Antes de establecerse el color en las pantallas, los pioneros de la industria ya trataron de lograr que las películas mostraran algo más que el blanco y el negro. Estos primeros intentos ocurrieron en las etapas más tempranas de la industria y se fueron desarrollando a lo largo de los años hasta lograr que el color se impusiera en todas las películas.
Ya en el primigenio Kinetógrafo de Edison, el primer invento que mostró imágenes en movimiento, se mostraron algunas películas coloreadas aunque mediante unos mecanismos muy rudimentarios. Se debían colorear a mano fotograma a fotograma, lo que era un trabajo tedioso aunque no demasiado caro, ya que se utilizaba mano de obra bastante barata.
En 1905 aparece la primera patente sobre el color. La empresa francesa Pathé, fundada por Charles Pathé, inventa el Pathecolor. Estaba basado en la idea de coloreado manual pero mediante un pantógrafo mecánico, que permitía crear una plantilla para colorear diversos fotogramas. Este sistema llegó a juntar a 400 empleados en las instalaciones de Pathé en Vincennes.
El Kinemacolor apareció en 1906 y fue empleado entre 1908 y 1912. El sistema patentado por el británico George Albert Smith, alternaba filtros rojos y verdes entre el objetivo y la película. La cadencia de la época se duplicó hasta los 32 fotogramas por segundo.
En 1905 aparece Pathecolor, la primera patente sobre el color en los aparatos de cine
En 1912 apareció el Cronocromo de Léon Gaumont, un sistema tricromático que añadía tres colores y en lugar de los sistemas anteriores basados en el doble color. Fue llamado también Gaumontcolor y su complejidad estaba en el uso de una cámara con tres objetivos, uno por cada filtro de color, que grababa las imágenes superpuestas.
Hasta seis patentes registró Gaumont para proteger su invento, pero no pudo luchar contra el tecnicolor y las vendió a Eastman Kodak.
El procedimiento más usado para el color llegó de la mano de Herbert Kalmus con el Technicolor. Fue empleado por primera vez en 1916 con la película The golf between de Wray Bartlett Physioc. Aunque los colores eran de menor calidad que el Cronocromo, era más versátil y compatible con los proyectores, por lo que terminó imponiéndose.
Estaba basado en un procedimiento de síntesis aditiva bicromática (dos colores en lugar de los tres de Gaumont) y se fue perfeccionando hasta la tricomía de los años 30, conseguida en La Feria de la vanidad (Rouben Mamoulian, 1935).
El Technicolor empleaba una cámara especial que usaba tres rollos de negativo sensibles a la luz verde, azul y roja, aunque el resultado final era una sola película. Fue el preferido de Hollywood en éxitos como El mago de Oz (Victor Fleming, 1939), Cantando bajo la lluvia (Stanley Donen, 1952) o Lo que el viento se llevó (Victor Fleming, 1939).
El sistema era muy costoso, ya que requería cámaras especiales que solían ser alquiladas por parte de las productoras. La aparición de la película de 35mm de color de Kodak en 1952 provocó una lenta decadencia del sistema, aunque se mantuvo con nuevas mejoras a los largo de los años. En la década de los 90 aún se usó este técnica en cintas como Toy Story (John Lasseter, 1995) e incluso ya en el siglo XXI con Pearl Harbor (Michael Bay, 2001).
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