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"Padres comerciantes, hijos caballeros, nietos pordioseros"

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‘¡Qué cosas, hermano, que tiene la vida!’

¡Feliz Año a todos!

La verdad es que el año terminó con un ‘pluf’ para todos, votantes y no-votantes del PP. Nadie esperaba que se le tocarán los … impuestos de forma tan súbita y sin ninguna explicacion, más que la de un sobrevenido exceso de deficit público del 8% sobre el PIB, en más o en menos en función el ministro que hable sobre el tema, incluido el de Interior (?). Las hemerotecas ya han recogido todo a favor y en contra de las medidas, por lo que no me voy a entretener con ello. Estoy de acuerdo con todos, digan lo que digan. Y no por falta de opinión, sino porque en el mundo de las finanzas públicas, y de la economía en general, influyen multitud de variables, que son mutantes y, además, se interrelacionan. Y los analistas, como yo en este «post», tomamos solo algunas para inferir o deducir teorías, por lo que casi cualquiera es válida «caeteris paribus».

De todo el debate, me llama poderosamente la atención el que nos hayamos (más bien nos hayan) fijado unos objetivos en la Unión Europea que nadie pone en duda. Y yo creo que debemos poner en duda casi todo, cuando casi nada es totalmente cierto excepto las auténticas verdades para cada uno.

Efectivamente, el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) establece en su art. 126 que los Estados evitarán deficits públicos excesivos. Así mismo, dispone los mecanismos de supervisión y sanción, y que la Comisión velará sobre la evolución de la situación presupuestaria y del nivel de endeudamiento público de los Estados miembros. Para ello, el Art. 1 del Protocolo 12 establece que los valores de referencia a esos efectos serán: 3 % en lo referente a la proporción entre el déficit público previsto o real y el producto interior bruto a precios de mercado, y 60 % en lo referente a la proporción entre la deuda pública y el producto interior bruto a precios de mercado. Las grandes economías de la UE no cumplen alguno o ninguno de los índices, y aqui no pasa nada, pero eso es otra historia. Ahora se han inventado el Pacto del Euro.

¿Pero, de dónde sale este 3% que tanto nos hace sufrir y padecer?

Pues la verdad es que no hay ciencia que lo explique, ni tampoco he logrado encontrar nada serio al respecto, ni yo soy capaz de deducir o inducir ninguna teoría económica minimamente sostenible. Sesudos estudios demostrarían que, con la reunificación alemana,  un déficit permanente del 3% sobre el PIB es sostenible con una deuda pública no superior al 60%, siempre y cuando este PIB crezca a tasas del 5% (Pasinetti, Bibow, etc).

¡Pero es que ya ni siquiera crecemos! ¿No se habrán quedado obsoletas esas referencias? ¿No merecería la pena debartir cuál es el nuevo marco razonable de estabilidad y cambiar el pacto? ¿Son sacro santas estas cifras, como sacro santo fue el imperio que ahora solo es Alemania, que intenta seguir imponiendo su política monetaria, despues de hacerlo con la EMU? …

Pero volviendo al origen de ese 3%, lo único que he logrado encontrar, con visos de ser creible, es lo siguiente. Un tal Guy Abeille, miembro de la oficina de presupuestos en Francia en la epóca de Giscard, y luego de Mitterand con Fabius de primer ministro, se saco de la manga ese número mágico del 3%, como un karma, al justificar el enorme deficit francés como «un pellizquito de nada» [del PIB]. Merece la pena leer el articulo de Tribune.

Así es que una ocurrencia ingeniosa, presentada de forma adecuada, se convirtió -parece ser- en número mágico que marca el ritmo de nuestras vidas. Como dice el tango de Amadori: «¡Quien hubiera dicho que por ese mono diera tantos tumbos como los que di!«

Las condiciones económicas y financieras en las que vivimos son extraordinarias y complejas, y requieren de políticos extraordinarios. Como aun no han aparecido, «ni se les espera», deberíamos buscar a tipos como Guy Abeille, ocurrentes, que nos saquen de esta.

 

Pero ahora, ¿qué está pasando??

¡La Unión Económica Europea existe! «Voyons«!

¿El IBEX sube hoy más del 14% y s¡guen siendo malos los especuladores, o qué? Finalmente, los Ministros de Finanzas (mientras subsistan éstas) de Europa han tomado al toro por los cuernos y han decidido trabajar, en el sentido apropiado. ¿Por qué no lo hicieron antes? Pues porque la soberanía política, que no nacional, y la poca visión de nuestros políticos europeos, por mediocres, no les dejaba ver el problema hasta que lo han tenido encima.

Es útil, a veces recordar quiénes somos los europeos o quiénes eramos -al menos- en 2009, en comparación con nuestros mayores contendientes económicos: Estados Unidos y China.

Estados Unidos tiene 307 millones de habitantes, un PIB de $14.256 millones, 50 Estados, una extensión de 9.2 millones de km2 y un PIB per capita de $46.000.

– China tiene 1.313 millones de habitantes, un PIB de $4.421 millones, 23 Provincias, una extensión de 9.596 km2 (semejante a EE.UU.) y un PIB per capita de $3.200.

– Y, nosotros pobres, los de la EU-27 tenemos 501 millones de habitantes, un PIB de $16.447 millones, 27 Estados, una extensión de 4.3 millones de km2 y un PIB per capita de $33.000.

¡Qué grandes e importantes somos en el mundo, y qué inconscientes!

Pero, nos pasamos el día mirandonos el ombligo. ¡Que si los catalanes o los vascos, por aquí! ¡Que si no sé qué y no se cuántos de nada, por allá! Los españoles no tenemos la grandeza de ver a qué pertenecemos, encerrados obsesivamente en un provincianismo inculto, que no nos puede llevar a ningún sitio bueno. ¿Pero, no eramos «una unidad de destino en lo universal«, o qué?

Ni que decir de nuestros «little» Zapateros y Rajoys, que estan a la que salta electoralmente, quiza con buena intención, pero mirando desde el campanario de las iglesias donde les bautizaron en Valladolid y Santiago de Compostela, respectivamente, a ver dónde acaba España o la provincia, y empieza Europa. ¡Pero es que Europa somos todos, incluidos los españoles, oiga!

¡Que sí, hombre, que sí!

No es mucho mejor lo que hacen los demás europeos, Merkel, Sarkozy, Berlusconi, Socrates, Leterme, etc. Todos a lo suyo, a mantener le «petit blède«, como dicen los franceses, y «cultivar el huerto» aunque reviente.

Cuando de golpe se han dado cuenta que, ¡ZAS! (onomatopeya del ruido de un golpe o de un tortazo), sus PIB‘s nominales caían a lo bestia por la depreciación del Euro. ¡Coño, si el Euro es nuestra moneda! ¿»Y quesque nu fesons mentenan«? ¡Pues «arrime le coude, com tulemond«! ¡¡Qué gente!! Y en un «pispas«, un fondo de €750.000, de na, «que se ne pa bocu».

¡Hala, y para que luego no digan que no tenemos sentido de Estado!

Pero, Señoras y Señores, «soyons sérieux, voyons«! No es para gastar, es para una emergencia. Y habrá que seguir haciendo los deberes: reducir gasto público (del PP también, claro que si), aumentar la competitividad, y no ayudar con subvenciones a los «jetas» de la construcción española, que nos han llevado al desastre con la ayuda prevaricadora de la Administración Pública en las Comunidades y Ayuntamientos, a través de esas Cajas de Ahorros, que nos quieren hundir a todos. ¿O no?

¡Pues eso!

«Soyez heureux, quand même

¡Es el euro el que cae, no España!

No digo que la situación económica española no sea mala, pero la griega es mucho peor, sobre todo si sale a su paso un ministro de economía alemán diciendo que, en 18 meses, los 110.000 millones de euros prestados no serán suficientes.

¿Y cómo es posible que diga esto dos días después de que el FMI y la Unión Europea aprueben la financiación? ¡No lo habían visto antes!

Esta maravillosa y extrovertida manera de decir la verdad (si es que lo es) nos fastidia a todos ahora, pues lo que esta en juego ahora, no es Grecia o España, sino el euro. El mercado, y su «mano negra», ven con estupor lo mal que gestionamos los europeos la moneda cuando la prestamos a un país, del que -después de prestarle una suma importante- luego decimos que es insolvente.

En este instante, el euro cotiza a 1,30306 dólares (frente al máximo de 1,513 en noviembre de 2009), lo que significa una caída del 14%. Este es el problema real, los inversores venden posiciones en euros y se refugian en el dólar. Y ello no es solo porque Grecia tenga dificultades, sino porque la locomotora alemana no remonta tampoco y sus políticos, como los nuestros, de izquierdas o de derechas hablan mucho y hacen poco, o no lo que debieran. ¡Menos elecciones y más visión!

Así que, esta vez, la culpa de lo que ocurre no es de Zapatero solo, que también de él y de Rajoy juntos, sino de todos los dirigentes de la UE.