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"Padres comerciantes, hijos caballeros, nietos pordioseros"

¡Para que haya brotes, antes hay que regar!

En mi anterior post intentaba explicar por qué ha tomado Rajoy las primeras medidas que tomó. Sin embargo, no ha querido contestar a mi pregunta final.

Recortad el deficit no es incompatible con fomentar medidas de apoyo al crecimiento, aunque la Sra. Merkel se empeñe en la contrario y aspire a dominar los países periféricos del sur mediante la intervención fiscal. Al menos, en esto hemos salido ganando pues en el siglo XX los alemanes se empeñaban en conquistarnos mediante la fuerza bruta. Las reformas estructurales seguro que nos vendrán bien, aunque es imperativo asegurarse que las empresas, sobre todo las grandes que tienen caja, no utilizarán la reforma laboral para sustituir mano de obra «cara de despedir» por más barata de cara al futuro.

Pero esto no es lo importante, lo importante es generar un impulso para que crezca de nuevo nuestro PIB. ¿Es difícil? Creo que no, aunque exige dedicación y visión. De lo primero no le falta al Gobierno. De lo segundo no estoy tan seguro, pero ahí van algunas ideas, por si le sirve.

El PIB tiene varios componentes: demanda privada, demanda pública, formación bruta de capital fijo y balanza comercial.

– La demanda privada no aumentará hasta que aumenten los ingresos de las familias, pero sobre todo hasta que no se restaure la confianza eliminando incertidumbres.

– La demanda pública: mejor que no se incremente, ya que hemos visto lo despilfarradores que son los gobiernos autonómicos y del Estado, del PSOE y del PP. Ahora hemos tocado a rebato, y se trata de apagar el incendio del deficit público.

– La formación bruta de capital fijo suele ser más una consecuencia de la reanimación de la actividad, que una forma de relanzar la economía. Es deseable, esta vez, que la construcción de viviendas no se desmande como lo ha hecho en el anterior ‘boom’. Pero también es necesario que el sector bancario se ajuste todo lo necesario, con el reconocimeinto de pérdidas en sus balances y las consecuentes fusiones, para que finalmente se encaucen créditos al sector productivo.

– Nos queda, por lo tanto, la balanza comercial. Las exportaciones han sido las que nos han permitido salir del agujero de la crisis en 2010, aunque ahora crecen de forma modesta. Y somos un país extraordinariamente potente en este campo y muy competente. Solo nos queda ser algo más competitivos. Somos grandes productores hortofrutícolas, tenemos una industria de turismo de las más potentes del mundo, y somos también muy buenos en manufacturas no químicas, industria de las energías renovables, etc. Se trata pues de fomentar estas industrias en el exterior.

Fomentar la marca «España» es una buena iniciativa. Promover las exportaciones con las actividades del ICEX, de nuestras embajadas y servicios comerciales por el mundo, volver a pre-financiar exportaciones, fomentar el I&D&i de empresas exportadoras, etc… ¡Pero, claro, sin hacer trampas! No son las empresas del Ibex 35 solo a las que hay que apoyar, que también, sino a las Pymes. No se trata de que para cada acción haya que convocar a los de siempre, para que salgan en la foto y se queden contentos. No se trata, en fin, de lo de siempre para los de siempre. De lo que se trata es de ayudar, animar y empujar hacia adelante lo mejor que tenemos que son los emprendedores españoles que saben perfectamente lo que hay que hacer, pues lo han hecho muchas veces y saben más que nadie.

Ahora bien, si seguimos preocupandonos solo por las cajas de ahorros, los 4 bancos de turno y las 5 constructoras que han ayudado al dislate que vivimos, estaremos usando de bomberos a los pirómanos. ¡Y no es eso lo que necesitamos!

¿Es ésta la explicación que Rajoy no nos da?

Ya que nadie nos explica, por ahora, las razones por las que se han tomado las medidas económicas recientes, intentaré hacerlo yo aun a riesgo de que no coincidan con las intenciones o pretensiones del gobierno del Sr. Rajoy.

La contención del déficit público no solamente responde al deseo de que el Estado no gaste más de lo que ingrese, sino también a una política encaminada a que se incremente la inversión empresarial y aumente el consumo privado. ¿Pero cómo? He aquí el ‘quid’ de la cuestión.

Se entiende, bajo esta teoría, que una vez contenido el déficit público a un nivel razonable y sostenible (el famoso 3% del PIB cuyo origen sigo sin entender), se podría disminuir la presión fiscal sobre empresas y ciudadanos, y así estos incrementarían la inversión y aumentarían el consumo, respectivamente. De este modo, la economía volvería a crecer y se crearía empleo. Esta claro que, a corto plazo, esta política restrictiva podría no generar empleo, o incluso destruirlo, salvo que se entienda para qué se hace.

Por ello hablan de subida «temporal» de impuestos. ¡Espero que así sea!

Esto es lo que tendrían que explicarnos (si es que es lo que han pensado), primero a los españoles y después a los ‘mercados‘. Si los empresarios lo entendiesen bien, y se lo creyesen, podrían empezar a apostar por el futuro contratando e iniciando los proyectos de inversión. Pero para ello necesitarían un marco laboral más adecuado para contratar (no para despedir) y financiación bancaria.

Para que esta financiación fluyese, es importante también que los mercados lo hubiesen entendido. Si no lo entendiesen o no lo juzgasen adecuado, la prima de riesgo aumentaría de nuevo y la re-financiación de nuestra deuda pública sería difícil de sostener, y la financiación bancaria no arrancaría.

¡Por favor, Sr. Rajoy, si esta es la teoría subyacente expliquenosla y, si no diganos cuál es!

‘¡Qué cosas, hermano, que tiene la vida!’

¡Feliz Año a todos!

La verdad es que el año terminó con un ‘pluf’ para todos, votantes y no-votantes del PP. Nadie esperaba que se le tocarán los … impuestos de forma tan súbita y sin ninguna explicacion, más que la de un sobrevenido exceso de deficit público del 8% sobre el PIB, en más o en menos en función el ministro que hable sobre el tema, incluido el de Interior (?). Las hemerotecas ya han recogido todo a favor y en contra de las medidas, por lo que no me voy a entretener con ello. Estoy de acuerdo con todos, digan lo que digan. Y no por falta de opinión, sino porque en el mundo de las finanzas públicas, y de la economía en general, influyen multitud de variables, que son mutantes y, además, se interrelacionan. Y los analistas, como yo en este «post», tomamos solo algunas para inferir o deducir teorías, por lo que casi cualquiera es válida «caeteris paribus».

De todo el debate, me llama poderosamente la atención el que nos hayamos (más bien nos hayan) fijado unos objetivos en la Unión Europea que nadie pone en duda. Y yo creo que debemos poner en duda casi todo, cuando casi nada es totalmente cierto excepto las auténticas verdades para cada uno.

Efectivamente, el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) establece en su art. 126 que los Estados evitarán deficits públicos excesivos. Así mismo, dispone los mecanismos de supervisión y sanción, y que la Comisión velará sobre la evolución de la situación presupuestaria y del nivel de endeudamiento público de los Estados miembros. Para ello, el Art. 1 del Protocolo 12 establece que los valores de referencia a esos efectos serán: 3 % en lo referente a la proporción entre el déficit público previsto o real y el producto interior bruto a precios de mercado, y 60 % en lo referente a la proporción entre la deuda pública y el producto interior bruto a precios de mercado. Las grandes economías de la UE no cumplen alguno o ninguno de los índices, y aqui no pasa nada, pero eso es otra historia. Ahora se han inventado el Pacto del Euro.

¿Pero, de dónde sale este 3% que tanto nos hace sufrir y padecer?

Pues la verdad es que no hay ciencia que lo explique, ni tampoco he logrado encontrar nada serio al respecto, ni yo soy capaz de deducir o inducir ninguna teoría económica minimamente sostenible. Sesudos estudios demostrarían que, con la reunificación alemana,  un déficit permanente del 3% sobre el PIB es sostenible con una deuda pública no superior al 60%, siempre y cuando este PIB crezca a tasas del 5% (Pasinetti, Bibow, etc).

¡Pero es que ya ni siquiera crecemos! ¿No se habrán quedado obsoletas esas referencias? ¿No merecería la pena debartir cuál es el nuevo marco razonable de estabilidad y cambiar el pacto? ¿Son sacro santas estas cifras, como sacro santo fue el imperio que ahora solo es Alemania, que intenta seguir imponiendo su política monetaria, despues de hacerlo con la EMU? …

Pero volviendo al origen de ese 3%, lo único que he logrado encontrar, con visos de ser creible, es lo siguiente. Un tal Guy Abeille, miembro de la oficina de presupuestos en Francia en la epóca de Giscard, y luego de Mitterand con Fabius de primer ministro, se saco de la manga ese número mágico del 3%, como un karma, al justificar el enorme deficit francés como «un pellizquito de nada» [del PIB]. Merece la pena leer el articulo de Tribune.

Así es que una ocurrencia ingeniosa, presentada de forma adecuada, se convirtió -parece ser- en número mágico que marca el ritmo de nuestras vidas. Como dice el tango de Amadori: «¡Quien hubiera dicho que por ese mono diera tantos tumbos como los que di!«

Las condiciones económicas y financieras en las que vivimos son extraordinarias y complejas, y requieren de políticos extraordinarios. Como aun no han aparecido, «ni se les espera», deberíamos buscar a tipos como Guy Abeille, ocurrentes, que nos saquen de esta.

 

¿La profecía que se autocumple? ¡Espero que no!

¡Bienvenido sea, Sr. Ministro de Economía y Competitividad! Vaya por delante que tiene todo mi respeto y que le considero uno de los mejores profesionales españoles para afrontar los problemas económicos de España desde su cartera ministerial. Sin embargo, creo que ha cometido el primer error que, no siendo dramático, es muy desafortunado: sus declaraciones en torno al estado de la economía que «entrará en recesión». Sé que esto lo dijo en un corrillo periodístico, olvidando que ya es ministro de economía y no un otrora amigo de la oposición.

Que lo diga el FMI, la OCDE, FUNCAS, el Banco de España, BBVA o el BCE le mete presión al gobierno, pero no pasa de ahi. El que lo diga Vd., de entrada, asusta a todos los españoles (que pueden dejar de consumir) y, además, alienta a los bancos a no prestar dinero a nadie, más que a si mismos.

No esperamos de Vd. que acierte con pronósticos económicos, sino que nos saque de esta. Y con estas declaraciones a lo mejor consigue que la profecía se autocumpla. Espero que esta última sea su primera equivocación.

En realidad estamos rescatando a bancarios, empresarios y políticos

No sé si alguien se esta encargando de recoger bien lo que esta ocurriendo, no desde el punto de vista informativo de lo que ocurre sino desde la perspectiva de lo que no es noticia porque no ocurre.

Llevamos ya unos durísimos años en los que todos, el que más y la que menos, nos estamos apretando el cinturón. Mientras, y con nuestro dinero o con nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos, se salvan bancos y otras empresas así como países enteros. Pero no, no nos engañemos, lo que en realidad estamos salvando también es a banqueros o bancarios, empresarios y políticos de esos bancos, empresas y países. Y, la mayoría de estos, siguen tan campantes, tan dignos y con cara de ser victimas de algo cuyo origen les ha venido impuesto o desconocen.

Pues no, no es así. La gran mayoria es directamente culpable por acción, omisión o pensamiento.

Veamos los banqueros (casi todos bancarios, pero bueno). Ellos decidieron libremente atorgar créditos y préstamos hipotecarios a los solicitantes. Es más, empujaron a millones de familias a comprarse una segunda casa, hipotecando la primera también. Dieron préstamos y créditos a promotores con la garantía del suelo (en muchos casos rústico), que ahora no valen ni para rústico. Para colmo, «enlataron» esos préstamos y créditos potencialmente morosos con otros créditos o préstamos AAA y se los «colocaron» a otros bancos o a inversores finales, como si el conjunto fuera solvente. ¡Y no lo ha sido! Pero, ni a Vd. ni a mi nos preguntaron qué nos parecían esos riesgos. Y sin embargo, les rescatamos ahora directa o indirectamente. Y los bancarios al frente, siguen y cobrando sueldos millonarios en $ o €, al igual que los miembros de sus consejos de administración. A cualquiera de nosotros, por menos de eso nos echarían y con un bonus, ¡pero en el culo! ¿Por qué no actuan los gobiernos, bancos centrales o fiscalías contra ellos? ¿Porqué, de paso, estamos también rescatando a sus accionistas?

Los empresarios. Algunos (bastantes del sector inmobiliario en nuestro país), en la época de dinero fácil, tomaron a crédito dinero para comprar acciones de las sociedades que dirigían. Despues endeudaron a las propias compañías para pagar dividendos, que también les llegaban a ellos para acumular y/o seguir comprando más acciones, y así sucesivamente: ¡al rico dividendo y la sociedad ahora hecha unos zorros!

¿Y los políticos qué? Pues acumulando deuda soberana, incrementando el deficit y el número de autopistas, los AVEs, aeropuertos, etc. Y, también, utilizando a los dos anteriores para inyectar ánimo y alegría ($ o €), financiar obras públicas y fomentar el crecimiento de la «riqueza» (inmobiliaria en España y mobiliaria en otros países) de los cuatro horteras de turno. Y, lo mismo, aferrados a los cargos y viendo cómo ganar las próximas elecciones, mientras incluso algunos se rien del mundo haciendo el «bunga-bunga».

Señoras y señores, un poco de decencia y más dignidad. Reconozcan sus errores, marchénse a casa, no cobren sumas millonarias por hacerlo y den paso a otros con nuevas ideas y más escrúpulos. ¡Los hay, creanme!

Y, a los que vengan, regulen la actividad de los que son rescatados. Gracias.

No hay Política en «la Zona Euro», solo economía.

Me causa estupor tanto comprobar que cada día se habla casi únicamente de Economía y casi nada de Política, como que nos referimos a la Zona Euro cuando debierámos decir Europa. Y cuando hablamos de Economía nos referimos al PIB, la Política se refiere al empleo y al desempleo, la Zona Euro a la deuda soberana en los PIGS y al BCE, y Europa era un proyecto, que por el momento se aparca.

Y entiendo que sea así. La mayoría de los políticos que tenemos piensan en ser (re)elegidos para gobernar, de la forma que explican en sus programas electorales cortoplacistas y no con grandes ideas sobre el futuro a largo (y muy) plazo. Gobernar, en el sentido de gestionar o mandar, es una tarea sin duda necesaria, pero más importane es gobernar en el sentido de dirigir, de guiar a una nación mirando al futuro de forma sostenible, anticipándose en las materias realmente críticas a largo plazo, que son: la educación, la sanidad y la cultura, es decir los cimientos para la libertad y la justicia democráticas, que conformarán el modelo de sociedad que queremos para nuestros descendientes.

Esta confusión entre medios y fines, entre la política la de las pequeñas cosas (complejas a veces, sin duda) y la de la visión a largo plazo, ha llevado a Europa, a que se hable de ella como «la Zona Euro», como un espacio económico común a unos cuantos paises, donde la clave es su moneda y las transacciones entre ellos. Y no, el Euro es un instrumento más en la construcción de la Europa que vislumbraron sus fundadores: Adenauer, Gasperi,  Schuman y Monnet.

Europa es un proyecto político que no acaba de consolidarse por la incapacidad de los gobernantes de dirigir adecuadamente y su habilidad para seguir confundiendo los términos. Y dentro de Europa, el BCE es una institución que ha de velar por que exista una política monetaria común. Y hoy, parece que se arroga el papel de presidencia de facto de la UE. ¡Qué horror y qué pena!

Necesitamos urgentemente politicos con visión, que los hay, que tomen las riendas y lideren un proyecto político de unión verdadera, pues si no Europa no tiene futuro, y poco sus países miembros.

La confianza de las personas y de los mercados solo se conseguirá de forma sostenida cuando los políticos, o algún líder, nos expliquen qué van a hacer, cómo lo van a hacer y, sobre todo, por qué y para qué lo hacen una vez lo hayan puesto en marcha. Hoy solo nos anuncian que suben un impuesto, prestan miles de millones de euros a unos bancos, reducen el deficit, disminuyendo la esperanza y cambian unas leyes mediante decreto o porque sí. Y, al día siguiente, lo mismo: nada.

Como dice una sacerdote amigo: «¡Sin ideas, solo hay piedras«! Esta expresión recoge muy bien lo que ha ocurrido en el mundo y España durante los años del «boom».

 

¡No salió el iPhone 5, claro!

Los de Apple en Cupertino, sea Steve Jobs o este Tim Cook, no dejan de asombrar al mundo. Han estado generando en las últimas semanas una expectación enorme con el anuncio que, finalmente, no han anunciado: ¡el lanzamiento de iPhone 5! ¿Y, por qué no lo han anunciado? Pues, simplemente, porque son listos. Las razones, entre otras, son:

– Desde hace unos meses, Android le esta ganado cuota de mercado de forma continuada en USA. ¡Es Google!

– Blackberry (RIM) estaba siendo objeto de declaraciones interesadas sobre si entraba un gran inversor y apostaba por el Playbook (tablet)

– Amazon acaba de anunciar el lanzamiento del Kindle Fire (casi suena también a 5 – «five») a un precio por debajo del de coste, dicen.

– Además, el iPhone 5 funciona con redes 4G, y no hay despliegue (cobertura) disponible por ahora.

– El iPhone 4S, que sí han anunciado, contiene todo lo del iPhone 5 (excepto el 4G): el chip dual-core A5 extra rápido (x2) y con una resolución gráfica impresionante; una nueva cámara fotográfica (8 mega píxeles); vídeo con grabación full HD 1080; y «Siri», un asistente de voz que permite dar instrucciones de voz al smartphone; y, además, trae el nuevo sistema operativo iOS5. Solo le falta hacer la casa y planchar.

 

Pero, lo han hecho bien, bajan precios, aumentan las prestaciones y permiten que se siga vendiendo el iPhone 4S antes de lanzar el 5. Si lo lanzaran, los primeros compradores serían los actuales propietarios del 4. Prefieren que, con todas estas mejoras y la venta en promoción con el operador Sprint en USA, se vendan más unidades y preparar así el terreno para el lanzamiento del iPhone 5, cuando haya red 4G. Además, lanzar un producto caro, ahora, con la que está cayendo no sería muy afortunado comercialmente.

Es una empresa cotizada, la segunda de mayor capitalización bursatil del NYSE, y saben lo que se traen entre manos. Prefieren ir al «tran-tran», y avasallar a los competidores. Cuando puedan lo lanzarán, y seguirán manteniendo esa impresionante cuota de ventas del 50% con el iPhone. La acción cayó dramáticamente ayer al conocerse el «no-anuncio», luego subió ayudado por Bernanke, y ahora en el cielo esta el límite si les acompaña -una vez más- la suerte.

Google, RIM y Amazon no lo tienen fácil. Empieza la guerra de precios y la comparación de prestaciones. Un fabricante de hardware ingenioso contra un buscador potente, un mago de la comunicación empresarial que fabrica BBerries y un monstruo de las ventas online.

¿Se imaginan, por un momento, que se fusionasen las 4?

¡Si así fuera, apaga y vamonos!

¡Europa no es el problema, es la solución!

A medida que pasan los años, los meses, las semanas, los días y las horas de esta larga crisis, afortunadamente, la profecía no se cumple. Ni América, ni Grecia, ni Irlanda, ni Portugal, ni Italia, ni España han quebrado. ¿Y por qué? Pues simplemente porque no es posible. Y no es posible, porque ello supondría la quiebra de toda Europa, incluida la propia Alemania que siempre parece inmune.

Creo que Alemania, y sus políticos, olvidan últimamente qué es Europa desde el punto de vista macroeconómico. Si observamos la Tabla A, veremos que la Unión Europea de los 27 representa el 29,3% del PIB mundial medio de los últimos 5 años (2006-2010), igualando en peso a los Estados Unidos de América (29,5%), y todavía por encima de Asia (23,4%), que incluye a China y Japón. Así, la UE es una potencia económica que, en estos delicados momentos de crisis, se muestra como una región atemorizada por la atávica memoria de algunos nacionalismos, sobre todo en Alemania, que viven con angustia épocas del pasado que no han superado. Mientras, Estados Unidos emplea todos los mecanismos a su alcance para reducir sus problemas, incluido el paro, como lo haría cualquier región que conforma un Estado.

Los alemanes consideran nuestro paro, nuestro, y el PIB de la UE, suyo. Si no quieren asumir lo que significa formar parte de la Unión Europea, ¡que se vayan!; somos más los que nos queremos quedar (26). Además, habiendo incumplido 14 veces el Pacto por la Estabilidad y Crecimiento (PEC), les podríamos haber echado.

Pero lo que los políticos alemanes, la Merkel y sus ciudadanos partidarios, no han calculado es qué sería Alemania si no estuvieran en la UE y no se beneficiaran de sus beneficiosos instrumentos institucionales: Euro, Mercado Interior, Schengen, BCE, etc. Pues nada, un país con un PIB majo, pero sin apenas importancia relativa frente a las potencias con las que desea codearse en el mundo.

En la Tabla B, se recogen los datos de la Tabla A segregando Alemania y China. Así, vemos que el peso relativo de Alemania, en ese supuesto, sería de apenas el 6% del PIB mundial, como China hoy, pero sin su potencial de crecimiento. Sé muy bien que este cálculo no es muy académico, o nada académico, pues no tiene en cuenta que la contribución de Alemania al PIB de la UE es importante desde muchos otros puntos de vista económicos, sociales, etc. Pero aun así, y a efectos didácticos, creo que se entiende bien lo que quiero decir, ¿o no?

Estamos mirando aterrorizados a Grecia, que tan solo representa el 1.6% del PIB de la UE-27 y el 0,48% del PIB mundial, cuando su no-rescate podría poner en peligro el 29,3% que representa la UE, logrado desde el inicio de la construcción de Europa. ¡Estos alemanes y la Merkel están locos!

Últimamente los nacionalistas europeos, y algunos ignorantes más de ese claibre, discuten asuntos rídiculos sobre si se pueden emitir eurobonos, o no, sobre si el BCE lo puede hacer, o no, etc. El Tratado de la Unión contiene todos los mecanismos para que eso sea posible. Así, entre otros, el artículo 105.1 dice:

«El objetivo principal del SEBC [Banco Central Europeo] será mantener la estabilidad de precios. Sin perjuicio de este objetivo, el SEBC apoyará las políticas económicas generales de la Comunidad con el fin de contribuir a la realización de los objetivos comunitarios establecidos en el artículo 2.«

Se refiere a esas «políticas económicas generales de la Comunidad «necesarias, también y sobre todo, para salir de esta situación absurda pero peligrosa.

Además, hay que recordar que el Tratado de la Unión, en su art. 2, dice también:

«La Comunidad tendrá por misión promover, mediante el establecimiento de un mercado común y de una unión económica y monetaria y mediante la realización de las políticas o acciones comunes contempladas en los artículos 3 y 3 A, un desarrollo armonioso y equilibrado de las actividades económicas en el conjunto de la Comunidad, un crecimiento sostenible y no inflacionista que respete el medio ambiente, un alto grado de convergencia de los resultados económicos, un alto nivel de empleo y de protección social, la elevación del nivel y de la calidad de vida, la cohesión económica y social y la solidaridad entre los Estados miembros

Es decir, que «un desarrollo sostenible, un alto nivel de empleo, la cohesión económica y social», desde luego, no se logran sin «la solidaridad entre los estados miembros» a la que se refiere el Tratado, y que hoy brilla por su ausencia.

Con que sus señorías, los europarlamentarios y los parlamentarios de cada nación europea, se leyerán el Tratado con interés (muchos por primera vez), se lo tomasen en serio y actuásen con el espíritu que animó su construcción en 1957 con el Tratado de Roma, tendríamos mucho ganado y a lo mejor una actitud más proactiva y positiv apor parte de todos, que nos alentase a recuperar la confianza perdida (incluso a los «mercados«, esa «bicha«)

Eso sí, mientras tanto: hablan, hacen declaraciones peligrosas, reparten bazofia demagógica, cobran un «pastizal» y no hacen nada más que amendrentar a todos los que en Europa trabajamos por un mundo mejor para nuestros hijos e hijas, que sí son o querrán ser Europeos.

José Blanco dixit (sic): «Muy pocos españoles pagarán este impuesto…» [el de patrimonio]

Acaba de explicar el Ministro Blanco, en rueda prensa,  que se repone el Impuesto sobre el Patrimonio y que afectará «solo» a 160.000 personas.

Resulta la medida más absurda, demagógica y pleistocena de este Gobierno provisional y moribundo, no tanto porque el dubitativo Sr. Rajoy probablemente la quite, sino porque este impuesto no va dirigido a los ricos sino a un puñado de españoles que -sin trampa ni cartón- tienen en su mayoría bienes ganados con el sudor de sus mentes (alguno con el de sus frentes cuando eran más jóvenes), y que pagaron en su día con rentas que ya tributaron por el Impuesto sobre la Renta (IRPF). Pero no quiero entrar en este debate sobre la doble imposición frente las necesidades de recaudación. En este caso, hoy prima la recaudación y punto.

El problema con esta reposición del impuesto, es que la mayoría de los más ricos de este país (tremendamente ricos, algunos) no van a pagar o van a pagar sumas ínfimas. Los obscenamente ricos -muchos de los cuales nos han metido en esta crisis-  suelen tener su patrimonio a través de sociedades residentes en España o en paraísos fiscales (bien vistos por ser de la UE: Luxemburgo, Irlanda u Holanda) en las que o por las que no pagan impuestos o pactan porcentajes ridículos. Además, a esas sociedades -cuyas participaciones sí deberían computar a efectos del Impuesto sobre el Patrimonio en España- les cargan muchos más gastos de los que debieran o las apalancan con deuda, etc. para minorar su valorar. Sin contar con todos aquellos que tienen patrimonios fuera de España sin declarar y, además, son propietarios de empresas españolas que tampoco tributan aquí. Todos ellos están en los cócteles, en las revistas y mendigan por los pasillos de los ministerios medidas más duras para todos, excepto para ellos, claro.

En fin, que los fabulosamente ricos no pagarán, mientras que los esforzadamente ricos pagarán por los primeros y todos los demás. Los terriblemente ricos aparecerán en los diarios de pago y el papel «couché» como salva patrias y los otros seguirán sufriendo en el anonimato, pero esforzándose por crear empleo, riqueza y por lo tanto puestos de trabajo.

¿Y a quién le interesa ya la inflación?

La crisis de la deuda norteamericana ha dejado graves secuelas en la economía mundial. Pero también hay que decir que todo se produce en un ambiente sospechosamente especulativo.

Para empezar, S&P (Standard and Poor’s) se permite rebajar el rating de EE.UU. de AAA a AA+. Hay que recordar que esta agencia calificaba como AA+, e incluso AAA, a los activos tóxicos que dieron lugar a la quiebra de Lehman y del sistema financiero mundial. También mantuvó la calificación de Lehman en A incluso el día en que quebraba el banco. Incluso ha reconocido en esta rebaja del rating de EE.UU. que había un error de $3 billones en sus cálculos. Ahora, además, esta siendo investigada por la SEC por un presunto tráfico de información privilegiada, al haber -se dice- anticipado a algunos bancos y hedge funds la rebaja del rating. ¡En fin, que a mi S&P mi importa un pito, como a Obama! Pero la verdad es que ha machacado al mundo de nuevo.

No solamente sube el coste de la deuda norteamericana, sino que ha generado una desconfianza total y global en el mundo. Por su culpa han caído todas las Bolsas del mundo, y la desconfianza se ha instalado de nuevo en todas las economías que estaban haciendo sus deberes para salir del atolladero, y que ahora ya no saben qué más hacer.

Y para mayor inri los políticos del mundo se ponen nerviosos debido a su ya demostrada incapacidad para sacar adelante sus economías. La Sra. Merkel quiere que vendamos nuestro oro y quiere dejar en la estacada a las economías mediterráneas criticando la compra de deuda ordenada por Trichet. El Sr. Sarkozy no puede justificar por más tiempo que su rating sea AAA, cuando el de EE.UU. es ya AA+, y se prepara para hacer ajustes. Italia y España siguen haciendo lo que pueden, etc. Y la UE espera a octubre para aprobar el plan de recate a Grecia (?).

Ante la reticiencia de los liberales del mundo (en el Gobierno o la oposición) de subir los impuestos a «sus ricos» , los ajustes serán todos en el gasto público, lo que retrasará el crecimiento económico y la vuelta a una senda de crecimiento, ahora más moderada. Pero les facilitarán a los bancos amigos monetary easing, dinero barato. Y mientras seguirán controlando la inflación.

¿Y a quién c… le interesa ya la inflación?