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"Padres comerciantes, hijos caballeros, nietos pordioseros"

Nada más español que el ‘simposi’

Más allá de que sea o no un disparate academicista, un dislate cultural y una respetable idiotez, el ‘simposi’ sobre «Espanya contra Catalunya: una mirada histórica (1714-2014)» es, sobre todo, un acto muy español por mucho que sus organizadores crean que es todo lo contrario. Pero, no nos equivoquemos, tan o más español si cabe es la amenaza del PP catalán y de otros de organizar su propio «contra-simposio» o llevar el tema a la fiscalía por «incitar al odio».

Dos características muy españolas -les guste o no- afloran en estas iniciativas: la primera es la soberbia y la segunda el aldeanismo.

El diccionario de RAE, en sus dos primeras acepciones, define la soberbia como «altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros» y como «satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás». Ortega decía que «La soberbía es nuestra pasión nacional, nuestro pecado capital. El hombre español no es avariento como el francés, ni borracho y lerdo como el anglosajón, ni sensual e histriónico como el italiano. Es soberbio, infinitamente soberbio» (Viajes y países, Revista de Occidente, Col. El Arquero, Madrid 1957). El ‘simposi’ no parece querer debatir nada, sino justificar una conclusión para alimentar el afán de un independentismo en clave de odio de la España de la que forman parte hacia la Cataluña que quieren separar, en plena concordancia con la segunda acepción y al modo de la primera.

Pero más español si cabe es el aldeanismo de los organizadores de este ‘simposi’ y del posible ‘contra-simposio’, ese carácter rústico de pertenencia a la aldea que constituyen en patria, sea Cataluña o España, tanto da. Este patriotismo de aldea, cavernícola como sus promotores, se construye en nombre del pasado, distorsionándolo, si es necesario, echando la culpa de todo a otros de fuera y adaptándolo para que resulten más creibles sus posiciones.

¿No sería más productivo debatir para construir juntos una España mejor, donde quepan todas las esencias del ser español respetando las distintas identidades, sensibilidades y culturas? Mucho hemos caminado desde la Constitución del 78 para que algunos, desde distintos ámbitos políticos, pretendan ahora desandar el camino sin darnos la posibilidad a todos los españoles, sean catalanes, castellanomanchegos, castellanoleoneses o vascos, riojanos, navarros, valencianos, extremeños, o gallegos, melillenses, asturianos, cántabros, o baleares, aragoneses, canarios, murcianos, o andaluces, madrileños o ceutíes, de abrir un debate serio sobre nuestro futuro.

¡No lo permitamos!

8 comentarios

  1. Dice ser Yankee

    Todo esto para que la pregunta del referendum sea: ¿Quiere que Cataluña sea un Estado?
    La respuesta será siempre si, puesto que ya es un Estado Autonómico. Tendrían que haber completado de la siguiente forma:

    ¿Quiere que Cataluña sea un Estado soberano, feura de la UE, con fronteras, ejército, moneda y deuda pública propias, y con la Liga de Fútbol propia?

    Eso es más preciso. ¿O no?

    12 diciembre 2013 | 14:37

  2. Dice ser Martini

    Yankee que crack eres, eso es lo que hay que preguntarles!!!!!!

    Me encanta lo del aldeanismo, en un momento en el que el mundo se globaliza, yo erre que erre, catalán independentista a más señas, quiero cercar este terreno y hacerle un estado.. Con mi lengua, en la que me entienden los de aquí, pero en lo que salgo, ni blas sabe lo que digo en catalán……

    todo esto me parece una locura y al tiempo si no les estalla en las manos todo este iluminismo

    12 diciembre 2013 | 15:20

  3. Dice ser Vassili Blokhin

    En este momento en que el mundo se globaliza, los Estados se fragmentan más y más, Martini. Ahí están Timor Oriental, Sudán del Sur o Montenegro. Nadie cuestiona que sean países independientes. Y falta Escocia en breve.

    España es una aberración histórica. En una Europa en que cada pueblo tiene su Estado-nación, la existencia de España es tan absurda como si aún existiesen Austria-Hungría, Yugoslavia o Checoslovaquia. ¿Por qué los letones, los macedonios, los irlandeses, los eslovacos o los finlandeses pueden tener su Estado y los catalanes, que son más, no?

    12 diciembre 2013 | 15:28

  4. Dice ser Gisela

    Soy catalana y esto que està pasando me parece de miedo. La simple idea de que nos quedemos aquí solos con estos politicuchos que solo hacen que gastar dinero en tonteries y recortar todos los estamentos sociales me parece una verdadera barbaridad .Muchas familias nos estamos distanciando por esa basura. Soy funcionaria del Ministerio de Justícia, pero como nos paga el sueldo el estado Español, cogen los ladrones estos y nos quitan los complementos que nos pagan ellos, o sea es decir 400 euros en Junio y Diciembre y 200 euros desde Agosto hasta Noviembre, para completar lo que ellos dicen que ganamos de paga (y una puñeta según mis cuentas son unos mil euros, descuentos aparte). Son un atajo de ladrones. Como decimos muchos catalanes, si se declarase la independència, seguro que nos iremos a España y volveremos a Catalunya de vacaciones. Tambien es muy importante decir que no nos podemos expressar libremente en las redes sociales porque te encuentras solo ante el peligro.

    12 diciembre 2013 | 20:45

  5. Dice ser Alguien

    Para aldeanismo este mismo artículo cuyo único argumento es el insulto por no opinar como el autor.

    12 diciembre 2013 | 21:05

  6. Dice ser Carles

    Después de muchas horas de negociación con mi señora hemos consensuado estas preguntas:

    -¿Estás Navidades vamos a brindar con sidra o con cava?
    -¿Y si es cava, Extremeño? Pásalo… 😉

    13 diciembre 2013 | 09:04

  7. Dice ser Jaumet.

    Dejadnos votar demócratas, dejadnos votar como hacen los británicos con Escocia. Aunque, bien pensado, si no nos dejais, votaremos igualmente. Se hace camino al andar, dicen los castellanos, pues eso.

    13 diciembre 2013 | 17:58

  8. “Pero no ha llegado la paz, Luisito: ha llegado la victoria”. Esa es la respuesta que le da don Luis a su hijo en la escena final de Las bicicletas son para el verano de Fernando Fernán Gómez. Se trata de una escena memorable no sólo porque pertenezca a una de las mejores obras de nuestro teatro contemporáneo. El presente político español suele devolverle también la realidad. Nuestra historia nos condena a vivir instalados en la anomalía.

    Leo con estupor que María Dolores de Cospedal anuncia en una convención de los jóvenes del PP que el gobierno quiere impedir a los tribunales internacionales la posibilidad de corregir decisiones tomadas en España. Sus palabras son gravísimas y suponen un disparo en el corazón de la democracia española. Nos devuelven a lo peor de la mentalidad intransigente del tradicionalismo patrio. Negar la legitimidad del derecho internacional (por ejemplo, de un Tribunal de Derechos Humanos) es una postura que nos coloca una vez más en la anomalía democrática. ¿Hemos salido alguna vez de ella?

    La sentencia sobre la “doctrina Parot”, aunque responde a una impecable sensatez jurídica, ha levantado revuelo en el orgullo nacional. Supongo que no alcanzará tanto eco, ni la mitad de la mitad, otra intervención extranjera que sin embargo me parece de mucho más calado histórico y social. Me refiero al informe del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias. Los resultados son muy duros por lo que se refiere a España y no ya porque denuncie el desamparo en el que han vivido las víctimas del franquismo. Después de Camboya, somos el segundo país del mundo con más desaparecidos. Lo que me parece de verdad grave es que se denuncie el uso de la Ley de Amnistía de 1977 como una medida de punto final típica de las dictaduras para impedir la investigación de crímenes contra la humanidad. Ese es el uso que ha hecho de ella el triste, feo y desacreditado Tribunal Supremo.

    En definitiva: la tan cacareada Transición Española no pertenece a la Paz. Fue el capítulo último de la Victoria.

    La manipulación de la historia de España ha sido decisiva a la hora de legitimar la perpetuación de la oligarquía económica del franquismo como bloque de poder en la democracia. Las élites económicas nunca vivieron la Transición como una oportunidad para la verdadera transformación democrática y social del país. Buscaron una estrategia que les permitiera a la vez mantener sus privilegios y conectar con el capitalismo europeo. Se manipuló la historia para ocultar las responsabilidades de la guerra y de una alargada y cruel posguerra en la que se estableció la anomalía española.

    Considero de lectura obligada el libro de Julián Casanova titulado España partida en dos. Breve historia de la Guerra Civil española (Crítica, 2013). El prólogo y el epílogo son tan importantes como el estudio del enfrentamiento bélico. En el prólogo se explica que España era un país europeo normal en el primer tercio del siglo XX. Los enfrentamientos y las tensiones propias de la época no fueron más violentas que en otros lugares y desde luego no justifican la interpretación de un inevitable golpe de Estado en 1936. Con la derrota de la república, llegó la Victoria, o lo que Julián Casanova llama la “paz incivil”. Entre 1939 y 1946, se ejecutaron al menos 50.000 personas y la cuenta no paró hasta 1975. Al contrario de lo que ocurrió con los caídos por Dios y por España, estos muertos fueron condenados al olvido, junto a tantos demócratas que acabaron en las tumbas, las fosas, el exilio y la cárcel a causa del golpe de Estado de 1936. No ocurrió lo mismo en Italia, Alemania, Austria o Francia. “En la larga y cruel dictadura de Franco –concluye Casanova-, reside, en definitiva, la gran excepcionalidad de la historia de España del siglo XX”.

    Esa anomalía llegó a la Transición con las consignas del olvido, la equidistancia y la manipulada reconciliación. Nadia quería venganzas en 1975. Pero hubieran sido muy aconsejables la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas para no condenarnos a una democracia sin raíces, sin valores y sin pudor público.

    María Dolores de Cospedal expresa ahora el deseo de una España al margen de los tribunales internacionales y los derechos humanos. Es algo que llena de angustiado asombro. Seguimos soportando la ignorancia bárbara de unos políticos que no se avergüenzan de sentirse herederos del franquismo porque piensan, o les interesa pensar, que la palabra crimen tiene que ver con la República y no con unos militares que, apoyados por la Iglesia y los terratenientes, se levantaron en armas contra la democracia constitucional que estaba intentando modernizar el país. Y así nos va».

    por LUIS GARCÍA MONTERO
    16/11/2013
    infoLibre.es

    13 diciembre 2013 | 22:13

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