Hoy es otro día importante en la historia de España. Se proclama a un Rey, Felipe VI, con renovada esperanza e ilusión y la normalidad que una monarquía parlamentaria exige con una Constitución como la que nos hemos dado.
El Rey ha hecho un discurso completo y justo, omnicomprensivo hasta el punto de que no ha tenido que repetir lo de que es el Rey «de todos los españoles», ya que él sí lo es después de que su padre lo haya conseguido dando lo mejor de su vida al cumplimiento de sus obligaciones constitucionales y dinásticas.
El aplauso al Rey al finalizar su discurso ante las Cámaras, como no podía ser de otra manera, ha sido unánime en el Congreso. Y lo ha sido no solamente porque ha sido un gran discurso sino porque la mayoría de los asistentes a la proclamación son personas educadas y casi todos son conscientes de a quienes representan y cómo lo hacen y deben hacer.
Sin embargo, el Molt Honorable Senyor President Artur Mas no ha aplaudido. Y lo ha hecho a sabiendas e incluso ha dado una explicación absurda y de colegial. Lo preocupante no es que sea mal educado y provinciano. Lo preocupante es que él, siendo President de la Generalitat de Catalunya, no se considere el President de todos los catalanes sino de una parte solo, de los que son tan mal educados como él, es decir: ¡muy pocos!
El seny (la sensatez) es una actitud o una forma de ser específicamente catalana que el Senyor Mas parece haber perdido hace tiempo y que ha abandonado en provecho de la rauxa (el arrebato) que hoy le ha vuelto a dejar en evidencia.
El Lehendakari del Gobierno Vasco Don Iñigo Urkullu, quiero creer que él si por educación tampoco ha aplaudido pero para no dejar solo en el ridículo a su homónimo catalán. Aunque también puede ser que al no tener nadie a su derecha no se dio cuenta que tocaba aplaudir al no hacerlo el de su izquierda.