"Hasta la victoria, a veces". Roberto Fontanarrosa

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50 años del secuestro de Fangio

Al principio creyó que se trataba de una broma, cuando un joven llamado Manuel Uziel lo encañonó con una pistola calibre 45, y con voz temblorosa le dijo:

“Disculpe Juan, va a tener que acompañarnos”

Juan era Juan Manuel Fangio, quíntuple campeón munidal y entonces archifamoso piloto de Fórmula 1. Uziel era un joven revolucionario cubano, miembro del Movimiento 26 de Julio, que buscaba llamar la atención internacional sobre la pésima situación que atravesaba Cuba durante la dictadura de Batista. Y nada mejor para hacerlo que secuestrar al piloto estrella del Gran Premio del día siguiente.

La escena ocurrió hace justo 50 años, en el lobby del hotel Hamilton, en La Habana, mientras Fangio conversaba con sus mecánicos. Lo que vino después fue el secuestro del piloto y una sucesión de hechos un tanto peculiares que culminó con la amistad entre los secuestradores y la estrella de los automóviles.

Durante las casi 26 horas que duró el secuestro, Fangio vivió situaciones insólitas. La primera fue cuando el chofer del vehículo llevó al secuestrado a su casa, únicamente para que lo conozca su familia, se sacaran fotos y firmara autógrafos.

Al llegar al sitio dónde iba a ser escondido Fangio, se encontraron con que había sido ocupado por un guerrillero herido y los secuestradores se vieron obligados a improvisar un nuevo escondite. Recalaron entonces en una casa de un barrio rico, dónde Fangio no sólo fue tratado entre algodones, sino que además habría tenido un romance con una de las guerrilleras del Movimiento. Mientras tanto, Cuba entera buscaba el secuestrado.

La carrera no se suspendió y Fangio la vio junto a los secuestradores por televisión. Fue una catástrofe, uno de los autos se salió de pista y hubo seis muertos y treinta heridos. Uno de los secuestradores aseguró más tarde a la prensa que Fangio los miró y le dijo:

Me salvaron la vida. Con el tiempo tendré que agradecerles.

Fangio fue liberado en la casa del embajador argentino en Cuba y, según crónicas de la época, secuestradores y secuestrado se despidieron como amigos. Los del Movimiento invitaron Fangio a volver a Cuba “una vez que triunfe la revolución”. Y efectivamente, el reencuentro se produjo a comienzos de los 80, cuando Fangio era presidente de la Mercedes Benz.

Varios años después del incidente, Fangio (a la derecha) se reunió con sus secuestradores durante un viaje a Cuba. (Foto publicada en la revista Domingo)

El secuestro de Fangio es una de esas crónicas pintorescas que logran ser repetidas infinidad de veces sin hartar. Hoy se cumplen 50 años del secuestro y a ciencia cierta nadie sabe qué hay de verdad en los cientos de detalles (yo sólo comenté algunos) de esas 26 horas. Quienes quieran ahondar en el asunto pueden leer el libro del Operación Fangio, de Arnol Rodríguez o ver la película del mismo nombre.

Cuba sin ti

Será que ni partidarios ni detractores lo terminan de creer (¿Cuba sin Fidel?), y por eso es necesario que lo repita tantas veces. El anuncio del líder cubano de dejar la presidencia no es nuevo. Ya lo había sentenciado en diciembre. La carta que publica hoy en Granma no parece aportar nada nuevo.

La inundación de noticias sobre Fidel en los medios sólo se entiende como un bálsamo ante el vómito informativo de una campaña electoral que se indigesta por lo sosa. Bienvenido sea el respiro.

Guste o no, Fidel ya es el pasado de Cuba. Lo triste es que no sabemos si lo que vendrá será peor. El desembarco de una minoría de exiliados mal llamados «ratas» de Miami sería una catástrofe. Por qué llamarlos «ratas» si los roedores del reino animal, por muy feos que sean, son incapaces de juntar tanto odio, tanto rencor y tanta sed de venganza. La comparación no hace justicia. Como tampoco hace justicia meter a todos los exiliados en la misma bolsa.

Que asuma el poder su hermano Raúl, de 74 años, no garantiza renovación alguna, más bien todo lo contrario. No es bueno que el poder se conserve mediante herencia familiar. Ni en Cuba, ni en ningún otro sitio.

Por otro lado y diga lo que diga, Castro no renuncia al poder para fomentar un recambio. Fidel deja el poder porque se está muriendo. Y se muere dejando su revolución inconclusa. Lo que empezó como una esperanza verdadera de cambio en la región, terminó en un sistema perverso que encarcela periodistas y prohibe a médicos salir del país para visitar a sus familiares.

Su sucesor en la presidencia será anunciado el 24 de febrero, cuando el Parlamento cubano renueve el Consejo de Estado. Ahí Fidel dejará de ser el mandatario con más tiempo en el ejercicio del poder de todo occidente y volveremos, sorprendidos, a preguntarnos: Fidel, ¿Es posible una Cuba sin ti?

Fidel empieza a decir adiós

Es muy difícil saber si lo que viene después la «revolución cubana» será incluso peor, pero a esta altura el retiro de Fidel Castro parece una buena noticia para Cuba.

Castro lleva gobernando la isla del Caribe desde el 1 de enero de 1959 y ahora anuncia -os lo juro, es un textual- que: «Mi deber elemental no es aferrarme a cargos (sic) ni mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes (sic)». La persona más joven sería su propio hermano Raúl, general de 76 años.

Lo anunció mediante una carta que se leyó en la televisión cubana. Fue la primera referencia a su futuro político desde mediados de 2006, cuando una enfermedad intestinal lo tuvo, según confesó, al borde de la muerte.

El Parlamento cubano podría formalizar su retiro en marzo, cuando se reúna para elegir nuevo presidente.

Ahora, siempre según sus palabras, Castro se dedicará «a aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene de la época excepcional que me tocó vivir». Que así sea, Comandante.

¿Qué opinión te merecen estos años de Fidel en el poder? Y sobre todo ¿Qué crees que podría pasar en Cuba tras su retiro?