Nuestro cuerpo es como una máquina. Hay que engrasarla, revisarla, meterle un buen carburante... Sólo tenemos una, y nunca es tarde para empezar a cuidarla

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Los músculos que forman el abdomen

Los músculos abdominales están formados por el recto del abdomen, el transverso (en la imagen de la derecha una ilustración de Henry Gray: Anatomía del cuerpo humano), y los oblicuos (externo o mayor e interno o menor). La función de este grupo muscular es reforzar el tronco en su parte anterior, ya que por la posterior está la columna vertebral.

Como en nuestro esqueleto la cadera y el tórax se unen mediante las vértebras, tener fuerte y con un buen tono la musculatura abdominal es muy importante, ya que eso da firmeza al cuerpo a la hora de adoptar posturas buenas que no deriven en deformaciones y dolores de la columna vertebral.

Poseer una faja abdominal fuerte es bastante fácil, ya que con trabajar unos minutos al día esta zona, con ejercicios abdominales, se puede mantener a punto. Los músculos abdominales son fáciles de trabajar y enseguida se adaptan al ejercicio. Estos minutos no son suficientes, sin embargo, para que se marque el músculo. Eso, como dijimos en un post anterior, requiere de más trabajo y otros factores, como una alimentación sana y equilibrada, no tener grasa en la zona…

Pero además de estos músculos ya citados, hay autores que incluyen otros músculos como parte de los músculos abdominales, porque están relacionados con la flexión, extensión o torsión de la columna y tronco, aunque su situación en el cuerpo no sea propiamente la zona abdominal.

Esos músculos son los espinosos (intertransversos, interespinales, multifidos), el iliocostal, el psoas iliaco, el cuadrado lumbar y el dorsal ancho.

En próximos post hablaremos de los dos grupos a los que hemos aludido hoy, de sus funciones, y con qué tipo de ejercicio se trabajan.

La posición del cuerpo en Pilates

Cuando practicamos Pilates, es fundamental estar concentrado y llevar la respiración al ritmo que marca el ejercicio, lo que nos ayuda a lograr un control absoluto de nuestro cuerpo.

El Pilates trabaja sustentando el cuerpo en tres pilares:

1. El centro del cuerpo o power house (llamado así por Joseph Pilates, por ser el centro energético de nuestro cuerpo), constituido por todos los músculos que circundan el cuerpo desde debajo de la cintura hasta el final de la pelvis, y su eje es el transverso central, que es algo así como una faja que rodea toda la zona lumbar y abdominal.

2. El dorsal ancho, que es el músculo más grande, ancho y fuerte de todo el tronco, y se localiza en la zona posterior al brazo, partiendo desde debajo de la axila.

3. La línea media es una línea imaginaria que atraviesa todo el cuerpo, y en el Pilates se refiere a la sujeción central del cuerpo desde los músculos aductores.

Ejercitando estos tres puntos se puede controlar la postura corporal.

El trabajo de Pilates busca siempre una posición neutra. En los ejercicios de suelo se consigue presionando los músculos abdominales hacia el interior para mantener la zona lumbar en una línea ni excesivamente arqueada ni totalmente plana. Algunos monitores lo expresan diciendo que hay que meter el ombligo, clavarlo en el suelo.

Se debe lograr una curvatura leve hacia arriba, que deje espacio suficiente como para poder deslizar la mano entre la zona lumbar y el suelo.

Sucede lo mismo de pie. En este caso, las piernas permanecerán ligeramente separadas, al ancho de las caderas, y se estirará bien la columna, como si alguien nos tirara de la parte superior de la cabeza hacia arriba, y con los hombros relajados y rectos (no echados hacia delante).

En Pilates se practica una respiración intercostal. Al inspirar se separan un poco las costillas y al espirar (que suele coincidir con el momento de mayor intensidad del ejercicio), se cierran primero las costillas al tiempo que se mete el ombligo hacia la columna..

Es importante también no forzar el cuello, ni subir los hombros, mantener una postura lo más relajada posible…