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"Padres comerciantes, hijos caballeros, nietos pordioseros"

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El problema ahora es el crecimiento

Los Presupuestos Generales del Estado, recien presentados por el Gobierno, son probablemente los que necesita España de cara a cumplir con las exigencias de nuestros socios del Eurogrupo. Y ello es así porque aspiran a que con las medidas de contención del gasto y de mayor exaccion fiscal se logre el tan cacareado 5,3% de deficit público sobre PIB en 2012 y, luego, «solo» quedará dejarlo en el 3% para 2013.

¿Es eso importante para los «mercados»? En parte sí, pues que los políticos y burócratas europeos esten satisfechos es bueno, ya que tranquiliza a los analistas de los bancos que se ocupan de la deuda soberana,  como explicaba en un post anterior.

Pero lo que a los inversores («mercados») de verdad les importa es que se les devuelva lo prestado.

Y en esto, la deuda pública no es el problema, ni la reducción del deficit es la solución. El problema real es la deuda privada que alcanzaba 292% del PIB al finalizar el segundo trimestre de 2011. De ese abultado porcentaje, 134% correspondía a deuda de empresas, 76% a deuda de entidades financieras y 82% a deuda de hogares (personas). Si a esta deuda privada le añadimos la deuda pública (71%), resulta que la deuda total española ascendía al 363% del PIB. ¡Ahí es nada! De las más altas del G-20, por debajo de Japón y Reino Unido (ambas por encima del 500% del PIB), y casi al nivel de la de Francia e Italia (del 346% y 314%, respectivamente).

 

McKinsey Global Institute: Debt and deleveraging: Uneven progress on the path to growth. January 2012

 

Lo que los mercados valoran es la probabilidad de que no se les devuelva lo prestado. El tipo de interés representa el coste del dinero más el margen de beneficio más el riesgo asociado a que no se recupere lo prestado. Cuando sube la prima de riesgo, como ha ocurrido estos días, los inversores están anticipando que a lo mejor no cobran todo lo prestado.

¿Y por qué se dispara la prima de riesgo estos días? ¿Es por los Presupuestos  Generales del Estado? Directamente, no lo creo. Más bien pienso que se debe a que, con estos Presupuestos de ahorro fiscal, el cuadro macroeconómico empeora a corto plazo y no se vislumbra crecimiento económico ni a corto y ni a medio plazo. Y si no hay crecimiento económico (consumo), disminuyen las ventas de las empresas, caen sus beneficios, no contratan [o despiden trabajadores], y tienen dificultades para repagar sus deudas. Y si esto ocurre, el Estado recauda menos impuestos [sobre beneficios empresariales o sobre la renta de las personas físicas] y debe recortar gastos para no generar más déficit público (que debe pedir prestado), y tiene dificultades para justificar que va a poder pagar su deuda [la pública].

Así que los mercados [y yo también] quieren que se les explique ahora como va a crecer la economía a medio plazo, y presionan para que se les diga [y convenza]. Su forma de presionar es subiendo el precio del dinero que están dispuestos a prestar.

Y si mientras se explica cómo vamos a crecer, dirigentes políticos (Sarkozy), burócratas, el PSOE (con muy poca credibilidad ahora) o medios de comunicación afines o desafinados echan más leña al fuego, pues los mercados [los inversores] dudan más y encarecen el precio de su producto: el dinero.

¡Esta es la cuestión, y no lo que explican interesadamente El País o El Mundo!

 

La III Guerra Mundial es esta crisis económica

El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa, en Sarajevo el 28 de junio de 1914, a manos del joven estudiante nacionalista serbio Gavrilo Princip, ligado al grupo nacionalista Mano Negra, es el detonante de la I Guerra Mundial. 9 millones de personas perdieron la vida.

25 años más tarde, el 1 de septiembre de 1939, la alemania nazi pretende crear un gran imperio europeo e invade brutalmente Polonia, lo que desencadena la declaración de guerra de Francia y del Imperio Británico y su Commonwealth al Tercer Reich. Empieza la II Guerra Mundial. 55 millones de muertos.

El 15 de septiembre de 2008, el banco de inversión Lehman Brothers se declara en quiebra. Las compañías hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, la aseguradora AIG y hasta la gigantesca General Motors se tambalean. Ha estallado la III Guerra Mundial. Ninguna víctima mortal directa conocida.

Tras las primeras escaramuzas en EE.UU., la FED interviene, las Bolsas internacionales se desploman y, mientras, las materias primas se desbocan. Rápidamente la crisis se extiende a Europa, donde los bancos son rescatados, vendidos o intervenidos y estallan todas las burbujas creadas (obras públicas, viviendas, mercado hipotecario, etc.).

En este caso, las armas son las primas de riesgo, los «bail-out», los tipos de cambio y, como en el pasado, el campo de batalla -de nuevo- es la vieja Europa. Sin embargo, esta vez las alianzas son difusas y las líneas de resistencia no están claras. Las víctimas afortunadamente no son muertos ni heridos físicos, y me alegro de ello. Ahora son millones de parados y generaciones sin futuro aparente o que, como poco, habrán de pagar la reconstrucción con sangre de trabajo mal remunerado y años de esfuerzo. Es una guerra distinta, incruenta y sucia, pero una guerra al fin y al cabo.

Las batallas las ganan Alemania y Francia. Utilizan la presión política y la máquina del dinero (el BCE). No defienden tan siquiera un territorio, como en las guerras del pasado, sino mantener o acrecentar su cuota en % del PIB mundial. Para ello, quieren imponer reglas para todos, pero reglas de control de los demás: política fiscal y política monetaria. España, Italia y Grecia sufren las derrotas.

Además, los conflictos en Oriente Próximo no solo no disminuyen sino que alcanzan cotas de extraordinario peligro para la estabilidad mundial. En este caso utilizan armas convencionales y los bienes a proteger son las materias primas, y sus propias víctimas se inmolan o mueren en nombre de la religión, en una confusión tremenda entre los fines y los medios utilizados para lograr aquellos.

Afortunadamente, 2 sub-continentes crecen: Latam y China, y permiten así mantener indicadores positivos y mercados para el crecimiento de países con tradición comercial.

En fin, una guerra / crisis que afortunadamente no revienta al mundo pues aun imperan el miedo y el sentido común. Grandes líderes sacaron al mundo de las 2 contiendas anteriores. En esta no los hay. Solo nosotros podremos salir de ella.

¿Y por qué todo esto?

Así como en la I Guerra Mundial fue una Mano Negra, con nombre y apellidos, la desencadenante de todo los males que asolaron al mundo durante tres décadas, en esta ocasión ha sido la mano invisible, incapaz de autorregular el mercado, la que ha propinado un brutal páliza al mundo, que tardará mucho en sanar sus heridas y recuperarse de sus magulladuras. ¡Pero sobrevivirá!

Eduardo Chillida, mano a tinta china

‘¡Qué cosas, hermano, que tiene la vida!’

¡Feliz Año a todos!

La verdad es que el año terminó con un ‘pluf’ para todos, votantes y no-votantes del PP. Nadie esperaba que se le tocarán los … impuestos de forma tan súbita y sin ninguna explicacion, más que la de un sobrevenido exceso de deficit público del 8% sobre el PIB, en más o en menos en función el ministro que hable sobre el tema, incluido el de Interior (?). Las hemerotecas ya han recogido todo a favor y en contra de las medidas, por lo que no me voy a entretener con ello. Estoy de acuerdo con todos, digan lo que digan. Y no por falta de opinión, sino porque en el mundo de las finanzas públicas, y de la economía en general, influyen multitud de variables, que son mutantes y, además, se interrelacionan. Y los analistas, como yo en este «post», tomamos solo algunas para inferir o deducir teorías, por lo que casi cualquiera es válida «caeteris paribus».

De todo el debate, me llama poderosamente la atención el que nos hayamos (más bien nos hayan) fijado unos objetivos en la Unión Europea que nadie pone en duda. Y yo creo que debemos poner en duda casi todo, cuando casi nada es totalmente cierto excepto las auténticas verdades para cada uno.

Efectivamente, el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) establece en su art. 126 que los Estados evitarán deficits públicos excesivos. Así mismo, dispone los mecanismos de supervisión y sanción, y que la Comisión velará sobre la evolución de la situación presupuestaria y del nivel de endeudamiento público de los Estados miembros. Para ello, el Art. 1 del Protocolo 12 establece que los valores de referencia a esos efectos serán: 3 % en lo referente a la proporción entre el déficit público previsto o real y el producto interior bruto a precios de mercado, y 60 % en lo referente a la proporción entre la deuda pública y el producto interior bruto a precios de mercado. Las grandes economías de la UE no cumplen alguno o ninguno de los índices, y aqui no pasa nada, pero eso es otra historia. Ahora se han inventado el Pacto del Euro.

¿Pero, de dónde sale este 3% que tanto nos hace sufrir y padecer?

Pues la verdad es que no hay ciencia que lo explique, ni tampoco he logrado encontrar nada serio al respecto, ni yo soy capaz de deducir o inducir ninguna teoría económica minimamente sostenible. Sesudos estudios demostrarían que, con la reunificación alemana,  un déficit permanente del 3% sobre el PIB es sostenible con una deuda pública no superior al 60%, siempre y cuando este PIB crezca a tasas del 5% (Pasinetti, Bibow, etc).

¡Pero es que ya ni siquiera crecemos! ¿No se habrán quedado obsoletas esas referencias? ¿No merecería la pena debartir cuál es el nuevo marco razonable de estabilidad y cambiar el pacto? ¿Son sacro santas estas cifras, como sacro santo fue el imperio que ahora solo es Alemania, que intenta seguir imponiendo su política monetaria, despues de hacerlo con la EMU? …

Pero volviendo al origen de ese 3%, lo único que he logrado encontrar, con visos de ser creible, es lo siguiente. Un tal Guy Abeille, miembro de la oficina de presupuestos en Francia en la epóca de Giscard, y luego de Mitterand con Fabius de primer ministro, se saco de la manga ese número mágico del 3%, como un karma, al justificar el enorme deficit francés como «un pellizquito de nada» [del PIB]. Merece la pena leer el articulo de Tribune.

Así es que una ocurrencia ingeniosa, presentada de forma adecuada, se convirtió -parece ser- en número mágico que marca el ritmo de nuestras vidas. Como dice el tango de Amadori: «¡Quien hubiera dicho que por ese mono diera tantos tumbos como los que di!«

Las condiciones económicas y financieras en las que vivimos son extraordinarias y complejas, y requieren de políticos extraordinarios. Como aun no han aparecido, «ni se les espera», deberíamos buscar a tipos como Guy Abeille, ocurrentes, que nos saquen de esta.