Por José María García Diago
¿Sabéis por qué no soy político? ¡Por pereza!
¡Qué cansancio eso de tener que comulgar con ruedas de molino!; de aplaudir cuando se enciende la luz roja; de repetir lo que te han contado; del «y tú más»; de las verbenas, misas y procesiones; de los congresos provinciales, regionales y hasta federales; de tener que arrimarse a «buen árbol» para que te cobije buena sombra; de llenar plazas de toros y pabellones deportivos; de callar aunque no otorgue…
Bueno, y porque me falta talento y me sobra vergüenza torera…