Algunas palabras sobre Aquí vivía yo de Joan Vich Montaner

Nunca fue al FIB. Polvo, viento, niebla y sol. Estuve en el Espárrago el año que suspendieron los Fabulosos Cádillacs y en el Low Cost Festival cuando Los Planetas tocaron en el Auditorio Julio Iglesias. También vi a Enrique Morente en Pirineos Sur y Servando Carballar se quedó en ropa interior una noche de 2004 en el Festival Periferias de Huesca. No sales mucho de casa, Octavio. Mi dice mi mujer que no olvide contar el día que me volví una señora mayor durante el concierto de Pulp en el Primavera Sound, cuando puse la alarma del móvil para que me avisara quince minutos antes de que se cumpliera el tiempo asignado para la cabeza de cartel y, así, poder coger un taxi de vuelta al hotel. Una vez hice Zaragoza-Logroño-Paredes de Coura para ver a Morrissey, The Cramps y Bauhaus en dos noches seguidas. Están saliendo remiendos y vocaciones prohibidas, muchacho. El libro editado por Libros del KO en el año 2022 y se puede adquirir aquí.

Lo que más recuerdo de un FIB. Mi recuerdo de un FIB ¿Octavio, seguro que esto es necesario? Dame un segundo. Lo encuentro. La edición de 2001. Me cuenta Sergio Algora que tienen que esperar a que Enrique Bunbury suelte a Rafa Domínguez, que Rafa llegue a tiempo y pueda tocar. Rafa está grabando las maquetas de Flamingo´s en un palomar de Figueras. Sergio está muy ilusionado con su nuevo grupo después de El Niño Gusano: Muy poca gente. Al final las conexiones se consiguen. Pero a la vuelta del bolo las cosas se deshacen. Una pena. También he escrito algo sobre la tarde en la que Michel Houellebecq apareció como el nuevo mesías del spoken word acompañado de Bertrand Burgalat. Os animo a echarle un ojo.

¿Y si seguimos con Sergio? Con el pelo muy corto. Su concierto de 1997 está en internet al completo. Vinadé rapado y Sergio hinchado. La enfermedad y la operación iba a llegar muy pronto. ¿Cómo es posible que Algora salga siempre? En el texto de Joan Vich se puede leer la risa contagiosa de Andrés y Sergio y el homenaje de Sergio Vinadé a Amanece que no es poco. Miguel Rellán. Anécdota 01.

Anécdota 02. El escritor Félix Romeo vuelve de su estancia en Escocia. No sé si ha escrito algo, pero me enseña una guía que recoge la escena de la ciudad. Dice que Escocia es lo mejor. Me enamoro. Tengo un hijo. Juntamos los discos y se llenan los estantes de discos de Mogwai, Belle&Sebastian y The Delgados. Pienso en Perico atacando subiendo Luz Ardiden en 1988 después de que le echen agua por el cuello. Anécdota 03. En la tienda de alquiler de cedés de la Plaza San Francisco quedo seducido por la portada blanca de Whiteout de Boss Hog. Cristina Martinez en la portada y en las revistas gratuitas de la época hablan de Jon Spencer. Busco y no encuentro. Escucho a Boss Hog. Cuando, finalmente, la piratería digital y el dinero de las clases particulares me lo permito, me hago con los discos de Jon Spencer Blues Explosion y se me pone dura el alma.

Llevas tres o cuatro anécdotas y todavía no has hablado del libro. Escucha, es un tema conceptual. El libro de Joan Vich es como agarrar el imaginario de mi generación y recortar un trozo enorme. Ponerlo en papel. Dar amor. Recibirlo. El calor que ahora mismo no puedo recordar pero que podría ser la anécdota 04. En Jerez, en el concierto del Espárrago en el que Kiko Veneno sustituye a Fabulosos Cadillacs, el grupo que iba en la furgoneta era heterogéneo.

«Amigos de amigos. Uno de ellos se quedó dentro de la tienda. Pasaron las ocho, las nueve, llegaron las doce del mediodía y algunos pensamos que quizá hubiera fallecido. Al sacarlo estaba desorientado. Pensamos en sacar rentabilidad de aquello y convertirlo en una especie de ácido vegano. El veganismo no existía entonces. Existiría pero nadie sabía lo que era. Ni tampoco Fringe, por cierto, que de allí copiaron la idea de los baños salados para aislarse sensorialmente».

Yo estaba de tan mala leche que me quedé sin ver a Kiko Veneno. Lo del concierto de Kiko Veneno es la mejor parte. Una de las mejores partes.

Anécdota 05. Cuando íbamos a pillar en Zaragoza decíamos que llamábamos a Bebeto. De Bebeto a Frida todo queda en familia. Incluso escribí una canción plagiando I´m waiting for the man de The Velvet Underground. La grabamos en el primer LP de Experimentos in da notte. Toallas y Frida. Y dinero en efectivo.

Anécdota 05b. Una noche estaba pinchando en un festival llamado La Noche Sin Techo. Lo organizaba mi mujer y varios de sus amigos. Nunca imaginé que acabaría dando clases de matemáticas a los alumnos del instituto del pueblo. Tampoco imaginé que le colaría el nombre de una canción de El Niño gusano a mi mujer para nuestro hijo. Me había comprometido a poner música a media tarde pero de los dos que iban a cerrar el festival uno se había ido a Zaragoza a las seis de la tarde cabreado por no sé qué y el otro no podía ni articular palabra. Eso sí, no paraba de bailar. Me puse a los platos como quien se pone a dirigir un barco en mitad de la tormenta del siglo. Iba limpio de todo alcohol o química. Me caía de sueño.

Los parroquianos estaban atentos a que no dejara de poner canciones. Cuando llegaron las cinco tracé un plan perfecto. Agarré la banda sonora de Trainspotting. Puse Born Slippy. El subidón generacional fue absoluto. Metí mis discos en una bolsa negra. Me sentía, claro, como en la escena final de la película. Mientras pasaba por entre los muertos vivientes, sin hacer ningún ruido, alguno me preguntaba que a dónde iba. “Al baño, al baño”. Me guiñaban el ojo, cómplices. Calculé que la duración del tema de Underworld me permitiría escapar. Vivo para contarlo. Perdí aquel disco. ¿Qué habrá sido de Frida? Por favor, lean el libro.

Mientras escribo este texto no puedo olvidar la foto de Enrique Bunbury con Paul Mccartney. Enrique me publicó mi primer libro de poemas. Si consigo que la gente compre el libro de Joan Vich con esta reseña prometo varias cosas: te mandaré un libro, Joan, mandaré unas flores a mi tía Lola, que le llevas las cuentas desde Zaragoza y escribiré a una ex-novia a la que sigo adorando para enviarle un ejemplar de Aquí vivía yo. Ella sí que iba al FIB. Con eso espero que se le quite el último mal sabor de boca. Dentrífico del pasado o del futuro. A ella y a mí. Pete Doherty fumándose un chino o ganando concursos de comida (un desayuno inglés completo).

Acabo de ver estos días en una plataforma de series un documental sobre Luis Le Nuit y el día que Morrissey suspendió el concierto en el FIB. Luis dice: “Alguna razón tendría”. La siguiente vez se envolvió en la bandera española. Morrissey ha hecho por el unionismo tanto como Pau Gasol. Anécdota final. En un festival que no era Benicassim, nada más entrar por la puerta, empiezo a escuchar a una banda que canta “I wanna be a door”. Una banda gallega que cantaba en inglés y había salido en la portada del Mondo Sonoro unos meses antes. Me parecía curioso. No imaginaba qué connotaciones líricas podría tener para una letra la expresión “Quiero ser una puerta”. Conforme avanzo hacia el escenario me doy cuenta de que están tocando I wanna be adored de The Stone Roses.

Pedro Sánchez ve a The Killers dos veces. ¿Es casualidad que el mánager de The Killers sea un gilipollas y que a nuestro presidente le encanten? Me siento raro. A mí Andrea Levy siempre me ha parecido atractiva. Pero lo que me sigue pareciendo fascinante es cómo es capaz de entrar Brandon Flowers en esos pantalones y también cómo es capaz de entrar en la estrofa inicial de This Charming man en este vídeo con Johnny Marr. He dejado de meterme con el presidente porque todos los que estamos aquí somos socialdemócratas y si hay que ir en Falcon se va en Falcon.

Aquí vivía yo habla de fanzines, de walkie talkies, de calor, mucho calor, de cerveza tibia, de sueños cumplidos, de mañanas sin dolor de huesos, de revistas, cintas y mixtapes. Dean Wareham estuvo tocando hace unos días en la Lata de Bombillas de Zaragoza. Antes lo hizo en los festivales del Shaman, el local que tenía Javi antes de la Lata de Bombillas. La cuerda que une a Roy Orbison con Richard Hawley. Una soga para ahorcar al dj. También me hablaron de Björk y de The Cure.

«De las inclemencias del tiempo. Del riesgo que era ir de festivales. De cómo ahora estamos en Botánicos. De cómo nos hemos convertidos en estatuas de jardines botánicos escuchando a los Planetas tocar con una orquesta o una filarmónica o como se llame eso. Nada de Orquesta Química. Nada de soltar siete u ocho mil euros».

JJ. Rojas. | Efe

 

De que en el Desierto de las Palmas Alberto Contador estuvo a punto de ganar el título de campeón de España de fondo en carretera en 2011. ¿Seguro que habla de eso el libro, Octavio? El libro habla de la vida, así que sí.

 

«Rojas supo jugar sus cartas en la recta de meta y gracias a su mayor velocidad soltó de rueda a Contador, que había sido el que había provocado el corte definitivo en la última de las tres subidas al Desierto de Las Palmas. Rojas confirmó de esta manera los pronósticos que lo daban como gran favorito para el triunfo final y refrendó el excelente trabajo de todo el equipo Movistar».

 

 



CODA

Mientras termino de leer Aquí vivía yo de Joan Vich Montaner retomo otra lectura maravillosa, Alivio rápido de Silvia Grijalba. Recomendar otro libro. Esta reseña es cada vez más especial. Si quieren ver cómo se vivía allí entonces… qué era ser parte de uno de los grupos efímeros, de los que aparecían en el cartel en letra intermedia, de los que tenían nombre en inglés pero eran de Madrid Sur o Barcelona Norte, busquen por las librerías de lance. La Grijalba cada vez escribe mejor pero este libro es una polaroid de la época.

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