Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

Archivo de enero, 2011

Piso por préstamo: entre banqueros y políticos no hay «cornás»

Ni los banqueros ni los políticos (que tanto les deben) se atreven a cambiar una Ley inmoral e impresentable. ¡Olé por ese juez que nos devuelve cierta confianza en la Justicia!

Ya que ni el Poder Legislativo ni el Poder Ejecutivo se atreven a cambiar la legislación hipotecaria, para frenar los abusos e inmoralidades de la banca, mientras descarga impúdicamente todo el riesgo de sus tasaciones infladas en el consumidor, está bien que sea al menos un juez quien le saque los colores a los banqueros y a los líderes políticos tan endeudados y protegidos por la banca.

Entre bueyes (banqueros y políticos) no hay «cornás«. ¡Bravo por ese juez que nos ha dado una pizaca de luz en este oscuro escándalo mayúsculo!

Tampoco los medios de información se han portado como debían con sus lectores cosumidores de préstamos hipotecarios.

La prensa ha sido bastante tacaña a la hora de informar sobre la situación escandalosa que se está produciendo en España desde que comenzó esta doble crisis económica e inmobiliaria.

Es cierto que la prensa vive especialamente de los ingresos por publicidad, y los anuncios de los bancos son bastante relevantes en la prensa de pago. Tan relevantes como las deudas que los partidos políticos acumulan con sus benéficos banqueros, que suelen perdonarles con el paso del tiempo, a la chita callando, cada equis años.

La noticia importantísima sobre la sentencia del juez de Navarra, a favor de que la entrega del piso salde la deuda hipotecaria, fue publicada primero por El Periódico de Catalunya. Inmediatemente fue reproducida y jaleada en Facebook y Twitter (como hacen estos días los demócratas de Túnez, Egipto, etc. con sus demandas de libertad y justicia).

En Madrid la recogieron El País y El Mundo, a media página. Y ayer  sábado -menos mal- pude leer en El País un amplio reportaje a doble página, que me reconcilia con ese diario, titulado:

Hipoteca legal, pero inmoral

Y este sumario:

El propietario asume todo el riesgo de pérdida de valor de su casa frente al banco.

Dos sentencias revolucionan el mapa al dar la razón al ciudadano.

La doble página incluye la información de Amaia Arrarás, que pego al margen, y un análisis de Iñigo de Barrón que no tiene desperdicio y que copio y pego a continuación:

La banca siempre gana

ÍÑIGO DE BARRÓN, en El País, 29/01/2011

Es frecuente que los jueces sean noticia por las resoluciones que van contra el sentido común. Este caso es el contrario. La Audiencia Provincial de Navarra ha dictado un auto en el que considera que devolver al banco el piso hipotecado es suficiente para saldar la deuda, incluso si la última tasación es inferior a lo que debía.

Para cualquier ciudadano este auto tiene toda la lógica y es el sistema utilizado en Estados Unidos e Inglaterra. Sin embargo, la entidad, el BBVA en este caso, afirma que es contrario a la Ley de Enjuiciamiento Civil, la Ley Hipotecaria y la doctrina del Tribunal Supremo.

Puede que tenga razón, pero entonces es un asunto que va contra la ley pero que no parece inmoral. De hecho, la Audiencia admite que el banco ha actuado legalmente pero su comportamiento ha sido «moralmente rechazable».

Los detalles del caso son importantes. Un ciudadano pide 71.225 euros para comprarse una casa que el banco tasa en 75.900 euros. Tres años después, ante el impago de las cuotas, se queda con la casa por 42.895 euros, es decir, 33.005 euros menos, un 43,5% de depreciación.

Como el cliente había pagado una parte, le reclama 28.129 euros y además (algo especialmente sangrante), 8.438 euros más de intereses y gastos. En total, 36.612 euros. Como ya había pagado cuotas por 4.876 euros, este vecino de Estella deberá pagar 41.488 al BBVA por un préstamo que pidió para una casa que ya no tiene.

Desde cualquier óptica parece una situación absurda y aberrante. Todas las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria las paga el cliente y el banco sale inmaculado gracias a que los ciudadanos responden con todos sus bienes, según la legislación española. Lo que dice la ley -que CIU ha intentado cambiar sin éxito- es que solo el cliente comete errores y paga por ello, pero la entidad (cualquiera que sea, porque la mayoría actúan igual) no tiene ninguna responsabilidad.

¿Alguien puede pensarlo? El oficio de banquero se caracteriza por la prudencia, el conocimiento del mercado y la valoración de los riesgos. Cobran por ello. ¿Se ha actuado correctamente? La negligencia y la codicia son algunas de las razones que explican esta crisis.

El Banco de España alertó de que se estaba calentando el ladrillo desde 2006, pero se quedó ahí. No penalizó los préstamos por el 100% de la tasación, ni los de promotores o hipotecas basura. No cabe duda de que el ciudadano, mayor de edad y responsable de sus actos, debía saber lo que hacía. Pero algo grave ha fallado en el sistema financiero cuando se ha alimentado una burbuja en la que los pisos subían un 100% mientras los sueldos se incrementaban un 25%. Incluso el suelo se revalorizó un 500% entre 1997 y 2007.

Como recuerda el auto, los clientes no tasaban los pisos ni eran responsables de que se les concedieran créditos por el 120% del valor tasado, con importes superiores al 35% de sus ingresos. La crisis no ha llegado solo porque los clientes pidieran cantidades astronómicas y compraran todo lo que salía al mercado, que también.

Desde 2007 ha habido unas 320.000 ejecuciones hipotecarias. Quizá con la llegada de la burbuja se deba replantear la ley, sin dar un golpe de timón que provoque inseguridad jurídica o hunda al sistema, porque todos saldríamos perdiendo. Con este caso queda el consuelo del dicho jurídico: «La ley dice lo que dice el juez que dice la ley». Esta vez la banca no ha ganado.»

Nada que objetar a este valiente artículo.

La polémica ya es pública y a los legisladores y gobernantes (da igual del partido que sean ya que tanto el PSOE como el PP han pasado por el aro bancario) se les debería caer la cara de vergüenza si no cambian ya la legislación vigente para que quien no asuma riesgo (ni pérdida) no pueda ni deba tener beneficio. Vaya cara dura la de nuestros banqueros y políticos.

Ahora que el Estado vuelve otra vez (en marzo) al rescate galante de ciertas cajas de Ahorro y bancos -que han hecho mal su trabajo-, también podría aumentar sus inyecciones de capital público a los bancos y cajas que tengan problemas porque asuman sus pérdidas lógicas por el menor valor de los pisos que embargan a sus clientes morosos.

Es una buena oportunidad para cambiar una legislación inmoral (según el propio juez) y tan alejada de la Justicia como del sentido común.

¿A qué esperan?

¡Viva el calor, muera el frío!

¿Es responsable el hombre del frío que hoy padecemos? ¿Y del calor, tan benéfico para la prosperidad? Los enemigos del calentamiento global ya no saben qué inventar para extender la creencia de que el ser humano –esa hormiguita en el universo- es el responsable principal del cambio climático. ¡Qué soberbia!

La diosa Cibeles adornada con carámbanos. ¡Qué frío!

El frío que estamos pasando estos días me ha llevado a repasar el estado de la ya vieja polémica científica (a veces, seudocientífica, casi religiosa) sobre el papel dominante o irrelevante del hombre (frente a los factores solares, espaciales, orbitales, cosmológicos, físicos, meteorológicos, astronómicos, etc.) en el calentamiento global.

Claro que ahora –con el frío que hace – ya no lo llaman “calentamiento global” sino “cambio climático” y atribuyen estas olas de frío a “los extremos climáticos” producidos precisamente -¿lo adivinan?- por el “calentamiento global”.
¿Por qué se empeñan tanto en combatir el calentamiento minúsculo del planeta (que nadie niega) si, en épocas anteriores, el calor -mucho mayor- ha ido siempre asociado a la prosperidad y al bienestar?

¿Será por dinero?

Lo caliente es bueno, lo frío es malo.

En el frío siglo XIV la brujas eran quemadas acusadas, entre otras cosas, de causar el mal tiempo. O sea, el frío.

Un nuevo estudio europeo de anillos de árboles, publicado por P. Gosselin, el pasado 14 de enero, confirma que las épocas mas calientes conducen a la prosperidad y las frías a la muerte y a la miseria.

Los extremos climáticos, según este estudio, eran mayores en el pasado.

A medida que se van quedando sin argumentos científicos –tras el escándalo del “Climagate”, las deserciones, etc.- los enemigos del calentamiento se agarran ahora al actual deshielo del Ártico como a un clavo ardiendo.

Sobre esto, he encontrado otra joya de la hemeroteca. Se trata del alarmismo generado en 1922 por el diario The Washington Post al publicar una noticia de AP sobre la desaparición del hielo en el Ártico.

La desaparición del hielo ártico en 1922 fue más grave que ahora. El artículo, desde luego, no tiene desperdicio.

Según el Washington Post del 2 de noviembre de 1922:

«El  océano ártico se está calentando, los icebergs se hacen más escasos y  en algunos lugares las focas encuentran con que el agua está demasiado  caliente, según un informe del Departamento de Comercio de Consulafft, en  Bergen, Noruega.

Los informes de pescadores, cazadores de focas y exploradores todos señalan un cambio radical en las condiciones  climáticos y temperaturas sin precedentes, jamás conocidos en la zona  ártica. Las expediciones de exploración informan de que no se ha encontrado  casi nada de hielo en zonas tan al norte como 81 grados y 29 minutos.

Los  sondeos a una profundidad de 3.100 metros muestran que la corriente del Golfo aún está muy caliente. Grandes masas de hielo han sido sustituidas  por restos acumulados de tierra y piedras [de glaciales derretidos], según este informe, mientras en muchos puntos glaciales muy  conocidos han desaparecido por completo.

Nevó ayer en Abla (Almería) cerca de Nacimiento, el pueblo de mi madre.

Muy  pocas focas y ningunos peces blancos se encuentran en el Ärtico del  este, mientras grandes bancos de anchoas y “smelts” (un pescado azul  pequeño) que nunca han llegado tan al norte, se encuentran en los  viejos campos de pesca de las focas.  Dentro de unos años se predice que,  debido a la desaparición del hielo el nivel del mar subirá, haciendo  inhabitable la mayoría de las ciudades costeras.»

Esto se publicó el 2 de noviembre de 1922, a partir de una noticia redactada por la agencia Associated Press.  Esta fue la última vez que  tuvimos una alarma del calentamiento global.  Desde entonces, hemos  tenido una alarma de enfriamiento global, que tambien se desvaneció de los  periódicos, y ahora hemos vuelto de nuevo a la alarma del calentamiento global.  Y no  es que la hipérbole haya cambiado mucho en 88 años…

Hoy  en día, cada acontecimientoo natural notable, cada fluctuación del termómetro, cada inundación o sequía se atribuye al calentamiento  global. Un invierno seco y suave –es el cambio clímatico.  Un invierno nevado y gélido – es el cambio climático.  Calentamientos o enfriamientos históricos, sequías o lluvias,  de todo ello podemos echarle la culpa con confianza al cambio climático.”

(Recogido de The Resilient Earth).

¡Vivir -o leer- para ver! La hipérbole mediática o científica (a veces, seudocientífica, casi religiosa) se repite de manera tan cíclica como los cambios climáticos. No se cómo puedo creerme lo que dicen los periódicos si -como decía mi suegro- los hace gente como yo.


Mirando los gráficos de períodos largos -las temperaturas en los últimos 10.000 años- vemos las distintas épocas de calentamiento todas ellas, por supuesto, con pequeños altibajos.

Si las comparamos con la época actual, observamos que la tendencia general es a la baja.

Hace 2.500 años hacía mucho frío y abundaban las catástrofes. Durante el Imperio Romano hizo calor y hubo prosperidad.

¿Alguien ha visto estatuas de romanos con abrigos y bufandas? Las que yo he visto en Roma o en Mérida van con faldilla corta y sandalias. Hacia el siglo IV volvió el frío. Los bárbaros del norte huyeron espantados hacia al sur de Europa en busca de comida y de …calor.

Cayó Roma y se inició un período altomedieval frío, oscuro y lleno de miseria que se prolongó hasta el siglo IX. Con el nuevo milenio se equivocaron los catastrófistas de milenarismo.

En el siglo X cambió de nuevo el ciclo climático y volvió el magnífico calentamiento global. Los vikingos se extendieron por Groenlandia o Greenland (que significa precisamente Tierra Verde), los británicos tuvieron viñas y ¡vino!, floreció el Camino de Santiago y Europa se llenó de bellísimasa iglesias romáticas y, ya en el siglo XII y XIII, de espectaculares catedrales góticas. A ese periodo se refieren los sabios del clima y los historiadores como el «óptimo medieval». Llaman «óptimo», naturalmente, al calentamiento global.

El frío glacial volvió a Europa, desde 1300 hasta 1850, aproximadamente, acompañado de miseria, hambre, peste, caza de brujas, etc.. Este largo y triste periodo se conoce como «pequeña edad galcial«. Hay multitud de pinturas de paisajes europeos del norte que lo atestiguan.  Y los británicos se quedaron, otra vez, sin viñas y sin vino propio.

¿Qué gran experto en marketing -además del hábil predicador Al Gore– ha conseguido convencer a media humanidad -incluso a la ONU- de que el calentamiento global es malo para el ser humano y que debemos combatirlo? Para mí que ese tipo ha superado, en marketing, al mismísimo San Pablo.

Lawrence Solomon

En mi búsqueda de argumentos contra el frío, encontré una joya divertida (o triste, según se mire) en un diario conservador canadiense. Se trata de un artículo sarcástico de Lawrence Solomon, del 30 de diciembre de 2010, titulado así:

75 científicos del clima piensan que los humanos contibuyen al calentamiento global

Intentaré resumir el artículo.

Los resultados dudosos de una encuesta sobre el «consenso científico» burdamente manipulada, y publicada como creíble por grandes diarios como The New York Times y The Washingotn Post, muestran que el 97% de los científicos están de acuerdo en que los humanos hemos causado el calentamiento global.

¿Y el frío? Dicen que se debe a los cambios extremos consecuencia también del calentamiento global: más frío en invierno y más calor en verano.

¿Cómo han obtenido este consenso abrumador de la comunidad científica con un procentaje del 97 %?

Dos jóvenes entusiastas de Illinois sin credenciales hicieron una encuesta de dos minutos on line, nada científica a 10.257 científicos. Decidieron que los méritos no eran un factor importante y optaron por preguntar a empleados públicos y de universidades, no de empresas privadas.

Excluyeron de su lista a quienes eran propensos a dar importancia al Sol, al espacio, a los cosmólogos, físicos, meteorólogos y astrónomos. Dejaron fuera de la encuesta a la Geología, Oceanografía, Paleontología y Geoquímica. Tampoco tuvieron en cuenta el grado académico de los encuestados: preguntaron a 1.000 sin doctorado y a otros muchos sin master especializado.

La mayoría no contestó a la encuesta. Respondieron 3.146, o sea, el 30,7%. Estas fueron las dos preguntas, a minuto cada una.

1.- ¿Piensa que, desde 1.800, las temperaturas medias has subido, han caido o se mantienes iguales?

2.- ¿Piensa que la actividad humana es un factor importante en el cambio de las temperaturas globales medias?

Practicamente todos -hasta los más escèpticos del calentamiento- piensan que, desde mediados del siglo XIX, la Tierra se está calentado un poco -es un hecho medido y bastante irrelevante, si lo comparamos con series largas de ciclos climáticos. También están de acuerdo en que la actividad humana ha podido tener alguna influencia menor e irrelevante en los altibajos  de las temperaturaas locales o regionales por la desforestación, la agricultura, etc. pero cada vez más científicos niegan que el ser humano juegue un papel importante en el cambio climático.

Pues bien, el 82% de los encuestados respondieron que sí a la 2ª pregunta. Uno de cada 5 no le echa la culpa a los humanos. A los autores de la encuesta les pareció poco y buscaron subgrupos distintos. Eligieron solo a los expertos climáticos que había entre los 3.000 que habían respondido y eliminaron a los demás. Así llegaron a la cifra mágica de 75 de 77 (de cualificaciones desconocidas) apoyaron la ortodoxia.

Si dividimos 75 por 77 nos sale la cifra mágica del 97% a favor de la ortodoxia (¡el consenso!) que se publicó, sin rubor, en la prensa seria de pago. Y se quedaron tan panchos en el New Yok Times y el el Washington Post. Así se escribe la historia. Aceptamos como buenos los datos (manipulados o no) que encajan en nuestro esquema ideológico o religioso y rechamos los que no convienen (sean ciertos o falsos) a nuestros intereres.

——-

PS.1

Para quien quiera profundizar en el debate, ahí va este enlace:

http://www.climatedebatedaily.com/

Se trata de una página web que publica diariamente una larga lista de todo lo que sale en Internet (prensa, revistas, blogs, etc.) en los dos lados del debate climático.  A la izquierda, bajo el título de “Llamadas a la acción”, están los artículos del consenso.  A la derecha, bajo el título de “Voces disidentes”, está la lista de articulos que disienten.  Todos vienen con una linea descriptiva del tema y un link al artículo.

P.S. 2:

Sobre el Cabo de Gata

He visto con retraso algunos comentarios al post de anteayer, refridos al Cabo de Gata, a los que me veo obligado a replicar. Ahí va mi respuesta:

Para Rosa, Antoñico, Pelayo, etc.:
Me gusta polemizar, pero no suelo hacerlo con comentaristas de alquiler. Sin embargo, esta vez, lo hago solo para corregir un error de bulto.
Mi post sobre el libro de Antonio Orejudo “Almería, Crónica personal” ha recibido varios comentarios en los que sus autores coinciden con las mismas palabras -espontáneamente o por encargo de alguien- en que disfruto de “la poltrona del Cabo de Gata”, “un cargo tranquilo y bien remunerado”, mientras hay “más de 4 millones de parados”, etc.
No se si lo hacen por mala fe –“mala gente que va apestando la tierra”, diría Machado- o, simplemente, porque “piensa el ladrón que todos son de su condición”.
Me explico:
El “cargo” de presidente de la Junta Rectora del Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar –que recibí como una carga, aunque con entusiasmo y por amor a mi tierra- es todo lo contrario a una “poltrona tranquila y bien retribuida”. Ni es poltrona ni es tranquila ni está bien ni mal retribuida.
Esa carga no me proporciona ni un duro. Todo lo contrario. No me importa, ya que tengo la casa pagada y mis tres hijos criados. Si se refieren a dinero, ese cargo me cuesta dinero, pero me da muchas satisfacciones no materiales.
De mi bolsillo pago los viajes a Almería en avión desde Madrid, la gasolina desde Cuevas, las cañas en El Quinto Toro con los colegas de la Junta Rectora y hasta el sombrero de paja que llevo habitualmente con el nombre del Parque Natural en la cinta y que compré en nuestra tienda de Rodalquilar por 3 euros.
O sea, el cargo/carga no está remunerado para nada. Solo percibo la felicidad que me produce poder ser útil a mi tierra después de haber pasado tantos años fuera de ella.
Presumo que estos comentaristas coincidentes con lo de la “poltrona” no lo entenderán pero así es. Es más, la Junta Rectora que presido es un órganos asesor y no tiene ni un duro de Presupuesto. Por tanto, lo hago gratis, por amor al arte y a la belleza del Parque Natural, porque me apetece y porque me siento en deuda con mi tierra desde que partí como emigrante en los años 60.
De niños, en la Calle Juan del Olmo, solíamos decir: “El que lo huele, debajo lo tiene”.
Y en cuanto a los 4 millones de parados, bien que lo siento. Pero he dedicado muchos años de mi vida (vease mi CV en “de qué va y quien soy”) a crear cientos de empleos muchos de los cuales aún siguen dando trabajo y bienestar a muchos colegas. Y estoy orgulloso de mi lucha personal contra el paro y de crear -como Dios, desde la nada- empresas, diarios, semanarios, programas de televisión, etc, -algunos desgraciadamente sin éxito.
También estoy muy orgulloso de mis clases de Economía Aplicada en la Universidad de Almería a las que nunca falté (aunque tuviera que volar desde muy lejos) y donde los alumnos -el tribunal más exigente que pueda imaginarse- me situaron entre los diez mejores profesores de la UAL. Ese es mi mejor título.
Tampoco fue una poltrona tranquila ni bien retribuida mi plaza de profesor titular de la UAL, a la que, por cierto, ya he renunciado por razones personales qeu no vienen al caso.

Saludos

JAMS

24 Enero 2011 | 14:19


Almería (agridulce) por dentro, según Orejudo

La ficción agridulce de Orejudo sobre Almería -guste o no a los almerienses- no puede ser más real, dura y cariñosa. Acabo de leer, de un tirón, las 150 páginas de la obra de Antonio Orejudo «Almería crónica personal», editada por la Fundación J.M. Lara. Me ha dejado un sabor indefinible, entre alegre y triste, que podría llamar «alegriste». ¡Vaya sábado que me ha dado mi amigo Antonio Cantón al pasarme este libro!

Antonio Orejudo, autor de "Almería crónica personal"

Los amantes de mi tierra almeriense y, en especial, los enamorados del Cabo de Gata deberían leer esta obra y reflexionar sobre su contenido. También los críticos, tanto paisanos como forasteros.

Son tantos los críticos que podrían agotar la edición y, a buen seguro, animarían a Orejudo a seguir escribiendo sobre Almería y los almerienses. Y esto es algo que solo puede hacer libremente un forastero sin que lo despellejen los nativos.

Ya me hubiera gustado a mi escribir, como si fuera libre, sobre mi tierra y mis paisanos como lo hace mi ex colega de la Universidad de Almería.

Pero no tengo tanto valor personal ni, por supuesto, capacidad literaria; y, lo que es peor, el corazón me traicionaría al intentarlo porque el amor es ciego, sobretodo hacia la tierra que nos vió nacer.

e

Almería. Fotografía de Carlos Pérez Siquier

Me saldría un pregón edulcorado -como el que hice para la Feria de 1987– cantando únicamente las excelencias de Almería, que son muchas. Pero no se si me atrevería a decir lo que pienso de verdad sobre nuestros defectos seculares ni sobre los caciques locales.

Carlos Pérez Siquier, autor de las fotografías del libro

Por eso, celebro tanto que mi admirado Orejudo -que ha hecho honor a su apellido escuchando atentamente a propios y extraños- le haya hincado el diente a mi tierra con frescura, sin prejuicios, nada complaciente ni adulador, con dureza, a veces, pero también con ternura.

Al principio, dice Orejudo: «Me equivoqué al venir a vivir en Almería». Pero su relato, subjetivo a más no poder, honrado y cristalino, tiene calidad, duzura y fuerza literarias.

En ocasiones, su «crónica personal» nos obliga a revisar nuestra historia, nuestras actitudes, y a proyectar un futuro mejor para nuestra malherida tierra, tan rica en dineros como pobre en cultura. Y termina diciendo: «Me equivoqué al marcharme de Almería»

El libro lleva dentro un regalo inesperado: una colección fabulosa de fotografías de Almería de nuestro grandísimo maestro Carlos Pérez Siquier.

El libro me ha dolido y, a la vez, me ha gustado mucho. Quiero más libros como éste sobre Almería, aunque nos dejen algunos arañazos o basurillas en nuestro corazón pueblerino.

Claro que, conociendo personalmente a Antonio Orejudo (su Facultad está frente a la mía en la UAL y compartimos alguna tertulia) y habiendo leido, entre otras, sus dos obras más imponentes («Fabulosas narraciones por historias» y «Reconstrucción») debo reconocer que no me han sorprendido ni la excelente calidad literaria ni la valentía para contar su verdad sobre su paso por mi tierra -muy breve, desgracidamente para los almerienses.

Al final, me quedo con unas líneas de su prólogo:

«Un lugar al fin y al cabo son los amigos que hacemos  en él. A ellos están dedicadas las siguientes páginas».

Gracias, Antonio, por fijarte en Almería y por dedicar estas páginas a los amigos.  Me gustaría que me consideraras uno de ellos. Para presumir… Ya sabes.

Mucha suerte allá donde vayas.

¡Enhorabuena!

Y no te olvides del Cabo de Gata.


Ensanchamos la libertad: 25 años de TV matinal (y III)

La cisterna del water traspasó el televisor y pudo oirse en toda España. Lo nunca visto ni oído. Por primera vez, un micrófono inalámbrico, recién importado de Nueva York, llevó sonidos insospechados a toda la audiencia de TVE.

El equipo de pioneros del "Buenos Días", primer informativo matinal de TVE (enero 1986)

El comentario nostálgico de Pirracas (José María Fraguas), el realizador del «Buenos Días» de TVE, en el post anterior a éste sobre el reconocimeinto mutuo de Israel y España, me ha recordado ésta y otras anécdotas del lanzamiento de la TV matinal en España.

El presidente Felipe González con un servidor en una entrevista mañanera durante el mundial de fútbol de México.

En enero de 1986, todo era nuevo en la madrugada y el amanecer del Pirulí. No solo el primer informativo de la mañana, que abrió la TV matinal, por primera vez en la historia de la televisión española, sino también las técnicas utilizadas para las conexiones duplex, triplex, multiplex, etc., vía satélite, los formatos periodísticos, el lenguaje de cocina y mesa de camilla, los ritmos de alegre despertador, el minutado en dientes de sierra, la informalidad mañanera…

Y, por último, y no lo menos importante, algunas herramientas novedosas que me traje de Estados Unidos. Entre ellas, llamó mucho la atención el micrófono inalámbrico, lo nunca visto hasta entonces en los informativos de Televisión Española. Fue un capricho ) que pedí a los subdirectores de Informativos (Ramón Colóm y Alfonso Cortés Cabanillas) y que Alejandro Kuskovski (o algo así; perdóname ya que nunca aprendí a escribir tu apellido) consiguió comprar e importar de EE.UU.

Lo descubrí una madrugada de diciembre de 1985 en el estudio del Today show de la NBC. Jane Pauley se movía libre y ágilmente por el estudio, como Juan por su casa, ¡y no estaba atada ni enchufada a ningún cable!.

Ahora les parecerá una tontería (¡un micro inalámbrico!); algo casi pueril. ¿Quién no lo tiene hoy? Pero, entonces, en diciembre de 1985, era algo mágico para mí. En poco tiempo, se extendió como la pólvora. Pero, al estrenarlo, nadie me advirtió de los peligros que su utilización entrañaba para los novatos como yo.

Sandra Sutherland, JAMS y Carlos Goñi en el set del "Buenos Días"

Pronto lo descubrieron, no sin asombro, cientos de miles de telespectadores (casi un millón) que se despertaban con nuestro informativo matinal (de 7:30 a 9:00 h.).

Durante los primeros días de emisión, aún me sentía yo tan atado al viejo cable del micro como solía hacer en los telediarios o en los programas de entrevistas o debates. Sin embargo, poco a poco me fui acostumbrando a moverme con naturalidad por el estudio, en directo o durante la emisión de los videos, y le perdí el miedo al flamante micro inalámbrico que llevaba prendido en la corbata y unido a una batería que escondía en el bolsillo de la chaqueta o enganchado al cinturón por atrás.

Por falta de costumbre, un día ocurrió lo que, tarde o temprano, tenía que ocurrir.  En cuanto arrancó un video de casi dos minutos, la naturaleza me obligó a salir del estudio disparado, sin avisar a nadie del control, y me fui directo al servicio de caballeros.

El latiguillo del sonido del micro inalámbrico estaba abierto y, por el pinganillo que llevaba en mi oreja, oía las instrucciones de la sala de control. De modo que hice rápidamente lo que nadie podía hacer por mí y, al terminar, tiré de la cadena con tan mala fortuna que el aguacero de la cisterna -un estruendo indescriptible, tan próximo al micro- se escuchó en toda España. Al momento, oí los gritos de Pirracas:

-¿Qué c… ruido es eso?

JAMS con el presidente de la Junta de Andalucía, J. R. de la Borobolla, y Carmen Romero, al recibir la Medalla de Andalucía el 28 de febrero de 1986.

Salí corriendo hacia el estudio, justo  a tiempo para tomar la palabra y dar paso a otro video o al resumen de noticias. Pocos se percataron en la audiencia de que me habían subido todos los colores a la cara. «Cosas de la iluminación o del maquillaje«, pensarían. ¡Qué vergüenza pasé!

—-

Recuerdo que, desde el control de la NBC, copiaba todo lo que veían mis ojos y arramplaba con los guiones y borradores que encontraba a mi paso.  Así aprendí a copiar los formatos y las técnicas de los matinales norteamericanos para luego adaptarlos al gusto español. Cosas que nos parecían imposibles, se estaban haciendo ya en las grandes cadenas norteamericanas.

Fuimos, pues, los primeros a la hora de copiar y de experimentar. Mientras los grandes jefes dormían plácidamente, nosotros nos podíamos permitir probar con innovaciones y alguna que otra locura. No había tiempo para pedir permiso ni ganas de despertar a los jefes. Por tanto, desde las 2:00 de la madrugada hasta las 9:00 de la mañana, yo era el amo del Pirulí. Nunca me sentí tan libre hasta que fundamos el diario 20 minutos y la web www.20minutos.es.

Nuestras informaciones exclusivas del «Buenos días«, en cualquiera de los géneros (noticia, reportaje, entrevista, etc.) eran aprovechadas -con su sesgo incluido- por el Telediario de las 15:00 h por el el TD2 de las 21:00 h.   Es decir, creamos tendencias informativas, a la chita callando.

El tiempo selecciona hábilmente los recuerdos que más convienen a nuestro ego. Por eso, solo recuerdo lo bueno y apenas muy poco de lo malo que nos pasó durante ese año triunfal de 1986.- Lo que no puedo olvidar es que, durante todo ese año, no pude dormir de noche. Por eso, en diciembre de 1986, tuve que elegir entre engordar mi vanidad de artista incipiente o salvar mi matrinomio y mi familia.

Desde entonces, valoro mucho a todo aquel que trabaja por la noche y duerme por el día. Aunque me encantaba aquel trabajo y era una maravilla trabajar con aquel equipo irrepetible, yo no pude aguantar más de un año. En aquel puesto, me sucedió Pedro Erquicia como director y presentador del Buenos Días. Y poco después llegó el gran Jesús Hermida, a partir de las 9:00. Pero esas mañanas del magazine de Hermida ya fueron otro cantar.

La verdad es que un año sin dormir da para mucho. Y no voy a cansar a los lectores del blog con más aventuras de abuelo cebolleta. Dejo en el tintero anécdotas sabrosas que ya irán saliendo porque de todas ellas se cumplirán 25 años. ¡Casi na!.

Ensanchamos la libertad: 25 años de la TV matinal (II)

«¡Shalom Israel!», dije en directo. «¡Buenos días Sefarad!», me respondió una voz temblorosa desde Jerusalem. Se me puso la carne de gallina. Tal día como hoy, hace 25 años, España reconocía de madrugada la existencia del Estado de Israel. Se cerraban, de golpe, 500 años de desencuentros entre españoles del interior y españoles del exilio, desterrados por los Reyes Católicos. Fue emocionante y tuve el privilegio de ser el primero en dar esta noticia por televisión.

Samuel Hadas, primer embajador de Israel en Sefarad

Teníamos casi todo el programa informativo «Buenos días» preparado cuando, en plena madrugada, recibí en el Pirulí la llamada de nuestro corresponsal en Bruselas. Me dijo:

«Samuel Hadas y Máximo Cajal se han reunido esta noche en un hotel de La Haya, en secreto, y han intercambiado notas para establecer relaciones diplomáticas plenas entre Israel y España».

Los diarios de pago (entonces aún no habíamos creado 20 minutos) estaban imprimiendo y repartiendo sus ediciones sin la gran noticia. EFE aún no la había confirmado, pero nuestra fuente era solvente. ¡Manos a la obra!

Teníamos que cambiar completamente el informativo para despertar a los españoles con la noticia exclusiva de aquel encuentro histórico, casi clandestino, al cabo de 500 años, en tierras holandesas.

Casa Sefarad en Códoba

De madrugada era dificil convocar a nuevos invitados españoles e israelíes (incluidos músicos y expertos sefarditas) sin levantar la liebre a la competencia. Liana, Mirenchu, Milagros y Rafa lo consiguieron. Y Juanlu Castillo, nuestro jefe de producción, hizo el milagro de conseguir una ventana en el satélite para establecer un duplex inédito con la televisión de Jerusalem. Allí amanece un par de horas antes que en España, pero la emisora estaba cerrada a cal y canto y el personal seguía durmiendo en el Medio Oriente.

Afortunadamente, en Boston era aún la hora de la cena y pude localizar y movilizar a mi amigo Zvi Dor Ner, colega de la Universidad de Havard en la Nieman Foundation for Journalism (promoción 1977), quien despertó sin contemplaciones a un colega de la TV de Jerusalem para que abriera la emisora y conectara, en directo, con Televisión Española a las 7:30 en punto de esa mañana. Preferiblemente queríamos hablar con algún compatriota sefardita que aún hablara ladino, una lengua tan parecida a la de Cervantes. La noticia lo merecía. Jamás se habían conectado oficialmente españoles y judíos por satélite ni por paloma mensajera desde que estos últimos fueron explusados de España en 1492.  Y no estabamos seguros de conseguirlo con éxito en aquella fría madrugada del 17 de enero de 1986.

Tras la carta de ajuste, aparecieron en pantalla las imágenes del amanecer en la Alcazaba y la bahía de Almería, con el Cabo de Gata perfilándose por el Oriente. La música de fondo (hasta que me descubrieron) era, naturalmente el fandanguillo de Almería. Luego, el reloj de TVE marcó las 7:30 horas y el realizador (José María Fraguas, alias Pirri y/o Pirracas, tío de Toño Fraguas, uno de los fundadores de esta web) me enchufó la cámara 1.

Desde que creamos el primer informatico matinal, yo solía abrir el programa saludando, aleatoriamente, en las cuatro lenguas españolas. Entonces nos pareció una innovación en pro del consenso lingüistico:

«Egunón, Bon día, Buenos días, Bos días».

Un servidor, en el "Buenos días"

Sin embargo en la madrugada de tal día como hoy, hace 25 años, improvisé, sin apenas pensarlo, un saludo distinto para comprobar si había alguien, en Oriente, al otro lado del satélite. Dije simplemente:

«¡Shalom Israel!».

No hubo respuesta. Solo algún ruido lejano.

Para dar tiempo a los técnicos, aproveché entonces para anunciar que, por primera vez en 500 años, tratábamos de conectar en directo con compatriotas sefarditas de Jerusalem. Y di la noticia: España e Israel habían decidido de madrugada reconocerse mutuamente y abir embajadas. Por el pinganillo que tenía acoplado a la oreja, escuché las voces entusiastas de Pirracas. Había conseguido conectar con la TV de Jerusalem.

Repetí, no sin emoción, el saludo de rigor, inédito en España:

«¡Shalom Israel!»

Esta vez, sí. Una voz profunda, parsimoniosa, solemne, separando las sílabas y con acento ladino, conservado con mimo a través de cinco siglos, me respondió, alto y claro:

«¡Bue nos  dí as,  Se fa rad!»

A partir de ahí, se nos puso a todos -como digo- la carne de gallina. El programa monográfico (de 7:30 a 9:00) fue una cascada de emociones, de risas y lágrimas, contenidas durante 500 años.

¡Cómo me gustaría haber guardado una copia de aquel informativo! Valió la pena ser periodista y haber creado la TV matinal aunque solo hubiera sido por haber hecho posible aquella conexión entre dos países, entre millones de almas gemelas separadas cruelmente por la intolerancia.

Luego, como Martín Luther King, también yo tuve un sueño:

Algún día, periodistas palestinos e israelíes de Hebrón, de Jerusalen, de Ramala, de Tel Aviv o de Qalquilia, separados cruelmente por la misma intolerancia, se conectarían, vía satélite o, mejor aún, personalmente, para saludarse y abrazarse como hicimos nosotros en aquella mañana memorable del 17 de enero de 1986. Y se intercambiarían el saludo con estas mágicas palabras (tan parecidas) de paz:

«¡Shalom Israel!»

«¡Salam Palestina!»

Aún no me he despertado de ese sueño maravilloso, desgraciadamente inédito. Esa sí que sería (y algún día será) una buena exclusiva.

Ensanchamos la libertad: 25 años de la TV matinal (I)

Daba gusto. El Gobierno dormía mientras, de madrugada, creábamos “Buenos días”, el primer informativo de la mañana en TVE. Han pasado 25 años desde que un grupo de locos, enamorados de la tele, lanzamos aquella aventura maravillosa que fue la TV matinal abierta a todos desde el amanecer.

Un servidor en el estudio del "Buenos Días", primer informativo matinal de Televisión Española (9 de enero de 1986). Obsérvese mi mata de pelo.

Esta mañana me han llamado de Radio 4, de Radio Nacional de España, para preguntarme sobre mis recuerdos con motivo de las Bodas de Plata de la TV matinal. Nació el 9 de enero de 1986, recién ingresados en Europa y recién salidos de la mayor crisis económica conocida desde la guerra civil y la postguerra.

Por lo que recuerdo, aquella crisis de diez años (1975-1985) fue peor que ésta, pero la resolvimos entre todos: con los Pactos de la Moncloa, la Constitución de 1978 y el consenso parar sobrevivir a la doble transición: política (de la Dictadura a la Democracia) y económica (del Tercer Mundo al Primer Mundo).

¡El 9 de enero de 1986! Hace un cuarto de siglo…

La preguntas de mi colega de Radio 4, Tony Marín, me han provocado un ataque de nostalgia y no pocas reflexiones durante el día de hoy acerca del trabajo que hacíamos en la TVE de entonces (que era la mejor porque era la única).

Carta de ajuste con la cabecera del informativo "Buenos Días", embrión del Telediario de la mañana.

Voy a hacer unos recados. Luego seguiré con esta historia de abuelo «Cebolleta«. Parto de la base de que no siempre (o casi nunca) «cualquier tiempo pasado fue mejor». Sin embargo, los informativos que yo recuerdo tenían algunas cosas mejores que los de ahora.

Me explicaré…

Rebajas para…menores de edad

Los legisladores y los gobiernos autonómicos nos toman por imbéciles o, peor aún, por menores de edad. ¿A qué viene regular legalmente las rebajas e impedir así la sana competencia, que es tan benéfica para bajar los precios en favor de los consumidores?

Comienzan las rebajas si la autoridad lo permite

¿De dónde nos viene esa rara herencia de regular las fechas de las rebajas? ¿A quién beneficia y a quién perjudica tan estricta regulación?

Según marca el Ministerio de Comercio estas son las “normas” a seguir por un comercio o tienda para poder realizar rebajas:

1-Las ventas en rebajas sólo podrán tener lugar como tales en dos temporadas anuales; una iniciada al principio de año; y la otra, en torno al período estival de vacaciones.
2-La duración de cada período de rebajas será como mínimo de una semana y como máximo de dos meses, de acuerdo con la decisión de cada comerciante, dentro de las fechas concretas que fijarán las comunidades autónomas competentes.

¿Por qué no puede un comerciante bajar legalmente los precios cuando quiera y como quiera? Por crisis, por cierre de negocio, por exceso de stocks, porque le falta espacio de almacenaje de productos que no se venden a ese precio, por liquidación, por mudanza o, sencillamente, porque le da la gana…  Hay tiendas especializadas en rebajas permanentes (los «factory», por ejemplo). Y  los grandes almacenes lo hacen cuando quieren y tienen plantas de «oportunidades» con rebajas.

Estas normas tan absurdas, propias de los tiempos reglamentistas del arbitrismo franquista, me recuerdan las de los excéntricos horarios comerciales para proteger a los pequeños comerciantes frente a los grandes, a costa de hacer la pascua al consumidor.

No olvidaré una vez que lo pasé fatal para conseguir unos bocatas camino del Zoo un domingo por la mañana. Todas las tiendas del pueblo estaban cerradas, salvo las panaderías. Pero, claro, hecha la Ley, hecha la trampa. Una de las llamadas panaderías tenía entrada disimulada a un pequeño supermercado que estaba completamente a oscuras para evitar las eventuales multas de la autoridad competente. Compramos el pan y pedimos un poco de chorizo, mortadela o cualquier otra engañifa para almorzar en el Zoo. El tendero nos dijo que estaba totalmente prohibido vender otra comida que no fuera pan y que se arriesgaba a recibir una multa si lo hacía.

Le convencí con el argumento de que mi hijo David se quedaría en la puerta vigilando, por si venía algún guardia, mientras nosotros comprábamos, a escondidas, con oscuridad y alevosía, un poco de mortadela para engañar al pan. No vino ningún policía municipal ni guardia civil. Por eso, pudimos pagar la comida sigilosamente y salir por pies de la tienda como alma que lleva el diablo o, peor aún, como si hubieramos robado algo a alguien.

Mi hijo pequeño me vió esconder la mortadela y me preguntó preocupado si habíamos hecho algo malo de lo que tuvieramos que escondernos a arrepentirmos. Naturalmente le dije que no. Se trataba solo de una falta leve, sin importancia. Pero le advertí que las leyes había que cumplirlas aunque, a veces, fueran tan absursas como esa que prohibía al tendero vendernos unas rodajas de mortadela para ir al Zoo un domingo por la mañana. (Aún no existían los chinos ni Opencor, abiertos cualquier día y a buenas horas).

La gente de Almería puede ir a Murcia a comprar los juguetes de sus hijos a mejor precio que si lo hiciera en su tierra. Los de Toledo pueden hacer lo mismo en Madrid pero no en Toledo. Y así, de manera económicamente incomprensible, las autoridades se desprestigian. No hay forma de explicar a un niño por qué los Reyes Magos compran en Murcia y en Madrid (desde el 1 al 7 de enero) más barato que si lo hicieran en Almería, en Toledo o en el resto de España.

Deberíamos tener leyes que pudieramos defender y explicar a nuestros hijos sin sonrojarnos. Si no, acabaremos creyendo que, en la hipócrita España, las leyes no son leyes sino meras orientaciones. Y que sólo las cumplen quienes no pueden pagar un buen abogado…