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Nada sucede sin que lo sepa el gendarme

En Widikum, a grandes rasgos, se juega en tres ligas diferentes. En primer lugar, tenemos al «farmer» que, aunque literalmente signifique  granjero, su labor fundamental consiste en trepar palmeras para hacer aceite con su fruto. Por otro lado, también está aquel hombre con un pequeño negocio, ya sea una tienda con artículos de todo tipo o un pequeño bar. Y por último se encuentra el privilegiado puesto de policía y, en una categoría superior, el gendarme.

La labor principal de esta profesión consiste en la conservación de la seguridad, en concreto, su propia seguridad económica. Lo llamaría corrupción, pero para ello haría falta que al menos uno fuera honesto y, hasta la fecha, creo poder asegurar que no es el caso.

Encontrarse con estos policías es tarea fácil, basta con subir a cualquier transporte y avanzar unos kilómetros de carretera. El resto es pan comido. Sin exagerar, en ocasiones 3 km son suficientes para encontrarse con hasta cuatro controles policiales. Una vez llegas a uno de ellos el procedimiento es bastante similar: Cumpliendo con su obligación, el agente de la ley se acerca a la ventana y con seriedad pide los papeles. ¿Qué papeles? Todos los que pueda: los del vehículo, la identificación del conductor y de todos los pasajeros, pasaporte, cartilla de vacunación… Si todo está en regla y se agota su imaginación puede que tras eso abra el paso; también puede que mande bajar a todos los pasajeros y revise detenidamente uno a uno. Evitar esto es sencillo, tanto si no tienes la documentación como si lo que no te sobra es el tiempo, basta con desembolsar una pequeña cantidad, acorde con el rango del oficial. De esta forma, la barrera se abre sin problemas, ya tengas una ametralladora en el asiento del copiloto o una pegatina que diga «Viva el Estado Islámico».

Policía pidiendo la documentación

Policía pidiendo la documentación

Esta no es, sin embargo, su única fuente de ingresos. No hay nada que suceda sin que lo sepa el gendarme, es decir, sin que saque beneficio. Hemos llegado a ver descargar pateras llenas de gasolina de contrabando de Nigeria bajo la supervisión de un oficial. Al vernos, ni corto ni perezoso, nos pidió enseñar nuestra documentación y nos sometió a un cuestionario que bien podríamos haber sido nosotros los criminales.

Para hacerse una idea del dinero que mueven basta con la respuesta que le dieron a Pablo ayer cuando preguntó si podrían excavar por debajo del control para poner una tubería: «Do you know how much we produce in one day?» (¿Sabes cuánto producimos en un día?) Y más les vale, porque como el gendarme no esté conforme con los beneficios de sus subalternos, estos quedan relegados al trabajo de oficina, lejos de las carreteras, donde sus ingresos quedan reducidos a su sueldo.

Este es el cuerpo de policía en Camerún y cada uno lo lleva a su manera. La mayoría escogen pagar directamente, algunos discuten un poco, otros disimulan, la Madre dejó un cacahuete cuando extendieron la mano para pedir… A Pablo, por su parte, le va a tocar hacer parte de la obra por la noche, con el recuerdo reciente de las palabras del gendarme: «Este proyecto está muy bien. Así me gusta, desarrollando Africa«