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Me hace ‘gracia’ la ‘alegría’ con la que los diputados incumplen con su obligación de presentarse a trabajar al Congreso

Congreso de los Diputados. (EFE)

El Congreso de los Diputados. (EFE)

Por Carlos Juárez Gómez

A mí me hace mucha gracia la alegría con la que sus señorías incumplen su obligación de presentarse en sus puestos de trabajo.

El señor Errejón tiene un calentón en su partido y eso lo pagamos los demás costeándole su no asistencia al Congreso para cumplir con sus obligaciones.

Eso si, sus compañeros de partido se apresuran a decir que está trabajando, no se sabe dónde ni en qué. La próxima vez que yo tenga una discusión con mi mujer le diré a mi jefe que me quedo en casa reflexionando a ver si cuela.

4 comentarios

  1. Dice ser Gonzalo

    Podemos los que no iban a ser casta ya empiezan a serlo y a faltar a sus obligaciones con ese pueblo al que tanto quieren

    20 marzo 2016 | 17:27

  2. Dice ser Santiago C.

    Curioso, pero de la Rita Barbera no he visto nada y se ha tirado 54 días sin » ir » por que trabajar ya sabemos que no trabajan solo hacen acto de presencia.

    20 marzo 2016 | 20:18

  3. Dice ser Zzz

    Santiago C. no me vale el y tú más.
    Lo de Rita Lamentable y que no la echen del partido. Pero también me parece mal que los nuevos partidos, que se supone que nos van a sacar de la viejas políticas, la primera de cambio hagan lo mismo.
    Y justificar eso es lo mismo que justificar lo de Rita. Por que si según tú Errejón hace bien, entonces Rita también.

    21 marzo 2016 | 21:12

  4. Dice ser Jesús Padilla González

    HAY DEMASIADOS EMPLEADOS PÚBLICOS EN ESPAÑA
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    …Amigo Carlos, usted lo ha dicho. Trabajar en lo Público sigue siendo un chollo en este país. Por eso nuestros jóvenes, opositores, universitarios, parados es a lo único que aspiran con sus estudios técnicos, grados, máster, posgrados, doctorados…. No desean tener una carrera para dedicarse a la investigación, entrar en una empresa privada, contribuir a la riqueza de España, a que España aumente su nivel tecnológico en el mundo. No, no desean nada de eso. Lo único que desean es a aprobar unas oposiciones a funcionario público para ganar mucho y hacer poco. O no hacer nada. Imagínese, Einstein, de nacer en España, hubiera estudiado oposiciones a empleado de un colegio público.
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    …Y no me extraña. Porque los funcionarios públicos (oficinistas, administrativos, bedeles, médicos, jueces, políticos, profesores) viven en España a cuerpo de rey. En sus puestos de trabajo todo son ventajas, reconocimientos, días libres, buenos sueldos. A ellos les da lo mismo que los demás los consideremos ‘’la grasa del Estado’’. Es decir: unos flojos, apáticos, ociosos, remisos al trabajo, zánganos, incompetentes, gazmoños, ignorantes, empleados de c ulo gordo, tunantes del absentismo laboral, enchufados, etc.
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    …Y unos privilegiados que contribuyen, junto a la monarquía y las dispensas de los políticos, a la injusticia social en este país. Piense que, en sus trabajos públicos, no existe la inspección laboral, la eventualidad, el microcontrato, el empleo basura, el sueldo de hambre. Ellos pueden dedicarse toda la mañana a fumar en la puerta del colegio público, a jugar al Bacarrá en el ordenador de la oficina (como la Celia Villalobos hace en el Congreso) o bien pueden faltar a sus responsabilidades los días que quieran. Seguirán ganando su buena paga, actualizada todos los años por el Sindicato de la Función Pública (CSI-F), sin que nunca sufran reducciones de plantilla.
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    …Si usted, amigo Carlos, echa cuentas, verá en seguida que resulta más rentable estudiar durante 15 ó 20 años unas oposiciones para Funcionario público, que arriesgarse a poner una empresa para perderlo todo. Esto significa que nuestros jóvenes inteligentes o se marchan de España para entrar en un laboratorio o una empresa puntera (Apple, Google, Microsoft, Roche, IBM, Amazom.com, Merck&Co, JP Morgan Chase, Novartis, Exxon Mobil…) u optan a quedarse aquí de funcionarios. O sea, rascándose la barriga. Porque en este país sólo se vive del turismo y las exportaciones.
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    …Y los funcionarios, debido a su situación laboral privilegiada, viven ajenos al drama que están sufriendo millones de personas. Recordemos que ellos tienen: 1) Trabajo vitalicio. 2) 2 pagas extra al año. 3) Buen sueldo revisado periódicamente (sueldo, trienios, quinquenios, retribuciones complementarias), 4) Horario delicioso (35 horas semanales; tardes libres). 5) No existen los despidos. 6) Vacaciones pagadas. 7) 6 días anuales de asuntos propios. 8) Absentismo laboral, fines de semana libres, desayunos prolongados. 9) Faltas fácilmente justificables. 10) Derechos laborales muy muy garantizados (jubilación, cotización en la Seguridad Social, igualdad salarial para hombres y mujeres, flexibilidad en el vestir, etc.)
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    …Encima, hay demasiados empleados públicos en España. Y esto lo dicen las cifras. Si tenemos una tasa de ocupación de 18.048.700 personas, que soportan las pensiones y el coste de la asistencia pública del resto (32 millones de personas), de las cuales 5 millones están en paro y 2.522.306 no generan riqueza porque son funcionarios. Significa que es urgente reducir el número de empleados públicos de esta país, si queremos mantener nuestro sistema de bienestar. Máxime cuando los funcionarios cobran el 100% de sus sueldos y tienen siempre sus derechos laborales actualizados. Es decir, sus contratos son indefinidos.
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    …Y reducir el número de funcionarios sería muy sencillo: se convocan menos plazas públicas y se realiza una campaña desde el Estado de desafección hacia lo Público, recortando sueldos, precarizando el trabajo funcionarial, abaratando el despido y retirando por decreto el empleo indefinido en lo Público. Esto serviría para 1) Democratizar la situación laboral de todos los trabajadores españoles. 2) Terminar con la brecha salarial entre lo público y lo privado. 3) Incentivar la empresa privada y el emprendimiento entre los jóvenes. 4) Garantizar las pensiones de nuestros mayores y el estado de bienestar de todos. 5) Revertir la figura del funcionario pícaro y tuercevelas en alguien competente, que ha de reciclarse cada año para conseguir la renovación de su contrato eventual.
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    …En fin, amigo Carlos; esa es la triste realidad y la gran injusticia social en este país, donde Iñigo Errejón sólo representa la punta del Iceberg. (Las generaciones nuevas de políticos han venido a lo mismo: a chupar del bote. Tic-tac… tic-tac… tic-tac…)

    22 marzo 2016 | 23:38

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