El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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El consumo de alcohol es injustificable desde el punto de vista médico

No te apures, el título de hoy no es más que una opinión, y aunque quede aquí publicada para los restos, será pronto olvidada y barrida de la actualidad en favor de un mensaje mucho más complaciente sobre el consumo de bebidas alcohólicas.

En realidad, el título de hoy tan solo recoge en unas pocas palabras lo que unos cuantos profesionales de la salud venimos defendiendo desde hace mucho tiempo al respecto del impacto que sobre la salud tiene el consumo de bebidas alcohólicas. Pero no te preocupes, insisto, la mayoría de profesionales de la salud opinan lo contrario y jamás osarían pronunciarse en este sentido. Su discurso, ya lo conoces, se parece más al de los periódicos, las bodegas y las revistas: una copita de vino es buena para el corazón… o de cerveza, que también con moderación, vale para casi todo por no decir para todo tal y como vimos en esta entrada de hace unos pocos meses.

Sin embargo, cada vez hay más profesionales que dan la cara para hacer ver una realidad que permanece amordazada en aras del consumismo de este tipo de bebidas. ¿Qué quién pone la mordaza? Si lo dijera aquí me metería en un lío, así que piensa por tu cuenta a quién le puede interesar que se beba más alcohol (vino o cerveza o lo que sea) y utilice para promocionarlo un recurso infalible: tu salud. Bebe (con moderación) que es bueno, sería el megaresumen del asunto. Pero como te decía cada vez se oyen más voces disonantes al respecto de este mensaje que consideran que el hacer cualquier promoción del consumo de bebidas alcohólicas tiene una resultante neta con muchos más perjuicios que beneficios… y de largo.

Alcohol riesgo_beneficioo

El caso es que esos profesionales que nos dedicamos a poner el consumo de bebidas alcohólicas en su sitio apenas conseguimos hacernos oír. No es porque no tengamos razón (claro, que te voy a decir yo) es que tenemos pocos recursos para hacer visible nuestro mensaje (y conste que en este sentido me considero un afortunado). La industria que se dedica a la producción y comercialización de bebidas alcohólicas tiene muchos más recursos que nosotros, y los hace valer. Solo han de elevar su voz por encima de la nuestra para que dejemos de ser oídos. Y eso lo tienen muy fácil, eso se consigue con dinero. Más publicidad, más “informes y estudios científicos” autofinanciados y en forma de noticias y notas de prensa hace que en poco tiempo nuestro mensaje sea barrido de la conciencia colectiva. Al final, el consumidor medio se queda con lo que hay, lo masivo, lo que a golpe de euro, arrasa e inunda con todo lo demás. Y todo ello sin hablar de las relaciones que también a golpe de billete se establecen entre esas empresas y las administraciones sanitarias que terminan haciéndonos llegar el mismo mensaje complaciente… a la par que perjudicial: beber (con moderación) es bueno. Y así no hay forma de competir

Lo cierto es que, todo hay que reconocerlo, nuestro mensaje en sí mismo, no interesa a casi nadie. Bueno, sí que podría interesar, pero es que el otro es la leche… dónde va a parar, que te digan que tu salud sale beneficiada por hacer algo que mola es un mensaje muy potente y “convincente”.

Te cuento todo esto con la excusa de traerte hasta el blog un fragmento del programa de RNE “No es un día cualquiera” en el que se entrevista a un experto sobre este mismo tema. Se trata de David Rodríguez, Dr. en Medicina y especialista en los efectos del alcohol sobre el cerebro y autor precisamente del libro “Alcohol y cerebro”. Me ha parecido muy valiente y muy de agradecer que desde un medio de comunicación público se apueste por aportar este tipo de mensajes contundentes y tan necesarios.

Te invito a que si de verdad te interesa este tema, escuches con detalle las aportaciones de este especialista sobre el tema que, sin ambages y sopesando las diversas circunstancias asociadas al consumo de alcohol, se posiciona diciendo sin duda alguna que el consumo de alcohol es injustificable desde el punto de vista médico. Injustificable.

 

Puedes ampliar los contenidos del artículo en estas entradas:

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Exagerada promoción salutífera del consumo de bebidas alcohólicas (mi paso por #PintOfScienceSpain)

imageEl otro día tuve el privilegio de ser invitado para dar una charla en el marco de las primeras jornadas de Pint of Science celebradas en España. Para quién no lo conozca Pint of Science tiene como objetivo ofrecer charlas interesantes, divertidas, importantes, sobre las últimas investigaciones científicas, en un formato accesible al público. ¡Y todo ello en un bar! Se pretende de esta forma ofrecer una plataforma que permita a la gente discutir la investigación con las personas que la llevan a cabo. Se trata de una organización sin fines de lucro, dirigida por voluntarios, y que fue creada por una comunidad de investigadores de postgrado y postdoctorales en 2012. El festival se celebra anualmente durante tres días simultáneamente en bares de todo el mundo.

Bueno, el caso es que cuando me la ofrecieron no se me ocurrió mejor idea que hablar sobre los supuestos beneficios del consumo de bebidas alcohólicas sobre la salud, en especial cuando el mensaje complaciente sobre este tipo de productos se dirigen a la población general, así, en plan a lo bruto.

Lo cierto es que meterme en una cervecería de regio abolengo para dar caña (je, je je) a un auditorio cuajado de consumidores de esta bebida no parece lo más sensato… pero me di cuenta después de que tras enunciar mi propuesta, esta fuera inmediatamente aceptada… ya no podía echarme atrás (quién dijo miedo).

Al preparar la charla en el plano más divulgativo posible, pero sin olvidar ni mucho menos la ciencia que había detrás, tuve la feliz idea de ilustrar en cuatro diapositivas (dos para la cerveza y dos para el vino) algunos de los titulares a los que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación a la hora de hablar maravillas del consumo de estas dos bebidas. Pues bien, a pesar de que en otras diapositivas había chistes explícitos con el fin de arrancar al menos una sonrisa… fueron éstas, que no eran chistes, las que terminaron por hacer encanarse a los asistentes. Aquí te las dejo para que juzgues tú mismo si este compendio de titulares reales como la vida misma son o no motivo de risa en especial cuando se tiene la perspectiva de verlos juntitos.

De la cerveza se ha dicho y se está diciendo:

 Cerveza 1

Cerveza 2

Y del vino se ha dicho y se está diciendo:

Vino 1Vino 2Bueno, no sé cómo lo verás tú, pero en mi opinión creo que hace días que nos hemos pasado cuatro pueblos con esto de recomendar beber cualquier bebida alcohólica y usar para ello la salud como ariete. ¿Sabes porqué? Pues por que el consumo de bebidas alcohólicas sea en la medida que sea, tiene más perjuicios que beneficios. Así, de modo gráfico puse esta diapositiva para ilustrarlo.

Riesgo vs beneficioAhora bien, si queremos ponernos serios también podemos… por ejemplo usando esta bonita gráfica que resume el estudio que hace unos pocos años se publicó en The Lancet en el que se analizaban la magnitud de los daños ocasionados por distintas drogas en Reino Unido ya estén legalizadas o no… te sugiero que mires a la izquierda.

 Lancet

Así pues, recomendar poblacionalmente cualquier ingesta, aunque sea moderada, de bebidas alcohólicas representa en suma un importante incremento del riesgo sobre elementos que tienen un notable impacto en la Salud Pública.

En resumen

¿Pueden (o deben) las bebidas alcohólicas estar presentes en una dieta saludable? Lamentablemente con lo que hoy sabemos, la ciencia no tiene las respuestas claras, contundentes y dicotómicas (sí o no) que nos gustaría. Existen infinidad de riesgos conocidos ligados al consumo de bebidas alcohólicas. Al mismo tiempo el consumo moderado de algunas de estas bebidas se ha asociado con mejores indicadores de salud… sin embargo, la evidencia al respecto no es ni coherente ni concluyente. Con estas premisas ¿no resulta un tanto temerario hacer la presión que se hace en su consumo a partir de la salud? A mí me parece que sí.

Aquí te dejo la diapositiva final en la que después de una hora de charla y no pocas risas de complicidad con el auditorio, resumí mí intervención.

 Resumen

Mi agradecimiento más sincero a los organizadores de Pint Of Science Spain (muy en especial a Fernando Gomollón @gomobel, JuanJosé Sáez @jjsaenzde y José Luis Cebollada) por querer contar conmigo en la primera edición de este evento en España, y por supuesto, a los asistentes que de tan buen grado aceptaron (y agradecieron) mis puntos de vista… lo pasamos francamente bien.

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Si quieres profundizar más sobre la relación del consumo de bebidas alcohólicas en la salud quizá te interese consultar:

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Imagen: @juan_revenga

¿Es tan beneficioso para la salud el consumo moderado de bebidas alcohólicas?

BebercioCerrábamos la semana pasada con la noticia de un bastante posible nuevo etiquetado para las bebidas alcohólicas a medio plazo. Y comenzamos esta con un tema bastante relacionado: la absurdez de atribuir al consumo moderado de alcohol, sin dudas, cualquier beneficio sobre la salud.

He querido dejar un tiempo más que prudencial para hacerme eco de esta noticia que al parecer, tal y como ha demostrado el tiempo, ha sido atada, amordazada y, en definitivas cuentas, olvidada por el paso del tiempo. Claro, como no promociona el consumo de alcohol (ni «moderado» aunque sea)… no interesa.

Tal y como se puede contrastar se trata de una reunión en el Hospital Regional Carlos Haya en la que una serie de expertos desmitifican de forma rotunda aquello de que el consumo de bebidas alcohólicas puede reportar beneficio alguno sobre la salud. Estos expertos lo hacen además sin pelos en la lengua:

El alcohol no presenta ningún aspecto positivo para la salud […]. Un buen vino tomado de manera moderada es menos malo que otras bebidas alcohólicas, pero eso no significa que posea efectos cardioprotectores […]

El alcohol es una sustancia tóxica, adictiva y cancerígena, que mata a 130.000 personas en Europa cada año. Hay 242 enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol […]

Las bebidas alcohólicas cuentan con una buena imagen en la sociedad y son bien aceptadas, pero se estigmatiza al alcohólico […]

Cuanto menos alcohol se beba, mejor.

Con estas contundentes palabras se expresó el jefe de la unidad de conductas adictivas del Hospital Clinic de Barcelona, Antoni Gual. A partir de aquí es irremediable hacer la consabida pregunta ¿están estas palabras respaldadas por la ciencia?

Pues lo cierto es que a pesar de haberme desojado buscando la referencia que se cita en el artículo señalado referente a que la prestigiosa revista The Lancet haya hecho una reciente publicación en este sentido… el caso es que no la he encontrado. Al menos como reciente. Pero sí que he encontrado otros estudios interesantes que no creo que deban pasarse por alto, a pesar de que nunca han tenido el impacto mediático de otros estudios de muy inferior calidad que, poniendo el consumo de alcohol en un pedestal, han disfrutado de los fuegos artificiales y el buenrollismo con el que casi no importa qué medio los suele acoger.

Por ejemplo y sin alejarnos de The Lancet, tenemos este de aquí Drug harms in the UK: a multicriteria decision analysis que nos viene a decir que el alcohol es sin lugar a dudas y teniendo en cuenta todos los aspectos (físicos, sociales y psicológicos) la droga más dañina por encima, y no poco, de otras sustancias, otras drogas, consideradas como “duras” (y puedes pensar en la que quieras… el consumo de alcohol le gana en daño general). Pensaras que el anterior estudio descontextualiza el “consumo moderado” y esas cosas, bueno, puede ser cierto, pero aun no he acabado.

Este otro interesante estudio publicado en el British Medical Journal hace apenas dos meses aclara bastante las cosas y deja pocas dudas:

Las asociaciones benéficas entre un bajo consumo de alcohol y la mortalidad por cualquier causa pueden ser atribuibles en buena parte a una selección inadecuada de los grupos de referencia y un inadecuado manejo de los posibles factores de confusión. Cuando se compara la población abstemia (no bebedores) con otros grupos de población que sí bebe el posible beneficio del consumo de bebidas alcohólicas solo se pone de manifiesto en el grupo de mujeres de más de 65 años. En el resto de grupos clasificados por edad y sexo no se ha encontrado beneficio alguno para la salud a partir del consumo de ninguna medida de alcohol. En cualquier caso y además de mínimas, todas las posibles asociaciones protectoras podrían explicarse a partir de sesgos en la selección de la muestra.

En un editorial adjunto a este artículo se explicaba, no sin razón, que incluso si el alcohol resultara tener un efecto protector contra una cierta patología, este también aumentaría el riesgo de contraer otros problemas de salud (cuestión que ya puse de manifiesto en su día en esta entrada).

Vino ¡salud a raudales!... o no

Vino ¡salud a raudales!… o no

En mi opinión estamos de nuevo ante la misma historia anteriormente repetida (o en la actualidad) con no importa casi que alimento, producto o nutriente. Es decir, por la razón que sea en un momento concreto se pone en alza el consumo de un determinado alimento (bien por intereses comerciales poco loables o bien por las limitaciones de la ciencia en un momento dado) o por el contrario se criminaliza. En cualquier caso, de esta forma se tiende a crear una sensación de que ese mensaje forma parte de una especie de Ley universal, al estilo de la Ley de gravitación universal. Luego, con el paso de tiempo, los avances en el conocimiento científico (recuerda “la maleta de Asimov”) no solo pueden llegar a cuestionar los planteamientos anteriores sino que en no pocas ocasiones llegan a contradecirlos de forma bastante contundente (recuerda el caso del huevo).

Creo que este caso, el del alcohol… sea cual sea su matriz alimentaria que lo vehiculice (desde el whisky al pacharán pasando por el vino y la cerveza) a cada día que pasa se añade un mayor contenido a la literatura científica de forma que en este caso se apunta a que beber alcohol es más dañino que lo contrario… que es lo que se ha venido afirmando en los últimos años.

En cualquier caso y suponiendo que yo esté equivocado, en lo que creo que no hay confusión alguna es al respecto de que con el tema del alcohol, a día de hoy, las cosas no están nada claras. Así, en este sentido, estando la salud en juego, yo me quedo con la frase final de este estudio que sostiene lo que a mi juicio debiera marcar la línea de intervención en la promoción de las bebidas alcohólicas a través de la salud.

Lo más probable es que cualquier promoción de alcohol por razones de salud termine ocasionando mucho más mal que bien.

No estaría mal que nuestras autoridades sanitarias tomaran nota de este “principio”. Estoy convencido que será una lucha encarnizada en la que los sectores implicados pondrán todo de su parte para que el paradigma salutífero del consumo moderado de alcohol no pierda comba.

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Imagen: photostock vía freedigitalphotos.net

 

Etiquetado europeo de bebidas alcohólicas: información nutricional y advertencias cada vez más cerca

Pava con cava

Los movimientos pro defensa del consumidor de la Unión Europea están realizando una importante presión para que el etiquetado de las bebidas alcohólicas incluya más información que la hasta ahora contenida en ellas. Propuestas que se están encontrando, para no variar, con una considerable resistencia por parte de la industria implicada a la que esta medida no le gusta ni un poquito.

Hasta ahora la poca información obligatoria que contienen alude al grado alcohólico y a la presencia de algunos alérgenos potenciales. Esta iniciativa se veía venir ya de lejos cuando en el RE 1169/2011 (del que te hablé en esta entrada) se advierte que para 2014 la Comisión europea debía presentar un informe al respecto de la idoneidad de incluir esta información en el etiquetado de las bebidas alcohólicas (artículo 16)

A esta nada remota posibilidad (la de incluir en su etiquetado un listado de ingredientes y una información nutricional en la que se incorpore el valor calórico del producto) se suma la de incluir advertencias al respecto de la idoneidad de su consumo en por parte de mujeres embrazadas, menores y aquellas personas que vayan a conducir.

(En esencia la coalición de organizaciones que están haciendo más presión al gobierno de Bruselas son la European Alcohol Policy Alliance (Eurocare), la European Public Health Alliance (EPHA), la European Association for the Study of the Liver (EASL), la European Liver Patients Association (ELPA), la United European Gastroenterology (UEG), la Association of European Cancer Leagues (ECL), el Standing Committee of European Doctors (CPME), el Royal College of Physicians (UK), el British Medical Association, la Scottish Health Action on Alcohol Problems SHAAP, y el Alcohol Action Ireland).

Todos ellos se alegran de que hace apenas un mes el Parlamento Europeo diera un primer paso a la hora de aprobar una solicitud dirigida a la Comisión Europea para que elabore un marco legal que regule un nuevo etiquetado con más información antes de que finalice 2016. La solicitud para regular la información en el etiquetado de las bebidas alcohólicas salió adelante con el voto de 63 de los 68 miembros del comité sobre medio ambiente, salud pública y seguridad alimentaria.

Ciudadanos celebrando el posible nuevo etiquetado en las bebidas alcohólicas

Así de contentos se pusieron los bodegueros al conocer la posibilidad del nuevo etiquetado (simulación)

No se ponen de acuerdo ni desde dentro del sector

Lo más gracioso del tema es que dentro del propio sector de bebidas alcohólicas hay fuertes enfrentamientos con una industria, la cervecera, que está encantada de que se compare el valor calórico de su producto con el del vino y no digamos ya con otras bebidas espirituosas ya que saben que la información, muy probablemente, se ofrecerá a los consumidores, siempre, por cada 100mL de producto. En esas circunstancias, más o menos, al whisky le corresponderán unas 245 kcal, al vino unas 85 kcal y la cerveza sacará pecho y (meterá barriga) con tan solo unas 45.

Por su parte la industria de los licores ha contratacado afirmando (y no le falta ni pizca de razón) que las cantidades de consumo estándar de unas y otras bebidas es muy diferente ya que “nadie” que bebe cerveza bebe 100mL de cerveza… bebe más; y nadie que bebe whiky bebe tampoco 100mL de esta bebida por ración. Este sector por tanto aboga por una información en la que se contemplen las raciones típicas de todas las bebidas y no por 100mL.

En mi opinión los “licoreros” lo tienen difícil ya que esa forma de presentar la información por la que abogan, a pesar de ser la típica en Estados Unidos (calorías por ración estándar) no se usa en la Unión Europea, salvo de forma voluntaria por cada uno de los fabricantes de los distintos alimentos tal y como recoge el RE 1169/2011.

Mi opinión

Por mi parte solo puedo decir que me consta que el ambiente está muy revuelto. Me ha llegado información de que una de las estructuras que representa al sector en España, la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), está tentando la opinión de los distintos gobiernos autonómicos para, imagino, ver con cuantos aliados cuenta a la hora de hacer presión en un sentido u otro. En este terreno el subsector más afectado es el del vino que no quiere las etiquetas ni en pintura.

En mi opinión este tipo de medidas son necesarias en el momento que igualan a las bebidas alcohólicas con el resto de alimentos; nunca me he explicado por qué las bebidas alcohólicas estaban exentas de aportar una información que era de obligado cumplimiento para el resto de alimentos (salvo contadas excepciones).

Esto por un lado y por el otro, los mensajes de advertencia, quizá sensibilicen a una población, la europea, que tiene, un serio problema derivado del consumo de bebidas alcohólicas. De hecho de todas las regiones de la OMS, Europa es la región del mundo en la que más se consumen este tipo de bebidas. Un hecho que tiene importantes consecuencias en forma de graves problemas de salud pública. Por ejemplo, es preciso conocer que los costos sociales atribuibles al abuso del alcohol en 2010 se estimaron en cerca de 155.800.000.000 € en Europa en 2010, de los cuales una buena parte (82,9 mil millones de euros) son asumidos por los sistema de salud. Es decir, los problemas derivados del consumo de alcohol cuestan a la sociedad europea el equivalente al 2 a 3% de su PIB.

Seguiremos al corriente de esta parece que cercana posibilidad.

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Imagen: imagerymajestic vía freedigitalphotos.net

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (6): cosas que ni estarán ni se les esperará

Antes de comenzar este post recomiendo leer:

Comida basura

El artículo de hoy está dedicado a justificar la ausencia de determinados productos en aquella guía de alimentación saludable que yo confeccionaría. De todas formas antes de continuar me gustaría aclarar que, en esencia, el alma mater de las guías alimentarias está constituido por un icono que, a modo de síntesis, reúne en una sola imagen el conjunto de aquel mensaje dietético que se pretende hacer llegar a la población general. La elección de esta imagen, en forma de “plato”, “pirámide”, rueda, rombo, etcétera no es baladí ya que de esa elección dependerán en gran medida la información que se pretende hacer llegar… con una mayor o menor probabilidad de malinterpretación y también con una mayor o menor accesibilidad de esa información, pero ese tema será en sí mismo motivo de debate en otro capítulo de esta serie.

Adelanto todo esto porque, que aparezcan al final unos determinados alimentos u otros… o no, va a depender en gran medida de la elección de esa herramienta gráfica. Tal y como darás por supuesto, un servidor ya tiene en mente cuál será ese icono que se presentará al final de esta larga saga de capítulos. No obstante, y hasta que llegue ese día, es preciso hacer una serie de justificaciones y explicar los porqués de que ese icono sea el que finalmente será. Así, hoy toca explicar por qué determinados productos no van a figurar en la mencionada imagen.

Alimentos superfluos

El DRAE define “superfluo” como aquello que no es necesario o que está de más. Ya sé que no estamos aquí para hablar del DRAE ni cosa que se le parezca, pero de verdad que no sé qué es lo que pintan algunos productos que aparecen en no pocas de las guías de alimentación saludable que actualmente se manejan (entre ellas la ínclita “pirámide de la alimentación saludable SENC 2004” y que está a punto de reeditarse con un mensaje dietético similar al de aquel entonces… por no decir idéntico).

En la cima del mundo

Aunque ya te conté mi parecer a este respecto en esta entrada el caso es que, como bien sabrás, “nuestra pirámide” aloja en su cúspide una serie de productos alimenticios que maldita la falta que necesitan mencionarse a la hora de plantear un mensaje coherente sobre alimentación saludable. Se trata de alimentos que como te decía son “superfluos” y que no ayudan en absoluto a alcanzar un adecuado reparto de alimentos. De su consumo se podría decir que “cuanto menos mejor”. En el caso de “la pirámide SENC 2004” cuando se refiere a ellos, o cuando de dar una explicación al respecto de su presencia se trata, se cita que su consumo ha de ser ocasional en la frecuencia y moderado en las raciones.

Sin embargo, y contra todo pronóstico, no son pocos los fabricantes de este tipo de productos superfluos los que sacan pecho por el hecho de ser mencionados en la “pirámide de la alimentación saludable” y, retorciendo el mensaje de esta a su voluntad e interés, “demuestran” que ellos también forman parte de una alimentación saludable por el hecho de estar incluidos en la “pirámide de la alimentación saludable” con mensajes del tipo: “[¿lo ves?] tus aperitivos industriales, snacks, refrescos y demás también pueden formar parte de una dieta variada y equilibrada”. Pues no. Repito: de ellos, como superfluos que son, se puede… se debería decir que “cuanto menos mejor”.

Así pues, y visto que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio…si de mi dependiera, la guía alimentaria que yo diseñaría no contendría en su imagen típica ni media palabra de aquellos productos alimenticios que fueran superfluos. Si acaso, y en alguna explicación aparte del propio icono (como lo es este artículo) mencionaría lo que ya he dicho: que de snacks salados, aperitivos industriales, refrescos bebidas azucaradas, bollería industrial y, en general, comida basura, cuanto menos mejor.

El tema del alcohol

Siendo el tema del consumo de bebidas alcohólicas una cuestión redundante en este blog, y por lo expuesto en varios artículos ya publicados (que puedes encontrar en los enlaces del final de este post), así como por la misma regla que se le aplica a los productos anteriormente mencionados, las bebidas alcohólicas no tendrían la menor cabida en mi guía alimentaria. El argumento principal se podría resumir en que estamos hablando de salud… y por ella hay cientos de cosas que se pueden hacer bien (y que hacemos mal) antes que preguntarnos si debemos o conviene tomar o no alguna bebida alcohólica (sea la que esta sea) por cuestiones de salud. Sabiendo que, además, con la mera presencia de cualquier mensaje más omenos positivo en las guías se corre el grave riesgo de que sea malinterpretado en plan: Pues si una copa de vino es buena, dos son el doble de buenas… y cosas por el estilo.

De hecho, y en el caso de la ya mencionada “pirámide de la alimentación saludable 2004” es de las pocas, por no decir la única guía de alimentación saludable en el mundo que a día de hoy incorpora un cierto mensaje de carácter indulgente (cuando no abiertamente beneficioso) a la hora de incluir el consumo de algunas bebidas alcohólicas, más típicamente vino, cerveza, cava y sidra.

Y en mi opinión, es que no. Por salud, lo que se dice por salud: no, nunca o jamás debiera estar ese mensaje sobrevolando por encima de unas guías alimentarias.

A este respecto, y aunque la cuestión de los patrocinios en este tipo de guías será también parte central de otro capítulo de la saga, merece la pena recordar que en el capítulo 12 del módulo 2 del Libro Blanco de la Nutrición en España se menciona que:

No debemos olvidar que el plato [en referencia a la actual guía alimentaria de EEUU], y anteriormente la pirámide [también en referencia a la de EEUU], son instrumentos políticos, cuyo fin frecuentemente no es solamente promover la salud de los consumidores, sino las ventas de ciertas industrias. La industria de la carne y los lácteos son dos de las industrias más poderosas de Estados Unidos

Y, por ello, me pregunto y lanzo esta cuestión al aire, qué es lo que pudo influir en el ánimo de anteriores versiones de la pirámide de la alimentación saludable SENC, para que, por ejemplo en 2001 la edición de aquella pirámide SENC incluyera una mención al consumo (opcional) de vino y, en 2004, conociéramos una nueva versión con la inclusión, además del vino, de la cerveza. Es decir, en menos de tres años, apenas modificaciones (salvo la de bajar el aceite de oliva un peldaño en la pirámide) y, eso sí, hacer acompañar al vino de la refrescante cerveza.

Pirámides SENC 2001-2004

Veamos, y para que mi mensaje no sea malinterpretado, el consumo de vino en España (no tanto la cerveza) tiene importantes connotaciones culturales, sociales, convivenciales, tradicionales y todo lo que uno quiera… pero su consumo por cuestiones de salud, opino, no se justifica de ninguna de las maneras. Por tanto, su inclusión en unas guías de alimentación saludable, además de no poderse justificar, aumenta el riesgo de poderse malinterpretar.

En resumen

Si de mi dependiera la realización de unas guías saludables se evitaría cualquier mención simbólica a aquellos alimentos considerados superfluos (tal y como sucede en las más recientes guías alimentarias de otros países). Al mismo tiempo, evitaría observar el consumo de determinadas bebidas alcohólicas con indulgencia y, por tanto, ni se mencionarían ni se representarían en su icono gráfico.

Seguiremos con un nuevo capítulo la semana que viene.

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Imagen:  Iamnee vía freedigitalphotos.net

Si no quieres taza, toma cerveza y media

Cerveza y pistolaPocas bromas con la nueva jugada de aquellos que promueven el consumo de cerveza buscando para ello el más psicodélico y salutífero de los argumentos.

En los últimos años hemos asistido a la promoción de la cerveza como un producto sanísimo «sin más» dirigido a la población general (a partir de patéticas tergiversaciones al respecto de su composición) viéndola pasar también como un alimento idóneo en la práctica deportiva subiéndola al carro de la moda runner (con base en las mismas tergiversaciones nutricionales); recomendarla tanto en la lactancia como durante la gestación (sin alcohol, faltaría más); auparla hasta la dieta mediterránea y ahora… esto es lo último, recomendarla como un producto «idóneo» tras los excesos navideños.

Es difícil de creer, lo sé, pero así nos están vendiendo ahora la moto: ¿te has pasado de frenada en las comidas navideñas? pues nada, ahora un poco de penitencia dietética y, claro está, cerveza…. que no falte cerveza, con moderación, claro, ya que esta bebida es “idónea” para estas lides. Para flipar.

Tienes alguna muestra de lo que te cuento en este enlace, este o este otro (básicamentese trata de la misma información pero en medios distintos; y sin desperdicio, por aquello de la moderación, la imagen de recurso del último enlace).

Antes de continuar quiero justificar mis palabras, he dicho «tergiversaciones»… (¿podrían ser “mentiras”?). Y lo digo porque los promotores del consumo de cerveza usan argumentos cuajados de información falaz. Estoy hasta la bola que de la cerveza digan que es una fuente de proteínas, de fibra y de no sé cuantas vitaminas y minerales… y esto, habida cuenta de nuestro catálogo alimentario, es una mentira más grande que la lengua para pegar carteles de circo. Y lo peor es que, ya lo sabes, detrás de la práctica totalidad de este tipo de jugadas está el conocido como Centro de Información Cerveza y Salud. Bonito nombre, ¿eh? Rimbombante, dejémoslo ahí. Como ya dije lo que tenía que decir de ellos (y de sus científicos colaboradores) en esta entrada, te invito a que le eches un vistazo. A colación de su labor y de esta nueva campaña, quizá merece la pena que conozcas también la opinión de Mikel Iturriaga (@mikeliturriaga)

La clave es la mezcla de conceptos correctos con publicidad encubierta.

Encubierta y… malsana apostilla un servidor, empleando para dotarla de cierto caché el criterio de autoridad cuando son algunos señores o señoras médicos quienes hacen el caldo gordo. Digo esto porque todas esas veleidades que habitualmente se mencionan acerca de la cerveza son ensalzadas única y exclusivamente por quienes están interesados en su venta o por quienes en colaboración con ellos prestan su imagen y palabra. Nadie más habla salutíferamente bien de ella.

Y es que, en mi opinión, ante esta habitual y tergiversadora estrategia solo caben dos posibilidades: o los profesionales sanitarios que dan la cara para vendernos más cerveza no tienen ni idea de sus reales características nutricionales, ni de las del resto de alimentos (algo bastante preocupante de alguien que pasa por tener un cierto conocimiento de estas cuestiones) o, conociéndolas, se las pasan por el arco del triunfo a sabiendas (algo que me recuerda, no sé por qué esta entrada al respecto de la “prostitución nutricional”) lo que me parece aun peor.

La cerveza, tu mejor aliado para combatir los excesos navideños rica en minerales como el potasio, fósforo o silicio y contiene vitaminas del grupo B y antioxidantes naturales…

Anda no me jo… robes (te sugiero de nuevo que pongas en contexto estas falaces declaraciones nutricionales sobre la cerveza en este enlace)

 

La puntilla

Si ya de por sí te parece como a mí descontextualizado el hecho de recomendar cerveza (con moderación) para hacer frente a los excesos navideños, la puntilla sobre esta cuestión viene de la mano de aquella persona, médico, que presta su autoridad al respecto de esta movida para terminar por decir que:

Seguir las pautas de una dieta moderada en la que incluir todo tipo de alimentos y bebidas como la cerveza, y otras fermentadas, es fundamental, siempre y cuando se mantenga un consumo responsable.

Veamos, quizá a la Dra. Purificación Martínez de Icaya (que ya se ha prestado en otras ocasiones para colaborar con el ínclito Centro de Información interesada Cerveza y Salud) le interese conocer el significado de fundamental.

Así que Puri, te tuteo si me lo permites…, “fundamental” hace referencia a aquello que sin lo cuál algo, lo que sea, no puede ser o funcionar. A ver si me explico, las ruedas de tu coche son fundamentales para que este funcione o se desplace; los ojos son órganos fundamentales para poder ver; cursar y acabar estudios de medicina son fundamentales para poder ejercer de tal; etcétera… ¿lo pillas?

Así que no, no y no… la cerveza y otras bebidas fermentadas no son ni fundamentales ni principio para seguir un estilo de alimentación adecuado, aun cuando de ellas se haga un consumo moderado… ni de lejos. Sin cerveza se puede vivir… y muy bien.

Y no, no me malinterpretes Puri, no soy de la liga antialcohólicos, pero sí de una particular liga anti-chorradas descontextualizadas (afortunadamente no somos pocos). Pero sobre todo soy de esa liga anti-hacer llegar cualquier beneficio para la salud a través de cualquier forma de consumo de cualquier bebida alcohólica ya que entiendo (y entendemos) que en estos casos los presuntos beneficios nos quedan muy lejos cuando se observan los muy próximos riesgos. Nos duele sobremanera que cualquier profesional de la salud distorsione el mejor mensaje que se puede hacer llegar a la población general a través de los medios. Si quieres un día te lo explico, incluso con una cerveza delante. Ahora, al así hacerlo no será por salud, eso también te lo digo.

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Nota: mi agradecimiento para Raquel Blasco (@RaquelBlascoR), Mikel Iturriaga (@mikeliturriaga) y Aitor Sánchez (@Midietacojea)

Imagen: Boaz Yiftach freedigitalphotos.net

Recomendaciones sinsentido de la cerveza SIN durante la lactancia

Mujer cerveza

En una reciente nota de prensa de Europa Press se da cuenta de una sorprendente recomendación nutricional dirigida a las madres que dan el pecho referente a las bondades de incorporar cerveza sin alcohol en su dieta habitual y en una cantidad de dos raciones al día. Algo que en verdad tampoco nos debería de llamar tanto la atención cuando en su día se recomendó esta bebida a todo tipo de mujeres, ya estén embarazadas, sean lactantes o estén en la menopausia. Más o menos, si eres mujer y por tu salud has de beber cerveza SIN. Y siempre, no solo por aquello de no tomar la cerveza normal, con alcohol, algo lógico por sus claros efectos deletéreos, sino al parecer por las pretendidas bondades intrínsecas de esta bebida en lo que se refiere a su aporte nutricional

Lo que sí es sorprendente se mire como se mire es quienes hacen llegar al alimón esta recomendación, no te lo pierdas: La Asociación Española de Matronas y Cerveceros de España… XD que así dicho (es como está en la nota de prensa) no debe ser, no creo que haya una asociación con ese nombre sino que deben ser dos: la española de Matronas por un lado y la de Cerveceros de España por el otro. Para que luego digan que la política hace extraños “compañeros de cama” (no voy a seguir por este camino que me pierdo)… matronas y cerveceros… bien, bien… quién lo diría. Bueno, vamos al meollo.

No he sido capaz de encontrar y descargar el documento tal cual, del que al menos de momento, la asociación de matronas no se hace eco en su web. No así el Centro de Información Cerveza y Salud (¡como no!, ¿te acuerdas?) que comenta a bombo y platillo su relación con las matronas.

Con el eslogan “Su alimentación depende de ti. Durante la lactancia, bebe SIN” se hace hincapié en diversos puntos, algunos con más insistencia que otros:

  • La incompatibilidad del consumo de bebidas alcohólicas durante el proceso de lactancia [bien]
  • La importancia de que la madre preste una especial atención a su alimentación en este periodo [bien]
  • Los beneficios de la lactancia materna [A medias bien, y me explico: ¿es necesario comentar los beneficios de respirar? No, porque es lo “natural”; pues con la lactancia materna lo mismo (entendiendo en este caso cuando hay una posible disyuntiva entre dar y no dar el pecho)]
  • Comparar cuánto beneficio se halla en la leche de madres que beben cerveza sin alcohol y las que no la beben [mal]

O fatal… el relato de todos estos beneficios surgen al parecer de un único estudio titulado «Efecto de la cerveza sin alcohol sobre la leche materna» que no hay forma humana de encontrarlo publicado. Se habla de él, pero es imposible acceder al mismo y conocer sus entresijos, metodología, financiación, conflicto de intereses… etcétera. Si yo tuviera que apostar, apostaría a que está detrás el ínclito Centro de Información Cerveza y Salud. De todas formas recordemos las preclaras palabras de Ben Goldacre:

Sea como fuere, ya sabes o te imaginas lo que viene a decir el consabido documento: que si la leche de las madres que beben cerveza SIN es mucho más rica en antioxidantes (de los que no se ha constatado beneficio alguno directo), además de muchos otros beneficios que al final por repetirlos se los van a terminar por creer hasta ellos.

Se vuelve a la carga con aquello de que la cerveza, incluida la SIN es rica en lo de siempre: ácido fólico (o vitamina B9), magnesio, calcio, fósforo, potasio y silicio… ¿será cierto? Ya sabes que no, o que no para tanto como para que merezca la pena destacarlo. Recordemos esta entrada:

  • Un vaso de cerveza SIN de 200 ml aporta el 4,10% de la Cantidad Diaria Recomendada (CDR) de ácido fólico. Por su parte, un plátano aporta más del 12% de esa CDR; un plato de alubias rojas el 128%; un vaso de zumo de naranja natural el 68%; un plato de espinacas el 108%… ¿seguimos?
  • En cuanto al calcio, el mismo vaso de cerveza SIN aporta entre el 1% y el 2% de su CDR… sin embargo, un vaso de leche alcanza el 35,6%; un plato de espinacas 35,3%; un puñado de almendras 8,75%; dos yogures 43,1%… ¿seguimos?
  • En cuanto al magnesio, potasio, fósforo, calcio y muchos otros minerales cuya riqueza habitualmente se hace destacar en la cerveza… nada de nada. Pero nada de nada porque son minerales para los que no hay normalmente ningún peligro de sufrir una deficiencia… hay que tener una alimentación francamente desequilibrada para que se presenten deficiencias de ellos. Es decir, no habría porqué destacar a la cerveza, ya sea con o sin, con elementos habitual y constantemente presentes en la mayor parte de alimentos. Ahora bien, está claro que si los mencionas queda muy, muy guay cara a la población general.

Con tanto supuesto parabién en la cerveza SIN, planteo la pregunta de siempre: ¿por qué no aparecen todos estos superbeneficios en la etiqueta de las cervezas SIN? Ya te lo digo yo, porque a pesar de no tener alcohol en esta ocasión el contenido en esos nutrientes es tan exiguo que la legislación no permite ponerlos en la etiqueta… otra cosa es en un panfleto confeccionado entre Cerveceros de España y la Asociación Española de Matronas. Ahí sí que se puede, y todos tan contentos.

Además ¿por qué estos convenios con las matronas no se celebran con la Asociación para la promoción de frutas y verduras 5 al día o con la Asociación de productores de lentejas (que no sé si existe) o con Pescaderías Asociadas Españolas (que tampoco lo sé)?

Vuelta a las suposiciones y a las apuestas… si de mi dependiera respondería que por el maldito dinero que tienen unos y el que les falta a los otros. Aunque igual es una falta de perspectiva y resulta que todas estas asociaciones (5 al día, lentejas, pescado…) y en especial la de matronas, simplemente, no han caído en la cuenta que hay una mejor forma de hacer las cosas.

Post data: Si te preocupa verdaderamente lo de no tomar alcohol en el embarazo o la lactancia te recuerdo que las cervezas del tipo «0,0» son las que menos alcohol aportan (según la legislación no pueden aportar más de 0,09% ) y que las denominadas SIN deben tener menos del 1% en volumen, es decir, pueden llegar a tener un 0,9%.

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Nota: mi agradecimiento de hoy para @SeanMurchainpor hacerme partícipe en TW de esta, en realidad mala, noticia.

Imagen: vectorolie vía freedigitalphotos.net

¿Qué hay de cierto sobre la tripa cervecera?

Pensativo¿De verdad se le puede atribuir un papel significativo a la cerveza como tal en la protrusión abdominal que lucen en especial no pocos varones?

La respuesta es que a medias. O que de alguna forma la cerveza contribuye a ello, pero desde luego, por si sola no suele ser una explicación, hay otros elementos que normalmente se obvian en esta ecuación.

Tal y como explico en mi libro “Con las manos en la mesa” en el que se aborda la verosimilitud de este y otros mitos alimentarios, la cuestión ha de ser observada a través de varios factores. Además de los que son evidentes, es decir, la cantidad de cerveza y la frecuencia con la que se toma, es indispensable tener en cuenta otros no menos importantes: el marco alimentario junto al que se realiza esa ingesta de cerveza (si se comen más o menos panchitos, snaks, tapas, etcétera al tiempo que se bebe esa cerveza), así como el género del consumidor cervecero y su edad.

La cantidad y la frecuencia como claves

El tema de la cantidad no es baladí. Por ejemplo, es relativamente habitual que alguien entre en un bar y pida: ¡un zumo de tomate, por favor! Y en ése caso, lo más probable es que le sirvan unos 200 ml. (1 botellín) de zumo de tomate. Sin embargo, si alguien entra en el mismo bar y pide: ¡una cerveza, por favor!, lo más probable es que la ración sea de unos 330 ml. de cerveza. El resultado de la primera petición, unas 90 kcal (tomate), el resultado de la segunda 148 kcal (cerveza). Al mismo tiempo, en el caso de la cerveza y a diferencia del zumo de tomate, es más probable que haya una segunda, tercera y así sucesivamente consumición. Siendo así, el resultado es totalmente diferente como puede comprenderse con facilidad. Es decir, cuando se bebe cerveza es más frecuente que las ingestas sean mayores que cuando se bebe cualquier otra cosa.

El acompañamiento como clave

Cerveza y picoteo

Tampoco es tontería el tema del acompañamiento y el marco. En cierta medida se criminaliza un único producto (la cerveza) haciéndole culpable de un mal planteamiento alimentario general. En el marco del consumo cervecero, son mucho más frecuentes las asociaciones de esta con patatas bravas, “panchitos”, pizza, patatas fritas, etcétera. Asociaciones que quizá sean menos inmediatas con otro tipo de bebidas. Además el tema de la cerveza se vincula también en no pocas ocasiones a un estilo de vida más sedentario (¿hablamos de los eventos deportivos delante del sofá con unas cuentas cervezas en la mano y su acompañamiento?). En este sentido, sería tan correcto decir “tripa cervecera” como lo sería el referirse a ella como tripa patatera, cacahuetera, pizzera, sedentaria, etc. o simplemente, tripa tuttiguarri (y abundanti). Como ves, todo cuenta.

El género y la edad

Luego está el tema de “la tripa cervecera” en concreta alusión a la de algunos varones y de determinada edad. Pues esto también tiene su explicación. Sobrepasada la “plenitud” fisiológica y ya en la mediana edad, cuando no de pleno en la madurez, en general es contrastable un descenso en el gasto energético total tanto por un descenso del metabolismo basal, como por la habitual disminución del gasto debido a la actividad física. Ni que decir tiene que en estas circunstancias se facilita la acumulación de grasa a partir de los excesos calóricos a lo que puede muy frecuentemente contribuir la cerveza y sus acompañamientos. En el caso del varón, el patrón de acumulación de tejido graso más típico (mediado por características hormonales) tiene lugar en la región del abdomen.

Así pues, esta es la explicación, que si bien en general no hace justicia a realidad de la expresión, ayuda a comprenderla.

Aquí tienes un vídeo que lo explica a las mil maravillas y que se ciñe como un guante a los contenidos que en su día dejé por escrito en el libro. Educativo y entretenido. Que lo disfrutes.


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Imagen:  David Castillo DominiciKEKO64 vía freedigitalphotos.net

La falacia de hablar demasiado bien de la cerveza

Cerveza salud_    UH Manoa LibrarySi sigues con cierta frecuencia este blog, ya te habrás dado cuenta que mantengo una especie de cruzada (no tan) personal con aquello de promocionar el consumo de bebidas alcohólicas en base a sus supuestos beneficios sobre la salud. Si quieres, puedes consultar las siguientes entradas para conocer un poco más mis razones.

Más en concreto voy a ahondar en el tema de la última entrada de esta relación. Aunque me centraré en la cerveza, la línea argumental bien podrían hacerse extensibles a cualquier otra bebida alcohólica, de forma más típica al vino. Vamos allá.

Los expertos y las entidades que promocionan el consumo de cerveza a través de la salud, lo hacen aludiendo a su contenido en una serie de nutrientes «clásicos» que son: su aporte de ácido fólico, fibra, calcio, cobre, silicio y manganeso entre los más típicos. Hoy me he propuesto analizar la veracidad de la presencia de estos nutrientes en esta bebida usando para ello las más frecuentes tablas de composición de alimentos tanto nacionales (entre otras esta de aquí o esta otra) como extranjeras.

¿Es la cerveza una fuente importante de ácido fólico?

Veamos, según las Tablas de Composición de Alimentos de Mataix, 100g. de cerveza aportan 4,1 microgramos de ácido fólico. Como ya sabrás, para poder decir que un alimento es fuente de una determinada vitamina ésta ha de estar presente (en 100g) en una cantidad igual o superior al 15% de la Cantidad Diaria Recomendada (puedes consultarlo en este post) ¿Y cuál es la CDR para el ácido fólico? pues 200 microgramos. Es decir, 100g. de cerveza aportan el 2,05% de la CDR de ácido fólico (en un “quinto”, el 4,10%). Dicho de otra forma, con la actual legislación la cerveza jamás podría ser considerada fuente de esta vitamina, y mucho menos con “alto contenido” y por tanto impensable el poder decir que es una fuente importante. Si alguien quisiera alcanzar el 15% de la CDR de ácido fólico con cerveza habría de beber cerca de 732g de cerveza (casi tres cuartos de litro) y si se pretendiera cubrir toda la CDR de ácido fólico con cerveza habría que beber casi 5 litros… me parece que cualquiera de estas dos ingestas se alejan bastante de lo que normalmente se entiende por un “consumo moderado”.

¿De verdad te preocupa la presencia de ácido fólico en tu dieta? Pues mira, en vez de tomar cerveza, te sugiero que compruebes la cantidad de la CDR de ácido fólico que se cubren con las siguientes raciones de otros alimentos: Un plato de alubias rojas cubren el 128% de su CDR; un vaso de zumo de naranja natural, el 68%; un plato de espinacas el 108% etc., y así suma sigue. Para que te hagas una idea un plátano tiene 3 veces más ácido fólico que el contenido en un quinto de cerveza.

¿Tiene la cerveza un contenido beneficioso de fibra?

He consultado las tablas de composición de alimentos que antes he mencionado, las del Departamento de Agricultura de los EEUU, la Base de datos Española de Composición de Alimentos y las tres coinciden: La cantidad de fibra en la cerveza es cero. Has leído bien, cero pelotero. De verdad que nos pretenden hacer comulgar con ruedas de molino. Sigamos.

¿Es la cerveza una fuente apreciable de calcio?

La cerveza aporta entre 4 y 8mg. de calcio/100g según todas las tablas consultadas, lo que representa, sobre los 800mg de la CDR para este mineral, un aporte de entre el 0,5% y el 1% (o si lo prefieres entre un 1% y un 2% por cada «quinto» de cerveza)… como ves muy alejado del 15% legal para poder hacer cualquier declaración.

Sin embargo, con un vaso de leche se alcanza el 35,6% de la CDR de calcio; con un plato de espinacas el 35,3%; con un puñado de almendras el 8,75%; con dos yogures el 43,1%; etcétera.

¿Es la cerveza una fuente de cobre, silicio y manganeso?

Cerveza vitamina_Lone Primate

Pues es difícil saberlo por que los datos de estos minerales ni tan siquiera aparecen en las tablas referidas cuando se consulta la cerveza. Es de suponer que si tuviera una cantidad significativa, aunque fuera pequeñita la harían constar, y resulta que no. Además, y en concreto para el silicio, no hay establecida una CDR (puedes consultarlo en este enlace, página 12)

Todos estos hechos me parece que hablan por sí solos y deberían hacer que te plantearas la profesionalidad de todas aquellas personas, entidades, medios de comunicación, etc., que siendo profesionales o no, se les llena la boca a la hora de hablar de los beneficios del consumo de cerveza y de sus propiedades nutricionales.

Por último, apoyaré mi argumentación con este breve post publicado en ara.cat (una  web de pago pero que si te suscribes puedes leer de forma gratuita un artículo al día) firmado por el pediatra Carlos González. El tema es la cerveza y la reciente aparición de un libro titulado “Mujer, Ginecología y Cerveza”, de la que este medio ya se ha hecho eco. Déjame que te transcriba ya traducido (el original está en catalán) el escrito de Carlos González:

La noticia sale a raíz de la presentación del libro Mujer, ginecología y cerveza, coordinado por un profesor universitario, publicado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y financiado por… ¡Oh, han olvidado de decirlo! Cuesta creer que un grupo de médicos eminentes, sin ningún incentivo externo, reunidos para analizar cómo mejorar la salud de la mujer, hayan elegido la cerveza.

Dicen que la cerveza es «una fuente importante de ácido fólico» y le atribuyen un contenido beneficioso en fibra (aunque no he sido capaz de ratificarlo). Aseguran también que «la cerveza ayuda a combatir o retrasar la aparición de enfermedades como el Alzheimer o la osteoporosis». ¿Por qué no aparece, todo ello, en la botella de cerveza? Pues porque no es cierto. Sólo se pueden hacer las alegaciones de salud aprobadas por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria. Si escribes ciertas cosas en la etiqueta del producto te puede caer una sanción. Mejor que lo diga un médico en un libro, se ve que ellos están autorizados a decir cualquier tontería. Vergüenza.

No sólo los partidos políticos, también fundaciones, ONG y sociedades científicas deberían hacer públicas sus fuentes de financiación. Y los periodistas, discernir qué es noticia y comprobar los datos antes de publicar nada.

En definitiva, ¿sabes porqué las marcas no hacen publicidad de la cerveza en relación con su aporte nutricional y tienen que recurrir a la opinión de expertos, la edición de libros, la creación de fundaciones proconsumo y la utilización de los medios de comunicación?

1. En primer lugar porque está terminantemente prohibido por la legislación vigente el hacer cualquier declaración de propiedades saludables ni de contenido nutricional en cualquier producto que incorpore más de 1,2% de alcohol en su composición salvo aquellas que se refieran a una reducción del contenido de alcohol o de energía. (Reglamento (CE) 1924/2006 artículo 4.3) Y si está prohibido ¿no te has planteados los porqués de esta prohibición tan dramática? Una lectura de esta entrada quizá aclare bastante las cosas; y
2. En segundo lugar porque, aunque no contuviera alcohol, la presencia de los nutrientes “clásicos” sobre los que se hacen descansar tanta bondad, no alcanza ni de lejos las cantidades mínimas para hacer tales alegaciones.

Hay que haber bebido mucha cerveza o tener muchos intereses depositados en la veracidad de tanto beneficio para creerse tanta charlatanería.

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Este post participa en la XXII edición del Carnaval de Biología, que hospeda @CEAmbiental en su blog Consultoría y Educación Ambiental

BIOCARNAVAL Edición 23

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Foto 1: UH Manoa Library

Foto 2: Lone Primate

¿Quién dice que la cerveza es buena para la salud?

Cerveza helada 2La semana pasada distintos medios de comunicación se hicieron eco de esta noticia: “La cerveza puede proteger el sistema cardiovascular”. No es la primera vez, ni será la última, en la que los titulares de los periódicos nos informan de los múltiples beneficios que hay detrás del consumo de cerveza. Pero ¿a quién se debe tanta información sobre el beneficio en el consumo de esta bebida alcohólica?

Aquí en España, el Centro de Información Cerveza y Salud, es la principal institución que, según sus propias palabras, promueve “la investigación sobre las propiedades nutricionales del consumo moderado de cerveza y su relación con la salud”. A este centro le debemos las frecuentes “noticias” e investigaciones en las que siempre, siempre, sale bien parada la cerveza. Curioso.

 

Digo curioso, porque así a bote pronto parece que un “centro de información” debiera hacerse eco de todos los aspectos (positivos y negativos) que redundan en el uso de aquel objeto que contemplan y no solo de aquellos que le benefician. Pero la realidad nos dice que no es así. Puedes consultar este enlace y contrastar todos los artículos que tiene el Centro disponibles en su web. Ya ves, según este Centro el consumo de cerveza se puede relacionar de forma positiva en el embarazo, las enfermedades neurodegerativas, la práctica deportiva, el estado inmunológico, la enfermedad cardiovascular, y un largo etcétera de situaciones fisiopatológicas; y de forma negativa con… ¿nada?

Siempre he andado un poco mosca con estas cuestiones, pero el otro día, no sé por qué, la gota colmó el vaso y decidí llamar personalmente al mencionado “Centro de Información Cerveza y Salud” y hacer dos preguntas: Cómo se financia y soporta el mencionado Centro, y saber si están en disposición de publicar a través del Centro algún estudio en el que el consumo de cerveza no salga especialmente favorecido.

Una vez al teléfono, hablando ya con el Centro, me atendió Bárbara una trabajadora amable, perspicaz y combativa a partes iguales. Bárbara me comentó que el origen y sustento del Centro de Información Cerveza y Salud parte del gremio cervecero, es decir de aquellas empresas que fabrican, envasan, distribuyen y/o venden cerveza y que era normal que por esta razón “sus estudios” solo hablen bien de la cerveza. Ni publican estudios de otras instituciones (hablen bien o mal de la cerveza) ni van a publicar un estudio en el que el consumo de cerveza salga perjudicado. Es decir, un claro ejemplo de lo que se denomina «Cherry picking» o falacia de atención selectiva. Para que nos entendamos, lo que deja en buen lugar al gremio se selecciona y anuncia a bombo y platillo y lo que no, se obvia, silencia u omite. Entiendo las razones que me hizo llegar Bárbara, aunque no las comparta.

Lo que ya no es tan normal es que el ciudadano medio no pueda reconocer fácilmente este tipo de información cuando lee en los medios aquellos estudios en los que la cerveza y su consumo moderado salen tan maravillosamente favorecidos. Es decir, me temo que para el consumidor medio una «noticia» sobre un estudio que relaciona de buen rollo cerveza y salud no sea publicidad sino «información».

¿Por qué hay tantos estudios sobre el beneficio en el consumo de cerveza (o vino) y no sobre el de berenjenas, calabazas o kiwis? Es sencillo, por que el gremio de los primeros disponen y destinan recursos para su mayor gloria y el de los segundos no. El Centro de Información Cerveza y Salud promueve estudios, edita newsletters, hace llegar notas de prensa a los medios, subvenciona congresos de nutrición, patrocina eventos, etc. y se habla, siempre bien, del consumo de cerveza en relación con la salud. Y a mí no me parece bonito. Para ello el Centro en cuestión se ha sabido rodear de auténticas personalidades nacionales que en el plano científico puedan acreditar la excelencia de sus investigaciones. No pongo en duda que los estudios realizados y publicados sean de una alta calidad, pero sí la forma en la que el Centro gestiona toda la información referente a la cerveza o más sencillamente al consumo de bebidas alcohólicas. La realidad nos dice que no es preciso a estas alturas que por cuestiones de salud se siga santificando el consumo de ninguna bebida alcohólica aunque para ello se tenga que tomar el rábano por las hojas.

Tal y como comenté en esta entrada, según la mayor parte de instituciones científicas de renombrado prestigio el consumo de cualquier bebida alcohólica aporta más perjuicios que beneficios sobre la salud. Y no es solo una cuestión de medida. Es decir, no hay una cantidad de alcohol lo suficientemente baja por debajo de la cual los beneficios superen los riesgos. No.

Así pues, me gustaría que cada vez que vuelvas a oír un mensaje positivo relativo a la salud sobre el consumo de cualquier bebida alcohólica, incluida la cerveza (y por supuesto el vino) te plantees quién está detrás de esa información, y que recuerdes el posicionamiento de la OMS al respecto:

Aunque se ha demostrado un pequeño efecto protector entre el consumo ligero y moderado de alcohol sobre las enfermedades isquémicas, su consumo ha de considerarse como abrumadoramente tóxico para el sistema cardiovascular

 O el de la World Cancer Research Institute/American Institute for Cancer Research

La evidencia científica no muestra un nivel claro de consumo de bebidas alcohólicas por debajo del cual no se producen incrementos en el riesgo de los cánceres que causa. Esto significa que, basándonos tan sólo en lo relativo a las evidencias de cáncer, incluso pequeñas cantidades de bebidas alcohólicas deben ser evitadas

Sería muy de agradecer que en una institución con el glorioso nombre de Centro de Información Cerveza y Salud se hiciera eco de estos posicionamientos o que, al menos, los tuvieran en cuenta para rebatirlos… si puede.