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"Padres comerciantes, hijos caballeros, nietos pordioseros"

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¡Europa no es el problema, es la solución!

A medida que pasan los años, los meses, las semanas, los días y las horas de esta larga crisis, afortunadamente, la profecía no se cumple. Ni América, ni Grecia, ni Irlanda, ni Portugal, ni Italia, ni España han quebrado. ¿Y por qué? Pues simplemente porque no es posible. Y no es posible, porque ello supondría la quiebra de toda Europa, incluida la propia Alemania que siempre parece inmune.

Creo que Alemania, y sus políticos, olvidan últimamente qué es Europa desde el punto de vista macroeconómico. Si observamos la Tabla A, veremos que la Unión Europea de los 27 representa el 29,3% del PIB mundial medio de los últimos 5 años (2006-2010), igualando en peso a los Estados Unidos de América (29,5%), y todavía por encima de Asia (23,4%), que incluye a China y Japón. Así, la UE es una potencia económica que, en estos delicados momentos de crisis, se muestra como una región atemorizada por la atávica memoria de algunos nacionalismos, sobre todo en Alemania, que viven con angustia épocas del pasado que no han superado. Mientras, Estados Unidos emplea todos los mecanismos a su alcance para reducir sus problemas, incluido el paro, como lo haría cualquier región que conforma un Estado.

Los alemanes consideran nuestro paro, nuestro, y el PIB de la UE, suyo. Si no quieren asumir lo que significa formar parte de la Unión Europea, ¡que se vayan!; somos más los que nos queremos quedar (26). Además, habiendo incumplido 14 veces el Pacto por la Estabilidad y Crecimiento (PEC), les podríamos haber echado.

Pero lo que los políticos alemanes, la Merkel y sus ciudadanos partidarios, no han calculado es qué sería Alemania si no estuvieran en la UE y no se beneficiaran de sus beneficiosos instrumentos institucionales: Euro, Mercado Interior, Schengen, BCE, etc. Pues nada, un país con un PIB majo, pero sin apenas importancia relativa frente a las potencias con las que desea codearse en el mundo.

En la Tabla B, se recogen los datos de la Tabla A segregando Alemania y China. Así, vemos que el peso relativo de Alemania, en ese supuesto, sería de apenas el 6% del PIB mundial, como China hoy, pero sin su potencial de crecimiento. Sé muy bien que este cálculo no es muy académico, o nada académico, pues no tiene en cuenta que la contribución de Alemania al PIB de la UE es importante desde muchos otros puntos de vista económicos, sociales, etc. Pero aun así, y a efectos didácticos, creo que se entiende bien lo que quiero decir, ¿o no?

Estamos mirando aterrorizados a Grecia, que tan solo representa el 1.6% del PIB de la UE-27 y el 0,48% del PIB mundial, cuando su no-rescate podría poner en peligro el 29,3% que representa la UE, logrado desde el inicio de la construcción de Europa. ¡Estos alemanes y la Merkel están locos!

Últimamente los nacionalistas europeos, y algunos ignorantes más de ese claibre, discuten asuntos rídiculos sobre si se pueden emitir eurobonos, o no, sobre si el BCE lo puede hacer, o no, etc. El Tratado de la Unión contiene todos los mecanismos para que eso sea posible. Así, entre otros, el artículo 105.1 dice:

«El objetivo principal del SEBC [Banco Central Europeo] será mantener la estabilidad de precios. Sin perjuicio de este objetivo, el SEBC apoyará las políticas económicas generales de la Comunidad con el fin de contribuir a la realización de los objetivos comunitarios establecidos en el artículo 2.«

Se refiere a esas «políticas económicas generales de la Comunidad «necesarias, también y sobre todo, para salir de esta situación absurda pero peligrosa.

Además, hay que recordar que el Tratado de la Unión, en su art. 2, dice también:

«La Comunidad tendrá por misión promover, mediante el establecimiento de un mercado común y de una unión económica y monetaria y mediante la realización de las políticas o acciones comunes contempladas en los artículos 3 y 3 A, un desarrollo armonioso y equilibrado de las actividades económicas en el conjunto de la Comunidad, un crecimiento sostenible y no inflacionista que respete el medio ambiente, un alto grado de convergencia de los resultados económicos, un alto nivel de empleo y de protección social, la elevación del nivel y de la calidad de vida, la cohesión económica y social y la solidaridad entre los Estados miembros

Es decir, que «un desarrollo sostenible, un alto nivel de empleo, la cohesión económica y social», desde luego, no se logran sin «la solidaridad entre los estados miembros» a la que se refiere el Tratado, y que hoy brilla por su ausencia.

Con que sus señorías, los europarlamentarios y los parlamentarios de cada nación europea, se leyerán el Tratado con interés (muchos por primera vez), se lo tomasen en serio y actuásen con el espíritu que animó su construcción en 1957 con el Tratado de Roma, tendríamos mucho ganado y a lo mejor una actitud más proactiva y positiv apor parte de todos, que nos alentase a recuperar la confianza perdida (incluso a los «mercados«, esa «bicha«)

Eso sí, mientras tanto: hablan, hacen declaraciones peligrosas, reparten bazofia demagógica, cobran un «pastizal» y no hacen nada más que amendrentar a todos los que en Europa trabajamos por un mundo mejor para nuestros hijos e hijas, que sí son o querrán ser Europeos.