Si hay dos cosas que nunca faltan en Semana Santa son las procesiones y las películas de época basadas en la vida de Jesús. Hoy vamos a ver 5 de las primeras cintas bíblicas que contaron sus últimos momentos, que surgieron en los inicios del séptimo arte cuando el cine aún era mudo.
Aunque lo más habitual de estas fechas son títulos como Ben-Hur (William Wyler, 1959), Rey de reyes (Nicholas Ray, 1961) o la más reciente e impactante que protagoniza Jim Caviezel en La pasión de Cristo (Mel Gibson, 2004), nosotros vamos a navegar un poco en el tiempo. Y mucho tenemos que hacerlo para que aparezcan las primeras de estas cintas.
Muy pronto, el cine encontró en las historias épicas una fuente de inspiración donde la Pasión tuvo un lugar predominante. Hasta el punto que antes de comenzar el siglo XX, dos producciones se habían basado en los momento finales de Jesús. La ausencia de sonido fue un hándicap importante en las representaciones primigenias, pues era difícil lograr una caracterización del personaje como la que se logra en el cine actual. Con el único medio visual, estas producciones antiguas parecen más una secuencia de postales y nos puede parecer monótonas.
La primera gran producción fue sin duda la francesa Vida y Pasión de Jesucristo, que en 1903 fue dirigida por Lucien Nonguet y Ferdinand Zecca. Sin embargo no podemos olvidar que a finales del siglo XIX, entre las primeras cintas y en plena pugna entre los Lumière y Edison, ambos pioneros nos ofrecieron sendas versiones de la Pasión.
Probablemente la primera fue la versión distribuida por la compañía de Edison. The Passion Play of Oberammerga (Henry C. Vincent, ¿1897-1898?) era una sucesión de escenas basadas en una curiosa representación que se realizaba cada 10 años en el pueblo alemán de Oberammergau, y cuyo origen se sitúa en el siglo XVII. Casi a la par llegó la cinta francesa en La vie et la passion de Jésus-Christ (Georges Hatot y Louis Lumière 1898), que aborda en apenas 11 minutos la vida completa de Jesús.
En la década de 1910 se realizaron una decena de estas producciones, como el primer largometraje bíblico con Del pesebre a la cruz (Sidney Olcott, 1912) de Kalem Company o Christus (Giulio Antamoro, 1915) de la Pathé. Sin embargo el salto de calidad llegó con el sello de uno de los grandes en Intolerancia (D. W. Griffith, 1916). Aunque la Pasión de Cristo es solo una de las cuatro partes de la película, en concreto segundo de sus episodios sobre la intolerancia humana que el director realizó para acallar un poco las críticas sufridas tras su polémica El nacimiento de una nación (1915). Aquí aparece la intolerancia farisea como la causa del final de Jesús en la cruz. Aunque no es la mejor parte de la cinta de Griffith, nos muestra el momento crítico de la crucifixión.
Y hemos dejado para el final la más importante y trascendental de todas, por lo menos en la primera mitad de siglo. Nos referimos a El rey de reyes (Cecil B. DeMille, 1927) (no confundir con Rey de reyes de 1961) donde DeMille, discípulo de Griffith, llevó la epopeya de Jesús más allá de lo que lo había hecho el maestro de Kentucky.
No era la primera vez que DeMille había realizado temas bíblicos, ya que 1923 filmó su primera versión de Los diez mandamientos, que completaría en la afamada versión de Charlton Heston en 1956. Aunque el director imponía siempre el efecto cinematográfico a la autenticidad histórica, en la película se esforzó contratando una docena de asesores (más dos sacerdotes) sobre el Antiguo Testamento para elegir decorados, que finalmente no le convencieron. Para imponer su voluntad alegaba que nadie sabía cómo era en realidad la Palestina en aquellos tiempos,… genio y figura. Eso sí, mantuvo una inflexible moralidad para todo el equipo durante el rodaje. Todos sus miembros, incluyendo los técnicos, dispusieron de un ejemplar de la Biblia.
El papel de rey de reyes es para H.B. Warner, con Dorothy Cumming como su madre María y Joseph Schildkraut en el papel de la traición de Judas.
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13 abril 2022 | 2:14 pm