Nuestro cuerpo es como una máquina. Hay que engrasarla, revisarla, meterle un buen carburante... Sólo tenemos una, y nunca es tarde para empezar a cuidarla

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Marta Domínguez, una luchadora con las ideas muy claras

Hace unos días os hablaba de la pena que me daba el año sabático que huele a retirada de Gemma Mengual. Y hoy, en una semana en la que Marta Domínguez se ha convertido en campeona del mundo de una prueba en la que lleva preparándose poco más de un año, y con casi 34 sobre sus espaldas… me parecía feo no hablar de ella.

Se me puso la piel de gallina al verle atravesar con solvencia y muchísima ventaja la línea de meta en los 3.000 m obstáculos. Y es que mucha gente tenía en la mente aquella caída de los Juegos de Pekín, en la que desorientada y sin fuerzas se despedía de la lucha por las medallas con un muy mal sabor de boca, no podía imaginar un final mejor para esa carrera.

Una caída que, estos días, ella misma declaraba le hizo «más fuerte y más trabajadora» y le insufló más ganas, lo que le sirvió «para no cometer los mismo errores» en estos Mundiales de Berlín.

Y es que estas historias de superación, de poner al mal tiempo buena cara y luchar hasta el final me encantan. Además… ¿visteis la cara de satisfacción plena que tenía?

Como ella misma decía tras ganar, le había llevado tiempo darse cuenta de que esa era la prueba que siempre había querido correr (antes corría en pruebas de fondo). Y llegó a ella tras una lesión. Una buena enseñanza de que, en la vida, hay veces que cuando nos sucede algo que creemos horrible, puede convertirse una oportunidad para encontrar cosas mejores.

También pensé en qué cosas se le pasarían por la cabeza cuando se quitó su eterna cinta rosa de la cabeza, ya como campeona del mundo: Las interminables horas de entrenamientos, las renuncias continuas a hacer lo que hace la gente de tu edad, a fiestas de familiares y amigos, las victorias, las derrotas, los viajes…

Yo creo que no habría podido dedicarme al 100% a un deporte, pero admiro a la gente que lo hace, que es capaz, como David Meca me contaba hace unos años, de levantarse para nadar todos los días a las 5 a.m. y entrenarse durante 8 horas; o como muchísimos deportistas que dejan su ciudad, a sus familias y amigos para entrenarse en los centros de alto rendimiento

¿Lo que motiva a todos? Que se divierten y disfrutan con lo que hacen.

Cuando hablas con deportistas de elite, todos te dicen lo mismo. Que el día que no les divierta entrenarse, lo dejarán.

¿Alguna vez has pertenecido a un club o federación? ¿Has renunciado a muchas cosas por tu deporte? ¿Qué encuentras en el deporte para darlo todo por él? Si eres de los que no se dedican profesionalmente al deporte, ¿qué te parecen las historias de lucha con final feliz como la de Marta?.

Un ironman muy especial y sorprendente

El otro día recibí un correo de esos masivos. Su remitente ponía que es contrario a ellos, pero que este le había dejado sin palabras.

Supongo que por pura curiosidad lo abrí… y realmente me sobrecogió el corazón. He de reconocer que tiendo a la sensiblería, pero es que esta historia me parece un ejemplo de superación y de fortaleza.

Un ironman es una de las pruebas deportivas más duras que hay, pero lo que más sorprende es la fuerza mental y anímica de esta pareja. Os pongo el vídeo, a ver qué os parece.

Team Hoyt es

Son un padre y su hijo, Dick y Rick Hoyt, de Massachusetts (EE UU), y que se hacen llamar Team Hoyt. Juntos han competido en maratones, triatlones… Todo a pesar de que Rick no puede andar ni hablar.

Desde hace 25 años, Dick (que ahora tiene 65), lleva a su hijo empujándole en la silla de ruedas cuando corren; tira de su barca cuando van a nado, y le transporta en su bici cuando pedalea.

Todo un ejemplo de fortaleza y amor. Pero ahí no termina ni empieza todo: Rick tuvo problemas al nacer y, desde ese momento, él y su familia han luchado porque lleve una vida lo más rica y normal posible.

En este otro vídeo, una periodista habla con Dick (en inglés), que dice cosas muy interesantes:

¿Qué te ha parecido esta historia? ¿Conoces algún caso parecido? ¿Crees que este «trabajo en equipo» es bueno para ambos?