Juan Carlos Escudier

Peligra el escaño del ‘diputado del Meyba’, que amenaza con girar otra visita a la piscina de Ramírez

No es que Joan Puig sea de los que dejan una huella profunda entre quienes le rodean o se haya ganado un lugar preferente en el Olimpo de los oradores, donde, por cierto, vendría a ser como Demóstenes pero sin las piedrecitas de río en la boca. Pero el de Esquerra puede presumir de tener ya un sitio en la historia. Las futuras generaciones le recordarán como ‘el diputado del Meyba’ y hasta es probable que se compongan romanzas de su asalto a la piscina más famosa que conocieron los tiempos: la del director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, quien o se baña poco o lo hace con traje de neopreno o de buzo, porque no hay forma que se nos ponga moreno este hombre.

A Puig se le espera de nuevo por isla en agosto, y hasta es probable que se pase por la pileta de Ramírez, toda vez que salió bien parado del amendrentamiento judicial al que le sometió el rico editor y además el nuevo poder municipal le es favorable. Zaplana, que es colega de Ramírez, se cruzó el otro día con Puig por los pasillos del Congreso y auguró el encontronazo: “¿Qué? –le dijo- ¿Nos vemos en agosto otra vez por Mallorca?”.

Su lucha contra el estanque clorado de Ramírez ya le hubiera valido la reelección pero la política es ingrata y en Esquerra están de renovación y no respetan ningún mueble. Así que Puig se enfrenta a una posible laminación porque las bases republicanas son insensibles y les ha sabido mal que en Blanes (Gerona), donde el diputado también es concejal, Esquerra haya perdido la mitad de sus votos y de su representación. En definitiva, que de las dos actas de edil de 2003 ha pasado a una, y eso que uno era diputado -o sea él- que siempre viste mucho.

Claro que no sólo peligra su puesto. Joan Tardá, ese diputado grande que fuera de la tribuna es un oso amoroso y ante el micrófono una especie de grizzly pardo, tampoco tiene asegurada la continuidad. En Esquerra nunca les interesó mucho eso de la paridad, pero ahora quieren que el segundo puesto de la lista al Congreso por Barcelona la ocupe una mujer de la sociedad civil, posiblemente de la Universidad, y eso lo complica todo. El primero sería Joan Ridao, el tercero el actual portavoz, Agustí Cerdá, la punta de lanza de Esquerra en Valencia, y Tardá tendría que contentarse con el cuarto puesto. Las encuestas más optimistas no les aseguran cuatro escaños, así que digamos que Tardá lo tiene entre crudo y poco hecho.

Anticipando estas posibles bajas, el único aliciente sería la presencia de Jaume Renyer por Lérida. ¿Que quién es Renyer? Pues el dirigente que acompañó a Carod-Rovira a Perpignan a reunirse con ETA y le hizo de chófer. Habrá que conformarse.

1 comentario

  1. Dice ser Esteban Rosador

    ERC subió como la espuma al calor de la crispación del gobierno de Aznar. A muchos catalanes no les gustó nada que Aznar dejara de hablar su idioma en la intimidad y, una vez que Zapatero es el nuevo presidente del gobierno, es lógico que ERC baje, independientemente de que hagan bien o mal su trabajo, así que es conveniente que se hagan a la idea.

    19 julio 2007 | 17:03

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