Por María del Rey
Hay que buscar experiencias a tope, la vida es tan aburrida… viva la emoción de la aventura, sea cual sea y al coste que sea, lo importante es vivir en un frenesí aunque eso haya supuesto la muerte de 7 policías pakistaníes.
Qué emocionante, verdad, cogerte la bici y ¡hala! a recorrer el mundo entero. ¡Yupi! Y mucho más emocionante es además cruzar países con un elevadísimo riesgo, advertido por las embajadas y por el sentido común. Para que al chaval no le pase nada, nada como ponerle escolta, y el resultado ha sido que 7 personas han perdido la vida para proteger a nuestro aventurero audaz. Siete familias destrozadas, siete mujeres e hijos probablemente condenados a una vida de miseria. Son los daños colaterales de la sed de emociones, ante todo vivir la vida loca narrando cada día sus sesudas observaciones mientras pedalea por los caminos.
Seguirá tan ufano con su hazaña mientras esas personas destrozadas pasarán el resto de su vida pensando en lo absurdo de su destino, sin entender por qué tenían que morir para preservar la diversión de otro. Un altísimo precio que no sé si el ciclista llegará a pagar jamás.