Juan Carlos Escudier

Archivo de noviembre, 2007

Zapatero vuelve a tomar clases de economía

Ahora que la inflación aprieta, Zapatero ha vuelto a sus clases de economía, o eso parece. El pasado 13 de noviembre, durante el pleno de Presupuestos, el presidente del Gobierno fue visto en el hemiciclo con un libro bajo el brazo. Se titula El economista camuflado, de Tim Harford, un ameno manual en el que se explica, por ejemplo, por qué un café en el Starbucks cuesta tres veces más que en cualquier bar o las razones por las que los países pobres seguirán siendo pobres hasta el día del Juicio Final por la tarde.

Me enseña la fotografía de Zapatero con el best-seller un colega que también ha reparado en el acelerado aprendizaje presidencial. Quizás espere encontrar rápida respuesta a por qué el pan y la leche están por las nubes. Falta nos nace.

El ‘viejo’ Solbes nunca dice no

Como si quisiera evitar tropezar dos veces en la misma piedra, Zapatero ha prescindido esta vez del espectáculo de buscar una pareja de baile para acompañarle en la candidatura por Madrid y ha persuadido a Pedro Solbes para que sea diputado y, llegado el caso, vuelva a ocupar la Vicepresidencia Económica del Gobierno. Solbes no baila bien, pero tararea una música del agrado del mundo del dinero, como antes lo hacía Rato, y ésa es una virtud sobresaliente en este circo, porque hay fieras a las que conviene tener amansadas.

El vicepresidente no sabe decir que no, como ya puso de manifiesto al dejar el puesto de comisario en Bruselas y ocupar el sillón del Consejo de Ministros. «Pero si lo que yo quiero es ser embajador en la OCDE, vivir en París y tocarme las narices por una vez en mi vida», le confesó a Jordi Sevilla, su ‘enlace’ con Ferraz, tras recibir en marzo de 2004 la llamada de Zapatero. Finalmente, tras convencer a su esposa, aceptó el ofrecimiento. Fue una decisión inteligente, si se tiene en cuenta que su continuidad en la Comisión Europea o su añorado destino a orillas del Sena dependía de aquel que le pedía ayuda para formar su Gobierno.

Cuatro años después las circunstancias han cambiado, pero la disposición de Solbes parece mayor. Conocida su monocorde prosopopeya y su talante liberal, es obvio que no estamos ante un reclamo electoral ni ante un icono de la izquierda. Los votantes socialistas no se verán impelidos a aclamar a un ministro intercambiable, que bien podría ejercer su magisterio en las filas de la oposición. Fue Javier Gómez Navarro, actual presidente de las Cámaras de Comercio e inspirador de buena parte de los nombramientos del área económica, quien recomendó encarecidamente a Zapatero su fichaje. «No hace falta explicar a los empresarios qué política económica va a hacer el PSOE. Trae a Solbes y lo entenderán ». El consejo de entonces sigue siendo válido.

Su permanencia tiene un claro efecto colateral: se descarta que Miguel Sebastián se haga con la cartera de Hacienda, su eterna aspiración desde que encandiló a Zapatero y se puso a redactar el programa económico del partido en las anteriores generales. De su regreso a la política, por la que pasó como alma en pena, nada puede decirse por el momento, ya que es costumbre del líder socialista someter a duras pruebas a sus amigos para después rescatarles del naufragio en el que él mismo les hizo sucumbir.

El si crees en mí te salvarás que practica el de León roza, en ocasiones, el sadismo. Solbes, que estará mayor, como afirma el senador del PP Sánchez-Seco, pero es más listo que el hambre, se ha apresurado a afirmar que, en el futuro, la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno, el puesto desde el que Sebastián alentaba entradas de elefante en cacharrería como la de Sacyr en el BBVA o diseñaba campeones nacionales de la energía, tendría que reducir sus competencias. En definitiva, que su existencia le parecía bien siempre que no le pisara el callo y se dedicara a complementar las clases de economía del presidente, por si no tuvo bastante con las famosas dos tardes de Sevilla.

La economía será el campo en el que se libre una de las principales batallas de la próxima campaña. El PP ya ha movido ficha con su oferta de eximir de la declaración del IRPF a aquellos contribuyentes con ingresos que no superen los 16.000 euros, y es previsible que los socialistas contraataquen. El vicepresidente, que ya paniaguó la prometida reforma fiscal de Zapatero, tendrá que asumir como inevitable la que se le viene encima.

Goza Solbes de un prestigio tal que todo se le disculpa. ¿Acaso es serio que los Presupuestos de 2008, que aún se tramitan, contemplen un crecimiento del PIB del 3,3% cuando el propio vicepresidente ha pronosticado esta semana que no pasará del 3%? Si es verdad que empieza a pintar en bastos para la economía española, su decisión de no jubilarse le acarreará más de un disgusto. Su último servicio al PSOE, al que nunca se afilió, puede costarle caro.

Magdalena Álvarez, como el hormigón armado

El pasado jueves un iracundo Emilio Olabarría, diputado del PNV, echaba espumarajos por la boca después de que el PSOE votara en contra de la enmienda que aseguraba a los ertzainas y a los mossos una jubilación anticipada similar a la que disfrutan policías y guardias civiles. El cabreo del vasco era toledano. Al cruzarse con el portavoz de Esquerra, Agustí Cerdà, a la puerta de Casa Manolo –museo de la croqueta y de los callos-, surgió el contubernio. “Tenemos que hablar el lunes para ver si nos unimos en el veto a los Presupuestos en el Senado. Estos cabrones se van a enterar”.

Del monumental enfado de Olabarría cabía esperar, al menos, alguna andanada al Ejecutivo por parte de los nacionalistas vascos, su principal bastión para sacar adelante las cuentas del Estado. La oportunidad la pintaban tan calva como el parlamentario peneuvista con ocasión de la votación de la moción de IU para reprobar a la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, una mujer que pilla las obras del Canal de Panamá y parte América en dos sin miramientos.

Ocurrirá, sin embargo, lo inesperado o lo previsible, según se mire. Los vascos unirán sus fuerzas a los socialistas –el precio aún no se conoce- para salvar in extremis la cara de Álvarez, que, por otra parte, la tiene de hormigón armado. La malagueña llegó a mitad del debate exhibiendo una sonrisa ‘profidén’. Jamás se vio ministra tan incombustible y tan incompetente.

Hasta que este sábado vuelva a funcionar con cierta normalidad el transporte ferroviario en Barcelona, la imagen de la alta velocidad puede contemplarse con cadencia suiza en el vestíbulo de la estación de Sants: un empleado de RENFE enarbola un cartel con la leyenda ‘Madrid’ y camina cansinamente hacia el aparcamiento; tras él, a passo d’uomo, decenas de pasajeros le siguen arrastrando sus maletas. El tren bala al que se dirigen es, en realidad, un autobús de línea que cubre el trayecto a Tarragona, donde, con suerte, llegarán dos horas después. Magdalena, por supuesto, no es responsable de nada. La desfachatez viaja a toda pastilla.

Bermúdez el solitario, en loor de multitud

El juzgador Gómez Bermúdez estará muy solo y tal, pero ha llegado a la presentación del libro de su señora, Elisa Beni, en loor de multitud, divino de la muerte con su traje azul de raya diplomática y flasheado a discreción como una vedette. Solo, lo que se dice solo, no parecía, aunque bien pudiera ser que la soledad la llevara por dentro. Lo que sí estaba es bastante mudo y, salvo los saludos de rigor, no ha dicho esta boca es mía acerca de la polémica que ha creado su esposa con ese retrato de galáctico de la toga que reparte Justicia a diestro y siniestro en la sentencia del 11-M.

En el libro Bermúdez queda estupendo –faltaría más-, pero lo que ha sentado mal es que sus dos compañeros de tribunal, Alfonso Guevara y Fernando García Nicolás, no salgan del todo bien parados en la comparación, sobre todo el primero, que no aguanta una broma ni a Iñaki Bilbao. Si a eso se añade que el libro tampoco ha sido recibido con palmas por algunas víctimas de los atentados, se explica que Beni se haya pasado la mitad de su intervención pidiendo disculpas a todo lo que se movía.

Tal ha sido la controversia creada que, entre las caras conocidas de la Judicatura, sólo se ha dejado ver el presidente del Tribunal de Justicia de Madrid, Javier Casas, que para eso es el jefe de Elisa, a la sazón responsable de prensa del órgano en cuestión. Tampoco han faltado a la cita algunos de los abogados que han compartido causa con Bermúdez, incluidos los abogados de Rafá Zouhier, José Luis Abascal, y de El Egipcio, Endika Zuloeta.

Eugenio Galdón, presidente de Ono, ha ejercido de presentador. Este hombre pasará a la historia por haber desempeñado cargos directivos en la COPE y la Ser, lo que tiene un mérito indudable. Galdón ha dicho que conoció a la autora en los 80, que ya entonces era muy preguntona, y que como es una periodista “inteligente e infatigable” ha aportado en La soledad del juzgador una visión única “que no ha querido guardar para sí”. Acerca de la visión única no ha habido más detalles.

Tras otra breve intervención de la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundua, que ha reconocido que algunas anécdotas le han sobresaltado sin llegar a apreciar mala intención, ha hablado la autora. “Nunca he escrito al dictado” ha afirmado tajante, antes de proclamar que se sometía al juicio de los lectores. Después se ha visto a Bermúdez estampar su autógrafo en algunos ejemplares que le han puesto a tiro. Lo de firmar libros ya no es lo que era.

Todo es posible con Mariano: el PP le copia el lema a IU

La burla que hace IU del plagio de su lema de campaña por parte del PP lo dice todo:

Izquierda Unida quiere mostrar públicamente su «total compresión y solidaridad» con el Partido Popular, después de que esta formación haya decidido copiar el lema utilizado por IU en la pasada campaña de las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Fuentes de la formación que lidera Gaspar Llamazares consideran que «es comprensible, y nadie debe rasgarse las vestiduras por ello, que la falta de ideas del partido de Mariano Rajoy, demostrada a lo largo de toda la legislatura, le lleve a permitirse este tipo de licencias preelectorales, totalmente justificadas en su caso».

Todos los hombres y mujeres que trabajan en Izquierda Unida desean mostrar públicamente su «total disposición» a ayudar a Rajoy y a su equipo de campaña «a la hora también de mejorar su programa electoral en el supuesto caso de que carezca de ideas y medios económicos o humanos para conectar con la mayoría de ciudadanos».

No obstante, IU quiere mostrar su sorpresa ante el hecho de que «nuestro lema de la anterior campaña ‘Con IU es posible, contigo es posible’ haya calado de manera tan profunda en los ‘gurús’ electorales que tan sabiamente aconsejan al líder de la oposición de derechas. Pese a ello, por si hubiera alguna duda entre la dirección popular, deseamos aclarar que cuando empleamos la fórmula ‘Contigo es posible’, no nos referíamos exactamente a Rajoy, aunque cualquier cambio de tendencia de última hora por su parte siempre será bienvenido».

Ante la falta de memoria histórica demostrada por el PP, Izquierda Unida pone a su disposición sus archivos y elementos electorales de campañas anteriores -eso sí, sentimos no haber elaborado muchos vídeos por falta de presupuesto- de cara a la dura cita electoral del próximo año para el caso de que quiera profundizar en la colaboración iniciada ahora, que sin duda puede ser muy fructífera para ambas partes.

Excelente comunicado de prensa

Los dos puñales de Gallardón

Como la política es un sacerdocio para quienes, aun pudiendo ganar más, consagran su vida a la noble tarea de procurar el bienestar de sus semejantes a precios módicos, resulta insólito que un político dimita –al menos en España-, que se plantee, siquiera en sueños, dejar su puesto o que acepte, sin más, ser sustituido o relegado. Su disposición es incondicional, incluso cuando se requiere su presencia en destinos insospechados; su ansia de permanecer, infinita. En época preelectoral es fácil distinguirles porque algunos de ellos acuden al despacho con un cuchillo entre los dientes y otros con la hoja de acero clavada en la espalda. La excepción es Gallardón, que luce visibles los dos puñales al mismo tiempo.

Un político es, ante todo, un ser abnegado. Tomemos el ejemplo de Alfredo Pérez Rubalcaba, diputado por Cantabria en la actual legislatura, como antes lo fue por Madrid y mucho antes por Toledo. Rubalcaba, en efecto, nació en Solares, pero salvo ese pequeño detalle y alguna botella de agua mineral de la zona que se habrá tomado en las comidas, su relación con aquella comunidad ha sido siempre más bien difusa. No obstante, aceptó el envite. El Fouché de los socialistas nunca dice no. Hubiera querido ser vicepresidente –presidente también, claro- y se conformó con ser ministro del Interior, adonde le condujo su sentido del deber y su habilidad para sacar las castañas del fuego a un Zapatero metido en el laberinto de la negociación con ETA. En estas elecciones, tras la muerte de Alfonso Perales y previendo un menor apoyo popular, su destino será Cádiz. ¿Alguien le ha oído quejarse? A eso se le llama entrega.

Igual podría decirse de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega. En 1996 fue diputada por Jaén, en 2000 por Segovia y en 2004 por Madrid. En 2008 lo será por Valencia, aunque no porque aquel sea su lugar de nacimiento –que lo es- sino porque tiene ante sí la misión histórica de enjugar la diferencia que los populares mantienen respecto al PSOE. Lo de De la Vega se parece a la Vuelta a España y tiene mucho mérito en alguien que, además, no es del partido.

Convertidos en reclamos, los políticos visten sus mejores galas. El PSOE ha colocado en la pasarela a su Consejo de Ministros y hasta quiere que Solbes sea diputado por Madrid por eso de que le queda bien el traje de austero. En Ferraz están convencidos de que César Antonio Molina, un hombre con menos proyección pública que el autor de El Lazarillo de Tormes, les dará votos en La Coruña; o que Bernat Soria les hará la vida más fácil en Alicante; o que Magdalena Älvarez será su talismán por Málaga, contando con que allí no hay Cercanías.

El PP, a falta de ministros, pretende hacer desfilar a algunos de sus alcaldes, y ahí está el problema, sobre todo porque uno de ellos, que se llama Gallardón, va de Naomi Campbell y aspira a ser Miss España si Rajoy se baja de los tacones por imperativo electoral.

Para desesperación de Esperanza Aguirre, ser alcalde y diputado no está prohibido en el PP. Siendo exactos, según sus Estatutos, ambos puestos son incompatibles salvo que el Comité Ejecutivo Nacional lo autorice, que es lo que hace cuando le place. Textualmente, se dice lo siguiente: “La condición de Diputado al Congreso o al Parlamento Europeo es incompatible con el desempeño de cargos de Presidente o Secretario General Insular, Provincial o Regional del Partido y con los de Alcalde, Presidente de Diputación Provincial, Consell o Cabildo Insular”.

“El Comité Ejecutivo Nacional, por sí o por medio de la Comisión Delegada creada en su seno, velará por la aplicación del Régimen de Incompatibilidades que en este artículo se establece, y resolverá las cuestiones que puedan plantearse; adoptando, en su caso, la autorización de excepciones que, en supuestos extraordinarios, puedan demandar los intereses generales del Partido”. Lo dicho.

De hecho, en la actualidad, tres diputados del PP exhiben bastón de mando: María de los Ángeles Oriol, en Marbella; José Folgado, en Tres Cantos (Madrid); y José Orebro, en Carnota (La Coruña). ¿Estamos ante tres supuestos en los que concurren situaciones extraordinarias que no le sean de aplicación al primer edil madrileño?

Invocar, por tanto, la incompatibilidad no sería muy razonable, sobre todo porque el PP quiere que algunas de sus bazas en las generales sean regidores, tal es el caso de Teófila Martínez en Cádiz (que, por cierto, también es cántabra como Rubalcaba) o de Rita Barberá en Valencia, aunque en este último caso es más que probable que su candidatura al Congreso signifique el final de su trayectoria como alcaldesa.

Estos argumentos son los que se utilizan profusamente desde los aledaños de Gallardón, ocupado en los últimos días en salir indemne de ese ‘guateque’ en el que se pusieron las botas un número considerable de funcionarios mangantes mientras sus cargos políticos y él mismo estaban en la inopia, un nuevo distrito de la capital. Bueno, en eso, y en tratar de congraciarse, mantel mediante, con alguno de sus más acérrimos enemigos, que habitan en esos medios de comunicación de la derecha a los que la presidenta Aguirre ha prodigado sus favores.

Salvo imprevisto, Gallardón llegará a un Congreso del que ya se ha despedido Manuel Marín, y en el que volveremos a ver a Bono y a Mayor Oreja. Los detectores de metales van a tener trabajo.

Pedro J. se fía de Sherlock Holmes

Sabemos que Pedro J. Ramírez es un idealista del ph y del agua clorada. Y recordamos con el vello erizado ese singular combate naval del que fue protagonista. Con la sola ayuda de sus guardaespaldas armados, logró mantener la unidad de la patria y frenar el avance de las hordas independentistas que, en bañador y con el DNI en la boca, pretendían comenzar por su piscina ilegal la conquista de Baleares. Triunfante en la épica, volvió su mirada hacia la lírica. Por todos los medios, pretendió que su estanque dorado se convirtiera en una laguna Estigia para ese diputado de Esquerra, llamado Joan Puig, al que el Meyba le sienta como un tiro. Y ahí nuestro Nelson fracasó con estrépito.

Puig, en efecto, salió indemne de esa batalla judicial que le planteó Ramírez con la pólvora de su periódico, y contraatacó también en los tribunales, porque una cosa es perder en Trafalgar y otra muy distinta que te llamen corrupto impunemente. A resultas de esta maniobra estamos conociendo los mecanismos del nuevo periodismo de investigación que el de Logroño ha convertido en arte.

Esta remozada disciplina no precisa ya de informadores que buceen en los registros o que contrasten sus fuentes. Lo moderno es utilizar detectives, que ahorran mucho trabajo y dan un toque de distinción. Vean si no algunos párrafos de la declaración judicial que prestó el periodista de El Mundo autor de “El diputado de ERC Joan Puig recalificó sus propios terrenos como concejal de Blanes” el pasado 30 de octubre de 2007:

“Que en relación al artículo publicado sobre la recalificación de unos terrenos la información la obtuvo a través de una agencia de detectives”.

«Preguntado por si consultó las actas municipales manifiesta que no, porque en el informe decía que sí, pero que él físicamente no se personó a cotejarlas en el Ayuntamiento».

“Que no consultó los expedientes administrativos por cuanto ya estaban reflejados en el informe de la agencia de detectives, la cual le merecía absoluta credibilidad. Que tampoco fue a la Diputación de Girona por las mismas razones expuestas”.

“Que cree que en el año 1996 cuando se recalificaron los terrenos el Sr Puig estaba en la oposición municipal. Que ante la falta de datos llegó a la conclusión de que el Sr Puig había votado, si bien no la contrastó”.

“Que no contrastó la posible revalorización que podía tener el terreno que quedó fuera de dicha recalificación y que tampoco lo hizo de los terrenos industriales que habían pasado a ser comerciales aunque le pareció que era obvio”.

“Que es un error la información relativa a que en 1999 ERC pactó con el PSC”.

“Que en ningún momento se persona en el Ayuntamiento sino que, al fiarse de la información, ya directamente escribe el artículo”.

La empresa de los detectives se llama Método 3 y los chicos debieron tener un mal día cuando inspiraron a El Mundo -¿quien les pagó el trabajo, por cierto?- porque el secretario del Ayuntamiento de Blanes, Joan Solà i Busquets, concluye en un informe oficial que gran parte de lo publicado es falso de toda falsedad y que ni Puig recalificó sus terrenos –porque ya lo estaban-ni el de Esquerra pactó con el PSC sino con CiU. Es lo que pasa por fiarse de Sherlock Holmes.

En nombre del Rey

Desde que Iker Jiménez despertó nuestro sexto sentido y nos enseñó a distinguir entre extraño, paranormal y diabólico, sabemos que no existen las casualidades y que la Casa Real no anuncia el “cese temporal de la convivencia matrimonial” de la Infanta Elena sin haber elegido minuciosamente la fecha y hasta la hora del comunicado. Lo contrario sí que hubiera sido extraño, paranormal y hasta diabólico. O sea, increíble.

Por eso, parece lógico establecer alguna relación entre el eufemístico anuncio de la separación y el auge de la popularidad del Rey tras su “por qué no te callas” a Chávez y sus baños de multitudes en Ceuta y Melilla, dos asuntos que tienen a la diplomacia española metida en una espiral de horas extras que nos van a salir por un pico. ¿Ha buscado el Rey el cuerpo a cuerpo con Chávez y el conflicto con Marruecos para comunicar que Marichalar ha cesado temporalmente como yerno? Evidentemente no, aunque hay efectos que se derivan de causas que les son ajenas.

Zapatero, que es un optimista o, como diría Ambrosse Bierce en su Diccionario del Diablo, un defensor de la doctrina de que lo negro es blanco, se apresuró el martes en la presentación de la hagiografía que le ha escrito Suso de Toro a encontrar el lado positivo de la escalada verbal con Venezuela: “Gracias a eso, hablé por teléfono con Aznar”. En efecto, se trata de un hecho insólito, como lo es que sea precisamente Aznar el que agradezca a Zapatero la defensa que de él hizo ante Chávez mientras el PP le pone de vuelta y media por su indolencia y malas compañías.

Los populares quieren un imposible metafísico: que el Gobierno proteja los intereses de BBVA (Banco Provincial), Santander (Banco de Venezuela), MAPFRE, Repsol, Elecnor, Iberdrola, Iberia, Air Europa, Telefónica, Barceló, Sol Meliá, Hesperia Hoteles e Inditex –por citar algunas de las empresas patrias afincadas en aquel país- y que, al mismo tiempo, Zapatero rete a un duelo a espada a Chávez, que ha engordado mucho y no tiene reflejos. En definitiva, que España retire al embajador.

Es cierto que el bolivariano está muy pesadito con la participación del Gobierno de Aznar en la intentona golpista que sufrió hace unos años, pero no lo es menos que el propio Moratinos reconoció públicamente dicha implicación. El entonces embajador en Caracas, Manuel Viturro, guarda un diplomático silencio sobre los encargos que recibió de Madrid en aquellas fechas.

Eso respecto a Venezuela. Con Nicaragua -las críticas de Daniel Ortega a empresas españoles provocaron que el Rey abandonara airadamente la Cumbre- el portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, ha sugerido otro escarmiento: amenazar con cortar el grifo de la ayuda bilateral al desarrollo. En 2006, el país centroamericano ocupó el puesto número 15 de entre los receptores de ayudas, aunque en el período 2003-2006 la ayuda bilateral neta, procedente tanto de la Administración Central del Estado como de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, ascendió a 296,7 millones de euros. España es el segundo inversor extraregional en Nicaragua en los últimos diez años tras Estados Unidos, gracias a Unión Fenosa y a la compra de las filiales de Bellsouth por parte de Telefónica, pero el volumen es muy bajo en comparación con el de otros países de la zona.

El PP pide mano dura contra el populismo sabiendo que en Bolivia Repsol posee el 37% de las reservas de gas y el 39% de las de petróleo, que Abertis y Aena gestionan tres aeropuertos, que Prisa es dueña del canal de televisión ATB y los periódicos La Razón y Nuevo Día, que la Unión Española de Explosivos tiene fuertes intereses con el Ejército local, o que Santillana (Prisa otra vez), Iberdrola y Red Eléctrica están operando en el país.

Hace demasiado tiempo que la política exterior se convirtió en otro de los campos de batalla en el que nuestros próceres se divierten jugando a los barquitos. Desde esta semana tenemos la palabra de Zapatero de que cuando las urnas le jubilen se irá a vivir a León y sólo hablará en defensa propia. Algún conflicto nos ahorraremos. Mientras, toca defender al Rey, a quien los divorcios no le sientan nada bien.

El teorema del guateque

Hay teoremas que hubiera firmado el mismísimo Pitágoras de no haberse obsesionado con los triángulos isósceles. El más reciente, del que hemos tenido empírica demostración dice así: la eficacia policial es directamente proporcional a la cercanía electoral. Véase sino esta curiosa ‘operación Guateque’, desarrollada por la Guardia Civil contra un grupo de funcionarios pillastres del Ayuntamiento de Madrid, que se ha saldado con un puñado de detenidos por presuntos delitos de cohecho, prevaricación y tráfico de influencias.

Hagamos un breve resumen de los acontecimientos: un particular denuncia que unos empleados municipales llevan años forrándose el riñón con comisiones por agilizar o retrasar licencias, según convenga; la Justicia, inexorable, se pone en marcha; con las elecciones a la vista, se decretan nueve registros simultáneos en las delegaciones de Urbanismo y Medio Ambiente y varias juntas de distrito, dando a entender que el Ayuntamiento de Madrid está podrido o es la Cueva de Alí Babá; Cobo, la mano derecha de Gallardón, corre a decir que no hay implicados concejales o cargos de libre designación; Rubalcaba, otrora esquivo ante la Prensa, se detiene amablemente en el Congreso para informar de que la operación afecta a “funcionarios y no funcionarios”; Esperanza Aguirre, siempre lenguaraz, guarda silencio.

Para que la suma de los catetos al cuadrado resulta igual al cuadrado de la hipotenusa debe tenerse en cuenta otra derivada: Gallardón tiene prácticamente apalabrada con Rajoy su presencia en la lista al Congreso por Madrid. ¿Quiere alguien perjudicar al alcalde y salpicarle con el escándalo? Seguro que no.

‘¿Por qué no te vas, Jaime?’

El lenguaje de la realeza es singular. La Zarzuela no anuncia que Marichalar y Elena de Borbón se separan, un trago muy vulgar por el que pasan miles de parejas en España. De lo que informan es del “cese temporal de su convivencia matrimonial”. El eufemismo al poder.

Es este país hay cosas que no se pueden contar. No se puede hablar, por ejemplo, de las verdaderas razones del ‘ictus’ de Marichalar, un episodio del que se dio cuenta casi como un ‘accidente de gimnasio’. Tampoco es políticamente correcto explicar las interioridades de un matrimonio de conveniencia, por el que no estarían dispuestos a pasar millones de plebeyos. Si a los dibujantes de El Jueves les han impuesto 3.000 euros a cada uno por un chiste cuál no sería la condena por decir simplemente la verdad. Uno es pobre y sin recursos. Ustedes perdonarán el silencio.

Sea como fuere, los Borbones están llegando a marchas forzadas al siglo XXI. Hace siglos que los Reyes dejaron de tener hijos para emparentar con otras casas reales o para asegurar alianzas políticas o conquistas territoriales. Asegurada la continuidad dinástica, no es humano forzar a una pareja a escenificar una obra inverosímil en dos actos. Al tercero no han llegado.

Es posible imaginar al Rey usando una fórmula que le ha hecho famoso en los últimos días: `¿Por qué no te vas, Jaime?’ Pero hay otras preguntas. ¿Seguiremos pagando de los Presupuestos del Estado el sustento de Marichalar? ¿Un separado puede ser duque de Lugo? ¿Habrá cambios en las postales de Navidad de la Familia Real? Que conteste el que pueda.