El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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¿Qué es una “alimentación saludable” y cuáles deberían ser sus características?

Muy a menudo se habla de la necesidad de seguir una “alimentación saludable” ya que sobre este elemento se hacen descansar muchas de las circunstancias de nuestra salud. Sin embargo, no es fácil encontrar una definición integradora de todos los elementos que debieran caracterizar dicho concepto.

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Por ello, hace unas semanas el Grupo de Revisión Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AEDN) decidió que sería conveniente el dar una definición completa de “alimentación saludable” y comentar someramente sus características más elementales. Puede parecer una cuestión de Perogrullo, pero se hacía necesario saber a qué nos referimos cuando nos referimos a la necesidad de seguir una alimentación saludable. Así, fruto de ese trabajo el GREP-AEDN ha terminado por consensuar su definición que ha quedado tal y como transcribo (además, puedes consultarla en este enlace):

Definición de “alimentación saludable”:

Aquella que permite alcanzar y mantener un funcionamiento óptimo del organismo, conservar o restablecer la salud, disminuir el riesgo de padecer enfermedades, asegurar la reproducción, la gestación y la lactancia, y que promueve un crecimiento y desarrollo óptimos. Debe ser satisfactoria, suficiente, completa, equilibrada, armónica, segura, adaptada, sostenible y asequible.

 

Como verás hay muchos adjetivos que adornan a la definición, por eso el GREP-AEDN ha creído necesario aclarar en qué medida dichas características se ajustan a la definición de alimentación saludable. De esta forma se entiende por…

Satisfactoria: agradable y sensorialmente placentera.

Suficiente: que cubra las necesidades de energía, en función de las necesidades de las diferentes etapas o circunstancias de la vida.

Completa: que contenga todos los nutrientes que necesita el organismo y en cantidades adecuadas.

Equilibrada: con una mayor presencia de una amplia variedad de alimentos frescos y de origen principalmente vegetal, y con una escasa o nula presencia tanto de bebidas alcohólicas como de alimentos con baja calidad nutricional.

Armónica: con un equilibrio proporcional de los macronutrientes que la integran.

Segura: sin dosis de contaminantes biológicos o químicos que superen los límites de seguridad establecidos por las autoridades competentes, o exenta de tóxicos o contaminantes físicos, químicos o biológicos que puedan resultar nocivos para individuos sensibles.

Adaptada: que se adapte a las características individuales (situación fisiológica y/o fisiopatológica), sociales, culturales y del entorno del individuo.

Sostenible: que su contribución al cambio climático sea la menor posible y que priorice los productos autóctonos.

Asequible: que permita la interacción social y la convivencia y que sea económicamente viable para el individuo.

Y tú, ¿harías alguna matización sobre la que crees debiera ser una definición elemental de “alimentación sdaludable”?

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Foto: plattyjo

«Se me hace bola», una guía indispensable para comer con tus hijos

se_me_hace_bola_julio_basultoHay libros que los esperas como esperas la llegada de un hijo, o al menos como esperas los hijos de los buenos amigos o los de un hermano. Muy en especial cuando son tan deseados, como es este caso y además has estado al corriente de toda la gestación que ha culminado con su alumbramiento . Se trata de «Se me hace bola» del dietista-nutricionista  Julio Basulto (@JulioBasulto_DN) un manual, una guía más bien, en la que poder encontrar respuesta a muchos, no sé si todos, los paradigmas de la alimentación de los más pequeños, desde que nacen y hasta que se hacen como tú eres ahora.

Como digo, me hace una especial ilusión porque sé que a su autor también se la hace. Y eso que no se trata de su primera publicación, pero sí la primera que firma en solitario (ya era hora). Además, la temática abordada, lo sé porque me consta, es uno de los temas predilectos del autor que, aunque volcado en general en cuerpo y alma a la ciencia de la nutrición, pone desde que lo conozco un especial énfasis cuando estas cuestiones aluden a los más pequeños. Así que, de nuevo, ya era hora y, por tanto, enhorabuena.

El libro acoge muchas de las claves para que tú y tus hijos abordéis el natural momento de la alimentación con felicidad. ¿He dicho «natural»? Pues sí. Sabes bien que tengo mis reticencias con el uso de esta expresión ya que muchas veces se asocia con algunos estereotipos poco afortunados. Sin embargo, parte de esas claves que contiene el libro consisten en saber dejar hacer a nuestra naturaleza a la hora de proveernos alimentos y que ello redunde no solo en una mayor salud, sino también en una mayor satisfacción. Con menos presiones, disgustos, berrinches y sinsabores que, para ambas partes, niños y mayores, muchas veces supone el enfrentarse a un plato de comida, la que sea. Tú y tus hijos sabéis cuál es vuestro particular talón de Aquiles.

Con el permiso del autor te voy a transcribir algunas de las secciones que dentro de los distintos capítulos se encuentran en su índice y que dan buena muestra de lo que vas a poder encontrar en su interior:

  • Los dos mandamientos: no negar, no ofrecer
  • Amamantar no es de «hippies perroflautas» (ni de científicos)
  • La madre que no da el pecho es tan buena madre como las demás. La que lo da también
  • El mito: padres excesivamente prudentes
  • La realidad: padres (o sanitarios) excesivamente imprudentes
  • Apetito: errático e impredecible
  • Si no toma fruta, ¿le doy zumo?
  • ¿Y si no come nada de verdura?
  • ¿Crece porque come, o come porque está creciendo?
  • ¿Debo respetar el apetito de mi niño con obesidad?
  • Ser respetuoso no es malcriar

Y así un largo etcétera de temas candentes, de preguntas con soluciones esquivas para las que, es frecuente, cada aparente especialista tiene una respuesta, y todo ello salpicado de consejos y buenas recomendaciones para afrontar la alimentación de tus hijos a lo largo de todo su desarrollo.

Así que no lo dudes, si eres de los o las que lo tienen claro en cuanto a quienes son sus especialistas de cabecera para la edad pediátrica, como por ejemplo quienes eligen al pediatra Carlos González, este es tu libro. De hecho, y para mayor gloria de este volumen, está prologado por él, por Carlos González.

Su coste es casi simbólico y su precio casi incalculable: «Se me hace bola«. Cuando no comen como queremos que coman» de Julio Basulto, editado por «DEBOLS!LLO clave»

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La carne de caballo es carne, ni maldita ni tampoco bendita

Caballos_dirkjankraan.comLa cuestión de la carne de caballo sigue en la palestra pública. Ahora parece que la actualidad se tiene que centrar en lavar su imagen como alimento y en glosar sus virtudes nutricionales. En este momento, como digo, hay una especial proliferación de entradas en blogs diversos (ejemplo 1, 2 y 3 entre muchos otros), de reportajes en televisión, etc. que se concentran en comentar sus excelencias: que si es baja en grasa, que si tiene mucho hierro, que si tiene menos colesterol que otras carnes, etc.

Yo no estoy por la labor de loar sus virtudes, más que nada porque no estoy seguro de que las tenga o de que sean especialmente destacables. Empiezo con el resumen y luego me explico: la carne de caballo es, ante todo, carne… y la población española (y en general toda la occidental) está más que servida en lo que respecta al consumo de alimentos de este grupo.

Tengo la impresión que el alabar un determinado producto (cualquiera) implica una especie de invitación-recomendación tácita para consumir más de este. Y el caso es que no necesitamos que nadie nos azuce para comer más carne (venga de donde provenga) tal y como puse de relieve en esta entrada (La hiperproteica era alimentaria y adelgazante (2)) a resultas de la reciente Encuesta Nacional de Ingesta Dietética ENIDE 2012. Insisto que yo no me voy a prestar a jugar a este juego.

¿Por qué no estoy seguro de las cualidades de la carne de caballo, hoy tan de moda mencionarlas?

Porque la información sobre el valor nutricional la carne de caballo no es precisamente detallada y contrasta con aquella otra acerca de las carnes con otro origen, por ejemplo la del ganado porcino, vacuno, de las aves de corral, etcétera que sí es, en contraste, bastante más abundante.

¿Quieres ejemplos? Te pongo cinco.

1. Sin ir más lejos la Base de Datos Española de Composición de Alimentos (BEDCA) no contiene ni una sola referencia a la carne de caballo. Ya he mencionado alguna vez que esta base de datos es, siendo generoso y a mi juicio, bastante justita.

2. Por su parte las Tablas de Composición de Alimentos Españoles de Mataix (uno de los referentes aquí en España) sí que incluye una entrada con la carne de caballo, pero lo hace así, de forma genérica “Caballo” sin distinguir entre piezas o cortes característicos, como sí se hace para el resto de carnes (solomillo, costilla, chuleta… para otros tipos de ganado, y pechuga, muslos… para las aves) con lo cual sería totalmente injusto comparar las características nutricionales de las carnes con distintos orígenes.

3. Otra de las Tablas de Composición de Alimentos de referencia en España son sin lugar a dudas las del CESNID elaboradas por el Dr. Andreu Farran y colaboradores y, también en este caso ocurre parecido que en el anterior, figura la carne de caballo, pero sin especificar su corte o pieza como sí se especifica para otras carnes con otro origen.

4. Con las Tablas de composición de alimentos de la Universidad Complutense de Madrid sucede lo mismo.

5. Por último, en el caso de las tablas más completas que yo conozco, las del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos las referencias a la carne de caballo son también mínimas. Algo curioso porque son tablas en las que se puede consultar, por ejemplo, la composición de la carne de oso, foca, antílope, etc. Pero de nuevo nos volvemos a encontrar con una única referencia al valor nutricional de la carne de caballo y es, otra vez, genérica y sin especificar la parte analizada (más en concreto recoge la entrada de «carne de caballo» como pieza de caza) o, quien sabe, si haciendo una media de todas las posibles piezas.

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En resumen, no pongo en duda que haya diferencias apreciables en la composición nutricional de la carne de caballo en comparación con otras carnes. En mi opinión y a partir de su singular fisiología, cabría esperar que efectivamente la carne de este tipo sea algo más rica en hierro, a fin de cuentas es un animal especialmente adaptado al ejercicio aeróbico intenso, y de ahí que exista una explicación razonable para que pueda aportar más hemoglobina y mioglobina (moléculas encargadas de transportar el oxígeno) y de ahí lo del hierro (tanto mioglobina como hemoglobina contienen un átomo de este metal en su constitución). Pero esta característica es general para el grupo de las carnes. Habrá unas carnes que aporten más y otras menos, pero es una cuestión inherente al grupo en sí y no merece la pena destacar las pequeñas diferencias entre unas y otras. Además, si de verdad se quiere seguir una dieta rica en hierro hay muchas otras recomendaciones que se pueden hacer además de comer carne roja.

En cuanto a su mayor aporte de proteínas y menor de grasa y colesterol, lo suyo sería comparar piezas equivalentes de los distintos ganados y no chuletas, solomillos o costillas de distintos animales con la información general de «Caballo» que es la que nos ofrecen la mayor parte de las tablas. Mucho me temo que si nos ponemos a buscar cortes y piezas equivalentes las diferencias no serían demasiado espectaculares y además habría que ver qué sentido tienen.

Ya por último, recalco, la carne de caballo es carne. Con sus posibles pequeños puntos fuertes frente a otras carnes, pero también con sus posibles pequeñas debilidades. Y, en nuestro medio no hace falta para nada impulsar el consumo de más carne roja con independencia de su origen.

En definitiva, la carne de caballo puede ser una opción saludable dentro de un patrón de alimentación equilibrado y diversificado de forma adecuada, pero sin que se haga preciso ensalzarla hasta los altares como se está haciendo últimamente a colación de la reciente polémica con la contaminación en alimentos de cuarta y quinta gama por este tipo de carne. Una cuestión que, como ya se ha mencionado hasta la saciedad está más relacionada con el fraude que con la seguridad alimentaria.

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Foto 1: dirkjankraan.com

Foto 2: equality

Lo «fácil» de despotricar contra algo y no aportar soluciones

No es la primera vez, pero sí espero que sea la última, en la que termino contestando un comentario de un lector a resultas de la entrada de ayer. Muchos me dicen que no hago bien al entrar al trapo. Que sepáis que lo he tenido en cuenta, no obstante, me ha parecido una ocasión estupenda como para dejarla escapar y así aclarar un par de cosas: contestar un argumento recurrente de mis “trolls” más íntimos y para arrojar algo de luz sobre cómo es la labor de algunos dietistas-nutricionistas que entienden la profesión de una manera similar a la mía.

En resumen, la entrada es esta y el comentario en cuestión este que copio-pego tal cual. Mi respuesta está a continuación.

“hola” dijo:

Jo tio eres un manta de tu profesión.

¿Por qué existen todas las dietas del mundo? habiendo profesionales tan bueno como tú?

Simple. porque tu NO ERES UN PROFESIONAL DE NADA.

Como ir a tu consulta solo sirve para tirar el dinero (la verdad es que creo que no tienes ni consulta propia), la gente en su desesperación hace cualquier cosa.

Si fueras un mínimo de bueno, con tanta gente deseando adelgazar TE FORRABAS, pero como solo eres otro sacacuartos, así te va, tienes que publicar chorradas aquí para que te paguen algo e ir tirando, que la vida esta muu mala, no??

Anda listo, dinos que hay que hacer para adelgazar, tu te metes con todas las dietas PERO NO APORTAS NADA DE NADA.

DINOS UNA DIETA QUE FUNCIONE Y DEJATE DE DIETAS QUE NO FUNCIONAN TIO MEDIOCRE.

Si, suma y sigue. Dentro de una semana volverás a poner otro estúpido comentario sobre otra dieta, es lo tuyo, para otra cosa no sirves.

enfado

Hola «hola», gracias por tu comentario. No te lo tomes por lo personal, mi respuesta es general para la gente como tú, aunque parezca que solo te hablo a ti.

Quizá te sorprenda si te digo que tienes toda la razón. Para desasosiego tuyo te diré que soy consciente de tus argumentos desde hace tiempo: qué fácil es despotricar contra algo y, al mismo tiempo, no ofrecer una solución «tan eficaz» como aquella contra la que se despotrica… Que sería, un poco en resumen, tu línea argumental (eres libre de decirme si en algo estoy equivocado)

Ahora bien, «hola», las formas te pierden. Como sabes, no nos conocemos y sobre dichas formas te diré que te libra el que este blog esté alojado en un medio de comunicación al que de una forma u otra debo pleitesía, sea esto dicho sin empaque de ningún tipo. En otro caso, si el blog fuera estrictamente personal, quizá me arrancaría a decirte lo que pienso de ti en ese terreno, a pesar de no conocerte más allá de lo que tus apenas 12 líneas de comentario dejan entrever. Lo haría tal y como como tú lo has hecho; que sin tomar en consideración estas premisas te has atrevido opinar en lo personal. Es lo que de alguna forma creo que te mereces, sí. Pero no lo voy a hacer. En su lugar te voy a decir lo que pienso.

Si te hubieras tomado la molestia de saber un poco más de mí en vez de lanzarte de forma furibunda a cuestionar mi profesionalidad, te hubieras percatado que efectivamente tengo una consulta abierta al público. Y, si más allá de lo que “google search” te puede aportar, te hubieras interesado solo un poquito en indagar sobre el modo y manera que tengo de conducir dicha consulta te hubieras dado cuenta que tus palabras no tienen mayor sentido salvo que no sean para autorretratarte como un “troll” de wikipedia. Soy consciente que con esta respuesta incumplo la primera norma a la hora de tratar con estos, que es sencilla: no alimentar los trolls. No sé si convendrás conmigo, pero al igual que las dietas al uso, las normas están para cumplirlas casi siempre, y para saltárselas de vez en cuando y de forma discrecional. Sopesando ventajas e inconvenientes. Hoy estás de suerte, vas a tener taza y media de tu natural sustento.

exclamaciónEntérate bien. Yo no respondo por el resto de dietistas-nutricionistas de este país, pero sí respondo por mí, y para tu particular solaz te diré que yo no tengo la clave para adelgazar a nadie. A nadie. Ahora bien, sé muy bien, y me enorgullezco de ello (a pesar de considerar la posibilidad de equivocarme) reconocer cuáles son las típicas estratagemas para aprovecharse del candor general de alguien quien, sin mucho espíritu crítico desea adelgazar, o de quien demuestra más deseo que lógica en esta empresa. Estadísticamente, habiendo tantos obesos como hay, son bastantes los que podrían picar.

Como te digo yo no tengo la clave para que nadie pierda peso. Adelgazar es jodidamente difícil, en especial si se quiere hacer con salud. Y yo no sé como conseguirlo. ¿Lo ves? Si quisiera “forrarme” con este tema te diría, esgrimiría, que yo sí conozco la piedra angular del adelgazamiento, y para ello pondría todo mi empeño con el fin de sacar tajada. Con estas metas podría hacer publicidad, declaraciones, difusión de mis éxitos (ya sean reales o ficticios, en este mundillo da lo mismo, la impunidad está casi asegurada) etcétera. Entérate bien: Yo no doy ni pongo dietas. Yo no aseguro pérdidas de peso meteóricas (ni de las otras). Yo no tengo primeras consultas gratuitas. Yo no vendo, recomiendo ni dispenso suplementos ni complementos. Yo no pacto ninguna cantidad de kilos perdidos en un determinado lapso de tiempo. Yo no “fidelizo” al paciente (seguro que tu prefieres llamarle “cliente”) con “X” seguimientos semanales, quincenales o mensuales. Yo no me dedico en exclusividad a la pérdida de peso. Yo no tengo consultas de 10, 15 ó máximo 30 minutos. Yo no quiero volver a ver en mi consulta a mis pacientes. Yo no doy menús diarios. Yo no aporto soluciones. Ni las aporto, ni las prometo, ni por tanto, las ofrezco.

Un servidor ofrece, como buenamente puede, herramientas a quien las precisa y a quien al mismo tiempo quiere utilizarlas y sentirse parte, la más importante, de su proceso en el cambio de hábitos dietéticos. Y a pesar de ello no siempre funciona, ni tan siquiera la mayor parte de las veces, sin embargo, yo sigo fiel a mis criterios. Los que considero deontológicamente adecuados y veraces, aunque poco rentables, eso sí. Quizá por eso mi consulta está semivacía. Y quizá por esos mismos principios me importa un carajo que así esté. Si mis planteamientos profesionales en el terreno de la dietética no son suficientes para ganarme con ellos honradamente la vida ten por seguro que buscaré otra forma de ganármela. No sería la primera vez.

alegría en internet

Si no te gustan mis entradas en este blog te sugiero que no entres a leerlo, hoy por hoy Internet ofrece millones de alternativas distintas a la que hoy te has atrevido, quiero pensar que inconscientemente, a criticar y que posiblemente sean de tu agrado. Úsalas y deja en paz este blog bienintencionado.

Si decides insistir por este barrio, déjame decirte que serás bienvenido, siempre y cuando tus comentarios sean educados, sin prejuicios y sin juicios de valor carentes de pruebas y basados en meras conjeturas. De otro modo, siguiendo las muy fácilmente comprensibles normas de este medio para realizar comentarios, serás vetado (hoy tienes tu ración, pero a pesar de ser viernes, no te pienses que todos los días van a ser domingo). Reconozco que esta no es mi casa, pero aun ejerciendo de invitado, no voy a permitir que un donnadie (recuerda que no te identificas) utilice este espacio para menospreciar de forma injustificada mi trabajo o para insultarme.

Saludos.

Diario dietético de un dietista-nutricionista en Navidad

Si estás leyendo estas líneas es que has sobrevivido a la cena de Nochebuena y a la comida de Navidad. ¿Lo ves, no ha sido para tanto? O quizá no sí, quien sabe. Bueno, seamos positivos, la parte buena de esta historia es que te queda aproximadamente la mitad… o incluso menos. Lo más probable es que ya hayas superado las cenas de compañeros o de hermandad y demás, así que de lo gordo, gordo ya sólo te queda la cena de Nochevieja y la comida de Año Nuevo.

Si quieres te cuento mi experiencia, quizá te sirva para afrontar lo que te queda. Antes de continuar te he de confesar que los dietistas-nutricionistas no somos inmunes a las tentaciones de la buena mesa, o si lo prefieres te lo puedo contar en términos más pecaminosos: no estamos por encima de la gula. Es más, a muchos de nosotros nos sucede al contrario, por término medio creo que tenemos la mente más abierta en este terreno y por tanto nuestro catálogo de tentaciones es más amplio, al menos así considero que es mi caso.

A título particular estas recientes celebraciones ya pasadas de la Navidad las afronté con cierto malestar. Algún tipo de virus intestinal, o yo que sé qué, me dejó prácticamente postrado en cama la víspera del día 24 y con muy pocas expectativas gastronómicas cara a la noche venidera y la próxima comida navideña. ¿Crees que me arredré? Pues va a ser que no.

Para la cena Nochebuena andaba bastante inapetente e incluso con cierta malagana. Así, mi cena consistió en una contenida ración de cardo fresco en su salsa y un segundo plato de merluza cocida con un excepcional aceite de oliva acompañada de escarola. Es probable que te parezca comida de hospital, pues bien, a pesar de esa malagana con la que partía, he de decirte que la cena fue para mí todo un lujo. En gran medida esta positiva apreciación particular tuvo tres claves, a saber:

1. Los ingredientes de los platos eran singularmente óptimos en su categoría. El cardo vino del huerto del pueblo y su amargor característico combinado con su textura era francamente excepcional. La merluza, por su parte, también estaba francamente en su punto (pese a no ser del pueblo) y combinó a la perfección con una escarola autóctona, máxime cuando todo ello fue aliñado con un chorrito de un aceite de oliva de características lujuriosas además de una pizca mínima de ajo.

2. El segundo aspecto que facilitó una fenomenal cena de Nochebuena fue la perfecta factura de las recetas a pesar de no ser especialmente complicadas. Todo en su exacto punto de cocción. Ni por exceso ni por defecto. Vaya por delante que no fui yo el encargado de preparar la cena (esas ganas tenía) y por tanto sirvan estas líneas para agradecer a Ángel, mi suegro, el verdadero artífice, su dedicación.

3. Y por último, el tercer elemento a destacar para resaltar aquella cena, fueron mis pocas ganas iniciales.

Para la comida de Navidad ya me encontraba mejor. El menú, pese a afrontarlo con más ganas, fue también bastante contenido a la par que selecto. Una taza de consomé casero desgrasado, cardo (el mismo que el de la cena anterior), perdiz escabechada con su cebollita y una naranja.

 

¿Sorprendidos? Pues este fue el menú de la mayor parte de la familia que nos reunimos a cenar y comer estos días pasados. Cierto es que muchos de ellos incluyeron además algo de marisco, algún aperitivo y demás, cuestiones de las que yo me abstuve dada mi particular situación.

Me gustaría destacar un par de aspectos relativos a estas comidas:

  • Por un lado que para celebrar lo que hay que celebrar no hace falta echar la casa por la ventana con ingredientes especialmente caros. En mi opinión, es más importante el seleccionar aquellos que por su originalidad sean especialmente selectos y además prepararlos (cocinarlos) y presentarlos con especial detalle.
  • Y por el otro, que el protagonista en estas reuniones no es ni el qué ni el cuánto se come. Te has acicalado, vestido y preparado de forma especial para compartir mesa y mantel con familiares y personas con las que habitualmente no te reúnes. La comida como tal es un detalle más que puede ayudar a crear ese ambiente especial, pero no debería ser considerada el alma mater de la reunión.

Espero que mi experiencia te sirva de inspiración para lo que te queda.

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Foto: Arnaud Abélard

Sanidad pública, dietistas-nutricionistas y política

Hoy levanto de nuevo la reivindicativa hacha de guerra en favor de una profesión presente en los documentos públicos (resoluciones para la obtención del título de Dietista-Nutricionista, Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, etc.) pero totalmente ausente de facto en las administraciones, es decir y como ya comenté, quiero protestar por la actual situación de una profesión totalmente ninguneada.

Esta entrada, no estaría mal, debiera caer en manos de algún político con voluntad política. En especial en las de esos que dicen que están luchando a brazo partido por reducir el gasto público y demás en virtud de la actual y cruel crisis económica.

Y traigo argumentos de peso. De mucho peso. Los argumentos vienen de los Países Bajos (Holanda, si lo prefieren, aunque no es lo mismo). Es decir, se basan en un caso acontecido en los Paises Bajos con este colectivo de profesionales y el rifi-rafe que han mantenido recientemente con la administración sanitaria de su país. Para no extenderme lo cuento rápidamente casi en forma de telegrama:

  • Los dietistas-nutricionistas holandeses estaban en su día incluidos dentro de la cartilla de servicios sanitarios de la administración holandesa. Más en concreto (y sólo) en atención primaria.
  • Al parecer Holanda no lo está pasando tampoco bien con la crisis y decide recortar el gasto. Y lo hace sacando a los dietistas-nutricionistas de la, llamémosle, seguridad social.
  • Los dietistas-nutricionistas están agrupados en la correspondiente Asociación Holandesa de Dietistas y protestan y afirman que su labor además de eficaz ahorra recursos a las arcas públicas.
  • La administración no les hace ni caso, todo lo más, les invitan a que prueben la eficacia de su trabajo en la sanidad pública y que demuestren que al mismo tiempo sirve para ahorrar recursos.
  • Y los dietistas holandeses, va y lo hacen. Encargan un estudio externo y se lo presentan a las autoridades públicas.
  • Las autoridades públicas holandesas comprueban que en base al informe realizado por esta entidad imparcial que la labor de los dietistas-nutricionistas en atención primaria no solo es efectiva si no que además supone un ahorro de futuros problemas y complicaciones médicas y “readmiten” a los dietistas-nutricionistas.

Igualito, igualito que aquí. Por lo que a mí me consta en el Senado y el Ministerio de Sanidad español cuentan con un informe de similares características al holandés desde el año 2010, la única diferencia (es justo reconocerlo) es que el informe está presentado y elaborado por la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN) pero los datos y conclusiones son de la misma magnitud que el informe holandés.

¿Quieres ver el informe de Holanda?

Bien, aquí esta: “Cost-benefit analysis of dietary treatment” (“Análisis de coste-beneficio del tratamiento dietético”)

¿Quieres conocer la conclusión del estudio de coste-beneficio sobre el tratamiento dietético?

Es esta:

“Treatment by the dietitian has various social benefits. The health of the patient (and his family) improves, such that costs of health care can be avoided and the production of the patient increases. The treatment of patients with obesity and obesity-related diseases creates social benefits of € 0.5 to € 2.3 billion over a period of five years. For every € 1, – spend on dietary counseling of these patients, society gets a net € 14,- to € 63, – in return: € 56, – in terms of improved health, € 3, – net savings in total health care costs and € 4 , – in terms of productivity gains.”

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“El tratamiento practicado por un dietista-nutricionista aporta diversos beneficios sociales. La salud del paciente (y la de su familia) mejora, de esta forma se evitan costes en la atención sanitaria al tiempo que se genera un menor número de pacientes. En un periodo de 5 años se estima que el tratamiento de los pacientes con obesidad y sus enfermedades relacionadas supondrá un ahorro de entre 0,5 a 2,3 mil millones de euros. Por cada euro invertido en el asesoramiento dietético de estos pacientes, la sociedad recibe a cambio un neto de entre 14 a 63 euros: 56 euros en términos de mejora de la salud en general; 3 euros en el ahorro neto del coste de las atenciones sanitarias; y los otros 4 euros en términos de aumento de la productividad [se entiende del paciente que coge menos bajas]”.

 

Señores políticos: ¿no estaban interesados en ahorrar en gasto público? que no digo ya en mejorar la salud de la población.

Si la poblacíon neerlandesa es de unos 17 millones de habitantes y la incorporación del dietista-nutricionista supone un ahorro en 5 años de unos 0,5 a 2,3 mil millones de euros, una cantidad de ahorro proporcional para la población española (50 millones de habitantes) rondaría los 1,5 a 6,7 mil millones de euros. Pues eso. Mecagüenlamar.

 

“Por una comida sana, tú decides”. Un proyecto de la Universidad de Navarra

Hay algunos eslóganes que me gustan y uno de ellos es este:

 

 

 

En él se hace descansar en cada uno la responsabilidad de alimentarse de forma correcta. Vale que no es muy pegadizo, hay que reconocerlo, pero transmite un mensaje adecuado teniendo en consideración que no pocas personas y en no pocas ocasiones suelen hacer recaer el infortunio de su mala alimentación en otros factores circunstanciales. Factores que, es cierto, pueden condicionar en cierta medida las opciones de cada uno, pero que no suelen ser determinantes. El factor determinante casi siempre es nuestra voluntad. Una voluntad instruida, una voluntad educada y una voluntad previsora. No valdría por tanto decir eso de: «Como no voy a comer hoy a casa y tampoco me he traído nada, me pillo de la máquina un par de bolsas de patatas fritas, una chocolatina y dos refrescos… porque es lo único que hay«. Una voluntad con las características antedichas (instruida, educada y previsora) habría previsto y elegido mejor ante la posibilidad de quedarnos a comer ése día en el curro.

 

El eslogan en cuestión da nombre a un proyecto de la Universidad de Navarra que tiene por objetivo el promover la mejora de los hábitos alimentarios. Los profesionales al frente de del proyecto pertenecen el Área de Medicina del Trabajo del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la Clínica Universidad de Navarra y de los departamentos de Medicina Preventiva y Salud Pública y de Ciencias de la Alimentación, Fisiología y Toxicología de la Universidad de Navarra. Esta campaña tiene su página web y la pueden consultar en este enlace.

A pesar de que hay algunos detalles muy puntuales en el proyecto con los que no coincido, en líneas generales me gusta mucho. En especial una de las primeras iniciativas llevadas a cabo que consiste en instalar una máquina expendedora (vending) que incluye en su oferta exclusivamente una variedad de alimentos y bebidas “saludables” (nótese que lo he puesto entre comillas ya que considero que la saludabilidad no depende tanto del alimento en sí mismo si no del uso que le demos en términos de frecuencia y cantidad -puedes consultar este enlace al respecto de este concepto). El caso es que algunos de los productos que ofrece son: ensaladas, frutos secos, productos bajos en grasa, fruta fresca, cereales integrales, palitos de pan, agua, bebidas isotónicas o refrescos sin azúcar, entre otros.

No estaría mal que este tipo de iniciativas se empezaran a extender y que en aquellos espacios públicos típicos, la población de máquinas expendedoras estuviera marcada por la presencia de las de este tipo y no tanto de las que ya conocemos. De momento me parece más que merecido el reconocer y aplaudir este tipo de prácticas campañas.

Si te ha interesado esta entrada, quizá te interese consultar esta otra: La campaña de NY contra la comida basura: Centros sanitarios en el punto de mira.

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Foto: hostelvending.com

Test de intolerancias alimentarias totalmente intolerable (2ª parte): La máquina y su manual

Tal y como os adelanté al finalizar la entrada originalTest de intolerancias alimentarias totalmente intolerable” abundaría en detalles cuando tuviera más datos, y ya los tengo. Antes de continuar creo que es de rigor centrar un poco más el tema genérico de las «intolerancias alimentarias»:

El tema de la detección «masiva» de intolerancias alimentarias es bastante amplio y, al menos yo, no he encontrado ninguno que se salve de la quema tras observarlo a través del filtro de la crítica racional.

Como digo, son diversos los métodos que se pueden encontrar en el mercado que ofrecen una detección «generalizada» de intolerancias alimentarias a un número importante de alimentos. No obstante, existen dos grandes grupos de test de intolerancias en el mercado: Por un lado, los que requieren una muestra biológica (habitualmente sangre aunque a veces puede ser saliva con el fin de hacer un examen genético) y, por el otro los que no, es decir, los no invasivos. En este último grupo destacan los test que utilizan la «bioresonacia» (ya veremos en qué consiste esto) que son los más frecuentes en el mercado. Por tanto, quiero aclarar que tanto la actual entrada como la anterior hacen referencia a ese determinado tipo de test que pretenden cuantificar de forma masiva las intolerancias alimentarias utilizando la «bioresonancia» (sea lo que esta sea).

 

Así, en el mercado son diversas las empresas o franquicias que se dedican a ofrecer este tipo de «servicios» o que comercializan este tipo de «artilugios». Entre aquellas que con mayor probabilidad se pueden encontrar en Internet están:

  • Test ELMA de intolerancias alimentarias.
  • Laboratorios Physan, SA. que llama a la prueba en cuestión como LAPHYTEST.
  • Sin embargo, por lo que a título particular he podido comprobar buceando en la red, es la empresa Nutri10 la que en la actualidad más recursos está poniendo encima de la mesa para promocionar la utilización de la «biorresonante intolerancia». Aunque como digo, el test e incluso el aparato, es exactamente el mismo en todos los casos y está basado en la misma «tecnología». Esta franquicia nombra la prueba como Nutritest.
  • Así mismo, la empresa Salvador Córdoba SL. es otra de las encargadas en comercializar este chistófano y lo nombra también como Nutritest. Este paralelismo a la hora de mencionar el test no debe llamar demasiado la atención cuando la relación entre Salvador Córdoba SL y Nutri10 parece bastante estrecha a tenor de algunas páginas de Internet destinadas al mundo de la franquicia, como por ejemplo en esta de aquí y en esta otra.

Esta última empresa mencionada se describe a sí misma en su web:

con una dilatada experiencia en el área de fabricación, importación, comercialización y distribución de maquinaria y productos de estética. Empresa líder en el área de micropigmentación […]

Es decir, comercializan un tipo de maquinaria y de productos que tienen una clara orientación hacia la «estética» y, al mismo tiempo también aparatos con un claro destino sanitario, o por lo menos, de los que se derivan consejos sobre salud. Por lo tanto se está, en mi opinión, mezclando churras con merinas o, en este caso, estética con salud.

Con el fin de poder analizar con mayor profundidad el trasfondo de este tipo de test que dicen ofrecer información concreta sobre un amplio conjunto intolerancias a cientos de alimentos al mismo tiempo y por el procedimiento de la «bioresonancia», he tenido la fortuna de poder hacerme con un manual de instalación de una de estos aparatos, en concreto el que utiliza Nutri10.

El manual no tiene desperdicio y la verdad es que no sé muy bien por dónde empezar para ilustrar la sarta de simplezas e incongruencias que contiene. Incongruencias qué, muchas de ellas, se encuentran contenidas dentro del mismo texto (muchas de ellas repetidas textualmente, con sus correspondientes errores tipográficos y ortográficos en las páginas web de las otras empresas ya mencionadas). En el caso que nos ocupa, el de este manual, son 20 páginas más propias del profesor Franz de Copenhague en “Los inventos del TBO” que de un aparato de uso sanitario. Ante la imposibilidad de poder ilustrar todo el manual, como realmente me gustaría, solo puedo transcribir parte de su contenido.

 

Sobre el valor sanitario de la prueba

Tras su lectura lo primero que me he llamado la atención sobre el funcionamiento de esta prueba es cómo el propio manual afirma inicialmente que no es una prueba que diagnostica las intolerancias sino que sus resultados son un pre-diagnóstico (sin aclarar en qué consiste esto). Supongo que con el fin de que si un día la comunidad médica se le echa encima, tener algo a lo que asisrse en el momento de las posibles denuncias, sus juicios y demás:

“Ha de usar el test como PRE-DIAGNÓSTICO, aconsejando y orientando sobre las posibles intolerancias alimentarias”.

“Dada la actual fase de estudio de la comunidad científica con respecto a la intolerancia alimentaria, se considera y se acepta la poco difundida y útil experiencia de la acupuntura y del bio- test funcional de este tipo para proporcional una SOSPECHA DE INTOLERANCIA ALIMENTARIA”.

Llama poderosamente la atención esta presunta declaración de principios y que luego en el propio manual se diga que:

“El método incluye un equipo de electro-diagnosis en el cual la medición se logra de una forma rápida, indolora, eficaz y sencilla.

“El método es sumamente rápido y sencillo, no precisando ser un experto en bionergías y es extraordinariamente eficaz gracias a la alta sensibilidad del equipo”.

“Sistema de diagnóstico no invasivo, rápido, con resultados y aplicación inmediatos”.

Además, tras la realización del test y la adopción de las estrategias dietéticas fruto exclusivamente del informe que aporta el test, el manual dice lo siguiente:

“La mejora de los pacientes es casi inmediata a las dos semanas presentan mejorías que se consolidan a partir del mes, que es cuando recomendamos la siguiente consulta”

Sus avales

El manual y diversas páginas web acuden única y reiteradamente a mencionar este párrafo para garantizar el “funcionamiento” del sistema. Juzguen ustedes mismos:

Nutritest es un equipo desarrollado con la colaboración de la Cátedra de Técnicas Físicas de la Universidad de Bolonia (Italia) y testado clínicamente por la Facultad de Medicna de la Policlínica de Catania. Recomendado por el Dr. Rincivillo, profesor de Terapia de apoyo clínico y nutrición clínica”

Curiosamente el Dr. Rincivillo es tan conocido que para saber de muchas de las clínicas, centros de estética, peluquerías, etc. en las que se propone este sistema, conviene poner en el buscador de internet “Dr Rincivillo” y constatar que de las 20 entradas aproximadamente, la mayor parte de estas hacen referencia a centros que utilizan el párrafo arriba transcrito para promocionar el sistema.

Además, y esto es algo que me intriga más, en algunos enlaces, se dice que el sistema viene avalado por la Universidad Complutense de Madrid, como es el caso de la Clínica Zurich. Sinceramente dudo mucho que la Universidad Complutense haya dado su aval, así en genérico, a esta… cosa. Es más dudo también que sea conocedora de que se esté usando su nombre con este tipo de fines comerciales.

Sobre su fundamento científico

Como ya adelanté, esta supuesta prueba está basada en la bioresonancia, una teoría psudocientífica en la que hay que creer y que no está demostrada (más que demostrada lo que sí está es denostada, que no es lo mismo). No obstante, el manual explica su funcionamiento con las siguientes palabras:

“Todos los seres vivos están compuestos de campos electromagnéticos y todo proceso de bioquímica está precedido de vibraciones y partículas subatómicas. Dichas oscilaciones pueden ser captadas con diferentes equipos de la misma manera que la Radio puede captar diferentes frecuencias, siendo un instrumento que todos utilizamos y del que no nos plateamos como funciona” (¡!).

“Nuestro sistema se basa en la regulación bio-energética (BER: Bio-energetic Regulatory Technique) y en la técnica de la acupuntura. Mide parámetros físico-químicos a través de la superficie cutánea en el punto de acupuntura clásica: raíz de la uña del dedo índice (Punto Ting 1) relacionado con el meridiano nº9 del intestino grueso. El análisis se realiza en un único punto  y una sola vez. Con una simple medición se logra un test completo de intolerancia alimentariaa. El equipo cuenta con un sistema seguro, si el punto no se localiza perfectamente el test no se realiza” [Algo que llama poderosamente la atención que figure en el manual cuando, según mi confidente, le realizó el test a la mesa de despacho y, como ya mencioné, resultó intolerante a la lactosa: O la mesa tiene el mencionado punto Ting, o el aparato funciona mal… o más seguramente, el sistema es una tomadura de pelo de importantes dimensiones]

“Durante la prueba se emiten distintos impulsos eléctricos (193) con la frecuencia correspondiente a cada alimento [¡Caramba, alimentos con frecuencia!], obteniendo distintos valores de intolerancia en función de la bionergía absorbida de cada impulso en la persona analizada”

Los resultados

Tras la realización de la prueba se obtiene un deforme informe en el que se refleja a que alimentos se es intolerante (o incluso alérgico) tal y como explica el manual:

“Dentro de los niveles de intolerancia distinguimos 4 niveles:

  • Tolerancia “aparece en color verde”.
  • Semi intolerancia “aparece en color verde/amarillo”.
  • Intolerancia «aparece con el amarillo» y además casi siempre lleva un número”
  • Rojo “grave intolerancia” o “alergia alimentaria” [¡!]

Los resultados reales pueden comprobarse en este deforme informe de una paciente también real y que me ha hecho llegar otra compañera:

No voy a incidir más, creo que el trasfondo de este tipo de prueba es tan desustanciado e inverosímil que no merece la pena abundar más. Tampoco el mencionar las bondades de las dos principales personas sobre las que se suelen hacer descansar la paternidad del invento los doctores Reinhold Voll y Franz Morell (este último supuesto padre ideológico de la bioresonancia) (Nota: Theodor Gilbert Morell fue el médico personal de Hitler hasta su muerte. Quería mencionar este detalle por dos motivos: Primero porque verdaderamente desconozco si nuestro Franz Morell fue algún sucesor de Theo; y también por pasarme de forma momentánea y sarcástica al lado tenebroso de la ciencia y hacer buena la Ley de Godwin, que afirma que:

A medida que una discusión online se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis, tiende a uno”).

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En fin, el manual en cuestión está a su disposición, yo no lo quiero para nada. De hecho, no tengo ningún problema en compartir todo lo poco que sé con aquel que quiera recibirlo; tratándose de ciencia es lo que pienso (con los euros no guardo la misma política).

Y por último, si me lo permitís, un consejo, en especial para aquellos que no sean profesionales de la salud: Que no os engañen, la máquina cuesta entre 7.100€, según se puede ver aquí, y 5.800€ según me informó por teléfono una comercial de Physan, SA. (aunque también tienen la misma máquina que con un programa “especial” analiza las intolerancias, no ya a 193 alimentos, si no hasta 216, pero ya cuesta 6.500€) y los test se cobran en “super-oferta” a 100€, y se trata, según mi opinión, de un timo total, sin respaldo científico, sin avales de ningún tipo salvo los ya expuestos.

Y para los profesionales de la salud (o de la estética) que estén tentados de usar o usando este sistema otro consejo: no seáis sinvergüenzas.

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Foto 1: electrons_fishgils

Foto 2: Rafa.Garcés

Test de intolerancias alimentarias totalmente intolerable

La de hoy es una entrada de las de hacer sangre, sí. Y es así porque es del todo intolerable comprobar cómo determinadas empresas y determinados señores se quieren aprovechar y finalmente se aprovechan, queramos o no, de:

El candor de la población general para sacarles el dinero con un supuesto método mitad basado en supuestos principios científicos y mitad en preceptos energético-filosófico-chinos, y

El buen hacer o de la buena imagen que en principio tiene las profesiónes de médico y de dietista-nutricionista.

En esta entrada se va a poner en tela de juicio el funcionamiento de una máquina que supuestamente analiza las intoleracias que una determinada persona presenta ante alimentos concretos (nada más y nada menos que a 193 alimentos) en base al meridiano [entiendo que es un meridiano “energético”] que, de nuevo supuestamente, pasa por el intestino grueso según la medicina tradicional china. ¿Sorprendidos? Esperen que aun hay más.

Después, en base al “diagnóstico” de la maquinita, se hace un plan dietético en el que se eliminan aquellos alimentos a los que supuestamente (hoy habrá muchos “supuestamente”) el incauto es intolerante después de haberle comido el coco con un rollo cientifista. Con todo ello se pretenden eliminar, supuestamente, las frecuentes jaquecas que el incauto pueda tener, su estreñimiento e incluso controlar los alimentos que le “engordan” y así adelgazarlo. Pero esto es aparte, es decir, se paga, aparte.

¿Les suena a chino? Pues a mí también me sonaba así, en especial hace tres años cuando me invitaron al plató de un programa de televisión para hablar, así, sin mayor explicación, de las intolerancias alimentarias y me encuentro con este “pastel”, cuando además, ya habían empezado. Para ponerles en antecedentes les dejo que vean el vídeo de mi intervención en dicho programa (son 20 minutos, así que si quieren ir a por algo para comer, usen el “pause”)

Pues bien, esto fue hace tres años. ¿Y porqué hago la entrada ahora? se preguntarán. Es fácil de responder. En su día creí que era una extravagancia aislada. Sin embargo, recientemente, diversos dietistas-nutricionistas y médicos están siendo visitados por los representantes de estos artefactos con el fin de ponerlos en su consulta. La voz de alarma me la han hecho llegar varios compañeros (a dos de ellos les llamaré amigo 1 y amigo 2 porque quieren reservar su anonimato al máximo) sin cuya inestimable colaboración al aportarme los datos no sería posible escribir esta entrada.

En concreto amigo 1, me cuenta que fue visitado por una comercial que tiene la empresa que comercializa este… este… artilugio, que al parecer tiene nombre y se presenta como Test ELMA de Intolerancias Alimentarias (desconozco si “ELMA” es el acrónimo de algo o simplemente se trata de una licencia creativa de su imaginativo inventor). La comercial se presentó según su tarjeta de visita como psicóloga y nutricionista, pero indagando un poco más, ni una cosa ni la otra. En fin, en palabras de la propia comercial:

“Esa biorresonancia [proceso por el cual, supuestamente, la máquina realiza su análisis] pasa de una mano a otra penetrando hasta las capas del intestino y allí es donde analiza qué alimentos es a los que uno es intolerante y los que no… incluidos minerales y vitaminas. Todo esto, claro, lo sabe leer la máquina, y solo ella. Con de toda la información que da la máquina, luego, el “profesional” que realiza la prueba [biorresonante] filtra algunas cosas en función de las sensaciones que percibe con cada persona»

Habiendo dicho la comercial que todo está basado en sesudos estudios científicos y que queda más que constatado en diversas publicaciones, amigo 1 le pidió que por favor le diera alguna referencia de dónde encontrar dichos avales. La comercial, con más cuajo que farruquito a los mandos de un Ferrari, le dijo que trasladaría su petición al departamento correspondiente de su empresa y que le haría llegar tal información. Pues bien, han pasado más de dos meses y amigo 1 aun espera las “pruebas” en cuestión.

¿Saben cuánto cuesta esta prueba a día de hoy? pues al amigo 1 le dijeron que no menos de 100€ y siempre por grupos de 5 pacientes. Es decir, el propietario de la consulta o del espacio reúne a 5 incautos y cede el espacio de su consulta para que la psiconutricionista en su papel de pluriempleada para la empresa (dejando de lado su faceta comercial), viene con el chistófano este y hace las 5 pruebas, y te deja una comisión de 20€/paciente (¡!)

En fin. Por su parte el amigo 2, también dietista-nutricionista, conoce a fondo el tema. A él le destinaron (luego diré porqué digo le “destinaron” y quién le destinó) a recibir un curso de formación por la vía de urgencia para manejar el cacharro y… para hacerse cargo del enorme caudal de incautos que generó una oferta de páginas web como LetsBonus, Groupalia y otras más que habían conseguido trincar al precio de 100€ (en “oferta” claro, porque su precio “normal” era de 300€)… a, pásmense, 2.000 personas para hacerse el test ELMA. Y como el bono caducaba en 4 meses pues había que darse prisa para recaudar esos 200.000€ de ingresos (¡!).

¿Saben donde recibió amigo 2 su formación? ¿creen que será un centro naturo-taoista? Pues no. La recibió nada más y nada menos que en el rimbombante “Instituto Europeo Estético” y ¿saben dónde estaba trabajando amigo 2 cuando lo destinaron a recibir tal formación, saben dónde tuvo que pasar este tipo de consulta al estar contratado? Pues según me cuenta en la Cínica Teknon… ¿no me creen? Aquí tienen un par de “pantallazos” de la publicidad que en su día hacían las páginas web antedichas de este tema.

 

Quiero imaginar, es más, quiero pensar, que la Clínica Teknon no tiene nada que ver con esta tomadura de pelo (por no llamarla estafa directamente) y que serán algunos “profesionales” los que alquilando algunas de sus dependencias hacen este tipo de “transacciones económicas”. De hecho en la página web oficial de la Teknon no hay referencia alguna a que se use este test.

Pero la cosa no acaba ahí, no. Amigo 2 me comenta que en el curso de formación le enseñaron a manejar los escasos controles que tiene la máquina para que con cada paciente haya, sí o sí, algún tipo de “luz amarilla” o “luz roja” que justifique la posterior intervención dietética y así continuar con la sangría. No se puede dejar que todo salga en verde: En palabras del propio manual de instrucciones del cachivache en cuestión:

Hay que subir el filtro del programa hasta que los estimulantes como el café o el té, o el salmón salgan con una intolerancia moderada (en color amarillo). Esto es así [según las explicaciones del manual] porque todo el mundo tiene que ser intolerante a los estimulantes o al salmón (¿?)

Además, científico curioso como es mi amigo 2, se hizo el test ELMA él mismo en días consecutivos… algo “prohibido” según el manual ya que de esta forma el meridiano del intestino grueso (cuya energía se mide en el punto “ting”, aunque no me hagan mucho caso en esto) se saturaba y claro, pasaba lo que pasaba, que amigo 2 no obtuvo el mismo resultado ni un solo día (ay, ay, ay amigo 2… ¿pero no te lo diste cuenta que estabas saturando tu meridiano?). Amigo 2 también pasó el test a la mesa del despacho. Descubrió que estaba ante una mesa intolerante a la lactosa.

Después de esta experiencia, o mejor dicho, durante la misma, amigo 2 me ha confesado que pidió que por favor le rescindieran el contrato… se le caía la cara de vergüenza al envilecer su profesionalidad con estos cuentos y se fue. Cuando él salía, había un proceso de selección con un porrón de candidatos para cubrir su vacante… sin comentarios.

Bien, tanto por si quieren hacerse el test de marras como si quieren estar sobre aviso, en la actualidad existe una empresa que se dedica de forma masiva a explotar el filón biorresonante del test ELMA de intolerancias alimentarias [Inciso: la biorresonancia según la wiki (ya ven) es: “un método «alternativo» de diagnóstico y tratamiento de enfermedades considerado por la ciencia médica como práctica pseudocientífica. Según sus proponentes, cada enfermedad está asociada a un supuesto «desequilibrio biofísico-energético», y el tratamiento consistiría en «restablecer este equilibrio». Como muchas terapias alternativas, aborda el concepto de enfermedad desde un punto de vista holístico. Estas teorías carecen de fundamento científico que expliquen su funcionamiento más allá del mero efecto placebo”. Fin del inciso]

La empresa a la que me refiero es Nutri10 que tiene en su página web y en su blog asociado una retahíla casi infinita de artículos y documentos que explican y justifican la utilización de este test. Todos de cosecha propia y sin la menor referencia bibliográfica seria. Pero lo peor de lo peor es cuando pueden llegar a marcar, mejor dicho, a estigmatizar la alimentación de un niño después de haberle hecho el consabido test

Me gustaría saber si las asociaciones de consumidores, más en especial OCU y FACUA, están al corriente de este tema. Estaría bien que investigaran y movieran sus hilos ya que en la mayor parte de las ocasiones son de los pocos que terminan consiguiendo algo en estos o parecidos temas. Pedir (a los reyes magos poco menos) que las autoridades sanitarias tomen cartas en el asunto es prácticamente utópico. En fin.

Paciencia y les seguiré informando ya que, lo crean o no, un amigo me va a proporcionar un tesoro con un valor incalculable: El manual de instrucciones de la prodigiosa ELMA. La cosa promete.

Muchas gracias a Javier, Lidia, José Miguel, Bárbara y Antonio por sus aportaciones os debo una cerveza (si no sois intolerantes).

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Foto meridianos medicina china: weegeebored

¿Conoces el valor de tu peso dentro del panorama mundial?

Quién no se ha preguntado alguna vez si su peso está, sea mucho o poco, por encima o por debajo de la media nacional para su edad y sexo. Y quien dice nacional, ya puestos, tampoco estaría nada mal el compararlo con el resto del mundo en su misma situación.

Para ello me dirán, y tienen  razón, que antes habrá que ponerlo en relación con su altura. Muchos ya habrán oído hablar del Índice de Masa Corporal (o IMC) como herramienta para poner en valor su situación ponderal. No es la intención de este post el entrar a analizar las virtudes y defectos de esta herramienta para valorar a las personas en función de su peso y altura (todo llegará, porque además el tema tiene suficiente chicha como para dedicarle una o incluso dos entradas).

Para empezar y muy en general, el IMC también llamado índice de Quetelet, es una herramienta que ayuda a catalogar a las personas en función de su peso. Para calcularlo se divide su peso (en kilogramos) por la altura al cuadrado (en metros) y el valor que resulta es a lo que se llama IMC. Esta cifra se ha de poner en relación con los siguientes puntos de corte.

Un dato importante: los puntos de corte a continuación detallados son válidos para la población de ambos sexos entre 20 y 65 años. No se deben aplicar y sacar conclusiones descontextualizadas en otros grupos de edad (niños, adolescentes, o personas de más edad) en virtud de ellos.

En líneas, insisto generales, se considera que se tiene…

  • Bajo peso cuando el IMC es menor de 18,5
  • Peso normal cuando el IMC está comprendido entre 18,5 y 24,9
  • Sobrepeso cuando el IMC está comprendido entre 25 y 29,9
  • Obesidad cuando el IMC es superior a 30.

Bien ya conoce su IMC, pero…

¿Pero cual es su situación ponderal con respecto al resto del mundo?

Para tener una orientación de cómo está su IMC en comparación con el resto de habitantes españoles de su misma edad y de su mismo sexo contamos con una herramienta que pone a nuestras disposición el canal “News health” de la BBC. Para ello tienen que pinchar en este enlace que les dirige a una página web donde podrán, además de calcular su IMC sin necesidad de calculadora, y tras indicar su género (male=masculino; female=femenino), edad (age) y país de procedencia, comprobar en qué posición se encuentran su IMC dentro tanto del panorama nacional como del internacional.

 

Les pongo mi ejemplo: Varón; 43 años; 1,79m* de altura y 74 kilos de peso (*el dato de la altura hay que introducirlo en metros y el decimal señalarlo con un punto -1,79 NO es válido y 1.79 si lo es-) Arroja los siguientes resultados y datos comparativos:

  • Mi IMC (BMI en inglés) es de 23
  • Este valor de IMC está por debajo del 82% de los varones españoles de entre 30 y 44 años.
  • A su vez, también está por debajo del 59% de los varones de dicha edad de todo el mundo.
  • Y dicho valor, se corresponde con la media del IMC para los varones de mi mismo rango de edad de Malasia.
  • Y luego algún dato bien divertido que dice que, aproximadamente, si todos los habitantes del planeta tuvieran mi mismo  IMC, se adelgazarían o se perderían más de siete millones y medio de toneladas (7.558.190) a escala global, o lo que es lo mismo más de siete mil millones de kilos (¡!)

Si se están preguntando cuánto fiables son estos datos, creo oportuno hacer las siguientes matizaciones:

  • Que en lo que respecta al cálculo del IMC, el dato es totalmente fiable.
  • En relación a la lectura que se puede hacer del IMC (bajopeso, normopeso, sobrepeso u obesidad) lo mejor es que cada uno se pongan en manos de un profesional adecuado (muy frecuentemente un dietista-nutricionista) quien además del IMC, tendrá otros datos en cuenta antes de dar una opinión al respecto.
  • Y en los que se refieren a la comparación de su IMC con los datos nacionales e internacionales, comentar que si bien son datos basados en estadísticas (y siempre anteriores al momento de la consulta) las bases de datos empleadas son bastante confiables aunque evidentemente tendrán sus márgenes de error. En concreto, se han empleado datos de la ONU sobre el IMC de los habitantes de 177 países, junto con las estimaciones de peso y altura promedios de la OMS  obtenidos de las encuestas nacionales de nivel de salud.

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Foto 1: heacphotos

Foto 2: Edward James K

Foto 3: Ganymedes Costagravas