Goldman Sachs is not an after shave Goldman Sachs is not an after shave

Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

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Marihuana: el elefante en la habitación

José Mujica y Barack Obama evitaron hablar públicamente de la legalización de la marihuana en Uruguay. En cambio, hablaron de las canas del presidente de Estados Unidos.

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Siria. Eras, eres.

Lo que empezó la primavera del 2011 como un ápice de esperanza ante la posibilidad de derribar a un régimen opresor y autoritario es ahora la peor pesadilla que jamás ninguno imaginó. Era una revuelta. Era primavera árabe. Eran jóvenes sin miedo. Hoy Siria es guerra civil, es el infierno entre fronteras, son más de 140.000 muertos, millones de desplazados y refugiados y cerca de 9 millones de personas que necesitan asistencia humanitaria. Hoy Siria no es miedo, es horror. Y lo que más duele: ya no es esperanza.

Tras tres años de conflicto la situación sólo ha empeorado y las perspectivas de una mejora para el país son palabras vacías en el aire. Cuando en marzo de 2011 parte de la población salió a la calle para protestar Occidente miraba a otro lado. Para Estados Unidos Siria era para aquel entonces insignificante. A medida que la represión se brutalizó y empezó a crecer el número de muertes el país se incomodó. Mientras, la oposición se armaba y se fraccionaba. En agosto de 2012 Obama fijó una línea roja: un ataque con armas químicas. La línea roja que el mundo no debía permitir cruzar a Bachar Al Asad, o mejor dicho, la línea roja que Estados Unidos no permitiría, más por lo que ello simbolizaba que por lo que podía causar.

Un año después esta línea fue cruzada. El 21 de agosto de 2013, el régimen de Asad usó armas químicas contra la población y provocó más de 1.000 muertos. Obama se levantó entonces para hacer oír su voz. La gran preocupación de Estados Unidos no eran los cuerpos sin vida sino la credibilidad de su presidente y el miedo a que países como Irán comprobaran que el uso de arsenal nuclear no tenía ninguna consecuencia en el juego internacional.

Durante semanas Obama se dirigió a los estadounidenses para convencerles de una intervención en Siria. El mensaje para convencer a sus ciudadanos se basaba en tres premisas:

1. Siria no es Irak ni Afganistán. Estados Unidos no quiere meterse en otra guerra.

2. No habrá botas americanas sobre el terreno. O sea, no volverán cadáveres a casa.

3. El coste de la inacción será más alto que el de la acción. Obviamente no en términos de víctimas mortales porque desde el ataque con armas químicas la violencia en el país no se ha detenido, el gas sarín ha sido sustituido por bombas y el número de víctimas no para de crecer.

Pero el 27 de septiembre el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó una resolución unilateral que pedía a Asad la destrucción o la entrega de todo el arsenal químico antes del verano de 2014. La cosa iba encaminada y fue el empujón necesario para que Rusia y Estados Unidos apostaran por co-liderar la vía diplomática hacia unas negociaciones de paz.

A principios de este año tuvo lugar la conferencia de paz de Ginebra II, el primer encuentro entre representantes del poder y miembros de la oposición. Y terminó sin ningún avance concreto. No era la primera vez que lo intentaban. Ya lo hicieron en 2013, cuando el secretario de estado norteamericano, John Kerry, y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, acordaron “sentar ambas partes [el gobierno de Asad y la oposición] en una misma mesa”.

A esta interminable pesadilla que es hoy Siria se le añade ahora la crisis abierta entre Obama y Putin por Ucrania y la anexión de Crimea. Si había algún indicio de diálogo sobre Siria se ha desvanecido. La vía diplomática está claramente estancada y es momento que Estados Unidos replantee su política exterior.

Hoy Siria no es miedo, es horror. Y lo que más duele: ya no es [ni será] esperanza.

BLANCA BLAY


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blanca.blay@gmail.com

Crimea: No estamos en 1914 y esto no es Serbia

 USA-Russia“Éste es probablemente el momento más peligroso desde la crisis de los misiles en Cuba (1962). La clave es si Putin intenta moverse en el resto de Ucrania”, señaló al diario digital La Tercera el analista estadounidense Clyde Wilcox, de la Universidad de Georgetown, en Washington D.C.

La ocupación de Crimea por parte de Rusia ha provocado la mayor crisis entre Este y Occidente desde el final de la Guerra Fría en los años 90.

Al mismo tiempo que la Unión Europea advertía que «ni reconoce ni reconocerá » la anexión de Crimea, La Casa Blanca calificó las decisiones de Vladimir Putin como «una amenaza para la paz». Si el año pasado la situación en Siria ya había agregado más tensión a la delicada conexión entre Estados Unidos y Rusia, los hechos en Crimea convierten esta relación en una situación sin precedentes desde el colapso de la Unión Soviética. Lee el resto de la entrada »

Washington-París: matrimonio de conveniencia

Desde 1996 ningún presidente francés había pisado suelo americano en la categoría de “visita de estado”. Si entonces fue Chirac, casi veinte años después fue François Hollande quien aterrizó en Estados Unidos. El encuentro, que pretendía vender al mundo la idea de “amigos para siempre”, simbolizó de algún modo que Hollande ya había olvidado que Estados Unidos espió su móvil.

Obama y Hollande -EFE

Obama y Hollande -EFE

Aunque pensándolo bien, justo después que se revelara que 35 líderes mundiales habían sido espiados –revelación que pilló a Hollande, Merkel y compañía en plena cumbre europea en Octubre– el presidente francés fue muy cauto con sus palabras frente a una más cabreada canciller. Entonces Hollande ya dejó claras su prioridad: la relación con EEUU. Incluso bromeó diciendo que tal vez había que agradecerle a Snowden su trabajo porque “así aprenderíamos a protegernos mejor”.

Tras el escandalo por su affair y la posterior separación de hasta entonces su pareja sentimental, Hollande llegó a Washington el lunes por la tarde sólo y agitando los encargados de protocolo de la Casa Blanca. Y lo hizo dispuesto a recuperar la dignidad y la popularidad de su país, o quizás, la suya propia. El mensaje transmitido por Obama y su homologo francés fue claro: “Una década antes, pocos hubiesen imaginado nuestros dos países trabajando tan cerca en tantos ámbitos pero en los últimos años nuestra alianza se ha trasformado”, escribieron en una carta conjunta en The Washington Post.

Y es que en los últimos diez años han pasado cosas. En primer lugar, Francia ha ido superando el bache de la invasión norteamericana de Irak y, en segundo lugar, en 2009, la potencia europea volvió al mando integrado de la OTAN, que De Gaulle abandonó en 1966. Así Washington y París tienen hoy muchas cosas en común. Ambos ocupan un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde tienen derecho a veto, y forman parte de la élite de países que poseen la bomba nuclear. Por no mencionar los foros mundiales o las cumbres como el G20, en las que se encuentran. Pero sobretodo Hollande es el principal aliado de Obama en términos militares, o mejor dicho, el más activo en la lucha contra el terrorismo.

Tal como explican en la carta conjunta en TWP, donde más se aprecia su “estrecha cooperación” es en África. Y aunque en la carta hacen referencia a datos como la apuesta de ambos para combatir el SIDA o fortalecer las instituciones democráticas de algunos países africanos, la verdadera alianza se hizo evidente en el ámbito militar, como demostró Francia al intervenir en Mali con el soporte logístico de Estados Unidos. Una relación que va viento en popa incluso en Siria, ya que París fue de los primeros países en dar apoyo a una posible intervención militar en el país en guerra si Obama daba el primer paso.

En la conferencia de prensa conjunta ofrecida esta semana ambos mandatarios resaltaron su voluntad de afrontar «juntos» los grandes desafíos globales. «Hagamos más cosas juntos», subrayó el presidente estadounidense. De este modo parece ser que estos dos presidentes con una impopularidad al alza han sepultado el escandalo de espionaje y sus respectivos países están listos para reinstaurar la confianza mutua. La visita de Hollande estuvo, sin duda, cargada de simbolismo. Mucha parafernalia, demasiados elogios. Esto huele a matrimonio de conveniencia.

BLANCA BLAY

@BlancaBlay

blanca.blay@gmail.com

¿Un gran discurso (vacío)?

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El presidente Barack Obama repasa su discurso una última vez antes de comparecer ante el Congreso. Fotografía tomada por el fotógrado de la Casa Blanca Pete Souza.

Este martes Obama pronunció su quinto discurso sobre el estado de la Unión, que según indica la Constitución, debe hacer el presidente de Estados Unidos ante el Congreso periódicamente (normalmente una vez al año). En este acto, que sigue unos protocolos muy marcados, el presidente informa sobre la condición del estado de la nación, o sea que hace una especie de balance sobre el país y las políticas nacionales. Es la ocasión para que éste, aprovechando la importancia mediática del acto, subraye su agenda legislativa, para la que necesita el apoyo del Congreso, y sus prioridades tanto nacionales como en política exterior.

El caso es que en su discurso del martes, Obama dejó bien clara su actitud ante el Congreso: “Sea donde sea y en cualquier momento puedo dar pasos sin la ley para dar más oportunidades a más familias americanas, y eso es lo que haré”. Se refería a aprovecharse más de su poder ejecutivo y actuar por decreto aunque en gran medida necesitará el apoyo tanto del Senado como de la Cámara de Representantes. “Cuando el debate nos impide llevar a cabo las funciones más básicas de la democracia –cuando nuestras diferencias nos llevan a un cierre parcial del gobierno- entonces no estamos haciéndolo bien a los ojos del pueblo americano”, añadió.

Y es que en los últimos cinco años, y especialmente desde que en 2011 la Cámara de Representantes tiene mayoría republicana, la oposición del Congreso a las principales iniciativas legislativas de la Casa Blanca han entorpecido los planes de Obama. Algunos ejemplos que él mismo menciona en su discurso: la promesa de cerrar Guantánamo o la reforma migratoria que todavía convoca el sueño americano.

Que, por cierto, en el discurso, de una hora y pico, no faltan ni el toque de superioridad nacional ni la reproducción de estereotipos. Ahí van algunas de las frases que Obama suelta entre punto y punto: “Mis queridos americanos, ningún otro país en el mundo hace lo que nosotros hacemos.” “Michelle y yo queremos que todos los niños tengan las mismas oportunidades que este país nos dio”. “Después de cinco años de esfuerzo, Estados Unidos están mejor posicionados para el siglo XXI que ninguna otra nación en la tierra”. Y otras perlas de este tipo.

Bien, Obama también aprovechó para llevarse los méritos de la reforma sanitaria y sacarle brillo en un intento de hacer lucir una reforma compleja que se puso en marcha en 2013 con muchas dudas en el aire. Además, repasó otros logros (entendido como promesas cumplidas; no logros en sí) durante su presidencia, como la retirada de las tropas de Irak y poner fin a la guerra de Afganistán (las tropas se retirarán en 2014). Ahora quedan a su suerte. Eso sí, “America debe moverse de la ocupación permanente. Es por eso que he impuesto límites prudentes en el uso de drones”, dijo Obama el martes.

En el discurso no faltó tampoco una mención a la desigualdad: salarios estancados, dificultad para salir de la pobreza, paro. También hizo hincapié en la discriminación que sufren las mujeres americanas: “Las mujeres ganan 77 centavos por cada dólar que gana un hombre. En 2014 esto es una vergüenza”. Totalmente de acuerdo, claro está.

En política internacional, a la que dedicó poco rato de su discurso, pasó por encima temas como la guerra estancada en Siria, el conflicto árabe-israelí o las negociaciones con Irán entre otros. De Siria no añadió poco más que palabras vacías que se suman a la actitud de la comunidad internacional. Sobre el conflicto en Oriente Medio dijo: “Mientras hablamos, la diplomacia americana da soporte a israelíes y palestinos mientras entablan conversaciones difíciles pero necesarias para acabar con el conflicto; conseguir dignidad y un estado independiente para los palestinos, y paz duradera y seguridad para el Estado de Israel (ojo con la guinda del pastel!), un estado judío que sabe que America siempre estará a su lado.” Respecto a Irán, Obama está convencido que las negociaciones darán sus frutos y se podrá impedir que Irán obtenga el arma nuclear. Por otro lado, con Europa y Asia las relaciones van viento en popa según Obama y su (interés comercial común) amistad sigue por el buen camino.

A pesar de su habitual magnificencia al hablar y las buenas estrategias de sus asesores, que deciden llevar una decena de personas que ejemplifican “el buen ciudadano americano” para que sean el hilo de su discurso, sabemos lo que ha hecho y lo que no ha hecho Obama. Tomamos nota de lo que el presidente pretende hacer (ya veremos cómo): Guantánamo, subida de salarios, reforma migratoria, igualdad salarial para mujeres y hombres, crecimiento económico, fomentar el empleo, reforma energética, Irán, Siria…¿Habrá sido un gran discurso (vacío)? ¿Rescatará Obama su credibilidad perdida y su popularidad? ¡Dios bendiga a América!

BLANCA BLAY

@BlancaBlay

blanca.blay@gmail.com

SE VENDE SEGURO…¿Y REFORMA?

Viñeta de Dave Granlund

Viñeta de Dave Granlund

Las trabas a la reforma sanitaria de Obama no han cesado desde la promulgación de la ley en 2010. La oficialmente llamada Ley de Cuidados Accesibles, la reforma más ambiciosa que se haya hecho en las últimas décadas en Estados Unidos, sigue creando polémica e incertidumbre desde el primer día. El episodio más reciente que da fe de ello es que en las últimas semanas cerca de siete millones de ciudadanos estadounidenses han recibido cartas de sus aseguradoras anunciándoles la cancelación de la cobertura contratada porque el seguro no se adapta a los requerimientos de la reforma.

De este modo, se incumple la promesa del presidente, que tratando de calmar el revuelo de dudas que genera la ley, ha asegurado en reiteradas ocasiones que nadie perderá su seguro médico. Así que, ante la presión de lo sucedido y las acusaciones de la oposición –que siempre aprovecha cualquier ocasión para expresar su rechazo hacia la reforma- Obama rectificó ayer y dijo que permitirá a los ciudadanos que lo deseen mantener en 2014 sus planes médicos sin necesidad de renovarlos.

Este hecho es otro episodio de la aventura que empezó ya en 2010, cuando se aprobó la ley, y que añade todavía más incertidumbre entre la población. Lo que debía ser uno de los grandes logros del mandato de Obama se está convirtiendo en una amenaza constante a su credibilidad y empieza a pesar por su propia complejidad.

La complejidad de la reforma

Obamacare supone importantes cambios para un país en el que la salud está dominada por el mercado de compañías de seguros privadas y en el que cerca del 15% de la población (un poco menos de 50 millones de personas) carece de cobertura médica. Así, el principal objetivo de la legislación es acercar al país a la cobertura médica universal.

Para ello se han mantenido los dos programas de asistencia estatal: Medicare, que ayuda a jubilados y discapacitados, y Medicaid, que ayuda a las personas con menos recursos, y se ha expandido su alcance a estos sectores en algunos estados. Además, se han introducido nuevas condiciones para los paquetes de seguros ofrecidos por compañías privadas y empresas, que deberán garantizar al menos una serie de beneficios, tales como salud mental, cobertura por maternidad y hospitalizaciones. Es decir, ObamaCare no regula la atención médica sino que regula el sistema de seguros y busca corregir algunas de las peores prácticas de la industria con fines de lucro.

De este modo se busca dar respuesta a aquellos ciudadanos que no tienen ningún tipo de cobertura, ya sea porque su trabajo no les ofrece, porque no se lo pueden permitir o porque se les ha denegado por una condición médica preexistente. En cualquier caso una gran parte de la población estadounidense (cerca de la mitad) no se verá muy afectada por la reforma porque ya disponen de una cobertura a través del seguro médico que le ofrece la empresa.

Actual tipo de cobertura del que dispone la población estadounidense.

Actual tipo de cobertura del que dispone la población estadounidense.

Si bien la mayoría de los cambios introducidos ya están en funcionamiento uno de los pilares de la reforma está todavía por llegar: la obligación de que todos los ciudadanos tengan algún tipo de cobertura médica en 2014, o de lo contrario, deberán enfrentarse a una multa (con excepciones en el caso de quien no pueda pagar ningún seguro). Para ello se creó un Mercado de Seguros y se abrió el 1 de Octubre el plazo para que los ciudadanos adquieran (comprar, al fin y al cabo), si no tienen, el seguro que más se ajuste de entre los ofrecidos por Obamacare, ya sea por Internet, por teléfono, en persona o por escrito.

Así, desde el 1 de Octubre hasta el 31 de Marzo de 2014, pueden entrar en la web para consultar el ‘paquete’ que más se ajusta en función de sus ingresos y sus necesidades. La administración del sistema también cambia según el estado ya que algunos ofrecen su propio mercado de seguros y otros se limitan al mercado federal. Así, por ejemplo, si uno vive en California puede acceder a una página más personalizada.

Si bien Obamacare supone muchas ventajas también supondrá pagar nuevos impuestos y hará falta esperar unos años para conocer los resultados de ‘la gran reforma’, que habrá aplicado la totalidad de sus modificaciones en 2015. En cualquier caso, parece claro que la reforma le va a salir cara a Obama, almenos a nivel político.

PARA MÁS INFORMACIÓN…TE RECOMENDAMOS:

http://obamacarefacts.com/how-will-obamacare-affect-me.php

‘Hechos sobre Obamacare: desmontando los mitos”

BLANCA BLAY

@BlancaBlay

blanca.blay@gmail.com

«Nosotros somos los Estados Unidos de América»

ImagenHace unos días el periodista Carlos Elordi escribía en eldiario.es un artículo bajo el titular Qué difícil es opinar sobre Siria…Lo cierto es que desde que empezó el conflicto a principios de 2011 la complejidad de su forma y los intereses de los países vecinos y las potencias occidentales han enturbiado cualquier información e intención y dificultado que nos formemos nuestra propia opinión. Lo único seguro que sabemos son los hechos y los números, la frialdad de la estadística, el poco margen de error. Más de 100.000 muertos, 2 millones de refugiados, 4,25 millones de refugiados internos. Y los últimos datos: más de 1.000 muertos tras el ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto.

Hasta ahora la llamada comunidad internacional ha fracasado en sus varios intentos de poner fin a la guerra civil mediante un hipotético proceso de paz. Mientras, sin embargo, cada país ha hecho sus pinitos. Rusia ha armado el régimen de Bachar el Asad y Estados Unidos ha participado junto con otros países a reforzar los rebeldes. La Unión Europea, como de costumbre, no se decidió a hacer algo hasta hace unos meses, cuando terminó el plazo que había establecido para el embargo de armas, hecho que dio luz verde a aquellos países que querían armar los rebeldes, como es por ejemplo el caso de Francia.

Ahora, tras el desastre humano que tuvo lugar hace unos días debido al uso de gas sarín, la suerte (o desgracia) de la guerra en Siria puede cambiar. Si bien, como era de esperar, Obama no logró convencer a Putin en la última reunión del G-20 en San Petesburgo de la necesidad de actuar, está decidido a seguir adelante. Su campaña a favor de una intervención de corta durada (60 días) y sin botas americanas sobre el terreno (así disminuye el riesgo de volver con cadáveres estadounidenses) ya está en marcha y por ahora parece no importarle para nada la reacción de Rusia.

Para conseguir que el Congreso apruebe la resolución sobre una intervención en Siria, Obama empezó sumando adeptos en la reunión del G-20 y volvió de San Petesburgo con el respaldo claro de Francia y el soporte ambiguo de otros países, como España. Ahora su objetivo es convencer los indecisos en el Congreso y para ello el Ejecutivo recurrió a la difusión de trece vídeos que contienen duras imágenes de las víctimas después del ataque químico.

También dedicó su discurso semanal a defender una acción militar limitada en el país árabe. En el discurso no falta, como es habitual, la dosis de americanismo necesario: “Sé que el pueblo estadounidense está cansado después de una década de guerra, incluso ahora que la guerra en Irak ha terminado, y la guerra en Afganistán está terminando. Es por eso que no estamos poniendo nuestras tropas en medio de la guerra de otro. Pero nosotros somos los Estados Unidos de América. No podemos hacer la vista gorda a las imágenes como las que hemos visto fuera de Siria.”

Ahí está: “nosotros somos los Estados Unidos de América”. Y nosotros, y yo, ¿que soy? Yo tampoco puedo hacer la vista gorda a esas imágenes, ni a los más de 100.000 muertos, ni a los que cada día intentan huir del país con la esperanza de sobrevivir. Yo no sé que es lo que debe hacerse al respecto pero rechazo la inacción sólo por seguir un discurso anti-imperialista, como se limitan a hacer algunos. Del mismo modo, rechazo la inacción de la Unión Europea como tal, que todavía cree que “sólo una solución política dará lugar a una Siria unida y democrática” y que sólo así se puede “poner fin al horrible derramamiento de sangre, graves violaciones de los derechos humanos y la destrucción de gran alcance”, como dijo la Alta Representante para la UE, Catherine Ashton, el pasado 7 de Septiembre en un intento de esconder la disparidad de opiniones de los 28 estados miembros de la UE.

De todos los caminos posibles ya sabemos que todos son malos y también sabemos que quizás el camino más correcto -que sería una actuación en bloque de la comunidad internacional con el respaldo de Naciones Unidas- es inexistente debido al veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad. Visto este panorama y con muchas líneas rojas cruzadas en Siria (no sólo el uso de armas químicas como dijo EUA) la responsabilidad del resto de países quizás debería ser la de examinar cuál es la opción menos mala a corto y a largo plazo, no sólo teniendo en cuenta sus intereses sino prestando especial atención a las consecuencias para el pueblo sirio.

La comunidad internacional no puede seguir callada ni de brazos cruzados, debatiendo en reuniones cada equis meses qué debería hacerse. Tampoco pueden Francia o EUA embarcarse en una intervención de la que no se conozcan los detalles o de la que no se sepa cómo servirá para evitar que se repita un ataque con armas químicas y disuadir el régimen (y de paso, países como Irán) de su uso. Todas las preguntas deben tener respuesta antes del mínimo gesto. Es una lástima que seamos incapaces de hablar como Nosotros, las Naciones Unidas y que acaben pesando más los intereses nacionales que la moralidad y los derechos humanos.

BLANCA BLAY

blanca.blay@gmail.com

Respecto la intervención en Siria, desde GS recomendamos este artículo del periodista Jordi Pérez Colomé: “ Escoge tu aventura en Siria”.

 

Una inspiración sin visita

A lo largo de su gira por África y en su paso por Sudáfrica, el presidente de Estados Unidos ha dicho en reiteradas ocasiones que el ex presidente sudafricano, Nelson Mandela, es una inspiración para él. Sin embargo, el icono sudafricano se juega la vida en un hospital de Ciudad del Cabo y lo más cerca que ha estado Obama es cuando sobrevoló el centro médico, mientras cruzaba esta ciudad.

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¿Quiénes son los lobos solitarios?

lobos solitariosActúan en solitario. Tienen una ideología extremista. Comparten creencias a través de Internet. Creen actuar en nombre de una causa. Rechazan ser tildados de locos. Y ya está. Esta entrada va en «Mundo Árabe» porque se los relaciona con el fundamentalismo islámico y el Islam es la religión mayoritaria en esta región, pero no es justo. Podría ir en cualquier parte. Lee el resto de la entrada »