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Casals, contra la bomba de Oppenheimer

Desde que vi la peli Oppenheimer, no dejo de pensar en Ucrania y en la eventual aniquilación nuclear del ser humano sobre la Tierra. Sabemos que las armas se inventan y se fabrican para ser usadas. La bomba atómica de Oppenheimer se fabricó y se utilizó contra 200.000 japoneses de Hirosima y Nagasaki. Asustó tanto a la Humanidad que, desde 1945, no se ha vuelto a usar contra personas. La película de Christopher Nolan nos golpea con el tramposo debate jesuítico de si el fin justifica los medios o, como decía Albert Camus, son los medios los que justifican el fin. Joan Esculles, de La Vanguardia, uno de mis diarios favoritos, desvela hoy en exclusiva la relación entre dos gigantes: Oppenheimer y Paus Casals. Que me perdone el autor, a quien felicito, pero no me resisto a copiar y pegar su información para los amigos de este blog personal. Su reportaje me ha traído recuerdos entrañables con el maestro Casals.

La exclusiva de La Vanguardia sobre Oppenheimer y Casals

Ana Westley (mi chica desde hace 54 años) retrató a Pau Casals en su casa de Malboro (Vermont, EE.UU) para la portada de Gaceta Ilustrada. Emocionante entrevista.

Con Pau Casals, en su casa de Malboro (Vermont). Inolvidable entrevista que tanto me impresionó, una de las mejores de mi vida.

Guerra y paz: la amistad que no pudo ser entre Oppenheimer y Pau Casals

La Vanguardia

por Joan Esculles

La tarde del 24 de octubre de 1958 Robert Oppenheimer y su esposa Katherine acudieron a la sede de la Asamblea general de las Naciones Unidas en Nueva York. No era un viernes cualquiera. Pau Casals volvía a tocar en Estados Unidos después de no haberlo hecho en los últimos treinta años por la política de connivencia de los países ­aliados con la dictadura franquista. El secretario general de la ONU, Dag Hammarskjöld, lo había invitado a tocar en el decimotercer aniversario de la fundación de la Organización y el músico había aceptado al considerar la sede territorio neutral. Era la primera vez que el artista tocaba en las Naciones Unidas. Todavía lo haría en dos ocasiones más, en los años 1963 y 1971.

Desde el patio de butacas, el físico teórico norteamericano de origen judío escuchó como Casals, a sus 81 años, interpretaba junto con el pianista Mieczyslaw Horszowski la Sonata n.2 en Re Mayor para violonchelo y piano de su admirado Bach.

Oppenheimer –protagonista de la película biográfica dirigida por Christopher Nolan que está arrasando en los cines– observó el músico que aquella primavera había posicionado contra la carrera armamentista nuclear.

Casals se había manifestado contra la carrera atómica, en parte responsabilidad de Oppenheimer

A inicios de mayo Casals había apoyado el manifiesto de su amigo Albert Schweitzer. El músico y teólogo franco-alemán, premio Nobel de la Paz cinco años atrás, había hecho un llamamiento a detener la proliferación de armas nucleares.

“Es increíble que hombres civilizados puedan seguir construyendo siempre nuevas armas y más destructivas en vez de poner la energía para hacer que este sea un mundo más feliz y más bonito”, había dicho Casals. Añadiendo que no tocaría ni en Estados Unidos ni en la URSS si no firmaban un acuerdo de de­sarme. Después de haber creado la primera bomba atómica en julio de 1945 con el proyecto Manhattan, Oppenheimer, a sus 54 años, era quien mejor podía comprender el peligro de no poner freno.

Casals durante los ensayos que tuvieron lugar de su Himno de las Naciones Unidas, estrenado el 24 de octubre de 1971

Casals durante los ensayos que tuvieron lugar de su Himno de las Naciones Unidas, estrenado el 24 de octubre de 1971

Después de la actuación, el violoncelista pronunció un breve discurso. “El mundo nunca se ha encontrado más cerca de la catástrofe. Los extraordinarios descubrimientos científicos que, en el transcurso de nuestro siglo, han conseguido diversos grandes intelectos en su búsqueda de conocimientos, son explotados ahora por la fabricación de instrumentos cuya capacidad de destrucción es monstruosa”. El concierto y el parlamento, emitido por la CBS y retransmitido por más de setenta emisoras de cinco continentes, solidificaron la imagen de Pau Casals como símbolo de la paz.

Tras crear la primera bomba atómica, el científico entendía mejor que nadie el riesgo nuclear

Acabado el acto, los Oppenheimer, impresionados por las convicciones de aquel músico de aspecto frágil fueron a saludar Casals y su esposa puertorriqueña, Marta Montañez.

De entrada tenían un punto en común. El músico hacía dos años que residía en la isla de Puerto Rico, después de dejar Prada de Conflent. El físico hacía uno que había comprado un terreno en ­Saint John, una de las islas Vírgenes de Estados Unidos, a menos de doscientos kilómetros. Aquello que habían creado el uno y el otro durante sus carreras profesionales era muy diferente, pero el reconocimiento del talento mutuo creó una atracción entre ambos.

Cartas entre Oppenheimer y Pau Casals

La carta que Casals dirigió a Oppenheimer en enero de 1960

En aquel momento, además, el físico era un hombre menospreciado. En medio de la caza de brujas del senador republicano Joseph McCarthy se le había acusado de vínculos con el comunismo por sus amistades pasadas y, entre otras cosas, por haber enviado dinero a los exiliados republicanos españoles. Apartado de su cargo de consejero político en asuntos nucleares y marginado de la administración norteamericana del presidente Dwight Eisenhower por su crítica a la proliferación nuclear y al programa de la bomba de hidrógeno.

El músico lamentó que “extraordinarios descubrimientos” se usaran en herramientas tan destructivas

Oppenheimer se concentraba en las clases, la investigación y viajaba por el mundo conferenciando. Al empezar el año 1960 la Universidad de ­Puerto Rico lo invitó a hacer una charla en el campus de Río Piedras. En cuanto lo supo, escribió al músico. La Vanguardia ha localizado en el fondo Oppenheimer de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, en Washington, y en el fondo Casals del Arxiu Nacional de Catalunya la correspondencia inédita entre ambos de este momento.

El 14 de enero, el físico desde el Instituto de Estudios Adelantados que dirigía en Princeton recordó a Casals que después de la “gran ocasión” del concierto en Nueva York habían quedado en que lo visitarían en Puerto Rico. Y le anunció que iría el 15 de febrero. “He oído que su salud no ha sido buena, pero si le permite una visita, sería un honor y un gran placer para nosotros encontrarnos con usted”. El músico a finales de mes le respondió entusiasmado. Será un ­placer y un honor recibirlo cualquier día y hora que les convenga. Esperamos verlos. Con admiración y saludos cordiales”.

Oppenheimer conferenció en Río Piedras el 17 de febrero sobre el papel de la ciencia en la sociedad, pero en unas circunstancias poco favorables. El auditorio de la universidad tenía una acústica deplorable de la que se quejaba la prensa local, como el semanario The Island Times .

Oppenheimer fue apartado por McCarthy, acusado de vínculos con el comunismo y de ayudar a los republicanos españoles

Para arreglarlo, el gobernador del estado libre asociado de Puerto Rico, Luis Muñoz Marín, el gran avalador del físico, estaba ausente por compromisos en Washington, como constata la correspondencia entre ambos que se guarda en el fondo de este último en su fundación homónima en San ­Juan.

El propio Oppenheimer, además, no se encontraba bien. Fumador de pipa empedernido, siete años después moriría de un cáncer de garganta. “Fue una pena y un sentimiento de pérdida que tuviera que dejar de lado el alto honor y el gran placer de llamarlo la semana pasada. El doctor no me dejó hacer nada que fuera más allá de lo mínimo obligado por mi visita a la Universidad, y estaba realmente demasiado enfermo para ser un buen invitado”. El físico se disculpó así ante Casals, el 25 de febrero, ya de vuelta a Princeton.

Para hacerlo peor, el propio músico, que vivía en Isla Verde, en las afueras de San Juan, tampoco se había encontrado en condiciones de irlo a escuchar. “Yo mismo no me encontraba demasiado bien”, respondió Casals cuatro días después. El lugar, además, le traía malos recuerdos. En abril de 1957 había sufrido un ataque cardiaco mientras ensayaba con la orquesta. “Me supo mal que no estuviera en condiciones durante su visita. Y por supuesto estuve muy decepcionado de no verlo. Deseo que la próxima vez será diferente y tendré el honor y el placer de su visita”, añadió.

A pesar de las diferencias, el reconocimiento del talento mutuo creó una atracción entre los dos

Lo que en principio parecía una cuestión sencilla no se concretó por motivos de salud de ambos. Oppenheimer trasladó a Casals que la Universidad de Puerto Rico le había insistido en que volviera el año siguiente y esperaba que el encuentro fuera posible entonces. No lo fue. El gobernador Luis Muñoz mantuvo un continuado carteo con el físico con la intención de crear en el estado un equivalente del Instituto que este dirigía en Princeton.

Oppenheimer preparó incluso presupuestos, pero su muerte dejó el proyecto inconcluso. Se desconoce si el norteamericano llegó a hacer alguna visita al músico desde las Islas Vírgenes a Puerto Rico después.

No hay constancia tampoco que el físico y el músico se reencontraran de nuevo en Estados Unidos. Oppenheimer no estaba en la lista de asistentes a la Casa Blanca el año 1961 al concierto de Casals, invitado por el nuevo presidente John F. Kennedy —rehabilitador de la figura pública del físico—, ni se sabe que fuera a la sede de Naciones Unidas en el año 1963. Como si el destino quisiera trasladar algún mensaje, el hombre que representaba la destrucción más mortífera y lo que simbolizaba la paz no se habían podido encontrar con calma para conocerse con profundidad.

Para presumir un poco, tampoco puedo evitar recordar aquí la aventura que nos llevó a Ana y a mí a conseguir la entrevista con el maestro Pau Casals, una de las más emocionantes y entrañables de mi vida.

Copio y pego las páginas correspondiente de mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo» (Ed. Marcial Pons) sobre Pau Casals.

Sobre Casals, Pag.129 da «La prensa libre no fue un regalo».

Sobre Casals. Pag. 130

Sobre Casals. Pag. 131

Sobre Casals. Pag. 132

Sobre Casals. Pag. 133

Sobre Casals. Pag. 157

Portada de «La prensa libre no fue un regalo»

 

Hoy perdí al tenis… y aprendí

¡Menuda paliza! Gregorio, que tiene mi provecta edad y es un campeón en nuestro grupo, me ganó hoy por 6-0 y 6-1. Pero aprendí (humildad, sobre todo) y me divertí con muchos empates y ventajas que cayeron de su lado. «La fortuna favorece a los audaces» (Virgilio), pero hoy no fue mi caso. Jugué con miedo y, ante el campeón, se me encogió el brazo. «Le petit bras» (el pequeño brazo) que dicen los franceses.

Con Gregorio García Arranz… y su libro en la Federación de Tenis

Yo creo que el doctor García Arranz se dignó a jugar conmigo en la pista cubierta de la Federación porque le prometí que leería con mucho gusto su libro si me lo dedicaba.

Dedicatoria de Gregorio. Ya veis que mi titulo, bien ganado, es el de «becario».

Él leyó el mío («La prensa libre no fue un regalo») y yo leeré el suyo. Ojo por ojo, amigo. Incluso asistió a la presentación de mis memorias en el Ateneo de Madrid. Prometo acudir a su presentación en otoño. Cuando termine de leer su novela le retaré a otro partido.

Cubierta de su libro

Contra cubierta

Me gustó jugar con alguien mejor que yo. Aprendí y se lo agradecí. Solo había jugado frente a Gregorio en dobles y mis compañeros (Migue Ángel o Jeff), siempre generosos, disimulaban mis errores. O sea, que hoy jugué yo solo, por primera vez, frente a este monstruo del tenis.

No todo va a ser política…

Gracias y feliz verano, doctor.

 

Mi hijo Erik y yo empezamos hoy a escribir un libro

Emocionado por mi victoria (6-2), y antes de que regrese la rancia censura franquista, en el caso terrible de que mañana ganen PP y VOX, mi hijo Erik y yo hemos reflexionado y acordado hoy escribir un libro, a cuatro manos, como si aún fuéramos libres.

Hoy gané a Erik por 6-2 en el set oficial. Me vine tan arriba que me creí capaz de escribir otro libro. Esta vez al alimón entre los dos. El último de «La prensa libre no fue un regalo» ya está casi agotado en Marcial Pons.

El derrotado pagó los cafés.

En el Cafe de Los Austrias, frente al polideportivo de La Bombilla, empezamos a escribir el libro. Solo tenemos el título que, seguramente, lo cambiará el editor si es que conseguimos publicarlo.

La. idea surgió hace tiempo cuando, hace dos años, ambos firmamos juntos este artículo en La Voz de Almería (donde Erik había sido becario).

Artículo publicado en La Voz de Almería, hace dos años.

Segunda página de La Voz de Almería

Texto en word del artículo de La Voz de Almería:

Un policía, solo, frente a los dioses

José A. Martínez Soler y

Erik Martínez Westley

Un policía ejemplar, galardonado, aplaudido y luego abandonado y machacado injustamente por los dioses, me recuerda a la ascensión, caída y redención de personajes propios de Shakespeare. Esa injusticia, como una espina en el corazón, la llevo clavada desde la tragedia del 11-M en Atocha, el mayor atentado terrorista de la historia de España. Mi hijo Erik, con quien comparto esas líneas, ha criticado este silencio sonoro que brota de mis memorias de la Transición (“Y seguimos vivos”). He cortado el capítulo dedicado al comisario Rodolfo Ruiz, el encargado de la línea de custodia de la mochila de Vallecas que incriminaba a Al Qaeda y no a ETA en el 11-M.

Erik me interpeló: ¿Dónde están los daños irreparables sufridos por el comisario Rodolfo Ruiz, el guardián de la mochila de Vallecas, perseguido con saña por los grupos mediáticos afines al Partido Popular, para justificar el bulo de que fue un atentado ETA y no de Al Qaeda? El daño que le causó el vacío que le hicieron también los políticos de izquierdas y los grupos mediáticos afines, que no querían generar ruido, es igual de imperdonable. Acusaciones infames. Silencio cobarde.Los dos grandes partidos y sus grupos mediáticos afines colisionaron en un incidente, la mochila de Vallecas, y en un hombre mortal de carne y hueso, el comisario que la custodiaba. A este hombre le tocó estar en el sitio y en el momento en que el partido que gobernaba hizo palanca para mover sus intereses colosales (las elecciones y el Poder). Pensamos que, si le pasó a Rodolfo, nos podría haber pasado a cualquiera de nosotros. Nos echamos a temblar. Un hombre cabal y su familia, sin haberlo buscado, están de golpe en el ojo que te mira desde el Poder. La presión miserable de unos y el abandono cobarde de otros, cercándole por todos lados, solo ante los dos partidos y sus medios, le pasaron una factura durísima. Rodolfo ha rehecho su vida, no sin heridas. Han pasado varios años y esta injusticia colosal aún me conmueve. Hay circunstancias, decía Unamuno, en las que callarse es mentir.

Me sentí mal por haber recortado en mis memorias los párrafos del bulo sobre la custodia de “la mochila de Vallecas”, esa herida tan mal cerrada de la historia reciente de nuestra democracia. Ayer mismo me disculpé con el comisario Ruiz quien, afortunadamente, está rehaciendo su vida y prefiere olvidar tantos sufrimientos pasados. Recuerdo muy bien el día que Rodolfo Ruiz me visitó en mi despacho del diario 20 minutos. Venía de parte de mi hijo Erik y de su hijo Pablo. Ambos se conocían por amigos comunes y eso cimentó nuestra confianza mutua. El comisario estaba muy afectado, casi abatido, por la campaña insidiosa, terrorífico bullying, que machaconamente difundía el Gobierno de Aznar y su prensa afín contra él. Le habían convertido en el muñeco a tumbar. Nadie le recibía. Su versión de los hechos no importaba. No sabía a quién acudir. Al final, como padre de un conocido de su hijo, mostré interés en su caso. Me impresionó. Las confidencias entre un policía y un periodista suelen estar sometidas al off the record. Sin su permiso no podré contar algunas de ellas que me llenaron de rabia contra tamaña injusticia. ¡Ay, si pudiera!

Me encontré con un hombre entero pese a estar solo, indefenso, frente a los poderes del Estado y a sus medios próximos. Desprestigiando su labor policial en la custodia de la mochila de Vallecas, cuyo contenido incriminaba a Al Qaeda, los partidarios del bulo de ETA en los trenes Atocha, creían ganar posiciones. El comisario Ruiz era la pieza a abatir. Como un junco imposible de quebrar, aguantó, solo, contra viento y marea. Después de ganar todos los pleitos, la acción profesional y heroica de Rodolfo Ruiz solo fue celebrada y premiada, hace unos años, por la “Asociación 11-M de Afectados por el Terrorismo”. Aunque insuficiente, algo es algo. Allí nos dimos un abrazo.

Cuando conocí a Rodolfo, Aznar había sido sustituido por Zapatero y Acebes por Rubalcaba. Sin embargo, el vía crucis del comisario de Vallecas continuó durante demasiados años. El diario El Mundo seguía sacando portada tras portada con falsedades sobre la mochila de Vallecas. Abundaron las teorías conspiratorias.  Jiménez Losantos y sus calumnias infames… Millones de personas consumían estas teorías del odio, aceptando disparates antes de admitir que el presidente Aznar había mentido miserablemente por aferrarse al Poder.

Antes del 11-M, cuando Rodolfo era jefe de la Brigada de Información de la Policía, en la cumbre de su carrera, desarticuló con su equipo peligrosas bandas criminales. Él y todos sus colaboradores fueron galardonados con medallas al mérito por aquella acción policial. Cuando la propuesta de concesión de esas medallas llegó a la mesa del ministro del Interior, mi admirado Rubalcaba, el nombre de Rodolfo, el jefe del equipo, fue eliminado del grupo de condecorados. No fue borrado de la lista por arte de magia.

Ese clavo agravó la depresión de la esposa del comisario que, al poco tiempo, la llevó al suicidio. (Quizás, quién sabe, agotada por esta pesadilla, esta injusta persecución que no parecía acabar nunca…) Intercedí ante el ministro Rubalcaba para que le devolvieran la medalla que, nunca supimos por qué, le habían quitado. Las respuestas evasivas escritas por mi querido Alfredo, poco valeroso por no decir cobarde, me llenaron de tristeza y decepción.  ¡Ay, la política y el miedo a la prensa canalla!

El presidente Aznar precedió al presidente Trump en la invención de bulos de gran calibre para conservar el Poder y deslegitimar a su sucesor. Ambos demostraron no ser demócratas. A veces, conviene hacer memoria. No olvidar. Lo que le pasó al comisario Ruiz podría pasarnos a cualquiera de nosotros. Todos corremos el peligro de ser víctimas de la injusticia.

Pasados los años, Rodolfo ha ganado todos los juicios por calumnias, ha sido restituido en su puesto, cobra su pensión y, pese al daño sufrido, ha rehecho su vida con éxito. Aprendimos de él -y de Don Quijote, cómo no- que no hay que ceder si la razón y la justicia están de tu parte. Claro que, con todos los dioses en contra, la integridad tiene un precio. Es un héroe anónimo que sobrevivió a una tormenta que ni te cuento. Por eso, merece el reconocimiento de los demócratas.

En esta hora de revisión de memorias, Erik y yo ofrecemos estos párrafos a nuestro amigo Rodolfo, el comisario que salvó la línea de custodia de la mochila de Vallecas y, de paso, el honor de muchos demócratas. De aquel primer encuentro en el diario 20 minutos, propiciado por nuestros hijos, surgió una gran amistad entre un policía integro, que aguantó en solitario la embestida de los dioses, y un periodista miedoso. Gracias, Rodolfo. Los demócratas estamos en deuda contigo.

 

11-M-Fue-Al-Qaeda

Ls mentiras de Feijóo nos han recordado otras mentiras, mucho más graves, de su maestro José María Aznar y por las que «el hombrecillo insufrible» (como le definió Helmut Kohl) aún no ha pedido perdón a la familia del comisario Rodolfo Ruiz ni a la sociedad española.

Los españoles reaccionamos entonces frente a las mentiras de Aznar y el PP perdió las elecciones del 14-M de 2004. Ojalá mañana pase lo mismo con las mentiras de Fakejóo y no tengamos que sufrirle 4 años en la Moncloa, asistido por su presunto vicepresidente Santiago Abascal y, lo que sería mucho peor, por su presunto ministro del Interior, Javier Ortega Smith, el bárbaro.

Miedo me dan. Votad bien, por favor.

Mirad lo que me recuerdan estos bárbaros.

#Masterpiece https://t.co/iEmvrUXZjt
(https://twitter.com/judit_sinhache/status/1682397029480243201?t=I_O-sc-5ZHkGOaKgdKfRig&s=03)

A Fakejóo se le vio el plumero en TVE

Que una periodista haga bien su trabajo no debería ser noticia. Sin embargo, en el caso de mi colega Silvia Intxaurrondo lo ha sido. Y con razón.

Silvia da una lección de honradez profesional a Feijóo

Nuestra profesión tiene mala prensa y se la ha ganado a pulso. Por eso, doy las gracias a Silvia por haber restaurado el honor del Periodismo (tan devaluado), al defender la verdad de los hechos probados frente a las mentiras soeces de Fakejóo.

Si te despiden, Silvia, aquí no te faltará un plato de comida.

Claro que si gana el Feijóocho (que, a estas alturas, ya no lo creo), Silvia se puede quedar sin empleo por haber hecho bien su trabajo. Eso no les ocurrirá a los pseudo moderadores de la teles privadas de A-3 y la Sexta.

Con Aznar en TVE, poco antes de que me despidiera en 1996. Le gané el juicio a TVE por despido improcedente. A la indemnización que fijó el juez, mis hijos la llamaron «la Beca Aznar». Foto publicada en mis memorias «La prensa libre no fue un regalo».

A mí me despidió Aznar porque no le gustaron mis preguntas en la entrevista preelectoral que le hice en 1996.

Los chistes, como éste, han inundado las redes. Las mentiras tienen las patas cortas.

 

Querida Silvia, si te despide Feijóo, aquí siempre tendrás un plato de comida. A mí me alimentaron mis vecinos en 1996… y luego me refugié en la Universidad hasta que fundé 20 minutos. La «Beca Aznar» contra la libertad de prensa me ayudó a crear el diario más leído en la historia de España.  Justicia poética.

En El País de hoy:

Intxaurrondo solo encendió la luz

La periodista de TVE repreguntó y corrigió datos falsos de las declaraciones de Alberto Núñez Feijóo

01:34
Feijóo insiste en el dato falso de que el PP siempre revalorizó las pensiones con el IPC

Feijóo insiste en el dato falso de que el PP siempre revalorizó las pensiones con el IPC

Alberto Núñez Feijóo en un mitin.Vídeo: TVE

Este lunes sucedió algo extraordinario. Feijóo estaba siendo entrevistado en TVE y lo que debía ser una entrevista más de campaña se convirtió en un potro de tortura porque Silvia Intxaurrondo, periodista de los servicios informativos de TVE, le rebatió las incorrecciones. O mentiras. Pongan ustedes el sustantivo. Feijóo: “Nuestro partido nunca ha dejado de revalorizar las pensiones conforme al IPC. El único partido que congeló las pensiones fue el PSOE. Siempre lo hemos hecho y…”, decía el candidato cuando sonó un trueno: “No es correcto, señor Feijóo”. ¡BOOM! Feijóo intentó zafarse y solemnemente respondió: “Es absolutamente correcto”. Pero Intxaurrondo no se echó atrás y leyó los datos: “No lo hicieron ni en 2012 ni en 2013 ni en el año 2017″. Feijóo le dijo a Intxaurrondo: “Revise usted los datos”. Ella respondió: “No, mis datos son correctos, señor Feijóo”. Feijóo siguió repitiendo que “el PP ha revalorizado las pensiones…”. La entrevista siguió con el caso Pegasus. Feijóo no contestó y se agarró a que lo había leído en un teletipo de agencia y que tal vez el teletipo no era correcto. Cuando Intxaurrondo le preguntó qué teletipo, Feijóo no lo recordaba. Y ahí no mentía, era imposible recordarlo porque el supuesto teletipo no existía. Horas después Feijóo puso un tuit que rectificaba sin rectificar. Era insuficiente, pensaron los cuarteles generales de muchos medios, había que hacer algo, había que salvar al soldado Alberto porque #Intxaurrondo era tendencia en Twitter y el PSOE había olido sangre. El Mundo: “Bronca monumental entre Feijóo e Intxaurrondo”. Al entrar en la noticia el titular cambiaba a “Tenso rifirrafe”. Había que irse hasta el párrafo 12 para leer que “de hecho” los datos de la periodista eran correctos. Abc: “Feijóo e Intxaurrondo se enzarzan en TVE por la revalorización de las pensiones”. El Español: “Máxima tensión entre Intxaurrondo y Feijóo”. EsDiario: “Guerrillera”. OkDiario: “TVE intenta montar un lío a Feijóo”. El texto llega a decir que la entrevista fue “inquisitorial” y que “ha dejado en evidencia a la periodista”. The Objective: “El encontronazo acabó con el líder del PP matizando sus palabras en su cuenta de Twitter”. El Confidencial consiguió contar el momento de tensión entre la periodista y el candidato sin hacer referencia en ningún momento a que ella tenía razón. Meritorio ejercicio de equilibrismo. Porque Silvia Intxaurrondo solo había preguntado, repreguntado y corregido datos falsos. Había hecho su trabajo, había encendido la luz.

Recomiendo también este excelente artículo de Alex Grijelmo: «Los periodistas no somos magnetófonos».

¡Bravo, Alex! No me explico por qué no has ingresado ya en la Real Academia.

Feijóo, si gana, no podrá despedir a los moderadores del debate

A esto le llamo yo progreso. Aunque quisiera, si Feijóo gana las elecciones de 23-J no podrá despedir a Ana Pastor ni a Vicente Vallés de sus cadenas privadas de televisión. No está en su mano. Los moderadores del único debate televisivo de esta noche no dependen de él.

En el año 1996 no fue así. Aznar tuvo miedo y no quiso hacer debates. Solo entrevistas individuales a los candidatos a la presidencia del Gobierno. Por tercera vez (1986, 1993 y 1996), a mí me tocó la china como entrevistador oficial del Reino. Y eso me costó el puesto. A Aznar no le gustaron mis preguntas, ganó la elecciones, por muy poco, y me despidió de su TVE.  Yo no tenía cargo político sino contrato laboral como corresponsal en EE.UU. Aquella entrevista me llevó al paro. Gané el pleito a la TVE de Aznar por despido improcedente y cobré una buena indemnización que mis hijos llamaron «la beca Aznar».

Me refugié en el «sagrado académico» hasta que, pasada la persecución, pude fundar el diario 20 minutos.  El 14-M de 2004, Aznar huyó por la gatera de la Historia como un mentiroso ruin y miserable. No fue ETA la del 11-M, señor Aznar. Fue Al Qaeda. Solo 20 minutos lo publicó en su portada el 14-M. Engañó a los demás diarios. Y eso le costó el puesto al PP. Justicia poética.

Con Aznar, candidato ala presidencia del Gobierno, en TVE.

Para más detalles, remito a mis queridos lectores a las páginas que dedico a este asunto, de triste memoria, en mi libro «La prensa libre no fue un regalo».

Pag. 500 de «La prensa libre no fue un regalo»

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Pag. 410

Las primeras entrevistas a candidatos presidenciales que hice en TVE fueron en las elecciones del 1986 cuando yo dirigía el informativo Buenos Días. En aquella ocasión, me tocó entrevistar a Fraga. Mucho más simpático (y demócrata) que Aznar. Dónde va a parar. Claro que entre Fraga y Aznar reconozco que no soy objetivo. A pesar de los pesares, prefiero a Fraga.

Portada de 20 minutos el 14-M de 2004. El único diario de España que desmintió al presidente Aznar. El presidente del Gobierno y del PP engañó a los demás.

Portada de mi libro

Mi vida en «un podcast de película» en RNE

Hoy me siento alguien. Cuento mi vida en la radio. Ana Ramos ha publicado en Radio Nacional de España «un podcast de película»  sobre mi vida periodística. Ella mezcla la peli «Detrás de la noticia» con mi libro «La prensa libre no fue un regalo», me tira de la lengua (¡Ay, la vanidad, el pecado favorito del diablo!) y yo le respondo como si fuera libre. Me ha gustado mucho volver a Prado del Rey. Allí me siento como en casa. Gracias, Ana.

Montaje de RNE en donde aparezco con los actores de la peli «Detrás de la noticia»

Resumen del podcast de Ana Ramos en RNE

Portada de mi último libro «La prensa libre no fue un regalo»

Nicolás, sobrino rebelde de Franco, fue nuestro salvador

Acabo de leer el El País que Nicolás Franco, sobrino rebelde del tirano, ha donado toda su colección de caza al Museo de Ciencias Naturales.

Nicolás Franco en El País de hoy.

Celebro su gesto que me ha traído, además, gratos recuerdos de nuestro paso conjunto desde la cruel Dictadura de su tío a la Democracia que él nos ayudo a traer para nuestro hijos y nietos…

Con Nicolás Franco ante mi talla del emir Jayrán, expuesta en el aljibe árabe del siglo XI, en el Hotel Catedral de Almería.

Desde el aljibe del emir Jayrán, nos fuimos paseando a celebrar su visita a mi tierra -¡cómo no!- a Casa Puga. Entrañables recuerdos.

Con Nicolas Franco en Casa Puga

Ojalá que los de VOX (que están engatusando a algunos ingenuos del PP con su discurso retrógrado, machista y xenófobo) sigan el camino liberal y democrático de Nicolás Franco y no el rumbo dictatorial de su tío de tan triste y dramática memoria.

Tras leer el reportaje de El País, te tenido un ataque de nostalgia y me he puesto a leer las páginas que dediqué a Nicolás Franco en mi libro de memorias personales y periodísticas («La prensa libre no fue un regalo») cuya lectura os recomiendo. Copio y pego:

Sobre Nicolás Franco (pag. 240)

Sobre Nicolás Franco (pag. 241)

Sobre Nicolás Franco (Pag. 242)

Sobre Nicolás Franco (Pag. 243)

Sobre Nicolás Franco (Pag. 244)

Sobre Nicolás Franco (Pag. 245)

Sobre Nicolás Franco (Pag. 296)

Sobre Nicolás Franco (Pag. 297)

 

Testigo de la Transición. Así lo conté ayer en Capital Radio

Victor López leyó mi libro «La prensa libre no fue un regalo» y me invitó a Capital Radio para hablar de la Transición de la Dictadura a la Democracia, algo que pasó hace casi medio siglo y que nos conviene no olvidar.

En el estudio de Capital Radio hablando de la Transición.

Si desconocemos u olvidamos nuestro pasado reciente corremos el riesgo de repetir los mismos errores y sufrir traumas semejantes. Por eso, me gustó la entrevista que me hizo Victor para Capital Radio y que podéis escuchar aquí. Hablé como si fuera libre.

Con Víctor López en Capital Radio

Introducción a la entrevista.

Testigos de la Transición – José Antonio Martínez Soler

José Antonio Martínez Soler, JAMS, trabajó en Televisión Española en las décadas 80 y 90. Antes, había dirigido el semanario Doblón -siempre beligerante con la dictadura-, siendo secuestrado en marzo de 1976 para obtener de él información sobre dos generales y algunos jefes prodemocráticos de la Guardia Civil. Fundador de los diarios El Sol y La Gaceta de los Negocios, redactor jefe del diario El País, Cambio 16 y director general del periódico 20 minutos, es cum laude en Ciencias de la Información por la UCM y diplomado por la Nieman Foundation for Journalism de la Universidad de Harvard. En los estudios de Capital Radio (Madrid) nos habla de aquel suceso que pudo costarle la vida, de su etapa como empresario de la comunicación y de lo difícil que resultó conseguir la libertad de prensa en España. Con mirada aguda, voz vívida y vivida. Lo comprobamos en este decimoséptimo episodio de Testigos de la Transición. 50 años de Periodismo.

También tenéis la entrevista en la web de Capital Radio y en plataformas digitales (Spotify, iVoxx, Spreaker…)

La Transición, por miedo y casi de milagro (Nativel Preciado)

El domingo 11 de Junio, de 18.00 a 20:30 h., firmaré ejemplares de mi libro en la Feria de Madrid (Caseta 82 de Marcial Pons)

Nativel Preciado publica una crítica de mi libro «La prensa libre no fue un regalo» en los Cuadernos de Periodistas de la APM que le agradezco de corazón. No se pueden resumir mejor en cinco párrafos (que os recomiendo) las 500 páginas de mis memorias personales y profesionales. Ella me conoce bien, desde los tiempos que compartimos en la redacción de Doblón, aquel semanario  anti franquista (con Franco vivo) que casi me cuesta la vida. Gracias, Nativel. Yo te vi primero.

Nativel Preciado, periodista y escritora

La prensa libre no fue un regalo

por Nativel Preciado

Cualquiera que se decida a leer La prensa libre no fue un regalo, de José Antonio Martínez Soler (JAMS), se convencerá definitivamente de que la transición española salió con grandes esfuerzos, enormes dificultades, continuos obstáculos, casi de milagro, a base de consensos pactados, más por miedo que por prudencia. Miedo legítimo a la revancha de los vencidos, a la violencia terrorista, a la persecución policial, judicial o profesional. Miedo incluso a la muerte. Hace falta una mirada limpia para admitir que aquella generación, como cuenta su autor, peleó día a día, minuto a minuto, palabra a palabra, para defender la libertad de expresión. El relato de JAMS tiene el enorme valor de un periodista que ha sido testigo, desde la primera línea de batalla, de hechos históricos acontecidos durante más medio siglo. En su caso, con el mérito añadido de ser, además de testigo, víctima de la brutal represalia de un comando asesino que intentó acabar con su libertad y hasta con su vida.

Pido disculpas si me implico demasiado en la historia, pero es que yo ese día estaba allí, en la redacción de Doblón, el semanario que dirigía entonces Martínez Soler, cuando varios individuos armados, cubiertos con pasamontañas, fueron a buscarle a su casa de Las Matas, le secuestraron y le llevaron a un lugar recóndito de la Sierra de Guadarrama para torturarlo hasta el anochecer. El búnker franquista decidió actuar por su cuenta. El comando quería saber las fuentes que le habían informado sobre la purga de mandos moderados en la Guardia Civil, un reportaje que apareció en Doblón firmado con seudónimo. Como no dio los nombres, le sometieron a un simulacro de fusilamiento. Le dejaron vivo a condición de que mantuviera silencio. Si contaba algo de lo sucedido, matarían a su mujer. Hasta muchos años después, no supimos con detalle lo que habían hecho con nuestro director; eso sí, vimos que tenía el rostro desfigurado.

Hasta muchos años después, no supimos con detalle lo que habían hecho con nuestro director; eso sí, vimos que tenía el rostro desfigurado

A raíz del atentado, toda la prensa publicó el mismo editorial titulado “Impunidad”. La noticia del secuestro tuvo gran repercusión en la prensa internacional. Se produjo una respuesta unánime de todos los grupos editoriales contra la represión que seguía existiendo un año después de la muerte de Franco. Durante el ultraconservador mandato de Arias Navarro, político inmovilista que hizo lo imposible por impedir la transición a una democracia plena, se desató una oleada de brutales represalias contra los periodistas y, en general, contra todos los que defendían una libertad que, a pesar de las promesas, tardaba demasiado tiempo en llegar. Fue una lucha larga y difícil. Había que asumir el riesgo de cierres, secuestros, querellas, procesamientos, detenciones, interrogatorios y palizas. El ambiente no podía ser más hostil.

Del papel de la prensa en aquellos días de plomo, del referéndum de la OTAN, de los atentados de ETA, de la Constitución del 78, del golpe del 23-F y del resto de los acontecimientos de los que ha sido testigo escribe José Antonio Martínez Soler con conocimiento de causa. Además de director y fundador de Doblón, lo fue también de los diarios El Sol y La Gaceta de los Negocios, redactor jefe del diario El País, del semanario Cambio 16 y director general del periódico 20 Minutos, promotor del informativo Buenos Días y director de los Telediarios en Televisión Española. Y, como él dice, sigue vivo para contarlo.

La lectura de este excelente relato de Martínez Soler contribuye a recuperar la memoria histórica que forma una parte imprescindible del proceso democrático. Quienes lo lean comprenderán mejor por qué los españoles, hartos de la violencia padecida durante tantos años, rechazaron la ruptura radical con el pasado y eligieron la reforma para llegar pacíficamente a la democracia.

Nativel Preciado
Periodista y escritora

Mi libro, en la caseta 82 de la Feria de Madrid.

Caseta 82 de Marcial Pons en la Feria del Libro del Madrid

Contra cubierta de mi libro

Fiesta de fin de curso, con más admiración que envidia, en tallasmadera.com

Tampoco terminaré en este curso mi «Quema de libros por la Inquisición», tallada en madera de cerezo, que inicié antes del confinamiento y retomé este curso. Las clases se cerraron y escribir mis memorias («La prensa libre no fue un regalo»), en plena pandemia. desvió mi atención temporalmente.

Talla inacabada de la «Quema de libro de un hereje», inspirada en una obra del gran Juan de Juni.

Ayer celebramos en mi casa la fiesta de fin de curso de tallasmadera.com con un asado de rechupete. Una fiesta de camaradería sensacional, donde brillaba más la admiración que la envidia entre los 25 artistas que homenajeamos ayer a nuestra brillante maestra Sandra Krysiak.

Cuadro de honor de la fiesta de fin de curso: Hector, maestro asador (Izda), Sandra Krysiak, Toño, pinche de cocina, y yo, chupando cámara, de puntillas, detrás de ellos.

Hector, nuestro asador oficial argentino, que tampoco ha terminado a tiempo su talla del Guernica, avivó el fuego con las astillas de cedro y otras maderas nobles que recogí del suelo en clase. Eran fruto de nuestro sudor para hacer emerger con la gubia nuestras esculturas y relieves, escondidos en el interior de unos simples tacos de madera. Las astillas de cedro, que huelen de maravilla,  dieron un aroma especial al corte argentino de la carne y de las verduras, sometidas al fuego lento.

Exhibición del corte argentino durante los aperitivos.

La talla une mucho a quienes practicamos esta terapia artística, más barata que el siquiatra. Hubo buen yantar, muchas risas y excelente camaradería.

El núcleo duro de nuestros talleres, con Toño, que domina el selfie, a la cabeza.

Comimos sin lluvia, pero los postres, café y copa tuvimos que tomarlos en un porche bajo techo. Hubo tormenta pasajera.

Allí empezó la segunda parte de la fiesta con música, cante, baile y algunos discursos desternillantes.

Yo comencé a hablar diciendo: «Seré breve… «. Ahí acabó mi discurso. Las carcajadas de mis colegas no me dejaron seguir hablando. Ya me conocen.

Cristina (Izda), Toño y Marian triunfando con sus canciones.

En mi casa era costumbre rifar algunos regalos de empresa que no queríamos consumir (huíamos en conciencia de la sensación de soborno a periodistas). Recuerdo que en una fiesta con mis colegas de TVE, cuando yo dirigía y presentaba el Buenos Días, sorteamos un jamón ibérico procedente de la cesta de Navidad de un banco en crisis. Cuanto más grave era la crisis bancaria, mayor era su cesta. En 1986, le tocó el jamón a José Antonio Maldonado, recién contratado por mí como hombre del tiempo para el Buenos Días. Un hombre generoso. A los pocos días, se presentó en el Pirulí con el jamón recortado en lonchas. Menuda fiesta.

La mano inocente que ayer sacó del puchero, sin mirar, los números premiados fue la de nuestra maestra Sandra Krysiak.

Como ahora soy un abuelo jubilado sin influencia, no recibo regalos/soborno como antes. Por eso, opté por premios simbólicos de bajo coste. Por ejemplo, el tercer premio fue la bandeja de panceta sobrante porque, saciados de carne y verduras a la brasa, fuimos incapaces de asarla y comerla. Menos mal que acompañé la grasienta panceta con una camiseta de propaganda de mi libro. Eso sí le gustó al premiado que fue Toño, el pinche de cocina y gran tallista.

Toño luce la camiseta de su tercer premio.

El segundo premio, una taza de propaganda con el titulo de mi libro, fue para Marian, la mujer de Pablo Redondo (Odnoner), un consagrado escultor, el ex alumno de Sandra más bendecido por el éxito.

Fernando, el premiado, se troncha de la risa al comprobar que le había tocado mi libro… que ya ha había comprado y leído.

El primer premio fue mi libro (¡cómo no!) y fue a parar, entres grandes risas, a Fernando, mi colega del taller de Tupatio en marqués de Vadillo, que ya lo había comprado, leído y subrayado. Lo cedió generosamente a Ana, de Primero de Cuenco, que estaba sentada a su lado y aún no lo había comprado.

Maestro asador y pinche celebraron su éxito culinario con unos buenos bailes y no pocas risas.

Los últimos salieron de casa cerca de la media noche. Una tarde/noche maravillosa, llena de buena comida y bebida y mejor humor. Muchas gracias, queridos colegas, por venir a casa. Y muchas gracias, especialmente, a estos dos bailarines, auténticos maestros del espectáculo y del asado argentino.

El final, pedimos a la maestra Krysiak (a coro, naturalmente) un aprobado general.  Ya veremos.