!

Pero, nos pasamos el día mirandonos el ombligo. ¡Que si los catalanes o los vascos, por aquí! ¡Que si no sé qué y no se cuántos de nada, por allá! Los españoles no tenemos la grandeza de ver a qué pertenecemos, encerrados obsesivamente en un provincianismo inculto, que no nos puede llevar a ningún sitio bueno. ¿Pero, no eramos «una unidad de destino en lo universal«, o qué?

Ni que decir de nuestros «little» Zapateros y Rajoys, que estan a la que salta electoralmente, quiza con buena intención, pero mirando desde el campanario de las iglesias donde les bautizaron en Valladolid y Santiago de Compostela, respectivamente, a ver dónde acaba España o la provincia, y empieza Europa. ¡Pero es que Europa somos todos, incluidos los españoles, oiga!

¡Que sí, hombre, que sí!

No es mucho mejor lo que hacen los demás europeos, Merkel, Sarkozy, Berlusconi, Socrates, Leterme, etc. Todos a lo suyo, a mantener le «petit blède«, como dicen los franceses, y «cultivar el huerto» aunque reviente.

Cuando de golpe se han dado cuenta que, ¡ZAS! (onomatopeya del ruido de un golpe o de un tortazo), sus PIB‘s nominales caían a lo bestia por la depreciación del Euro. ¡Coño, si el Euro es nuestra moneda! ¿»Y quesque nu fesons mentenan«? ¡Pues «arrime le coude, com tulemond«! ¡¡Qué gente!! Y en un «pispas«, un fondo de €750.000, de na, «que se ne pa bocu».

¡Hala, y para que luego no digan que no tenemos sentido de Estado!

Pero, Señoras y Señores, «soyons sérieux, voyons«! No es para gastar, es para una emergencia. Y habrá que seguir haciendo los deberes: reducir gasto público (del PP también, claro que si), aumentar la competitividad, y no ayudar con subvenciones a los «jetas» de la construcción española, que nos han llevado al desastre con la ayuda prevaricadora de la Administración Pública en las Comunidades y Ayuntamientos, a través de esas Cajas de Ahorros, que nos quieren hundir a todos. ¿O no?

¡Pues eso!

«Soyez heureux, quand même

España no es un país de triple A sino de 5 Jotas

¿Qué sabrá Standard & Poor´s de España? La agencia S&P ha rebajado la calificación de la deuda soberana española de «AA+» a «AA». ¿Qué le vamos a hacer?

La noticia no es dramática, por varias razones:

En primer lugar, se trata de una opinión emitida por una entidad privada, perteneciente al grupo Mc Graw-Hill, que se ampara en la libertad de expresión recogida como derecho fundamental en la Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., sin asumir responsabilidad alguna sobre el contenido.

En segundo lugar, es la opinión de una de las tres empresas monopolistas del sector de agencias de rating del mundo. Las otras, Moody’s y Fitch, mantienen por ahora el rating máximo («Aaa» y «AAA», respectivamente), para España , el mismo que para Alemania, Francia y Reino Unido, por ejemplo.

En tercer lugar, tiene la misma credibilidad ahora que cuando emitía ratings máximos, «AAA«, sobre emisiones de activos tóxicos (CDOs), o cuando el colapso financiero argentino de 2001, o cuando los escándalos de Enron, Worldcom y Parmalat.

Pero no nos engañemos: ¡hacen trampa! En ciclo bajista, las agencias dan el rating a toro pasado, cuando los mercados confirman la situación. Lo malo es que estas agencias, puras e inocentes, pueden hacer tambalearse Estados con economías débiles al incrementar la desconfianza mediante el círculo vicioso de: «degrado la deuda, luego la encarezco, provoco indirectamente unas perspectivas aun peores y el rating vuelve a caer«. En ciclo alcista, se anticipan a lo obvio, jaleando la expansión sin calibrar los riesgos. Es la única manera de hacer negocio: Moody’s facturo 1.800 millones de dólares en 2009 (-21% que en 2007) y su beneficio neto cayo un 42% desde los 707 millones de dólares en 2007, pero repartió un dividendo de 95 millones de dólares.

Y a las pruebas me remito, Lehman Brothers ha desaparecido en 2008, las pérdidas en CDOs han sido absorbidas por bail-outs astronómicos, y en España, la recalificación de su deuda no ha tenido ningún efecto, más que para los buitres de la oposición, incultos del montón, family offices y otros especuladores, que «de todo hay en la viña del Señor». En efecto, el diferencial del bono alemán a 10 años con el español no ha variado apenas tras el anuncio del «AA«; subió de 60 pbs a 70 pbs y remitió de nuevo hasta 62 pbs, y la volatilidad de los mercados volvía a niveles del 18%. ¿Por qué? Pues porque el mercado ya había descontado la situación macro económica española, pues arriesga su dinero y no solamente su prestigio.

Así que tengamos la fiesta en paz, y no nos dejemos arrastrar por la sensación de que todo va mal y el rating de S&P era «la gota que faltaba para colmar el vaso», pues ya se había desbordado.

¡Nadie es perfecto!

Cada vez que se presenta alguna crisis particular o global, se pone en tela de juicio el papel de estas agencias y, casi siempre, se apuntan las mismas soluciones que, por complejas, no se abordan ni abordarán nunca.

Las soluciones reiteradamente apuntadas hasta ahora son las siguientes:

1. Abrir el mercado a otras agencias no parece una mala idea. Sin embargo, las marcas de las 3 grandes son una barrera de entrada casi insalvable para las más pequeñas. IOSCO, la asociación internacional, agrupa 182 agencias de rating. ¡Y solo son famosas estas tres!

2. Pasar de un sistema en el que el rating lo paga el emisor a un sistema dual en el que la agencia es pagada también por los inversores, parece prometedor. Pero es indispensable que los inversores contraten a otra que haga de contraste, y no queda claro como se agrupan los inversores para decidir cuál es la otra agencia, ni como se paga.

3. Exigir alguna responsabilidad a los gestores de las agencias por su actividad, no parece un trámite legislativo sencillo. Acogerse a la primera enmienda es un ardid tan legítimo cómo estremecedor, pues equipara la actividad del analista de S&P a la del honesto periodista que informa en base a la información veraz que haya podido contrastar por varias fuentes. Cuando la información se mete en un modelo matemático -como hace Moody’s– y se le da a la turmix del modelo, acogerse a la libertad de información es, cuanto menos, extravagante. El modelo no contrasta nada, sino que ejecuta algoritmos de cálculo sobre datos estimados, según el momento siguiendo la dirección del viento más rentable para la agencia.

En los próximos días, Merkel ganará en Renania, después se hará con toda seguridad el bail-out de Grecia por parte de la UE, se reunirá el G20 en Corea en noviembre y, entretanto, ZP seguirá apagando fuegos, quitando hierro a la crisis, y echándole gasolina por otro lado, y Rajoy se frotará las manos -si todo va a peor- pensando en las elecciones. Además, y a toro aun más pasado, Moody’s y Fitch rebajarán su rating del reino de España y, espero que también, del Reino Unido antes de las elecciones de junio.

Pero yo sigo pensando que, digan lo que digan, España es un país de 5 Jotas y ¡Olé!