Those about to die es el nuevo proyecto de Roland Emerich sobre las luchas de gladiadores en la arena que tanta fama tuvieron en la Antigua Roma. La frase significa «Los que van a morir» y hace referencia a la famosa locución «Ave, Caesar, morituri te salutant» que en realidad es apócrifa y no hay registros de que se usase nunca como saludo antes de unos juegos.
Basada en el libro Breve historia de gladiadores, vamos a disfrutar de todo un Anthony Hopkins en el papel del emperador Vespasiano, aquel que comenzó la construcción del Coliseo de Roma, también llamado Anfiteatro Flavio. Tom Hughes y Jojo Macari son los hijos de Vespasiano, Tito y Domiciano, que serán los sucesores al frente del Imperio y con ellos llegará el final de la breve dinastía Flavia. El propio Anthony Hopkins nos ha mostrado una foto con la panoplia de emperador en su perfil de Instagram.
Entre los personajes importantes de trama se encuentra el malvado Tenax, interpretado por Iwan Rheon, al que ya vimos también de villano en Juego de Tronos. Kyle Rowe es Ehud y Liraz Charhi interpreta a Berenice, que lidera a los judíos que se encuentran presos en Roma. Rupert Penry-Jones es el general retirado Marsus. En el reparto también aparecen algunos españoles como Pepe Barroso o Eneko Sagardoy, al que hemos visto recientemente en Irati (Paul Urkijo Alijo, 2022) y en otras importantes como Handia (Jon Garaño y Aitor Arregi, 2017) o la serie Patria (Aitor Gabilondo, 2020).
La Dinastía Flavia
Tras el final de la dinastía Julio-Claudia tras el suicidio de Nerón en el año 68 d.C., comenzó el llamado «año de los cuatro emperadores» donde se sucedieron Galva, Otón, Vitelio y Vespasiano. Fue este último quien se impuso gracias al apoyo de las legiones, convirtiéndose en el primer emperador proveniente de la aristocracia provincial. Era el comienzo de la dinastía Flavia que se extendió hasta el año 96 d.C.
Vespasiano había sido un prestigioso militar, pacificando definitivamente Britania y liderando la respuesta romana a la Rebelión Judía, que culminó su hijo Tito tras el saqueo de Jerusalén y la destrucción del templo del que hoy solo queda el Muro de las Lamentaciones. Bajo su mandato llegó la estabilización del Imperio. Instauró cierta austeridad económica y el Mundo Romano vivió una década de progreso económico que superaba las crisis anteriores. Durante este tiempo dio comienzo la construcción del Coliseo, que se alargó durante ocho años y finalizó en el 80 d.C., ya con su hijo Tito en el trono.
Tras la década de Vespasiano (69-79) le sucedió su hijo Tito (79-81) (su padre había instaurado la sucesión hereditaria) con un periodo que destacó por sus reformas, como las que llevó a cabo en el ejército. Fue un gran administrador pero gobernó de forma despótica. Como curiosidad, a Tito se le asocia la frase «un día perdido» (¿Queréis saber por qué? «El origen de un «día perdido»«).
Tras el fallecimiento de Tito por enfermedad, le sucedió su hermano Domiciano (81-96), que gobernó de forma dictatorial, instaurando un periodo de «terror imperial». Se hizo llamar «Dominus et Deus«, señor y Dios, lo que era un escándalo ya que en el Culto Imperial la veneración al emperador como Dios se realizaba tras su fallecimiento. Domiciano fue el primero que se atrevió a que le consideraran como tal en vida. Aumentó notablemente el gasto público (acabando con la exitosa austeridad de su padre) y la paga a los soldados, buscando su fidelidad. También fue mecenas de artistas pero sobre todo buscando ensalzar su figura. Fue asesinado en el año 96, dando fin a la dinastía. Ese año fue proclamado Nerva como nuevo emperador, dando comienzo la dinastía Antonina, probablemente la más prestigiosa y con nombres como los hispanos Trajano o Adriano.