Entre mis veinticuatro y veinticinco años, cuando me independicé, llené mi vida de animales. Compartí todos mis días, sin contar acogidas y visitas temporales, con un perro y dos gatos.
Ahora tengo 43 años y no queda ninguno de aquellos primeros compañeros.
El primero en dejarme fue Flash, hace dos años. Mi hermoso gato dorado, enorme por dentro y por fuera, murió de manera repentina tras fallar su gran corazón.
Nada más arrancar este año la edad pudo con Troya, mi perra.
Durante la noche ha muerto la pequeña Maya. Sus ojos verdes tímidos y su ronroneo suave ya no asomarán más por casa.
Ya están de nuevo los tres juntos de nuevo, los cuatro con Mina, en mis recuerdos.
La presencia más discreta de la casa, la que se escondía cuando había visitas, la que nos buscaba a cabezazos en el sofá, se ha ido en paz, sin dolores, estando adormilada a mi lado sobre el calor de una manta eléctrica.
Era una gata anciana, aunque no nos lo pareciera. En marzo cumplió diecisiete años. Los gatos no parecen envejecer de manera tan obvia como lo hacemos nosotros o los perros. Llevaba cuatro años peleando con una insuficiencia renal que ayer se agudizó y la tuvo toda la tarde ingresada en la clínica veterinaria.
Tuvo suerte al final, puedo morir tranquila, en su casa y en nuestra compañía. Se marchó tan discretamente como vivió.
Escribo con ella aun a mi lado, esperando a que mi veterinario abra para despedirnos del todo por última vez.
Y con su muerte, con esta última muerte, me despido de todos mis compañeros de juventud. En cierto modo, de mi juventud también.
Se han ido además haciéndome ver la suerte que tenemos de vivir unas vidas tan largas comparadas con las suyas, de la obligación que tenemos de vivirla bien, aportando y no restando, disfrutando cada momento.
Duele decirles adiós, claro que sí. Pero es el peaje a pagar para los que queremos vivir junto a animales, para los que deseamos darles un buen hogar y compartir nuestro camino con ellos.
Un aprendizaje que, en breve, tendré que transmitir a mi hija, que despertará queriendo saludar a Maya y se encontrará teniendo que despedirse para siempre de ella.
Así que, con vuestro permiso, me retiro a centrarme en ambas.
Lo siento mucho. Mi amado gato, rescatado de la calle y que ha estado conmigo en los peores momentos de mi vida tiene 16 años y ni puedo pensar en cuando me falte. Ojalá se vaya así, sin dolor ni sufrimiento. Mucho ánimo y por siempre en tu corazón llevarás la alegría del haber compartido tu vida con ellos.Otro amor enorme en el que apenas se repara.
08 mayo 2019 | 8:20
Es muy infrecuente encontrarse algo así.
El dolor al perder a un animal al que queremos es muy normal muy comprensible todos lo hemos sentido todos los que nos gustan los animales.
En este caso se expresa con dignidad y con mucha exactitud.
Son palabras que honran a quien las escribe primero porque reflejan sus buenos sentimientos hacia los animales y segundo porque no corrompe el lenguaje con expresiones absurdas que más bien mueven a risa que otra cosa.
Normalmente estos escritos estarían llenos de cosas como descanse en paz o se ha ido al cielo de los gatitos o su inconsolable familia o cosas por el estilo..
Así que saludando la dignidad con que escribe la autora le deseo lo mejor
08 mayo 2019 | 8:28
Buen artículo
08 mayo 2019 | 8:50
Tengo una gata que es lo que más quiero en este mundo. Y leyendo tu artículo has provocado una gran tristeza y alegría al pensar en ella y en lo que, espero que en muchos años, perderé. Mi más sincero pésame.
08 mayo 2019 | 10:10
Me gusta seguirte Melisa, yo tengo a mi Wyli hace casi 15 años y no me imagino si un dia me falta,
colaboro en un programa CES de mi barrio y alimento a varios gatos, en fin….lastima de tanta gente que no saben lo que es esto, sobre todo seguir luchando contra toda esa gentuza que los maltrata… ánimo Melisa
08 mayo 2019 | 10:41
Cuando se nos va un animal de la casa, decimos adiós auna etapa feliz de nuestra vida. Me alegro de que Maya haya dado tanto cariño como recibió.
08 mayo 2019 | 11:21
¿Y que haces despues con esos animales muertos?¿los entierras en un jardin, en un cementerio de animales (¿existe alguno?), los incineras…?
08 mayo 2019 | 11:57
Animo, mucho animo!! Duele en el alma cuando se van… Un abrazo!
08 mayo 2019 | 13:48
Yo tengo animales por fin desde hace unos años, y uno de mis miedos es ese, el dia que alguno falte.
08 mayo 2019 | 14:23
Lo siento! Sé por experiencia el cariño tan grande que aportan los animalitos y la tristeza que dejan cuando se van… Pero por otra parte, es muy bonito y estoy segura de que ha sido lo mejor para ella el haber pasado sus últimas horas en calma contigo, sintiendo tu cariño. Ánimo y abrazos!
08 mayo 2019 | 16:04
Un abrazo muy fuerte a la familia,es duro pero siempre va a vivir en vuestros corazones
08 mayo 2019 | 16:13
Que sentimiento tan triste, profunde y hermoso. Te acompaño de corazón en el sentimiento.
08 mayo 2019 | 18:39
Hola Melissa.. Yo perdí a mi gata de juventud hace un par de años también y todavía la llevo en el recuerdo y no me olvido cada día que pasa de ella. No obstante, es el amor más puro que hay y demasiado corto para mi gusto. Te puedo garantizar que yo lo pasé fatal.
Aunque a día de hoy, mis días lo llenan nuevas compis de viaje en la vida, como mi preciosa «pelusa» a la cuál la adoptamos el año pasado de cachorrita, una siamesa traviesa como ella sola y mi maravillosa «Tattoo» una preciosa dobermann con un corazon y un carácter de oro. Ellas jamás podrán reemplazar mi bichito precioso que se fue en octubre de 2017,pero son nuevas compañeras de viaje, que sé perfectamente que se irán antes que yo, pero podré darles la vida que se merecen durante el tiempo que estén aquí.
Un saludo, y ánimo.
08 mayo 2019 | 18:48
Siento mucho la pérdida de tus compañeros animales y en este caso…de quién hablas, mucha fuerza y como dices ha vivido como dices, bien.
Aunque sea duro…lo único que espero es que no dejes de adoptar, hay muchos animales que necesitan esa ayuda. De momento no querrás hacerlo, me lo imagino, pero no te cierres.
Saludos y ánimo.
08 mayo 2019 | 19:21
Adios Maya descansa en paz pequeña. Yo espero ver a mi Manolo algún dia nuevamente, lo extraño consiente e inconsientemente todos los dias.
08 mayo 2019 | 20:54
En apenas once meses perdi a quienes más me han querido en la vida: mi gato con 13 años se fue primero; mi perrita con 12 después. Y me quedé sin familia, porque ellos lo eran. Catorce meses después del primero, todavía no se conseguido parar de llorar cuando cualquier cosa me los recuerda. Al primero lo ví enfermo… como al último tuyo; a la segunda todo pasó de un mundo a otro en horas. Todavía no sé cómo voy a vivir con ésto, sin ellos. A alguno le parecerá exagerado lo que cuento; solamente hasta que te pasa y te quedas tan sola, lo entiendes. Se me ha ido la alegría por vivir.
08 mayo 2019 | 23:57
Mucho ánimo, la pérdida de un animal de compañía puede llegar a ser tan dura como la de un ser querido.
09 mayo 2019 | 0:25
Normal, tenía que pasar.
El lenguaje equilibrado y sensato de la autora del artículo contrasta con alguno de los últimos comentarios.
Hay uno que espera a ver de nuevo a su Manolo.
Supongo que Manolo será un perro o un gato…¿ y en que se funda tu espera simplemente en que te gustaría? escaso y pobre fundamento!
Hay otro que dice que es como cuando se te muere un ser querido.
Supongo que se refiere a un familiar a un hijo…
Bueno pues no es así!
Al que le duela la muerte de un gato o de un perro lo mismo que la muerte de un hijo que se vaya al psiquiatra.
Es lo mejor que puede uno hacer en ese caso.
Esto refleja lo de siempre…. hay gente que en una aberración absolutamente sorprendente vierte su amor no en las personas sino en los animales.
Aunque suene raro y aunque os metéis conmigo eso es un error inmenso.
Y se paga carísimo porque solo tenemos un tiempo en el mundo para amar. Y no es a los animales a los que hay que amar, si no a las personas.
A los animales hay que quererlos respetarlos y comportarse con ellos como gente de bien.
Pero el amor es solo para las personas.
No desperdiciemos nuestras vidas!
09 mayo 2019 | 7:59
Requiem aeternam dona ei (eis) Domine.
Et lux perpetua luceat ei (eis).
Requiescat (requiescant) in pace.
AMEN
09 mayo 2019 | 9:04
Buaaaaaa
09 mayo 2019 | 15:49
Esto se dice muchísimo pero qué muchísimo…
De animales y de personas y supongo que también, por qué no, de plantas
El Che Guevara vive vive en nuestros corazones!
Si es una frase en plan poético y metafórico no está mal.
lo malo es que hay quien se lo toma al pie de la letra.
Pensemos en el famoso Che Guevara.
Si subsiste su espíritu de alguna forma es un hecho. Es decir que si después de la muerte no hay nada el Che Guevara no subsiste de ningún modo. Y si hay otra vida pues entonces subsistirá de alguna forma.
Es una pregunta que todos nos hemos hecho más de una vez seguro el enorme interrogante de la muerte.
En cuanto a los animales también podemos preguntarnoslo.
La gran diferencia es que tendremos que recurrir en caso de los animales a nuestra propia creación personal. No habrá nada objetivo ni nada compartido por millones de personas que nos ayude en la decisión.
Y en consecuencia lo que acabaremos es inventandonos una historia que nos gusta.
Incluso en esto de la muerte querer equiparar los animales y las personas es señal de oligofrenia.
Al del latinajo le contestaré en su lengua para que sea feliz… Abi in malam crucem!
10 mayo 2019 | 8:15
Anmo , perdi a bender de un tumor hace 4 años y lo pase muy mal, me acuerdo mucho de el, aunque adopte a tres hermanos que son parte de mi familia y me llenan de alegria.
13 mayo 2019 | 0:04