Quién fue… Nobby Stiles

Estamos en la primavera de 1942, en plena II Guerra Mundial. Nos situamos en el barrio de Collyhurst, en el norte de Manchester. Se trata de un barrio obrero, poblado de inmigrantes irlandeses en una de las zonas más industriales de Inglaterra. El 18 de mayo de ese año, nace Norbert Peter Stiles, al que todos comienzan a llamar Nobby. Muy aficionado a hacer novillos y a meterse en peleas, pronto este niño feúcho descubrió las que serían sus dos grandes pasiones: el fútbol y el Manchester United. El pequeño Stiles no se perdía ni una de las retransmisiones deportivas de su equipo hasta el punto de que, como relata el periodista Rubén Uría, un día, tan nervioso por el resultado de su amado club, metió la cabeza entre los barrotes de una silla y hubo que serrarla para rescatarlo.

Tras unos comienzos llenos de esfuerzos y ganas, Nobby Stiles pudo cumplir un sueño a los 17 años, cuando el Manchester United le dio una oportunidad en sus categorías inferiores. Atrás quedaban años difíciles. Stiles jugaba de defensa pero no tenía pinta de ello. No tenía pinta de deportista, de hecho. Había sido rechazado muchas veces porque medía 1,68 m, estaba medio calvo desde bien joven, era flaco, terriblemente miope (fuera del campo no podía moverse sin sus gafas ’culo de vaso’) y por si fuera poco, pronto perdió toda su dentadura frontal en los fragores del rudo fútbol inglés de aquella época. Un cuadro, vamos.

Pero hubo una persona que confió ciegamente en él. Nada menos que Sir Matt Busby, un escocés que hasta no mucho era el técnico con más partidos como entrenador del Manchester United (lo ha superado su compatriota Alex Ferguson). Esta leyenda viva de los Diablos Rojos se quedó prendada con la garra y la entrega de este escuchimizado defensa y con 18 años (en 1960) le hizo debutar en la defensa del Manchester United.

Fue precisamente Busby el que, interpretando correctamente sus características (jugar sencillo y nunca jamás dar un balón por perdido), movió de demarcación a Stiles y lo convirtió en una figura hasta el momento nunca vista: la de centrocampista destructor. Su cometido era sencillo: anular, secar a la estrella creativa del contrario, recuperar el balón y dársela facilita al playmaker de los mancunians, que en su primera época no era otro que Sir Bobby Charlton, el personaje de la historia que más ha dignificado el pelo a lo Anasagasti.

Afianzado en el mediocampo del Manchester United, en 1965 debutó con la selección inglesa. Era un momento perfecto, porque al año siguiente, Inglaterra acogía el Mundial de Fútbol y el seleccionador Alf Ramsey estaba preparando un equipo en torno a Bobby Charlton. En los amistosos previos, Ramsey probó con Stiles por delante de la defensa de cuatro (George Cohen, Jackie Charlton, Bobby Moore y Ray Wilson) y el pequeñajo de Collyhurst no le decepcinó. Es más, en un amistoso en febrero del 66, en Wembley ante, curiosamente, la RFA, Stiles marcó un gol (sería el único de su carrera con la selección).

Nobby Stiles no se caracterizaba, precisamente, por su finura en el campo. Era un jugador duro, peleón, leñero… pero eso es lo que quería Ramsey. Jugó todos los partidos de la primera fase y los cuartos y en semifinales le llegó su gran momento. Inglaterra se enfrentaba a una amenazante Portugal, comandada por la estrella del momento: Eusebio, la pantera negra, el crack de Mozambique.

Ramsey lo tenía claro. Nobby Stiles tenía un único objetivo ese día: No dejar que Eusebio oliera el balón. Y lo logró. Empujones, patadas al tobillo, presión pegajosa… la pantera negra pasó desaparcibida, totalmente secada por Stiles. Sólo en el minuto 82 pudo hacer algo: un penalty que reducía distancias frente a dos goles anteriores de Bobby Charlton, pero que fueron inútiles. Inglaterra jugaría la final y Eusebio y sus compañeros se volvían para casa.

El 30 de julio de 1966 se disputó aquella final, de la que ya hablamos en el post de Tofik Bakhramov. Al final de los 120 minutos, que Nobby Stiles jugó íntegros, Inglaterra ganó 4-2 y se proclamaba campeona del mundo por primera y única vez. Fue después del partido cuando se dieron las más famosas imágenes de Nobby Stiles. Eufórico, celebrando con sus compañeros sobre el césped del viejo Wembley, no dudó en quitarse la dentadura postiza para dejar al aire sus esperpénticas mellas y festejar sin complejos. La foto que ilustra este artículo es de esos momentos. Junto a leyendas como Banks, Moore, Peters, Hurst, Hunt o los Charlton, Nobby Stiles se convertía en un ídolo en su país.

Pero la suerte quiso que dos años después de los sucesos del Mundial, en otra final, la de la Copa de Europa, y de nuevo en Wembley, se enfrentaran el Benfica y el Manchester United, esto es, Eusebio y Nobby Stiles. Aunque no fue un marcaje tan intenso como el de 1966, de nuevo Eusebio se cruzó con sus fantasmas y no pudo hacer nada ante un Manchester United que, con un resultado de 4-1, ganaba la primera de sus tres Copas de Europa.

La carrera de Stiles entró en recesión. Fue internacional hasta 1970. De hecho estuvo en el Mundial de México de ese año, si bien fue suplente. Fue su última presencia en el equipo nacional de Inglaterra. En 1971 el Manchester United lo traspasó al Middlesbrough, donde estuvo dos años, tras los cuales jugó otros dos en el Preston North End, los últimos de su carrera, que acabó en 1975. En 1977, por cierto, empezó su carrera como entrenador en este último club, tras lo cual, en 1981, cruzó el charco para promocionar el fútbol en Norteamérica, haciéndose con el banquillo de los Vancouvers Whitecaps canadienses. Regresó en 1985 a Inglaterra, al West Bromwich Albion, para tener su última experiencia como entrenador.

Pero aún no habían terminado los servicios de Nobby Stiles para el Manchester United. En 1989 aceptó un puesto como técnico en las categorías inferiores de los diablos rojos y por sus manos pasaron algunos jugadores que os sonarán: Un tal David Beckham, un tal Ryan Giggs o un tal Paul Scholes. Tras esta experiencia, en 1993, decidió retirarse del mundo del fútbol.

Más recientemente, Nobby Stiles ha vuelto a ser noticia. Hace 10 años fue condecorado con la Orden del Imperio Británico. De una manera inexplicable, Stiles y otros cuatro titulares de aquella Inglaterra de 1966 nunca habían recibido ese galardón. Una campaña en los medios de las islas propiciaron que la Casa Real británica subsanara esta injusticia y, 34 años después, Stiles y sus compañeros tuvieron su merecido reconocimiento.

Pero todavía hay una noticia más reciente, de hace un par de años. Stiles, un entrañable jubilado, volvió a los titulares de la prensa de su país después de que decidiera subastar en Escocia la medalla de oro de campeón del mundo que logró en 1966. Fue vendida por la nada despreciable cifra de 250.000 dólares. El motivo es sorprendente: Stiles tiene tres hijos (uno de ellos ex futbolista) y el veterano medio de Manchester tenía un dilema, pues no podía dejarle la medalla a los tres. Así que su decisión fue algo controvertida pero sumamente práctica: mejor venderla y asegurar así que sus hijos tuvieran un dinero procedente de sus hazañas como futbolista. Stiles aprovechó y vendió otros recuerdos, como la camiseta que llevó en la final del 66, otras elásticas del Manchester United (como la mítica azul con la que ganó la Copa de Europa del 68) y algún que otro recuerdo de su época de jugador. El caso es que sus hijos apoyaron la idea (uno de ellos, John, decía que al fin y al cabo los trofeos estaban en un banco y nadie podía verlos), algo que yo no acierto a comprender. Si mi padre fuera campeón del mundo de fútbol y vendiera sus recuerdos… me lo cargo, vamos. No obstante, Stiles y su familia tuvieron suerte con el comprador. El mismo Manchester United fue quien adquirió los artículos en la subasta, para incorporarlos a su museo. Una bonita manera, dentro de lo que cabe, de vender los recuerdos de una vida. Si queréis saber más de este tema, os dejo este enlace.

Los comentarios están cerrados.