Como me dice mi fisio, Álvaro Iborra, «el día que el hombre se puso a dos patas la fastidió con la espalda».
Y es cierto, porque el hombre es casi el único animal que tiene la espalda perpendicular al suelo. Como apunta el dr. M. Sánchez Vera en el libro Manual de salud para prevenir las enfermedades, cuando el niño va creciendo y se va poniendo sobre los dos pies, «[…] en la columna vertebral aparecen dos curvas, una en la zona cervical y otra en la lumbar, ambas de convexidad anterior en el plano sagital. La zona dorsal queda con su primitiva curva de convexidad posterior. Investigaciones biomecánicas han demostrado que, gracias a estas curvas, la resistencia mecánica de la columna es diez veces superior a la que tendría si la columna fuera completamente recta«.
El proceso de la adopción de la posición bípeda en el hombre es bastante complicado y, a pesar de la cantidad de años que llevamos moviéndonos sobre dos pies, aún no estamos plenamente preparados para esta posición, por lo surgen problemas con mucha frecuencia.
Según el dr. M. Sánchez Vera, biomecánicamente la columna se ve sometida a dos fuerzas o principios contradictorios: «Debe ofrecer el sostén sólido al individuo y debe permitir la movilidad necesaria para cumplir los objetivos que el sujeto se proponga. Esto se consigue por la acción de los músculos que en ella se insertan».
Sobra decir que la importancia de los músculos que sostienen la espalda es total: «O hay musculatura que sostenga y mueva la espalda o no hay una adecuada funcionalidad vertebral».
Además, el peso que cae sobre la columna es recogido en última instancia por los músculos, que absorben las presiones mecánicas sobre el raquis.
¿Crees que trabajas adecuadamente los músculos de tu espalda para que esta no sufra? ¿Cuál es tu mejor tipo de ejercicio para ello?