París: mucho más que una bonita postal en manos de Jorge

Por Paula Arenas Martín-Abrilpaula_arenas

A veces creemos que entrevistar, cuando el entrevistado o el entrevistador no tienen el día o no se salen del esquema o llevan la lección aprendida o no hay ganas o no encajan, es misión imposible y nos frustramos. Pero ¿y qué me dicen de los fotógrafos que en esas mismas entrevistas han de buscar la mejor manera de captar al personaje?, ¿qué ocurre cuando la persona a retratar detesta la cámara?

Hace unos días Federico Moccia estaba en España haciendo la promoción de su última novela Ese instante de felicidad (Planeta). Una historia que sigue la línea de amor de sus anteriores obras (Perdona si te llamo amor, Perdona pero quiero casarme contigo…), y que, le pese a quien le pese, tiene una legión de lectoras tan potente que hasta los que lo aborrecen igual se preguntan ¿qué es lo que no entendí?

Federico Moccia (FOTO: JORGE PARÍS)

Federico Moccia (FOTO: JORGE PARÍS)

En fin, al margen del romance entre la chica y el chico, italiano y española esta vez, el asunto más complejo era la foto. Al fotógrafo de 20 Minutos, Jorge París, no le convencían las opciones. Unas escaleras en la editorial (demasiado típico), una terraza que hubiera dado juego de no ser porque diluviaba (pese a todo allá se lanzó París), una sala sin posibilidades…

Mientras lo entrevistaba, Jorge seguía tomando retratos. Hasta que se detuvo y se sentó. De pronto salió de la sala, supuse que tenía prisa, algún otro tema urgente que atender, así que continué preguntando y repreguntando a Moccia. Amor, lazos entre Italia y España, algo de crisis, creación…

Se abrió entonces la puerta otra vez y Jorge volvió a sentarse. Terminé la entrevista y Jorge salió y entró de nuevo en cuestión de segundos. Parecía una comedia, pero no, su retorno venía cargado de ‘razones’: una Olivetti en sus manos, una pesada y hermosa máquina de escribir, justificaba sus idas y venidas.

Le dio a Moccia la máquina, que la sostuvo sonriente y se puso la gorra (dando ya el toque final al retrato), y entonces ya sí Jorge disparó convencido. Pero aún quedaba una parada: quería que el escritor cogiera la Olivetti como si fuera un acordeón y que como tal la tocara. Accedió sin titubear. Me entraron ganas de aplaudir. Y no fui la única: algunas personas de la editorial sacaron su móvil e inmortalizaron la idea de Jorge.

A veces ellos, los fotógrafos, hacen grande una entrevista o un tema. ¿A veces? No: muchas veces. Incluso pueden salvar a un periodista en apuros cuando se abre la puerta de un tema que…

Ayer mismo intentaron copiar sin pudor su idea al situar a los nuevos creadores de Astérix y Obélix (Astérix y Los Pictos) de un modo que…, sencillamente no se le había ocurrido a ninguno. He protestado, incluso me he puesto delante para que su falta de ética no llegara a buen puerto. Pero ésa ya es otra historia. Y ésta que acabo de contar es sólo una minúscula muestra de cómo la técnica sola no basta: hace falta talento y hace falta arriesgarse.

París es una ciudad indiscutiblemente hermosa, pero ¿realmente cualquiera sacaría lo mejor o lo más original de ella?

Pues eso: que en manos de Jorge, París es mucho más que una postal. Gracias, colega.

 

5 comentarios

  1. Dice ser Alejandra

    Hola Paula, te sigo en este blog tan estupendo que tienes, ya puede estar contento tu colega de lo que dices de él. Efectivamente esta frase es muy buena «París es una ciudad indiscutiblemente hermosa, pero ¿realmente cualquiera sacaría lo mejor o lo más original de ella?, Adelante Jorge a Paris con la bloguera.

    29 octubre 2013 | 14:14

  2. Dice ser Jorge París

    Me dejas sin palabras… gracias…

    29 octubre 2013 | 14:41

  3. Muy buen artículo!

    29 octubre 2013 | 17:25

  4. Dice ser Juan

    Original post. Metes dos libros a propósito del fotógrafo; o al revés. Lo que está claro es que el fotógrafo es fundamental y la verdad es que quedan pocos (por lo que les pagan…) que se esfuercen como tu colega.

    29 octubre 2013 | 17:56

  5. Dice ser Dark Shadow

    Enhorabuena por el estupendo atículo y la estupenda fotografía me alegra ver que la creatividad no solo está en los libros del escritor, la sala estaba llena de ella.

    http://www.lunaenpapel.blogspot.com

    30 octubre 2013 | 04:32

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