Somos un país del primer mundo. Se ve los lunes en los restaurantes llenos y en las categorías profesionales de los poceros, que hoy son inspectores del alcantarillado. La constancia de que tenemos un Bond de Pinto no hace sino reafirmarlo, aunque Roberto Flórez, nuestro 007, nos ha salido rana y le ha ido con el cuento a los rusos, que para no estar en la guerra fría se han acodado en la tienda de los helados. Flórez, Roberto Flórez, era un viejo conocido en el gremio del espionaje. Esto es lo que publicaba en 2000 el diario La República de Perú de nuestro agente doble, cuando se descubrió que se dedicaba a espiar a Alejandro Toledo:
La dirección política de la agrupación Perú Posible expulsó de sus filas a un colaborador de nacionalidad española, al comprobar que se trataba de un agente que trabajaba para el Centro Superior de Información y de la Defensa (CESID), el servicio de inteligencia del Estado español.
El espía, Roberto Flórez García, trabajaba como adjunto del Agregado de Información de la Embajada de España en Lima, Juan Coll Real, funcionario del CESID destacado en dicha sede diplomática. Pero al mismo tiempo Flórez actuaba como ‘asesor’ de la cúpula del mencionado movimiento político.
La extraña presencia del funcionario español Roberto Flórez comenzó a llamar la atención de algunos miembros de seguridad de Perú Posible, cuando unos días antes del nueve de abril intensificó su asistencia a las reuniones de la dirigencia del grupo, olvidándose prácticamente de su trabajo en la embajada.
Sobre las actividades de Roberto Flórez, La República solicitó formalmente su versión a la Embajada de España, pero portavoces de la misma adelantaron que éste era un empleado civil enviado desde Madrid para trabajar junto al Agregado de Información, Juan Coll.
Su trabajo consistía en recabar “información abierta” para su Gobierno, es decir, información publicada por medios de prensa del país, así como efectuar entrevistas a políticos, representantes de organizaciones sindicales y especialistas en distintos temas peruanos de interés del Estado de su país. Funcionarios de la embajada hispana también indicaron extraoficialmente que desconocían que Roberto Flórez García estuviera noche y día en las reuniones de la dirigencia de Perú Posible, con lo cual dieron a entender que Flórez no informaba de sus actividades, y menos que reportaba a la legación la información que acopiaba.
Al ser informada la dirigencia de Perú Posible de que Roberto Flórez García trabajaba a las órdenes de un funcionario del servicio secreto de su país, y enterada la Embajada de España del entredicho, el funcionario fue obligado por sus jefes a retornar a Madrid y presentarse de inmediato en las oficinas del CESID para que hiciera su descargo.
La República supo extraoficialmente que el informe que envió la embajada sobre el cuestionado funcionario indicaba que éste se había “extralimitado en sus funciones”.
Dirigentes de la agrupación Perú Posible que trataron con el agente español recordaron que se presentó en febrero por intermedio de una periodista del equipo de campaña de Alejandro Toledo Manrique. Dijo que era experto en temas de comunicación, y mencionó que tenía un puesto de auxiliar de oficina en la Embajada de España, aunque no explicó al detalle qué actividad realizaba. (…)
Tras la primera vuelta del nueve de abril, y convertirse Toledo en principal oponente de Alberto Fujimori, el español Flórez consiguió atornillarse más en el aparato partidario de Perú Posible: tuvo libre participación en todos los temas que se discutían en el comando de campaña.
La presencia de Roberto Flórez García era tan significativa que llegó a intervenir en las reuniones de dirigentes como Carlos Ferrero Costa y Luis Solari Swayne, además del propio Alejandro Toledo. Hasta ese momento, sus superiores en la embajada de España parecían no haberse percatado de que un secretario auxiliar usaba el horario de oficina para estar en el interior de la principal fuerza política opositora del país.
A fines de abril, el periodista Gustavo Gorriti Ellenbogen, al incorporarse a Perú Posible como asesor de prensa para la segunda vuelta, preguntó por la extraña presencia de un funcionario español en el equipo de campaña de un partido de oposición. A Gorriti, reportero de investigación y autor de varios destapes de casos de corrupción, no le pareció normal que a Roberto Flórez se le permitiera participar en reuniones partidarias de trascendencia. Sobre todo, porque casi nadie conocía sus antecedentes. Al reportero le pareció más sospechosa la actividad del funcionario cuando en una conversación le preguntó por los periodistas españooles que vendrían al Perú para seguir las incidencias del proceso electoral, y no supo responder porque dijo no recordar los nombres de sus colegas españoles. “Sólo fueron necesarios cinco minutos para saber que ese señor no era un periodista”, dijo Gorriti a La Repoblica recordando su primer encuentro con Flórez. (…).
De acuerdo con fuentes diplomáticas de la Embajada de España, Roberto Flórez García fue obligado a abandonar Perú el viernes 19 de mayo. Antes de partir, sin embargo, fue sometido a un interrogatorio que duró hasta la madrugada. Le preguntaron reiteradamente sobre su presencia en la dirigencia de Perú Posible.
A su regreso, la primera tarea que debió cumplir Roberto Flórez en Madrid fue presentarse ante el buró del Centro Superior de Información y de la Defensa (CESID), donde le esperaba un expediente abierto con la opinión negativa de sus jefes en Lima. Se le acusa de haber violado el reglamento de dicha institución (…).